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Cambio climático: La desertificacion en la provincia de Loja

Enviado por Alex Iñiguez


  1. Antecedentes
  2. Introducción
  3. Desertificación
  4. La convención de las naciones unidas de lucha contra la desertificación
  5. Labor de otros organismos de las naciones unidas
  6. La desertificación en américa latina y el caribe
  7. La desertificación en la provincia de Loja
  8. Causas y efectos de la degradación de los suelos
  9. Propuestas contra la desertificación
  10. Conclusiones

Antecedentes.

La desertificación consiste en la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas (UNCCD, 1994), que conllevan a un uso insostenible de los recursos naturales, y que afecta la masa terrestre.

Diversos estudios realizados a nivel mundial, han determinado que el impacto de este fenómeno cambia según el lugar y con el transcurso del tiempo, constituyéndose en una amenaza para las poblaciones más pobres y en un factor limitante del bienestar de los habitantes de las zonas secas, cuya calidad de vida por lo general, es inferior a la de otras regiones.

Según el estudio realizado por Lugo (1995) citado en el documento "Estrategia del Ministerio del Ambiente en el Combate a la Desertificación en el Ecuador" (2002), se estima que las áreas susceptibles a desertificación corresponden aproximadamente al 4 % del territorio nacional, es decir 1"100.000 hectáreas, a lo que habría que incorporar 5'998.341 hectáreas que equivale al 23 % de la superficie del país, que constituyen las áreas más propensas a procesos erosivos.

Los principales factores que contribuyen a la desertificación en el Ecuador son: el clima, la pobreza, los procesos erosivos, la deforestación, la densidad e irregular distribución de la población, la colonización y el aprovechamiento inadecuado de la tierra. (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2005). El factor humano es básicamente el mismo, es decir, actividades de sobreexplotación, principalmente el uso irracional del suelo que ha ejercido excesiva presión sobre el mismo. Las provincias más afectadas por la desertificación y la sequía son Manabí, Chimborazo y Loja.

La provincia de Loja, al sur del Ecuador, se considera zona prioritaria con problemas de desertificación que afectan principalmente a las zonas de bosque seco distribuidas en los cantones de Zapotillo, Macará, Pindal, Puyango, Paltas, Sozoranga y Catamayo.

Introducción

La provincia de Loja se encuentra al sur del Ecuador, junto a la frontera con el Perú. Geográficamente, la zona se caracteriza por una variedad de montañas irregulares, donde muy pocas áreas son propicias para la agricultura.

La erosión y el avance del proceso de desertificación afecta a cerca del 80% de la provincia de Loja. Como consecuencia, las comunidades locales han sufrido una caída en la productividad, a la vez que los períodos de sequía se prolongan de año en año.

La Universidad Nacional de Loja ha puesto en práctica un sistema ingenioso para satisfacer las necesidades de la población durante el período de sequía mediante la introducción de cercas vivas de nopal (Opuntia ficus-indica), que contrarrestan la erosión en tierras montañosas y protegen los cultivos. El nopal, conocido también como tuna, es una especie de cactus que posee propiedades terapéuticas y nutricionales especiales, y que además está asociado a la producción y explotación de cochinillas, utilizadas para la fabricación de tintes desde hace siglos.

Desertificación:

Conceptos Básicos según el criterio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Por desertificación se entiende: "la degradación de las tierras áridas semiáridas y subhúmedas secas, resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas".

Esta definición se fundamenta en una concepción de la desertificación como un proceso integral que tiene su origen en complejas interacciones de factores físicos, biológicos, políticos, sociales, culturales y económicos.

La desertificación no es un problema aislado, sino que está plenamente relacionado con el cambio climático, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales. Los vínculos entre estos aspectos y los factores socioeconómicos son cruciales, pues la problemática de la desertificación es un síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socioeconómico que los explota.

Se define a la degradación de la tierra como la reducción o pérdida de la productividad biológica o económica y la complejidad de las tierras agrícolas de secano, las tierras de cultivo bajo riego o las dehesas, los pastizales, los bosques y las tierras arboladas, ocasionada, en zonas áridas, semiáridas, y subhúmedas secas, por los sistemas de utilización de la tierra o por un proceso o una combinación de procesos, incluidos los resultantes de actividades humanas y pautas de poblamiento tales como:

1) La erosión del suelo, causada por el viento y el agua,

2) El deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas o de los resultados económicos obtenidos del uso del suelo, y

3) La pérdida duradera de vegetación natural

Por lucha contra la desertificación se entiende las actividades que forman parte de un aprovechamiento integrado de la tierra de las zonas áridas, semiáridas, y subhúmedas secas para el desarrollo sostenible y que tienen por objeto:

1) la prevención o la reducción de la degradación de las tierras

2) la rehabilitación de tierras parcialmente degradadas y

3) la recuperación de tierras desertificadas

Por tierra se entiende el sistema bioproductivo terrestre que comprende el suelo, la vegetación, otros componentes de la biota y los procesos ecológicos e hidrológicos que se desarrollan dentro del sistema.

Por otra parte, considera a la sequía como el fenómeno que se produce naturalmente cuando las lluvias han sido considerablemente inferiores a los niveles normales registrados, causando un agudo desequilibrio hídrico que perjudica los sistemas de producción de recursos de tierras.

La Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la Desertificación

El primer esfuerzo internacional deliberado de lucha contra la desertificación comenzó al final de la gran sequía que afectó al Sahel en 1968/74 y causó la muerte de 200.000 personas y millones de animales. La oficina de las Naciones Unidas para la Región Sudanosaheliana, se estableció en 1973, en un principio con la misión de prestar ayuda a nueve países del Africa Occidental expuestos a la sequía, aunque sus actividades fueron más amplias. Posteriormente la asistencia se expandió para abarcar a 22 países del sur del Sahara y al norte del Ecuador. De igual modo el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), estableció su programa especial para los países de África Subsahariana afectados por la sequía y la desertificación en 1985.

En 1977, se celebró en Nairobi la Conferencia de las Naciones Unidas abordando por primera vez el problema de la desertificación a escala mundial, incluyéndose en esta ocasión los aspectos económicos, sociales y ambientales. De esta serie de conferencias se originó el Plan de Acción de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación, que es una serie de directrices y recomendaciones destinadas a ayudar a los países afectados a preparar planes que contemplen, estimulen y coordinen la asistencia de la comunidad internacional. Si bien los conceptos básicos eran varios en la práctica su aplicación distó mucho de cumplir las esperanzas que en él se cifraban.

Finalmente en 1992, tras duras negociaciones, acordaron en el Programa 21 pedir a la Asamblea General de las Naciones Unidas que instituyeran un Comité Intergubernamental de Negociación que preparase un instrumento jurídico vinculante para Junio de 1994. Luego de trece meses de períodos de sesiones celebrados en Nairobi, Ginebra, Nueva York y París y contra lo que esperaban muchos observadores, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en África, fue aprobada en el plazo previsto, el 17 de junio de 1994 y se abrió a la firma en París en octubre de ese año. Para 1995 la habían firmado 115 países.

Esta Convención tiene como objetivo principal el promover una acción efectiva a través de programas locales innovadores y cooperación internacional de apoyo, estableciendo las pautas para luchar contra la desertificación y mitigar los efectos de la sequía a través del mejoramiento de la productividad del suelo, su rehabilitación y la conservación y ordenamiento de los recursos de las tierras y los recursos hídricos, en el marco de un nfoque integral acorde con el Programa 21, para contribuir al logro del desarrollo sostenible en las zonas afectadas.

También enfatiza la participación popular y la creación de condiciones que ayuden a la población local a evitar la degradación de los suelos de forma autosuficiente. Por otro lado, asigna a las organizaciones no gubernamentales una función sin precedente en la preparación y ejecución de programas para evitar la desertificación.

La Convención reconoce que la batalla para proteger las tierras áridas será muy larga, ya que las causas de la desertificación son muchas y complejas, por lo que se tendrán que hacer cambios reales y difíciles, tanto a nivel internacional como local.

Los países firmantes de esta Convención, han tomado conciencia que la desertificación y la sequía constituyen problemas de dimensión mundial, que afectan el desarrollo sostenible de los distintos países, por la relación que guardan con problemas tales como la pobreza, la salud, la desnutrición, la falta de seguridad alimentaria y los problemas derivados de la migración, el desplazamiento de personas y la dinámica geográfica.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la desertificación amenaza a la cuarta parte de las tierras del planeta, así como a 250 millones de personas y al sustento de más de 1.000 millones de habitantes a causa de la disminución de la productividad agrícola y ganadera.

La República Argentina ha suscripto en 1994 y ratificado en 1996 la UNCCD, confiando en que esta nueva herramienta normativa se convierta en un instrumento válido para prevenir, combatir y revertir los graves procesos de desertificación que sufre nuestro país.

Labor de otros organismos de las Naciones Unidas

El FIDA, organismo que presta asesoramiento técnico y apoya programas de control de la desertificación movilizando más de 400 millones de dólares más otros 350 millones de cofinanciación para países africanos afectados por la desertificación.

Por otro lado, el Banco Mundial (BM) organiza y financia programas destinados a proteger a las frágiles tierras de secano y aumentar la producción agrícola sostenible.

Asimismo, la prioridad estratégica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) es la seguridad alimentaria. En este sentido, FAO reconoce que un elemento esencial para la seguridad alimentaria es la protección del medio ambiente que provea los recursos naturales necesarios para la producción alimentaria. Por lo tanto, el desarrollo rural y la agricultura sostenible en tierras áridas implican combatir la desertificación. La FAO apoya la lucha contra la desertificación por medio de asistencia práctica a los gobiernos.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) apoya la lucha contra la desertificación financiando actividades a través de la "Oficina de las Naciones Unidas para el Sahel", que ayuda a elaborar políticas. Además, el PNUD está a la cabeza de las acciones de las Naciones Unidas encaminadas a fomentar la capacidad nacional para un desarrollo sostenible desde el punto de vista del ambiente, promoviendo mejoras prácticas en todo el mundo y apoyando las acciones de efecto catalítico.

La desertificación en América Latina y el Caribe

La Región de América Latina y el Caribe tiene una extensión territorial de 20.18 millones de Km2, de los cuales 5.27 millones son tierras secas, y el 70 % de las mismas presentan vulnerabilidad y grados avanzados de desertificación.

Aunque la mayoría de los países de la región, formada por 27 países, no tiene zonas secas en cantidad significativa, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Perú enfrentan severos problemas de sequía y amplias superficies secas a la vez que todos los países tienen serios problemas de degradación de tierras que afectan a una población generalmente en condiciones de pobreza, y marginalidad extrema.

El fenómeno de la desertificación y la degradación de la tierra en América Latina y el Caribe, se puede caracterizar de la siguiente manera2: 250 millones de hectáreas de tierras son afectadas por la desertificación en América del Sur; 63 millones de hectáreas son afectadas por la desertificación en Mesoamérica; la erosión del suelo es la principal amenaza (68 % en América del Sur y 88% en Mesoamérica del total de las tierras afectadas en cada subregión); en América del Sur, 100 millones y 70 millones de hectáreas han sido degradadas debido a la deforestación y sobrepastoreo, respectivamente; en el Caribe, la urbanización acelerada y mal planificada ha resultado en la pérdida de tierras para uso agrícola, protección de cuencas y conservación de la biodiversidad; la población más vulnerable debido a la migración hacia las ciudades en búsqueda de nuevas oportunidades, por la degradación de las tierras, son las mujeres y los niños.

La sequía y la desertificación traen como resultado la pobreza, la ruptura de estructuras sociales e inestabilidad económica; las pérdidas totales debido a la desertificación en la región, podrían alcanzar cifras de hasta 2 mil millones de dólares por año; es necesario hacer inversiones de hasta 13.000 millones de dólares para restaurar las tierras degradadas de la región.

El deterioro de los recursos naturales con los que cuentan las zonas áridas de América Latina ha agravado las condiciones de pobreza rural, ya que la disminución y en ocasiones el agotamiento del potencial productivo de los ecosistemas, impiden o limitan la subsistencia de los productores.

Los programas de desarrollo rural no acordes a las condiciones ambientales y sociales, que prevalecen en las zonas áridas de nuestra región han tendido por una parte a marginar las comunidades en la elaboración, instrumentación y evaluación de programas; y por la otra han impulsado formas de producción que, en algunos casos, involucran tecnologías inadecuadas para el aprovechamiento racional de los recursos naturales, alentando el uso indiscriminado de agroquímicos en la agricultura, el aprovechamiento desmedido de la vegetación natural a través de la ganadería de tipo extensivo y la explotación irracional de los recursos forestales, así como un inadecuado uso y mal manejo del agua. Todo ello ha propiciado la generación de efectos nocivos, en ocasiones irreversibles, como la contaminación del suelo y el agua, erosión, el sobrepastoreo, la deforestación y en general la desertificación.

La desertificación es un proceso que se retroalimenta con consecuencias graves, principalmente para las poblaciones rurales pobres que, al verse afectadas en su calidad de vida, intensifican la ya excesiva explotación de los recursos naturales, desertificando aún más el ecosistema y provocando, en muchas ocasiones, el éxodo rural; de tal forma que la ruptura del equilibrio natural del ecosistema desencadena una ruptura social, la de la comunidad e incluso la del núcleo familiar.

Debe entenderse que la lucha contra la desertificación y la lucha contra la pobreza son dos variantes de un mismo objetivo, que busca el manejo sostenible de los recursos naturales con el fin de promover el desarrollo rural y, con ello, mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las zonas áridas de América latina y el Caribe

La Desertificación en la Provincia de Loja

La Provincia de Loja, ubicada entre las latitudes Sur: 03°19'49" y 04°45'00", Tiene una superficie aproximada de 10.790 km2 equivalente al 4% de la superficie del país. El 45% del territorio lojano es de topografía accidentada conformada por rocas, peñones y terrenos muchas veces de difícil acceso. A pesar de presentarse alturas de hasta 4.107 m, no existen nevados. La línea divisoria continental separa la capital del resto de la provincia drenando sus alrededores hacia el Amazonas.

Parece que en Loja termina la avenida volcánica del Norte; este terminal forma un laberinto intricado e inexplicable de elevaciones. Estos últimos ramales de la escalera andina que se cruzan y entrecruzan dejan valles cálidos al fondo. Entre las líneas de cumbres de las cordilleras occidental y central de los Andes, hacia el Sur, se encuentran pequeños valles regados cuyos cauces corren por profundas y estrechas cañadas. Los valles tienen alturas inferiores a los 1.300 m. Entre éstos se destaca el valle del Catamayo, uno de los más extensos. La parte oriental de la región está formada por una serie accidentada de colinas que corresponden a las estribaciones de la Cordillera Oriental de los Andes y la Cordillera del Condor.

La temperatura media anual en la región de estudio fluctúa entre 13°C en Saraguro, por el Norte, y 24°C en Macará en el extremo austral. Aunque la precipitación media anual de la provincia es de 950 mm, las variaciones a lo largo y ancho fluctuan entre un 40 y 250%. Como consecuencia de la gran variedad de temperaturas, de los diversos niveles de pluviosidad y de sus características orográficas, la región en estudio presenta una serie de microclimas.

Los recursos naturales renovables de la provincia de Loja se encuentran en un estado de degradación muy avanzado, dando como resultado la alteración de los ecosistemas. La causa principal de esta situación es la acción antrópica particularmente sobre el suelo, la cubierta vegetal y la calidad y cantidad del agua.

Un ejemplo ilustrativo lo constituye el uso de leña como combustible, de la población, a pesar de que la provincia se encuentra en estado de deforestación avanzada. Estas acciones antrópicas no compatibles con el ecosistema, han generado pobreza, cuya lógica consecuencia es el abandono del territorio.

La alteración de la vegetación disminuye la capacidad de protección hidrológica del bosque y afecta todas las fases del ciclo hidrológico.

Las prácticas agrícolas son otro ejemplo de lo expuesto, tales como el arado y riego en sentido de la pendiente, el sobrepastoreo, la quema de rastrojos y la tala y quema del bosque protector para obtener más áreas para el cultivo y la ganadera.

La cuenca del Catamayo permite el paso durante la mayor parte del año del aire cálido y seco desde el desierto del sur, provocando el fenómeno de la desertificación más acentuado en los extremos occidental y suroccidental de la provincia.

La destrucción de las especies de animales es inminente por la desarticulación de las cadenas alimenticias. Esto sucede en las montañas de Loja y casi han desaparecido los animales por el seccionamiento de los nichos de vida obligándolos a desplazarse a relictos de monte alto que los defienden y que todavía conservan especies de plantas productoras de alimento.

En las zonas secas de la provincia el ganado caprino destruye el suelo y la vegetación. En esos lugares asoma irreversiblemente el desierto.

La no rentabilidad de la agricultura en la mayoría de las unidades de producción agropecuaria (UPAs), atomizadas al máximo, la falta de apoyo estatal (crédito, asistencia técnica), el inadecuado sistema de comercialización son factores que han generado la migración del campesino, quedando el campo improductivo.

Su población alcanzó, de acuerdo al Censo de 1990, los 390.000 habitantes (4,1% de la población nacional), de la cual aproximadamente una tercera parte reside en la ciudad de Loja. El 60% vive en áreas rurales.

Causas y efectos de la degradación de los suelos

En la provincia de Loja, la ocupación de la tierra comenzó con la llegada de los españoles en 1750, quienes fundaron los primeros pueblos y comenzaron la explotación indiscriminada de los recursos naturales existentes en la zona. De las poblaciones indígenas, los conquistadores aprendieron las propiedades terapéuticas de la corteza de la chinchona (Sinchona officiales), un árbol nativo de la región que contiene quinina, el único remedio conocido contra la malaria hasta el siglo XX. El uso y explotación de la quinina contribuyó significativamente a la deforestación de enormes áreas de bosque en Loja, especialmente entre los 1.500 y 2.900 metros de altitud.

La quinina producida en Loja se exportaba al mundo entero; entre 1755 y 1758 las autoridades aduaneras registraron la exportación de 717 toneladas de quinina. Como para obtener 12 kg de quinina se necesitaban aproximadamente 15 árboles, se ha estimado que fueron derribados unos 900.000 árboles en la región en un período de tres años. Además, la introducción de cabras en los ecosistemas frágiles de la zona transformó la región, provocando un desastre ecológico.

En el siglo XIX, la introducción de ganado bovino, ovino y equino, y el desarrollo de la agricultura de montaña, aceleró la destrucción de los bosques aún existentes y su conversión en pastizales. En casi todos los casos, los conquistadores destruyeron las características medioambientales de la zona utilizando prácticas inadecuadas de arado, que contribuyeron enormemente a la erosión del suelo y de las terrazas de las montañas de Loja. Las técnicas precolombinas, como la agricultura en terrazas y otros sistemas de cultivo, fueron completamente ignoradas. La deforestación y la técnica de tumba, roza, y quema contribuyeron y aceleraron la destrucción del suelo, fauna, aguas y bosques.

La población de Loja heredó estas prácticas erróneas de cultivo, que son dañinas para las condiciones ambientales locales. Los resultados fueron desastrosos: procesos avanzados de erosión y deterioro del suelo, y pérdida de fertilidad. Esta situación fue la responsable de una caída constante de la productividad durante décadas y de la inseguridad financiera de las familias afectadas. Además de los efectos de la intervención humana, los largos períodos de sequía que ocasionalmente afectaron a la región llevaron a la población local a migrar cada vez más hacia las ciudades. Durante la primera mitad de la década de los noventa, 160.000 habitantes de un total de 400.000 abandonaron la región. La reforma de la política agrícola de 1964 no produjo los resultados esperados. La mayoría de la población local recibió tierras de muy baja calidad ubicadas en laderas empinadas y sin posibilidad de riego. Por ello, es comprensible la tendencia de la población a sobreexplotar las tierras pobres, utilizando prácticas inadecuadas de cultivo. De acuerdo con el censo oficial de 1990, el 78% de los trabajadores rurales viven en la pobreza y sin alternativas económicas.

Durante los primeros meses del año, aprovechando las lluvias escasas, los agricultores siembran plantas de ciclos cortos, como maíz, ñame, maní y frijoles, pero durante el resto del año, existen pocas posibilidades de cosecha.

Propuestas contra la desertificación

Se han planteado algunas alternativas para la lucha contra la desertificación como son las Estrategias de manejo para los bosques secos en el suroccidente de la Provincia de Loja realizada por el ingeniero Vicente Solórzano, Asesor del Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo (SNV), Proyecto Bosque Seco (PBS), que se orienta a la protección y conservación de los bosques secos de Macará y Zapotillo, que tienen el 48,8% (1.708 km2) de los bosques secos de Loja (3.400 km2, 2% de los del Planeta) que gozan de características únicas de biodiversidad. Se resume las experiencias en manejo de los bosques secos del sur del Ecuador, se habla de la posibilidad, mediando el interés, capacitación, organización de la comunidad, de obtener de ellos productos y subproductos, que generen ingresos económicos.

El Ingeniero Francisco Guamán, investigador de la Universidad Nacional de Loja, a través del Centro Andino de Tecnología Rural (CATER) realizó una propuesta de Manejo sostenible de la fertilidad de los suelos en zonas secas de la Provincia de Loja cuyo propósito fue rescatar y valorar el conocimiento y las prácticas campesinas en la gestión de la fertilidad del suelo y evaluar los materiales disponibles en las fincas como fuentes de abono: rastrojos, estiércol, residuos y subproductos; determinar la efectividad técnica y la rentabilidad económica de las mezclas de productos orgánicos e inorgánicos en los cultivos de: maíz, maní y fréjol, para ofrecer alternativas de mejoramiento de la fertilidad de los suelos y potenciar la productividad; evaluar la factibilidad técnica, económica y social de implementar microempresas campesinas para la producción de abono orgánico; difundir los resultados de la investigación para que campesinos de otras zonas secas los apliquen.

Actualmente la Universidad Nacional de Loja con otras instituciones está trabajando en el Proyecto Gestión Concertada para la Lucha contra la Desertificación en los Cantones Macará y Zapotillo y el Proyecto Manejo Integrado de los Recursos Hídricos por medio de la Implementación de Conceptos Agroforestales para las Zonas Áridas y Semiáridas de América Latina (WAFLA).

Conclusiones

La provincia de Loja tiene una topografía irregular donde predominan fuertes pendientes, situación que influye sobre la aptitud de los suelos y constituye uno de los principales limitantes para el desarrollo agropecuario. Las características topográficas de la provincia hacen que sus suelos sean suceptibles a la erosión, la cual se incrementa debido a la pérdida de la cobertura vegetal, incendios, manejo inapropiado de sistemas de riego, asi como por las variaciones climáticas.

Una gran parte está afectada por la desertificación, la cual se presenta no solo en el bosque seco, sino también a otras zonas ariadas y xerofíticas como las de Catamayo, Vilcabamba, e incluso Saraguro. Esta situación se va empeorando paulatinamente debido a la carencia de políticas afectivas, al continuo proceso de deforestación, erradas prácticas agropecuarias y otras.

El fenómeno de la erosión se incrementa con ciertas actividades antrópicas y es uno de los principales factores para el avance de la desertificación. La erosión y la desertificación son problemas q influyen sobre la calidad de vida en la provincia.

La contaminación del suelo por el uso de agroquímicos es otro de los problemas que influyen en el deterioro de la calidad y productividad del suelo, afectando no solo a los campesinos, sino también a los consumidores finales de productos, muchos de ellos contaminados por agroquímicos.

De otro lado, el recurso suelo se ve afectado por la falta de estudios de impacto ambiental en el desarrollo de obras de infraestructura, así como por el crecimiento urbano sin planificación. Por ello, la perspectiva futura para un manejo adecuado del recurso suelo se enmarcaría, fundamentalmente, dentro del Ordenamiento Territorial.

Bibliografía

http://desertloja.blogia.com

• http://www.unesco.org/mab

• http://www.oas.org/

• http://www.ambiente.gob.ec/?q=node/3208

• WAFLA

• GUAMÁN, F. Investigador de la Universidad Nacional de Loja, a través del Centro Andino de Tecnología Rural (CATER)

• LUGO (1995) citado en el documento "Estrategia del Ministerio del Ambiente en el Combate a la Desertificación en el Ecuador" (2002)

 

 

Autor:

Alex Iñiguez