Educación, cultura, sociedad. La crisis en la pedagogía, algo conocido en la física
Enviado por Jorge Luis Herrera Fuentes
En el trabajo se hace un análisis comparativo entre las llamadas crisis, tanto en la Pedagogía actual como en la Física de principios del siglo. Con este ejemplo se trata de ilustrar que los procesos de surgimiento de las ciencias están marcados por aparentes reveses que son consecuencia natural de la dialéctica de su desarrollo.
THE CRISIS IN PEDAGOGY, SOMEONE KNEW IN PHISICS.
SUMMARY: A comparative analysis between which are called crisis, so in nowadays Pedagogy like at the beginning of century Physics, is made in this work, in order to illustrate with this example that this beginning process of sciences are marked by apparent reverses which are natural consciousness of its dialectical development.
En los corrillos juveniles de los estudiantes de perfil pedagógico, ha sido siempre común comentar acerca de lo dudoso de que la Pedagogía sea una ciencia, ya que invariablemente los primeros contenidos que se estudian de la misma van dirigidos a convencerlos de este acierto. Esto no ocurre con las ciencias exactas y naturales, entre las que se incluye la Física, cuyo carácter científico resulta casi axiomático, es decir que nadie lo duda y por lo cual no necesita ser demostrado.
Con esta percepción se comete un error de cansada reincidencia positivista, el de modelar una ciencia social a la imagen y semejanza de una ciencia natural, aún cuando sus objetos de estudio son tan marcadamente diferentes como lo son un ser racional y un objeto inanimado. Este error y esta duda no son sólo privativos de los jóvenes estudiantes de carreras pedagógicas, muchos más han ingresado al corro.
Los orígenes de la Pedagogía se pierden en la génesis del hombre como ser racional, debido a que la necesidad de supervivencia de la especie conllevó a comunicar la herencia cultural a las generaciones jóvenes, con métodos formativos aprendidos de modo empírico. Otras ciencias, como la Física por ejemplo, son más jóvenes, sin embargo después de separarse de la Filosofía como ciencia independiente, no siempre tuvo claridad de su objeto de estudio y en su decursar histórico ha pasado por crisis que han removido su andamiaje teórico, al no adecuarse los modelos elaborados para explicar los fenómenos, al objeto de estudio.
Así se tienen las discrepancias surgidas desde el siglo XVII entre Huygens y Newton, al explicar los fenómenos luminosos desde un modelo mecanicista . Con ello aparece el antagonismo onda – corpúsculo debatido durante dos siglos, hasta que Folcaut inclinó la balanza a favor de la onda con sus verdades experimentales.
Junto a la Teoría Ondulatoria surgió la Hipótesis del Éter que permaneció incólume hasta el siglo XIX, cuando los experimentos de Michelson y la genial generalización de Einstein refutaron ese lastre teórico.
A finales del pasado siglo, otras nubes ensombrecieron el panorama de una ciencia que parecía acabada, el propio Hertz al comprobar experimentalmente la Teoría Ondulatoria Electromagnética, generalizada desde 1864 por Maxwell, sembró el germen de su límite al descubrir, sin notarlo, un fenómeno inexplicable para dicha teoría: el efecto fotoeléctrico. En este período estaba pendiente la explicación de la llamada "catástrofe ultravioleta", en el espectro de radiación del cuerpo negro; es decir que existían fenómenos que no podían ser explicados dentro del marco conceptual de la ciencia; era la crisis de la Física.
Un filósofo fue quien dio la alerta. Lenin, en su obra Meterialismo y Empiriocriticismo, destacó lo relativo del conocimiento humano, nada estaba acabado, sólo que los modelos elaborados pera explicaciones puntuales del objeto de estudio, no lo abarcaban como un todo. Cualquier semejanza con la Pedagogía, no es ninguna coincidencia casual.
La Física es la ciencia que estudia las formas más simples del movimiento de la materia y de su organización, y si en ella han ocurrido, ocurren y ocurrirán estas amenazas a su integridad como tal, por qué el asombro si ocurran en una ciencia cuyo objeto de estudio contiene a la forma más compleja del orden y el movimiento de la materia: el hombre.
En la medida en que se amplía el campo del conocimiento humano, nuevos y múltiples son los fenómenos físicos que se descubren. El objeto de estudio de la Física se atomiza, surgen nuevas ramas que pronto resultan nuevas ciencias: la Química – Física, la Geofísica, la Biofísica, la Electrónica, la Biónica, etc.; pero todas unidas a la ciencia madre, al tronco común.
La complejidad del objeto de estudio de la Pedagogía ha motivado que este proceso haya ocurrido de modo inverso. De la ciencia madre no sólo se atomizó, sino que se dispersó el objeto de estudio. Si en la Física las concepciones teóricas se encaminaron a la convergencia, como en el caso del carácter dual onda – corpúsculo de la luz, en la Pedagogía han marchado a la divergencia, con la negación de unas a las otras, en lo que influyen las concepciones filosóficas mutuamente excluyentes.
Aunque el término pedagogía fue introducido por Herbart (1776 – 1841), quién la definió por primera vez como ciencia a inicios del siglo XIX, su génesis se pierde en los orígenes del hombre. El término proviene del griego "pedagogo" que significa "el que lleva el niño a la escuela" y no fue utilizado por los padres fundadores de esta ciencia, tales como Comenius (1592 – 1670), Rosseau (1712 – 1778) o Pestalozzi (1746 – 1827), sin embargo en sus obras pedagógicas fundamentales: Didáctica Magna, Emilio, y Gertrudis y Leonardo, el referente teórico abarca no sólo la enseñanza, sino la educación como concepto social, que contempla la formación del hombre dentro y fuera del marco escolar.
Todas las sociedades humanas han elaborado paradigmas de formación del hombre de acuerdo a la misión social de éste, es decir que han tenido un carácter clasista marcado por las concepciones filosóficas de las mismas. Los métodos empleado para ello han sido concebidos por las clases dominantes en función de sus intereses.
La formación holística del ser humano resulta harto compleja, por lo que el objeto de estudio de la Pedagogía es un proceso muy difícil de abarcar en todas sus aristas. El hombre es una integridad bio-psico-social tan compleja que ni el mismo es capaz de comprender a cabalidad. Debido a ello, antes de que la ciencia pedagógica pudiera establecer regularidades y leyes abarcadoras de un proceso tan complejo, los científicos atendieron elementos puntuales de su objeto de estudio. El tronco fue desmembrado en ramas y tendencias, cada una de las cuales ha considerado que las regularidades del comportamiento del elemento puntual estudiado, pueden ser extrapoladas a todo el objeto de la ciencia, es decir, hacer inferencias y generalizaciones propios de los métodos de investigación de las ciencias naturales.
Este enfoque positivista, permite estudiar un conglomerado humano como a un ensemble estadístico cualquiera, comparar al hombre con un naipe o un número aleatorio y esto, al parecer, no funciona así.
Las primeras tendencias fueron las de psicologizar a la Pedagogía, de ahí que todas las escuelas psicológicas tengan una o varias derivaciones pedagógicas. La mayoría de estas escuelas han estudiado elementos puntuales de la psiquis del hombre: el inconsciente, la conducta, la influencia social o externa, la motivación, la sexualidad, los factores internos, la autorrelización, etc; o combinaciones de ellos. Por otro lado, han hecho generalizaciones a partir de estudios de determinadas etapas del desarrollo del hombre, o del comportamiento de pequeños grupos humanos, o de personas con trastornos psíquicos.
Otras tendencias pedagógicas no han salido del marco de la escuela, o más aún, del proceso de instrucción de grupos estratificados por edades o encargo social, es decir, quedan en el campo de la Didáctica y de ahí, hacen generalizaciones al proceso de formación del hombre.
En correspondencia con el componente puntual del objeto de estudio tenido en cuenta, tienen aciertos en determinados marcos y en otros no. La regularidad que se observa es que, la generalización de teorías puntuales acaba en el fracaso.
La Pedagogía, como ciencia madre en el proceso de formación del hombre, enrumba su camino en el presente, sale del estrecho marco de la escuela para insertarse en la sociedad, busca sus leyes y teorías generales, adecuará los paradigmas a su objeto de estudio, definirá sus métodos propios de investigación como ciencia social. En la actualidad está en su renacer, en su etapa epistemológica de búsqueda de su base teórico conceptual. Su momento es de crisis, pero como lo demuestra la historia en el caso de otras ciencias, ello marcará un hito en su desarrollo.
Resulta innegable que las diferentes ciencias de la educación tienen aciertos dentro de los límites de su objeto de estudio, ya sea con enfoques psicológicos, sociológicos, cibernéticos o filosóficos distintos; o se hable de diferentes tendencias pedagógicas llamadas contemporáneas, o de diferentes teorías elaboradas para la enseñanza o la educación, o de diferentes paradigmas de investigación. El camino de la ciencia pedagógica deberá dirigirse a la integración, que no es la suma mecánica, de lo mejor de cada una en un cuerpo único, trabajar en la convergencia de lo útil que las une y no desgastarse en la negación mutua, y a partir de ahí, elaborar la concepción nueva.
El camino puede ser tortuoso, pero la meta es clara.
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Jorge Luis Herrera Fuentes
Departamento de Física. Facultad de Geología y Mecánica.
Universidad "Hermanos Saíz Montes de Oca" de Pinar del Río.
Pinar del Río. Cuba.
Licenciado en Educación, especialidad de Física, graduado en 1978, en el Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río. Profesor Auxiliar. Doctor en Pedagogía. Máster en Ciencias de la Educación. Vicedecano de la Facultad de Geología y Mecánica de la Universidad. Investiga en el campo de la Didáctica de la Educación Superior, en particular en la formación de las habilidades necesarias para los modos de actuación de los futuros profesionales y su capacitación laboral en las unidades docentes.