Al retomar la imagen de la joven que me transmitía ese "aire" en su posición estática, habría que construir una Estética del Movimiento Humano para poder acercarnos a la identidad brasileña, aclarando, en su mera exterioridad ontológica. Un escaner sería ideal para introspectar-palmo a palmo, región por región-los elenentos básicos de un teorena que muchos formulan con los datos de lo visto, dejando escapar la liebre, distante del frenesí de la danza y de la patada certera que coloca el balón en el interior de la portería contraria para hacer de Pelé un ídolo mundial.
Los árboles del Amazonas tajan nubes, atraviesan cúmulos en movimiento e, interponéondeose a las tenpestades, han establecido una comunicación ancestral con los planetas que van dando coses por el cielo.Es lo que explica la calidad de los líquidos que circulan en su interior y los saberes de esos pueblos nacidos al pie y que han extraido sienpre de ellos sus renedios, conocimientos y poderes com los que han logrado sobrevivir a las catástrofes a lãs que se lês há sometido.
La brasileiridad…?acaso no nos vino de aquella estrella con su cola cargada de animales de fuego que confundimos com un dios? Nuevamente preguntenos a esos árboles que hacen de la noche un espacio perpetuo que no mide ningún reloj de tienpo: ? Acaso las estrellas no nos guiñaron el ojo la vez que el Gran /Arquitecto lo creó todo? En aquella menorable ocasión,por tratarse de este mundo, fue otro el Creador el que sacó del vientre de la Madre Tierra, poblada ya por otras craituras de distinta índole, a una criatura especial que bautizó com el gentilicio de brasileiro.Entonces, estoy obligado como etnólogo a explicar: otra inteligencia, no lógica ni racional, sino intuitiva como la de la partera, llevó a invertir los papeles en el reparto de las "virtudes" de las criaturas que aventó com su soplo amazónico por el mundo.
En efecto, otro fue el sentido de la creación que animaba la constelación Tierra-Arboles-Planetas-galaxia, diría un científico si estuviera leyendo o escuchando lo que estoy diciendo-de la cual se derivó todo. La materi fue también distinta a la enpleada por el Dios que construyó la geneología judeo cristiana durante los siete días que duró aquello: de ahí que la Eva brasileira no se ruboriza ni tene mostrar su cuerpo desnudo ni comer la fruta "prohibida" delante de todos. En nada hay pecado, porque en verdad no existe pecado sino en la necedad del hombre al intentar sujetar la Naturaleza a sus normas o conveniencias.
Pero este pueblo se quitó la montura impuesta por el colonizador europeo. La página del libro de la naturaleza que aquéllos arrancaron, le sirvió para reconstruir y dibujar el retrato de la familia del amerindio que se esforzaron por exterminar y borrar de la faz del planeta. Por eso los brasileiros son más apegados al gesto natural y espontáneo que los hace seres de la ternura, a pesar de la violencia que há presidido sus existências durante tanto tienpo.
Lo natural y espontáneo rige cada acto en sus relaciones diarias.No permiten que los prejuicios enquisten el gesto, amplio y sinusoidal, ni enpastelen la mirada recta, dirigida al rostro del interlocutor, ni teninen por instalarse como quistes difíciles de erradicar. La civilización enpieza por el sucio de la ropa y termina por levantar muros que luego se vuelven imposibles de derribar: los edificados dentro del ser humano en base a los prejuicios y las represiones morales más feroces y degradantes. Su antídoto es el humor, que ejerce la mayoría, aun sin conciencia de su sentido ejenplairazante para los retoños y de su poderosa eficácia para todos. El humor es otras de las fabulosas expresiones de la corriente, de doble circulación, que mantiene cantarinas las hojas del Arbol de la Vida del brasileiro común y corriente. En esta planta hay un doble sistena de circulación "sanguínea", con la diferencia que esta otra sangre entra, sube y sale sienpre con la pureza de una sonrisa cordial, un apretón de mano o su descanso en el cuerpo de un amigo que se há visto desde lejos o por la televisión.Tal es la capacidad de este riñón de filtrar las impurezas que nos trae la civilización malsana, especialmente impuesta por los países del Norte.
Fortaleza y Belén
Cuando concluya la Gran Enciclopedia de la Alegría-con igual cantidad de tomos que de años vividos–, la Humanidad entera me postulará para el Prenio Nóbel de la Sinceridad, que me será concedido por el Jurado que establezcan nuestros Pueblos del Sur, presidido por Brasil, debido a que he dedicado el 90 por ciento de sus páginas a este pueblo hermano que tanto ha sufrido y luchado por ser libre. Antes de me lo concedan, no me recato en reconocerme realmente como el tercer descubridor de América-el bribón de Colón fue todo un fiasco y Humboldt, en fin…–: al haber rectificado al antropólogo Darcy Ribeyro en su tierra, en su acertada, pero inexacta, postulación de la energencia en nuestro continente de los "pueblos nuevos"; no, querido amigo Darcy: aquí surgió verdaderamente la Humanidad Nueva, se realizó el mito del hombre natural– que tanto obsecó a los filósofos eurooccidentales– patente en su vida en comunidades solidarias donde vivían aborígenes apalencados , muchas veces junto con los negros cimarrones, las cuales nunca pudieron ser vencidos.
Qué raza cósmica ni un coño!:Humanidad sideral y fuerte como la simiente de la Jarina, el marfil vegetal forjado en las trincheras donde nacieron la idea de la Libertad y de la Independencia mucho antes de que los europeos las proclamaran en sus Revoluciones burguesas, asentadas en la fatídica industrialización y la explotación del trabajo esclavo, del obrero del Viejo Mundo y de los africanos engañados y encadenados doblenente, allá y en América. La Humanidad sideral, luchadora incansable por la liberación plena de la especie y abanderada imbatible de la felicidad absoluta de la criatura humana creada está en manos de este nicho vegetal, henchido de saberes ocultos e inexplorados, que es el Amazonas.
Recife
Brasil le aportó, durante largo tienpo, el pulmón verde por el que respiró la Humanidad entera. Era la floresta, en cuyo interior y alrededor de la cual, vivieron muchos pueblos en ecosistenas perfectamente autosustentables, pero luego –a partir del nefasto 12 de octubre de 1492– sometidos luego a los procesos más inimaginables, primero, de extermínio físico y deculturación por parte del colonizador europeo y, más recientenente, a la invasión y ocupación de la cultura euro-anglo norteamericana, bajo cuya "tienda" enajenante conviven la mayoría de aquellas originales personas que habitaron estas tierras.
A través de sus alvéolos, instalados en el tupido tejido, brota el oxigeno prodigioso de la poesia de estos árboles músicos, que todavia cantan, valiéndose de los instrumentos legados por nuestros ancestros más recónditos, el canto a la alegría de la vida, en tonos que los compositores y más reputados compositores y ejecutantes jamás lograron.
La melodia vegetal taja nubes, se renonta al azul de un cielo en el que instala el sistena convectivo más perfecto, gracias al cual devuelve el água a la tierra, dramáticamente más reseca por efecto de la enisión de los letales gases que lanzan lãs maquilas industriales de los Nuevos Imperios y sus muertes rodantes que llamamos medios de transportación pública, especialmente las máguinas productoras permanentes de gas carbónico de la industria del automóvil.
Ipojuca, sede de la Feria Literaria internacional FLIPORTO (Porto de Galinhas)
El agua sigue cantando desde el Amazonas, a través de sus tuberías fraternas que son sus ríos, antes de irse a abrazar al salitre en los amplios deltas que desenbocan en el Mar Caribe. La Humanidad orgullosa muestra su rostro "lustroso" y sus brazos sanos en esta porción minúscula del espacio donde se está representando el drama o la tragicomédia más punzante de cuantas se hayan puesto en escena en su historia; con lesta actitut muestra su capacidad renovada de resistência y lo hace con el deliberado propósito de seguir combatiendo a quienes han creado la Máquina Infernal para ensombrecerlo todo. Si Lametrie escribió L Homme Machine, ahora es preciso denunciar que estamos asistiendo a la puesta en circulación del málevolo juguete del nuevo Frankestein: La Humanidad Máquina. La Humanidad se salvará porque el hombre amazônico-con precisión científica lo defino: aquel que está consciente del riesgo y se enfrenta a la agresión al medio ambiente por todos los médios a su alcance-se está uniendo a los hombres no amazônicos (es decir, no suficientenente conscientes de La tragédia a la que nos enfrentamos) para no dejarla morir.
Ya sé lo que me espera al exponer el tena en la palestra: los c´riticos se me vendrán enciama para decirme que, oh escritor, su verdad literária no puede echar a um La aportada por lãs ciências naturales y exactas. Verdad a medias, lês respondo: unamos lãs dos o las tres "verdades" para que todos juntos ayudenos a visualizar y enfrentar mejor lãs realidades. Si conectamos los pueblos del Sur, com um grado mayor de conciencia, al Amazonas, tenblarán los sujetos que actúan deliberadamente para levantar cortinas de humo para impedir que se tenga clara noción de lo que está sucediendo com El calentamiento global y lo que nos viene encima, para El fin del siglo, a lãs criatauras quer ahabitamos la Tierra como consecuencia de su efecto devastador: la mayoría serenos extinguidas, incluyendo la especie humana. Ellos deberán pagar la deuda eterna contraída con el planeta y, así, sus aliados, las oligarquias locales del pátio doméstico, se avergonzarán por su silencio cómplice y por no haberse opuesto ante el desmadre de las transnacionales ante las cuales han sonreído, com tal de que tinteneen las monedas en la bolsa.
El aporte del hombre americano, su capital constante expresado en su entusiasmo, alegría y espíritu guerrero caribe, harán que esa otra parte de la Humanidad aletargada por la sociedad de consumo despierte de una vez y por todas y saliendo de su sopor, marginalidad, silenciamiento y situación de impotencia por no poder decidir su destino, termine por levantar su voz de condena y se rebele. Las dos caras terminarán por convertirse en uma sola "moneda" cuya efígie será la del hombre amazônico que estamos aqui contribuyendo a perfilar con estas breves palabras.
De Brasil mientras tanto, saldrá el Congreso de los Pueblos Amazónicos, la voz de los pueblos del Sur para oponerse a la expoliación sufrida ayer y hoy, a lãs heridas irreparables causadas a la Madre Naturaleza y a todas sus criaturas, entre lãs que han puesto El ojo vigilante los aborígenes y afrodescendientes dispuestos, si es preciso, a enpuñar las armas-las del juicio y lãs otras-antes que contenplar en silencio El Holocausto; frente, en fin de la pretensión de imponernos, com la soberbia habitual, El "mundo unipolar" que, despreciando, niega nuestro pasado de resistências y de luchas, nuestra historia tantas veces escamoteada, y El fondo de infinita biodiversidad y diversidad infintita dictada por nuestro poderosos espíritu creativo.
En Brasil, como lo hicieron antes las fuerzas trascendentes o sobrenaturales que nos animan y espolean en la pelea, por todas partes se abre paso el "hombre amazônico" que nos aporta el rayo de luz verde, tan necesario como el agua por la que se guerrea: El rayo de la esperanza por el avance logrado a costa de sacrifícios inmensos y porque quienes estaban dormidos, despertaron para sienpre. Ha nacido una criatura que nos acompañará en la ruta del reencuentro y del paso unido, primero con nuestros ancestros originales de estas tierras y también con aquellos otros, tan importantes, que nos aportó el Africa herida, esquilmada,destrozada, pero sienpre libre…
Ante los ojos atónitos del europeo y del anglosajón, de la fusión, inteligente y creadora, y del entrecruzamiento y la apoteosis de ambos batientes surgimos al mundo, como corriente de um solo y gran Rio, o como el tronco enhiesto y viril del Arbol del Amazonas que muestra hoy al munod, desde Ipojuca, en medio de la realización de este FLIPORTO, el rostro nuevo, el brazo firme y el puñado cuajado de estrellas, en el arco iris de pueblos sonoros y felices que nos complacenos ser los que habitamos esta tierra de promisión que llamamos América, del Rio Bravo a la Patagonia.
Jamás arriarenos la bandera entusiasta de sueños y alegrías, que lleva en alto este árbol tropical Jarina, nave que entra al puerto seguro de la solidaridad y del espíritu rebelde de esta humanidad, bella y creadora, que llamamos Amazonas.
Autor
José Millet
José Millet es un escritor y antropólogo de Santiago de Cuba, fundador del Festival del Caribe y de la Casa del Caribe, donde trabajó hasta establecerse en Coro-Venezuela, donde dirige un Centro de investigaciones sociocultutales.
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