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Una propuesta alternativa para el trabajo tutoral en la FAM


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Los grupos de acciones del tutor
    4. Las funciones del tutor
    5. Conclusiones

    El mejor regalo que podemos darle a otra persona es nuestra atención íntegra.

    Richard Moss.

    Resumen

    Se analiza una propuesta de estructuración para el desempeño del tutor, como vía para desarrollar la formación integral del estudiante en la comunidad universitaria de la FAM, lo cual puede generalizarse a otros contextos educativos.

    Se analizan las premisas y requerimientos para la concepción del trabajo tutoral, teniendo en cuenta los dos propósitos generales de la tutoría: favorecer el desempeño académico de los estudiantes a través de acciones personalizadas o grupales, y contribuir a su formación integral.

    La estrategia propone en síntesis las características deseables del tutor, así como los cuatro tipos de acciones que se deben tomar como base para elevar la calidad del proceso educativo a través de la atención personalizada de los problemas que influyen en el desempeño del estudiante, a fin de mejorar sus condiciones de aprendizaje, desarrollar valores, actitudes, hábitos y habilidades que contribuyan a la integridad de su formación profesional y humana.

    Introducción:

    Durante las últimas décadas, en muchos lugares del mundo, incluyendo a Cuba, se han invertido notables recursos para mejorar infraestructuras, se han realizado numerosas experiencias pedagógicas innovadoras, sin embargo, el fracaso académico, a escala mundial, según informes realizados, es significativo a pesar de que se han utilizado los más modernos medios de enseñanza y de que han sido grandes el tiempo dedicado y el esfuerzo realizado por los profesionales de la educación. Los estudiantes no adquieren los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores esperados. Cada vez se manifiesta, con mayor claridad, que para obtener éxito en el proceso pedagógico, al profesional de la educación no le bastan el dominio de la materia a enseñar, ni su experiencia docente, ni la introducción de nuevas tecnologías educativas, además, es imprescindible mejorar el trabajo metodológico, la calidad técnica de las clases, la vinculación de la teórica con la práctica, la actualización y el rigor científico de los contenidos así como, y de manera especial, el trabajo educativo encaminado a la formación de valores y a la educación para la ciudadanía.

    Los estudiantes universitarios han perpetuado, a lo largo de su trayectoria académica, unos hábitos de estudio que, con mayor o menor esfuerzo, les han permitido superar los estudios elementales y de grado medio y, por tanto, llegar a la Universidad. Pero este ingreso en la Universidad, supone para ellos un cambio de perspectiva que implica la necesidad de adaptación a un nuevo ecosistema (hablando en términos de Santacreu, 1991) que, en muchos casos, trae consigo la adopción de diferentes estrategias de afrontamiento de las que disponían hasta el momento para superar de forma exitosa las nuevas situaciones, además de constatar que las estrategias utilizadas hasta la fecha ya no resultan útiles.

    Hábitos de estudio tan inadecuados como la inexistencia de planificación de los momentos que se han de dedicar al estudio con el tiempo de antelación suficiente, la ausencia de objetivos claros a conseguir en tales momentos, el estudio en lugares que no facilitan la concentración y, por tanto, que no ayudan al aprovechamiento total del tiempo de estudio, la actitud pasiva en clase, la no consulta a profesores y otros muchos conllevan, desde un punto de vista personal, la insatisfacción con la forma de trabajar y con los resultados obtenidos y, desde un punto de vista estrictamente académico, un deficiente rendimiento que se traduce en evaluaciones bajas, alto número de asignaturas suspendidas y elevado porcentaje de abandonos prematuros de los estudios.

    Resulta pertinente y urgente ofrecer programas innovadores que posibiliten al estudiante concluir adecuadamente su formación universitaria, no únicamente promoviendo cambios en las formas de entender e implementar los programas académicos, sino, sobre todo, promoviendo cambios en las formas de ver y entender al protagonista de la vida universitaria.

    Es necesario que el estudiante recupere su importancia e implementar programas encaminados a apoyar los procesos educativos. Para lograrlo, es indispensable transformar radicalmente la cultura académica-administrativa de la Universidad.

    Es por ello nos planteamos enfrentar este reto, intentando aproximarnos lo más posible a una estrategia pedagógica que permita conocer las necesidades educativas en los estudiantes, sus potencialidades y la propuesta de estrategias de colaboración que posibilitan realizar adaptaciones curriculares y extracurriculares.

    La posibilidad de combinar el trabajo grupal con la atención individualizada como vía necesaria para potenciar el desarrollo de cada uno de los sujetos implicados en el proceso de aprender en todas sus dimensiones cognitiva, afectiva y volitiva, en correspondencia con la función tutoral que pone en primer plano aquellas características de la educación, por lo que no se reduce a una mera instrucción sino que constituye, en verdad, educación individualizada de la persona entera.

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