- Introducción
- Justificación
- Desarrollo
- Beneficios generales de la sedación
- Indicaciones de sedación en ventilación mecánica
- Elección del fármaco
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
La sedación del paciente crítico ha pasado a ser un importante aspecto de su tratamiento, dada la creciente capacidad de mantener pacientes durante largos periodos de tiempo bajo complejos sistemas de soporte vital que normalmente son incómodos, dolorosos y que pueden requerir la inmovilización del paciente. Se debe descartar cualquier causa orgánica o que amenace la vida del paciente antes que proceder a tratar con fármacos sedantes ya que estos tiene la desventaja de presentar múltiples reacciones secundarias y así poder coadyuvar en las complicaciones de un paciente crítico . Por ejemplo, antes de sedar a un paciente para que no luche con el respirador, habría que descartar causas evitables de la misma, como un tapón de moco en el tubo endotraqueal que provoque la lucha del paciente por aumento de las resistencias, el desarrollo de neumotórax, la migración del tubo, entre otras. Es necesario un tratamiento adecuado para conseguir el bienestar del paciente y su seguridad, así como su manejo óptimo. Las medidas no farmacológicas para aliviar la ansiedad son las primeras que se deben de usar; de todos modos, la terapéutica farmacológica se requiere en la mayoría de los pacientes que están bajo medidas de soporte vital como la ventilación mecánica, aunque en otras ocasiones, como en el caso de la desconexión de la ventilación mecánica, el explicar la situación al paciente es más adecuado que el intentar conseguir su sedación mediante el empleo de fármacos. El ambiente extraño de una UCI, el área de urgencias o sala de choque, puede por sí mismo ser causa de ansiedad y temor en el paciente ingresado; el intentar reducir los ruidos y luces, la comunicación con el paciente, el mantener un horario de visitas flexible, etc., pueden ayudar al paciente a superar esa sensación; otras técnicas de sedación pueden incluir la música ambiental, técnicas de relajación, etc. La concentración en el tratamiento farmacológico puede tener consecuencias peligrosas, así como hacer demasiado énfasis en la asistencia psicológica; una de las artes de los cuidados intensivos es encontrar el equilibrio entre la asistencia psíquica, técnica y farmacológica, y así poder proporcionar mejor atención a los paciente críticos mediante el apoyo de la sedación y analgesia para el bienestar del mismo y para la mejor realización de actividades del personal de enfermería y médico en la atención del paciente.
Justificación
La sedación y la analgesia son parte integral en el manejo de los pacientes críticos en las Unidades de Cuidados Intensivos, urgencias y área de choque. Los objetivos de estas dos intervenciones son proporcionar a los pacientes un nivel óptimo de comodidad con seguridad, reduciendo la ansiedad y la desorientación, facilitando el sueño y controlando adecuadamente el dolor. De este modo también se facilita que no haya interferencia con los cuidados médicos y de enfermería. Los pacientes críticos que se encuentran con apoyo mecánico ventilatorio tienen riesgo de presentar ansiedad, agitación, combatividad, delirio y síndromes de abstinencia por privación (opiáceos, alcohol, nicotina, etc.). Es indispensable diagnosticar con la mayor exactitud estas manifestaciones clínicas, porque de ello depende su manejo adecuado. El motivo de esta revisión es que nos encontramos pacientes en las áreas antes mencionadas, pacientes los cuales por múltiples razones y patologías están con apoyo mecánico ventilatorio y no cuentan con una analgesia y sedación adecuada lo cual da origen a múltiples complicaciones y sufrimiento del paciente aunado a esto la patología de fondo que por sí sola ya es muy dolorosa y la comorbilidad que presentan, ya por lo general son pacientes críticos, así como niños y jóvenes que puede ser secundario a traumatismos por accidentes sumamos a esto el tener un cuerpo extraño que proporciona apoyo mecánico ventilatorio, tomando en cuenta que algunos pacientes están conscientes de lo que les está pasando alrededor de su entorno y que por el simple hecho de no poder hablar o comunicarse adecuadamente con el personal o familiar que lo atienden ocasiones no consideramos el sufrimiento por el que está pasando ya sea por angustia y/o dolor, por lo que es considerable si así lo ameritan el apoyo con la sedantes y analgésicos para disminuir el sufrimiento, por tanto debemos tomar en cuenta que debemos conocer el arsenal de medicamentos que son comunes en nuestro medio y con los que podemos contar si fuera necesario, realizar la sedonalgesia en cualquier edad de paciente que lo requieran, conociendo las ventajas y desventajas de este acto, en que momento indicarlo, continuarlo y retirarlo de acuerdo a la evolución y características particulares de cada paciente, solo así podemos estar seguros de que el paciente no sufre más de lo que aun ya es doloroso.
Desarrollo
El manejo del dolor en el paciente crítico sometido a ventilación mecánica (VM) es de vital importancia. Son bien conocidos los efectos negativos que el dolor y la ansiedad tienen sobre el comportamiento fisiológico y mental del paciente; esto se magnifica en pacientes bajo VM. El uso de sedantes y analgésicos es necesario en los pacientes críticos para propiciar el confort durante la VM y reducir el consumo de oxígeno en los pacientes con estado de choque. El dolor altera la respuesta endocrina produciendo aumento en la liberación de hormonas catabólicas como cortisol y glucagón, así como una disminución de las hormonas anabolizantes; genera ansiedad, la cual incrementa las necesidades de O2, y desencadena una respuesta de estrés activando el sistema nervioso simpático traduciéndose en taquicardia, aumento del consumo de oxígeno a nivel miocárdico y aumento del catabolismo; contribuye a la disfunción pulmonar a través de la protección de los músculos alrededor del área del dolor, ocasionando rigidez muscular generalizada o espasmo que restringen el movimiento de la pared torácica y diafragma, por lo que la analgesia eficaz puede disminuir complicaciones pulmonares. Un paciente con presencia de dolor se mostrará agitado y ansioso, lo que lo expondrá a riesgo de autoextubación, retiro de catéteres y sondas, cursará con mala adaptación al ventilador, repercutiendo en su condición hemodinámica.1
La sedación también se necesita para facilitar la tolerancia a ajustes particulares tales como el uso de volúmenes corrientes pequeños en pacientes con síndrome de distress respiratorio agudo. Sin embargo, la sedación continua y profunda se ha asociado a la prolongación de la ventilación mecánica y de la estadía en la UTI. 2
Ansiedad: se describe como una alteración desagradable del estado de ánimo y de las emociones que no se acompaña de disfunción cognitiva. El paciente continúa pensando y comprendiendo con normalidad.
Delirio: se caracteriza por una alteración desagradable del estado de ánimo. A diferencia de la ansiedad el delirio se acompaña de un estado confusional agudo con alteración cognitiva.
Agitación: es un exceso de actividad motora originado por cualquier tipo de molestia interna, puede acompañar al dolor, al delirio, al miedo a la muerte y muchas otras.
Anestesia: Un estado anestésico deja al paciente inconsciente, alivia el dolor, provee de relajación muscular y elimina los reflejos indeseables como la taquicardia y la hipertensión.
Sedación: Inducción de un estado relajado y tranquilo en el que se está libre de ansiedad. 3
Se entiende por sedación a la inducción de un estado relajado y tranquilo en el que se está libre de ansiedad, es un término vago que cubre una variedad de estados de pérdida de conciencia y de falta de respuesta. Así tenemos que la sedación ligera o sedación consciente indica que el paciente puede responder a estímulos verbales y obedecer órdenes apropiadamente, mientras que la sedación profunda implica una falta de respuesta a los estímulos verbales, pero con respuesta al tacto, dolor o a otros estímulos nocivos. Para valorar el estado de sedación de un paciente, se han desarrollado diversas escalas de las cuales una de las más utilizadas es la "Escala de Ramsay"; la cual valora el nivel de conciencia desde la ansiedad o la agitación hasta la sedación profunda y anestesia. Dichos niveles son:
Nivel 1: Paciente ansioso y agitado
Nivel 2: Paciente cooperador, orientado y tranquilo
Nivel 3: Dormido con respuesta a órdenes
Nivel 4: Dormido con breves respuestas a la luz y el sonido
Nivel 5: Dormido con respuesta sólo al dolor
Nivel 6: No tiene respuestas. 4
La sedación se usa como técnica coadyuvante para facilitar otros tratamientos intentando mantener al paciente libre de ansiedad o dolor, por lo que, aún sin estar bien definidas las indicaciones y objetivos finales de la misma, lo que se pretende es mantener al paciente calmado, cooperativo, sin dolor y que no interfiera en el desarrollo de los cuidados en la UCI. 5
Se recomienda el uso rutinario de los analgésicos y sedantes en forma combinada (sedo-analgesia), en los pacientes ventilados mecánicamente con IT, ya que la lucha del paciente con el respirador genera numerosas complicaciones que pueden agravar la situación de los pacientes críticos y que, por tanto, deben ser evitadas. Entre ellas: acidosis respiratoria secundaria a hipoventilación y aumento de la producción de CO2; hipocapnia por hiperventilación; hipoxemia por asincronía entre el paciente y el ventilador; aumento de la presión intratorácica con disminución del retorno venoso, del volumen minuto cardíaco y de la presión arterial; aumento del consumo de O2 por el aumento de la actividad de los músculos esqueléticos y respiratorio. Es frecuente que el uso de la sedación y la analgesia esté indicado en pacientes muy graves, que requieren al mismo tiempo otras medicaciones o tratamientos considerados prioritarios. La indicación de sedación y analgesia se realiza de manera empírica, con una elección del fármaco y una dosificación frecuentemente inadecuada. No todos los pacientes ventilados requerirán de todos o algunos de estos medicamentos, como es el caso de los pacientes neuromusculares (por ejemplo: síndrome de Guillain-Barré), los cuales necesitarán una sedación diurna leve y una nocturna necesaria para asegurar el sueño. Un paciente con SDRA grave necesitará probablemente niveles máximos de analgesia, sedación y, a veces, relajación muscular. La analgesia implica ausencia de sensibilidad al dolor o a los estímulos agresivos, como, por ejemplo, la presencia de un tubo endotraqueal o las maniobras de aspiración de secreciones. Es muy frecuente que en la VM se utilicen fármacos sedantes, que "duermen" al paciente pero que no lo protegen del dolor ni de las reacciones sistémicas que éste provoca, como son la taquicardia, el aumento del consumo de oxígeno miocárdico, etc. Si tras la administración de analgésicos, los signos fisiológicos alterados desaparecen, se confirma la idea del dolor como causa de esas alteraciones. La sedación en el paciente crítico se indica como tratamiento básico de la ansiedad y la agitación. Estas dos sensaciones, ligadas a la VM, hacen que la indicación de sedación en dichos pacientes sea inevitable, al menos en los primeros períodos. Existen diferencias en la modalidad del uso de los agentes sedantes, en situaciones agudas o de corta duración, y la sedación prolongada que acompaña a la VM. Estas diferencias radican no sólo en el agente a utilizar, sino en el modo de administración. 6
Finalmente, hay que recalcar que debe hacerse todos los esfuerzos no farmacológicos para adaptar el paciente al ventilador. La sedación siempre es una medida de segunda línea. Si el motivo de la desadaptación es una hipoxemia hay que descubrir el motivo de ésta y tratarlo, independiente del uso de sedantes. Un neumotórax o una atelectasia masiva, pueden pasar desapercibidos por horas si el paciente es sedado profundamente para silenciar la alarma de aumento en el volumen minuto. Un alto índice de sospecha y la evaluación clínica y radiológica es fundamental en el diagnóstico precoz de cualquier complicación. En ningún caso se debe sedar al paciente sin tener claro el motivo de su desadaptación, ya sea hipoxemia, hipercarbia, acidosis, o dolor, por nombrar los más frecuentes. La modificación en los parámetros ventilatorios también puede ser muy útil si el trabajo ventilatorio está aumentado porque el umbral de gatillo está inadvertidamente fijo en -20 cm H2O o el flujo inspiratorio del ventilador es insuficiente.7
Beneficios generales de la sedación
Opuesto a las introducciones habituales sobre sedación, menciono algunos beneficios generales de la sedación durante la VM y que son habitualmente citados en textos clásicos. Además de disminuir el estrés, la ansiedad y el dolor, la sedación facilita el soporte y disminuye el trabajo ventilatorio. Esto trae una disminución en las presiones de vía aérea e intratorácicas, y en los efectos secundarios de ésta como la caída del retorno venoso y del débito cardíaco. En pacientes críticos, la disminución del consumo de oxígeno puede ser una ventaja teórica pero esto no ha demostrado un beneficio clínico consistente. En pacientes cardiópatas, la disminución del nivel de catecolaminas puede ser beneficiosa para disminuir el consumo de oxígeno miocárdico y la postcarga. Finalmente pero no menos importante, hay que destacar que todos los procedimientos invasivos, como punciones o aspiraciones, pueden ser facilitados con una adecuada sedación. No concibo la realización de una punción venosa central en un paciente ventilado, aún en período de destete, sin la administración de algún opiáceo o hipnótico de corta duración. Sin embargo, debe recalcarse que ninguna droga está exenta de efectos adversos y previo a su uso debe hacerse todos los intentos no farmacológicos, hablar con el paciente o modificar los parámetros ventilatorios, para lograr una adecuada adaptación al ventilador.7
Indicaciones de sedación en ventilación mecánica
Aunque clásicamente la sedación farmacológica tenía como fin el mantener al enfermo acoplado al ventilador, en la actualidad se emplea para:
a) Inhibir el centro respiratorio y conseguir la adaptación al ventilador.
b) Aliviar y disminuir el dolor y la ansiedad.
c) Mejorar la comodidad general, manteniendo la posición y aumentando la tolerancia al tubo endotraqueal.
d) Facilitar el sueño y provocar amnesia.
e) Premedicación en exploraciones y técnicas invasivas
Ventajas del Uso de la Sedación en el Paciente en Ventilación Mecánica:
-Produce bienestar al paciente.
-Disminuye la respuesta al estrés y con esto la concentración plasmática de catecolaminas, beneficio actualmente cuestionado a pesar de la evidencia que sugiere que el aumento prolongado de catecolaminas se asocia a fibrosis subendocárdica y a mal pronóstico, después de injuria cerebral.
-Disminuye la presión de la vía aérea y con esto el riesgo de barotrauma y de alteraciones hemodinámicas.
-Permiten mejorar la oxigenación y la ventilación alveolar efectiva, lo que beneficia especialmente a pacientes con SDRA en términos de disminución de consumo de O2 y de la producción de CO2.
-En pacientes con traumatismo craneoencefálico disminuyen la presión intracraneal.
-Facilita el manejo del paciente en VM.
Desventajas de la Sedación en Pacientes en Ventilación
Mecánica:
-Interfiere con la evaluación neurológica.
-Produce depresión respiratoria que puede interferir con la desconexión.
-Puede Producir depresión cardiovascular.
-Existe interacción con otras drogas que puede potenciar sus efectos adversos. 8
Elección del fármaco
La elección del fármaco a emplear en la sedación del paciente críticamente enfermo es habitualmente compleja, debiendo considerarse además del paciente y su patología; la farmacocinética del fármaco incluyendo su vida media plasmática, el volumen de distribución, la formación de metabolitos activos, la farmacodinamia, o el efecto del fármaco en cada paciente individualmente, así como también los efectos secundarios y el costo. En relación a los problemas inherentes a la confianza de los datos farmacocinéticos para sedar pacientes en la UCI se encuentran: los datos farmacocinéticos publicados se derivan habitualmente de voluntarios sanos. Los valores farmacocinéticos reales pueden variar enormemente entre cada paciente de forma individual. El volumen de distribución del fármaco, el efecto y la eliminación se alteran generalmente por enfermedad renal, hepática, sepsis y otras circunstancias.
La concentración del fármaco en el sitio activo puede no reflejarse en la concentración plasmática del fármaco. El efecto inicial del fármaco se termina generalmente por redistribución en los tejidos más que por metabolismo o eliminación en los órganos. Muchos metabolitos son biológicamente activos.9
Efectos adversos de los sedantes: Sin duda que la sedación no es inocua y hay amplios reportes de problemas asociados a ellas. Sin embargo, a mi juicio, los efectos benéficos del buen uso de opiáceos asociados o no a benzodiacepinas en el paciente ventilado exceden los problemas derivados de su administración. En general, todos los agentes sedantes que usamos en los pacientes en VM poseen un efecto depresor cardiovascular. La ketamina pudiera ser una excepción, pero es raramente usada con estos fines. El compromiso cardiovascular puede ser secundario a la droga misma o a efectos indirectos derivados de una disminución del nivel de catecolaminas. En pacientes con gran nivel de estrés, el uso de pequeñas dosis de fentanyl o midazolam, drogas consideradas estables desde el punto de vista cardiovascular, pueden producir un deterioro hemodinámico severo. No es infrecuente la depresión cardiovascular profunda, llegando incluso al paro cardiopulmonar, después de intubar pacientes con gran trabajo ventilatorio o que están cayendo en fatiga. La gran disminución del nivel de estrés por la sedación y el reposo diafragmático, junto a la ventilación con presión positiva en un paciente generalmente hipovolémico se juntan para producir estos desastres. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes, una adecuada titulación de los sedantes más el aporte de volumen o vasopresores en dosis bajas es suficiente para controlar la situación. Más grave que el potencial compromiso hemodinámico con el uso de sedantes en pacientes ventilados, me parece que es el compromiso de la función neurológica, siendo la mayor parte de las veces resultado de una inadecuada administración de los mismos. Una sedación excesiva puede producir un retardo en el despertar y una prolongación en la estadía en ventilador. En ocasiones, pudiera enmascarar síntomas como dolor o peritonismo que pudiera dificultar el diagnóstico de una complicación al clínico, especialmente en presencia de relajantes musculares. En pacientes con trauma cerebral, por otra parte, una sedación insuficiente puede aumentar el consumo de oxígeno cerebral produciendo isquemia, mientras si es excesiva dificulta la evaluación clínica del paciente. Como se dijo previamente, la monitorización clínica rutinaria del nivel de sedación es obligatoria en todos los pacientes. 7
ENTRE LOS FARMACOS UTILIZADOS ENCONTRAMOS
BENZODIAZEPINASSon sedantes moderados con un potente efecto ansiolítico y amnesiante, sin poder analgésico. Deprimen moderadamente la respiración y el sistema cardiovascular, sobre todo al administrarlas junto con opioides, anestésicos generales u otros hipnótico-sedantes. Con su administración a largo plazo se desarrolla tolerancia, pero son raros los casos de adicción o síndromes de deprivación (que de todos modos están descritos). Junto con los opioides, son los fármacos más frecuentemente usados para conseguir la sedoanalgesia deseada para el paciente. Producen depresión del sistema nervioso central de forma dosis dependiente, progresivamente presentan ansiolisis, amnesia anterógrada, sedación consciente, sedación profunda y anestesia; presentan actividad anticonvulsivante en el 80% de los pacientes en status epilepticus (siendo todas igualmente eficaces, eligiéndose en función de características farmacocinéticas). Relajan la musculatura esquelética, no producen analgesia y mantienen una relativa estabilidad hemodinámica (el midazolam a dosis de 0.2 mg/kg, aumenta un 10% la frecuencia cardíaca, y desciende entre un 15 a un 25% la presión arterial media por disminuir el volumen sistólico, sin alterar las resistencias vasculares sistémicas). Deprimen el impulso respiratorio en respuesta al CO2 y pueden inhibir la respuesta a la hipoxia.
Sedación de corta duración
Ajustar la dosis con administraciones aisladas en bolos puede ser difícil, por lo que se aconseja la administración continua por obtenerse con ella unos efectos más predecibles. El midazolam, al tener una vida media menor, parece el más aconsejable, pero en una reciente revisión de 28 ensayos clínicos, sólo en 8 demostraba un despertar más rápido frente al diazepam, pudiendo estar relacionada la duración de acción, más que con la vida media, con la lipofilia de cada molécula. Para sedaciones cortas, ninguna BZD ha demostrado ser superior a otra.
Sedación de larga duración
Teóricamente estaría indicada una BZD de larga vida media que no se acumule. Por las características farmacocinéticas del midazolam, también parece otra molécula aconsejable, aunque en algunos estudios se ha demostrado: que aparece taquifilaxia y duración prolongada de sus efectos, sobre todo en pacientes con insuficiencia renal o hepática, que su volumen de distribución aumenta con la administración continuada, por lo que también lo hace su vida media de eliminación aunque no cambie el aclaramiento y que, comparado con el lorazepam en infusión iv continua no ofrecía ventajas en cuanto al tiempo de recuperación tras cesar su administración. El estudio referenciado está diseñado con 10 pacientes en cada brazo del tratamiento, con una mortalidad global del 35%, por lo que requiere una investigación más amplia para su confirmación. En caso de cirrosis hepática moderada, el aclaramiento del midazolam se prolonga, no alterándose el del lorazepam. 5
Todas las benzodiacepinas parenterales causan amnesia anterógrada y debemos recordar que no tienen actividad analgésica. Aunque el prototipo del sedante intravenoso es el diacepam, ya no se recomienda porque: a) causa con frecuencia dolor y tromboflebitis cuando se administra por una vena periférica; b) la administración en forma de bolos puede llevar a una sedación excesiva; c) la administración en infusión intravenosa continua aumenta su vida media, llegando a ser hasta de siete días en algunos pacientes; d) requiere dilución en un volumen grande, lo que implicaría el riesgo de sobrecarga hídrica en el uso prolongado. Sin embargo, en algunos centros se utiliza por su bajo coste y por su rápido mecanismo de acción para maniobras cortas (cardioversión eléctrica, IT), indicándose un bolo único. El midazolam y el propofol son los agentes de elección para la sedación de corta duración, como la que es necesaria para realizar maniobras de la IT en el comienzo de la VM. La dosis habitual de midazolam para lograr una sedación efectiva durante las maniobras de la IT u otros procedimientos de corta duración es de 0,2 mg/kg, que puede repetirse en bolos de 0,07 mg/kg hasta lograr el nivel de sedación deseado. El propofol es un agente anestésico intravenoso que cuando se usa en dosis sub-anestésicas tiene propiedades sedantes, hipnóticas, y la capacidad de generar cierto grado de amnesia anterógrada. El propofol y el midazolam han demostrado poseer el mismo efecto sedante en estudios comparativos. El comienzo de la acción del propofol es rápido tras la administración de un bolo intravenoso (1 a 2 minutos) y su efecto es breve (10 a 15 minutos) dada su rápida entrada en el SNC. Cuando se usa en forma prolongada sólo debe administrarse por infusión continua con la precaución de usar una vena central y no periférica. También el propofol alarga significativamente su vida media con la administración por períodos prolongados, debido a la acumulación en los depósitos lipídicos, llegando a ser hasta de 300 a 700 minutos. Para lograr una sedación rápida, como en el caso de una IT, se utiliza la administración en bolo de 2 a 2,5 mg/kg. Si se quiere mantener al paciente sedado, en el caso de proseguir con VM, se deberá continuar con una infusión continua a un ritmo inicial de 0,5 mg/kg por hora, que se aumentará 0,5 mg/kg cada 5 a 10 minutos de acuerdo con la respuesta clínica. Una dosis habitual de mantenimiento oscila entre 0,5 y 3 mg/kg por hora. La administración en bolo de propofol causa habitualmente un descenso de la presión arterial, que puede ser de hasta el 30% de la presión basal.
El loracepam es uno de los fármacos apropiados para la sedación prolongada en el paciente ventilado. Es una benzodiacepina de acción intermedia que, por ser menos lipofílica que otros agentes del grupo, tiene menor acumulación periférica. El loracepam, en comparación con el midazolam, tiene una vida media más larga y una capacidad equivalente de provocar amnesia anterógrada. Dada su vida media, el fármaco es apto para la administración en bolos intermitentes, aunque puede usarse por infusión continua. Debido a que el loracepam tiene un tiempo de latencia mayor que otras benzodiacepinas para el comienzo de su acción farmacológica, se aconseja comenzar con una dosis de diacepam o midazolam para inducir una rápida sedación. La dosis de loracepam aconsejada como bolo inicial o como dosis de «refuerzo» es de 0,05 mg/ kg, que deberá repetirse cada 2 a 4 horas según se precise. En la sedación prolongada algunos autores aconsejan la administración en infusión continua de loracepam en dosis de 0,025 a 0,05 mg/kg por hora. Estas dosis suelen ser insuficientes y llegar a duplicarse o triplicarse en algunos pacientes. Desafortunadamente, esta forma farmacéutica del loracepam no se encuentra disponible en todos los países.7
Neurolépticos:
Fenotiazinas y butirofenonas: son fármacos antipsicóticos. Las fenotiazinas no están recomendadas para su uso por los efectos que provocan sobre el sistema cardiovascular y el sistema nervioso central, incluido el sistema simpático; (depresión del SNC, hipotensión, inotropismo negativo, alteraciones electrocardiográficas como prolongación de los intervalos PR y QT y descenso del ST). Las butirofenonas (droperidol y haloperidol) tienen un menor efecto depresor del sistema nervioso central. Potencian el efecto de otros fármacos sedantes y la analgesia por mórficos. Son los fármacos de elección en el tratamiento del delirio, el cual es un estado confusional agudo que aparece en aproximadamente el 10 a 15 % de los pacientes agudos clínicos y de los pacientes quirúrgicos (33). Su incidencia aumenta en los ancianos. El delirio se caracteriza por desorientación, percepciones alteradas, anormalidades psicomotoras y del despertar, disminución de la consciencia, pérdida de memoria, pensamientos y habla desorganizada, disgrafía y un ciclo alterado de sueño-vigilia. El curso fluctúa y se caracteriza por períodos de lucidez. Mecanismo de Acción: se caracteriza por bloqueo de los receptores dopaminérgicos. Efectos secundarios Pueden producir síntomas Parkinson-like, que remiten al cesar la administración del fármaco (pudiendo, en ocasiones, ser necesario el uso de BZD). El síndrome neuroléptico maligno ocurre en el 0.5-1% de los pacientes en tratamiento con fenotiazinas, butirofenonas o tioxantenos y presenta una mortalidad del 20-30%; aunque está más frecuentemente asociado con el uso del haloperidol, en este caso su mortalidad es menor. No está en relación ni con la dosis ni con el tiempo de administración. Se desarrolla lentamente entre 1 y 3 días y puede durar 5 a 10 días tras retirar el fármaco. Afecta principalmente a hombres jóvenes. Se caracteriza por hipertermia, hipertonía de la musculatura esquelética, alteraciones de la conciencia, alteraciones autonómicas (presión arterial lábil, taquicardia, arritmia), leucocitosis, elevación de las enzimas hepáticas y musculares (rabdomiolis). A diferencia de la hipertermia maligna, responde a los relajantes musculares. El tratamiento consiste en interrumpir la Admnistración del fármaco y medidas de soporte general.
Droperidol
Atraviesa la barrera hematoencefálica, tiene un poder antiemetizante y sedativo de menor duración que el haloperidol. No es analgésico. Como el haloperidol tiene efectos secundarios extrapiramidales, y más importante, es un alfa-antagonista más potente, pudiendo provocar hipotensión refractaria al tratamiento al inhibir los receptores alfa-adrenérgicos postganglionares, principalmente en pacientes hipovolémicos que presentan vasoconstricción reactiva. Se emplea para asociar sus efectos ansiolítico y antiemético a la analgesia por narcóticos. Dosis: 1.25-2.5 mg, 30 minutos antes de cualquier maniobra invasiva.
Haloperidol
Es el agente de elección para el tratamiento del delirio en los adultos en cuidados críticos. Atraviesa la barrera hematoencefálica y se concentra en el líquido cefalorraquídeo. Inhibe los receptores catecolaminérgicos, ejerciendo una acción depresora sobre el SNC a varios niveles (subcortical, mesencefálico y troncoencefálico). Sigue un modelo farmacocinético tricompartimental, con una vida media de eliminación final, tras un bolo único intravenoso, de 18-54 horas. Su dosis será según el grado de agitación, comenzar con un bolo de 1-5 mg, pudiéndose repetir a los 10 minutos, doblándose la dosis cada 20-30 minutos hasta que el paciente se calme. Siempre descartar que la agitación no sea secundaria a una causa evitable e, incluso, potencialmente letal (por ejemplo, en el caso de pacientes intubados y "desadaptados", la existencia de un tapón que imp.- de la correcta ventilación). En infusión continua controla la agitación, reduciendo las dosis en bolo de fármacos sedantes y puede facilitar la desconexión de la ventilación mecánica, presentando escasas complicaciones. Debe usarse con cuidado en pacientes que reciben fármacos que prolonguen el QT como es el caso de la amiodarona.
Clormetiazol
Derivado de la vitamina B1, es sedante o hipnótico según la dosis, no tiene poder analgésico y tiene efecto anticonvulsivante. Ha sido empleado en el tratamiento del delirium tremens, como sedante y en caso de preeclampsia o eclampsia.
Dosis: 24-26 mg/min hasta conseguir un sueño superficial y después continuar a una velocidad de 4-8 mg/min (preparado comercial al 0.8% 3-7.5 ml/min, mantenimiento 0.5-1 ml/min). Se puede continuar con dosificación oral, ajustada al mínimo necesario y no se aconseja mantenerle tratamiento más de 10 días. 3
Fármacos analgésicos: Un objetivo de gran importancia en un paciente de UCI debe ser una adecuada analgesia. El analgésico endovenoso más utilizado son los opioides, y también el más recomendado. En general, hay que tener en cuenta que los pacientes de edad avanzada pueden tener unos menores requerimientos de opioides debido a un menor volumen de distribución, una reducción del 50% del aclaramiento y una menor unión a proteínas. Se ha de considerar el uso profiláctico de laxantes debido a la frecuencia de íleo e hipomotilidad intestinal. a) Morfina. Es el analgésico recomendado de primera línea debido a su potencia, eficacia analgésica y bajo coste. Produce vasodilatación y bradicardia por efecto simpaticolítico. El principal efecto adverso es la depresión respiratoria, y otros son la sedación, náuseas, íleo y espasmo del esfínter de Oddi. Además es histaminoliberadora, causando hipotensión, taquicardia y broncoespasmo en pacientes susceptibles. El inicio de acción se produce a los 5-10 minutos y el efecto pico en 30 minutos. Tiene una vida media de eliminación de 2-4 horas, y un metabolito activo, que se puede acumular y causar excesiva sedación en pacientes con fallo renal. En pacientes de UCI puede haber alteración del volumen de distribución y de su unión a proteínas, dando lugar a una respuesta disminuida o exagerada. La dosis de inicio recomendada es de 0,05 mg Kg-1 en 5-15 minutos, lo que correspondería en un paciente estándar de 70 kg a 3,5 mg, y la dosis de infusión continua puede variar de 1 a 10 mg h.
b) Fentanilo. Analgésico recomendado en caso de:
– inestabilidad hemodinámica
– alergia a morfina
– pacientes que presenten síntomas de histaminoliberación con la morfina
– insuficiencia renal
No es histaminoliberador y tiene efectos hemodinámicos mínimos. El resto de efectos adversos son similares a los de la morfina. Al ser más lipofílico que la morfina, tiene un inicio de acción más rápido, con un efecto pico en 4 minutos.
La vida media es corta, de 30-60 minutos, pero en la administración prolongada tiende a la acumulación en compartimentos periféricos, por lo que la vida media aumenta a 9-16 horas. No tiene metabolitos activos. Se administra en infusión continua de 25-200 µg h-1 (o 1-2 µg Kg-1 min-1, paciente de 70 kg: 70-140 µg h-1) con bolos inicial de 25-100 µg.
c) Hidromorfona. Derivado semisintético de la morfina con más potencia analgésica/sedativa y menos efecto eufórico.
d) Meperidina. No recomendada por tener un metabolito activo, la normeperidina, que se puede acumular y es neuroexcitador.
e) Opiáceos agonistas-antagonistas (buprenorfina).
No recomendados.
f) Metadona. Los efectos adversos son similares a los de la morfina pero es menos sedante. Tiene una vida media larga, por lo que la dosificación se hace difícil.
g) Remifentanilo. Opioide selectivo posee efectos predecibles, incluyendo un inicio de acción rápido (alrededor de 1 minuto) y un fin rápido (menos de 10 minutos), lo que hace que sea fácilmente dosificable. Aún no ha sido suficientemente estudiado en pacientes de UCI, pero parece ser útil en aquellos pacientes que precisan interrupciones regulares de la sedación para valoración neurológica, ya que la recuperación del efecto analgésico y sedante es muy rápida. Su metabolismo no se afecta por la existencia de insuficiencia hepática ni renal porque se metaboliza por esterasas plasmáticas inespecíficas. Esto lo diferencia de otros fármacos: el metabolismo del fentanilo es impredecible en pacientes críticos y depende del hígado, y la eliminación de la morfina depende de la función renal. Breen et al35 estudiaron los efectos adversos del remifentanilo durante la infusión prolongada hasta 72 horas en pacientes que presentaban deterioro de la función renal, observando que la aparición de efectos adversos era independiente del grado de disfunción renal. Un estudio, doble ciego, que compara remifentanilo y fentanilo en UCI36, encuentra que los dos grupos fueron similares en cuanto a necesidades de propofol (en un 35% y 40% de pacientes respectivamente, y en pequeñas dosis en ambos grupos), tiempo de sedación óptima y tiempo de extubación. No hubo diferencias significativas en incidencia de efectos adversos, y aunque la estabilidad hemodinámica fue similar en ambos grupos, el que recibió remifentanilo tuvo más dolor. Otro estudio comparó remifentanilo y morfina en pacientes críticos postoperados. El remifentanilo se asoció a un mayor tiempo de sedación óptima y precisó menos reajustes en el ritmo de infusión. Asimismo, el tiempo de ventilación mecánica y de extubación fue menor y hubo menos necesidad de añadir midazolam, mientras que los efectos adversos fueron similares (escasos en ambos grupos).
En cuanto al desarrollo de tolerancia e hiperalgesia, los estudios son contradictorios. Unos trabajos apuntan hacia la existencia de tolerancia e hiperalgesia, mientras que otros no observan su desarrollo. De estos estudios, dos están basados en la utilización intraoperatoria de remifentanilo (dosis mayores), y otros dos en voluntarios sanos, por lo que los resultados pueden diferir del uso clínico para sedación en paciente crítico en ventilación mecánica. Sin embargo, se han comunicado casos de tolerancia aguda con síndrome de abstinencia tras sedación basada en remifentanilo en pacientes de UCI, con sedaciones entre 2 y 30 días de duración41, así como casos de tolerancia aguda selectiva a la depresión respiratoria y a la sedación afectar a los efectos analgésicos del remifentanilo42. La mayoría de trabajos inician la infusión a 9 µg Kg-1 h-1 (0,15 µg Kg-1 min-1), con adición de propofol, si es necesario, a dosis bajas (0,5 mg kg-1 h-1). h) Analgésicos no opiáceos: antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Pueden ser usados como coadyuvantes de los opioides en pacientes seleccionados, ya que así se reducen las necesidades de éstos. Se ha de tener precaución en caso de hipovolemia o hipoperfusión, edad avanzada y deterioro previo de la función renal, puesto que hay más susceptibilidad a lesión renal inducida por AINE. La administración de naloxona tras tratamiento prolongado con opiáceos no está recomendada porque puede desencadenar síndrome de abstinencia, náuseas y arritmias .10
Barbitúricos Son derivados del ácido barbitúrico (que está formado por la reacción de los dos carboxilos del ácido malónico con los dos grupos amino de la urea).
En función de las posibles sustituciones en el anillo resultante, se obtendrán derivados barbitúricos con distinta actividad y características farmacológicas. Tienen un rango terapéutico estrecho, por lo que es difícil conseguir el efecto deseado sin provocar depresión del SNC, alteran de forma selectiva y generalizada la actividad de todas las células excitables del organismo, nerviosas o no nerviosas, si bien las más sensibles son las neuronas (esta acción puede extenderse a todo el neuroeje, llegando a producir coma y muerte por inactivación de los centros bulbares), siendo su efecto distinto según las áreas. Las actividades hipnótica y anticonvulsivante son relativamente independientes. A bajas dosis (antiepiléptica), se unen al receptor del GABA potenciando sus efectos (al igual que las BZD). Independientemente de esta acción: facilitan directamente la conductancia para el cloro, reducen la respuesta a un aminoácido estimulante como el ácido glutámico, deprimen los potenciales calcio-dependientes, e inhiben la liberación de neurotransmisores inducida por el calcio.
A nivel periférico producen bloqueo ganglionar que podría explicar la hipotensión inducida por la administración intravenosa de estos fármacos, que es más importante en caso de personas ancianas o con depleción de volemia. Aunque la depresión miocárdica es posible, sólo ocurre a dosis mucho mayores que las necesarias para inducir sedación o hipnosis.
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