Descargar

Características genéticas y estructurales del virus de la Hepatitis C. (página 2)


Partes: 1, 2

Figura 2. Esquema de la organización genómica del VHC y productos génicos. (a) Estructura del genoma viral (arriba), que contiene los genes que codifican para las proteínas estructurales y no estructurales y las regiones no traducidas 5´ y 3´. La representación de la organización de las proteínas en el precursor poliproteico (abajo), muestra en cada una de ellas su principal función. Los círculos en negro indican los sitios de corte de la peptidasa señal; el círculo en blanco refiere el sitio de corte de la peptidasa señal donde se obtiene el péptido de la proteína Core inmadura; la flecha en blanco indica el sitio de corte autocatalítico de la unión NS2-NS3; las flechas en negro señalan los sitos de corte del complejo proteinasa NS3-NS4A. (b) Topología de las proteínas del VHC con respecto a su inserción o no en la membrana celular, mostrando los dominios transmembranas, así como los estiramientos hidrofóbicos de sus extremos C-terminales.

La RNT 5´ es muy importante para el inicio de la traducción de las proteínas virales, ya que constituye el sitio de reconocimiento ribosomal (IRES, del inglés Internal Ribosomal Entry Site) (Drazan, 2000), el cual permite la unión directa de la subunidad ribosomal 40S al sitio del codón de inicio AUG del marco de lectura. Varias proteínas hospederas interactúan específicamente con la RNT 5´, así la proteína de unión y transporte de pirimidina (PTB) y el autoantígeno LA, son necesarias para la traducción del genoma por mediación del IRES (Ali y cols., 2000).

La RNT del extremo 3´ (Fig.2a) consta de una secuencia pobremente conservada de aproximadamente 40 nt que sigue al codón de terminación, y una región polipirimidínica interna (U/UC) de 30 a 150 nt, aunque se reporta una región poli A en el VHC genotipo 1 (Hougton, 1994), seguida por una secuencia "X-tail" única, de 98 nt (Tanaka y cols., 1996). Esta última secuencia puede plegarse en una estructura conservada en forma de tallo y lazo. Esto sugiere que la cola 3´ es una región común del genoma del VHC y que juega un papel importante en la iniciación de la replicación (Kolykhalov y cols., 1996). La PTB y el autoantígeno LA también se unen específicamente a este extremo del genoma, por lo que se estima que se relaciona además con la encapsidación del ARN (Kato, 2000).

Procesamiento de la poliproteína y características de las proteínas virales

El procesamiento proteolítico del precursor poliproteico viral ocurre co-traduccionalmente y post-traduccionalmente y está mediado por al menos tres enzimas: una peptidasa señal celular y las proteinasas virales NS2-NS3 y NS3 (Takamizawa y cols., 1991). Otra pequeña proteína viral, NS4A es requerida para el procesamiento proteolítico como un cofactor de NS3 ( Reed y Rice, 2000).

Las proteínas estructurales del VHC, son producidas por cortes mediante la peptidasa señal (Hougton, 1994). La proteinasa NS2-NS3 es una enzima dependiente de zinc y corta el sitio entre NS2 y NS3, por lo tanto, esta actividad se pierde luego de su acción (Pieroni y cols., 1997). La proteinasa NS3 escinde el sitio entre NS3 y NS4 en cis, mientras que los otros sitios (NS4A/4B, NS4B/5A, NS5A/5B) en trans (Penin y cols., 2004).

Proteína de la nucleocápsida: core

La proteína core es una fosfoproteína producida a partir de la porción N-terminal del precursor proteico, por acción de la peptidasa señal celular del hospedero que produce la forma inmadura de esta proteína, la cual posee 191 aa (aproximadamente 22 kDa) (Fig.2a). Esta es nuevamente procesada por la misma enzima para dar lugar a la forma madura de la proteína, la cual termina alrededor del aa 179 (McLauchlan y cols., 2002). La secuencia nucleotídica de la región codificante para la proteína core está altamente conservada (homología más del 90%) entre los diferentes genotipos (Bukh y cols., 1995). Dicha proteína es rica en prolina, en aminoácidos básicos y puede unirse específicamente al extremo 5´ no traducido y muy eficientemente a una secuencia de 31 nt del dominio del lazo IIId (Fig. 2a). Adicionalmente se ha demostrado, in vivo e in vitro, la existencia de interacciones homotípicas, multimerización de la cápsida e interacción con E1 y E2 (Matsumoto y cols., 1996). Todo esto confirma que esta proteína forma la nucleocápsida del virus.

Algunos resultados muestran que la misma está distribuida como una proteína nuclear o citoplasmática dependiendo de la talla de la proteína y del genotipo analizado. Recientemente, mediante un estudio de la localización subcelular de las proteínas estructurales utilizando el aislamiento JFH-1, subtipo 2a, el cual se replica eficientemente en la línea celular Huh-7, se observó que la proteína core se encuentra predominantemente en el citoplasma. En este se asocia a partículas de origen lipídico denominadas gotas lipídicas, consistentes en un núcleo de triacilglicéridos y ésteres de colesterol, recubiertos por una monocapa de fosfolípidos y proteínas. Dicha estructura surge a partir del retículo endoplasmático (RE) interaccionando con este después de su maduración por la cara citosólica (Rouillé y cols., 2006).

Se ha demostrado en estudios recientes, la existencia de un marco de lectura abierto alternativo dentro de la región que codifica para el core, donde se codifica una nueva proteína la cual fue llamada "proteína de marco de lectura alternativo" (ARFP del inglés, alternative reading frame protein) (Xu y cols., 2001; Varaklioti y cols., 2002). En varios pacientes fueron encontrados evidencias de anticuerpos y de inmunidad mediada por células contra esta proteína, aunque todavía no está totalmente dilucidada su acción en el ciclo de vida del virus (Bain y cols., 2004).

Proteínas de la envoltura: E1 y E2

E1 y E2 son proteínas de la envoltura lipídica del virus y tienen un peso molecular de 35 kDa y 58-72 kDa,respectivamente. Ambas poseen sitios de glicosilación (5 ó 6 en E1 y 11 en E2) bien conservados entre las cepas del VHC, y el patrón de carbohidratos consiste en oligosacáridos complejos, ricos en manosa y que contienen además ácido siálico (Hijikata y cols., 1991). Los extremos N-terminales de E1 y E2 están en los aminoácidos 192 y 384 del precursor proteico, respectivamente. Mientras que las posiciones aminoacídicas 746 y 809 fueron identificadas como los extremos carboxilos-terminales (C-terminales) de E2 conocidos como: E2 (E2a) y E2-p7 (E2b) (Mondelli y cols., 2001).

Los estudios cinéticos muestran que estas dos proteínas forman un heterodímero unido no covalentemente (Deleersnyder y cols., 1997; Rouillé y cols., 2006). Los ensayos de inmunolocalización y los análisis de glicanos han mostradoque este complejo asociado E1-E2 se localiza predominantemente en la red reticular endoplasmática y al menos dos señales, en este caso los dominios transmembrana de E1 y E2, están involucradas en la retención en el RE (Dubuisson y cols., 1994). Además, son consideradas proteínas de transmembrana tipo I (Fig.2b) con ectodominios de 160 y 334 aa respectivamente en el extremo N-terminal y un pequeño dominio C-terminal transmembranoso de aproximadamente 30 aa (Penin y cols., 2004).

La resistencia a la digestión con la endo-β-N-Acetilglucosaminidasa H (endo H) es indicativa de que las glicoproteínas se mueven desde el RE hasta por lo menos las regiones media y trans del Complejo de Golgi, donde los azúcares complejos son formados (Op De Beeck y cols., 2001).

La proteína E2 es conocida como E2/ NS1 y tiene función antirreceptora. En su extremo N-terminal se encuentran las regiones más variables de todo el genoma viral, denominadas regiones hipervariables I y II (RHV I y II) (Hijikata y cols., 1991; Kato, 2001). La primera, de 30 aa, ha sido detectada en todos los aislamientos virales y se ubica justo en el inicio de la proteína (aa 384) y tiene epítopos de linfocitos B. La segunda RHV, ha sido descrita sólo en los aislamientos de genotipo 1b y abarca 7 aa (aa 454-460) (Hijikata y cols., 1991; Kato y cols., 1992, Rosa y cols., 1996). Puntoriero y colaboradores en 1998 descubrieron que existen segmentos altamente conservados dentro de la RHV I, sugiriendo que la variabilidad inmunológica esta limitada a la heterogeneidad en la secuencia primaria. Se ha reportado recientemente que estas dos RHV modulan la unión de E2 al receptor celular de entrada del virus, a través de interacciones intermoleculares (Roccasecca y cols., 2003). La variabilidad presente en esta región puede deberse a la ocurrencia de mutaciones al azar y a la selección de los mutantes que son capaces de escapar a la neutralización por los anticuerpos del hospedero.

Proteína p7

El polipéptido p7 es una proteína intrínseca de membrana (Fig.2b) de 63 aa (Sakai y cols., 2003). Posee dos segmentos transmembrana unidos por un lazo citosólico y sus extremos N y C-terminal están orientados hacia el lumen del RE (Carrere y cols., 2002). Observaciones actuales indican que p7 tiene características semejantes a un conjunto de proteínas llamadas viroporinas y que puede formar canales iónicos en liposomas (Griffin y cols., 2005), lo que sugiere una posible relación con la liberación de las partículas virales. Se ha demostrado que no es importante para la replicación viral (Lohmann y cols., 1999), pero se ha visto que es crítica para la infectividad del VHC in vivo y que tiene secuencias funcionalmente genotipo-específicas, que interactúan con otras regiones del genoma (Sakai y cols., 2003).

Proteínas no estructurales: NS2, NS3, NS4A, NS4B, NS5A, NS5B

Las proteínas no estructurales presentan funciones enzimáticas que comprenden una polimerasa, una helicasa y dos proteasas (Fig.2a) (Selby y cols., 1993).

La proteína de transmembrana NS2 (Fig.2b), es un polipéptido que contiene un dominio proteasa del tipo cisteína (Snijder y cols.,  1995) que, junto al tercio N-terminal de NS3, forma una metaloproteasa dependiente de zinc (Pieroni y cols., 1997). Aunque la proteína NS2 es rica en aa hidrofóbicos y es producida por autoprocesamiento entre NS2 y NS3 por la proteinasa NS2-NS3, la función biológica de NS2 no está clara (Penin y cols., 2004).

La tercera proteína no estructural, NS3, de 70 kDa de peso molecular, posee tres actividades enzimáticas: actividad serino proteasa, localizada en un tercio de NS3, hacia el extremo N-terminal y posee un potencial catalítico trivalente, similar a la tripsina. La actividad helicasa-nucleósido trifosfatasa fue identificada en la mitad del extremo C-terminal de la proteína NS3, y está involucrada en la replicación y posiblemente en la traducción del genoma viral (Jin y Peterson, 1995).

NS4A es un péptido hidrofóbico pequeño, de 54 aa (≈ 8 kDa) (Fig.2b), que posee tres dominios distintos. El dominio central forma un complejo estable con NS3 como cofactor esencial de esta proteinasa, para el eficiente procesamiento de las proteínas no estructurales (Asabe y cols., 1997). El segmento hidrofóbico N-terminal es responsable de su inserción en membrana y el reclutamiento de NS3 a la membrana. Recientemente se encontró que el dominio acídico C-terminal contiene aa importantes para el establecimiento de la replicación del ARN (Lindenbach y cols., 2005).

NS4B es una proteína integral de membrana que se asocia a la membrana del RE por medio de una secuencia tipo "secuencia señal interna" (Fig.2b) (Hugle y cols., 2001) y tiene un peso molecular de 27 kDa. Reportes individuales sugieren que este polipéptido puede inhibir la traducción de proteínas, modula la función de NS5B, recluta otras proteínas no estructurales a un compartimiento con características similares a balsas lipídicas o media la transformación celular (Gao y cols., 2004). Se ha reportado además que la expresión de esta proteína es capaz de inducir la formación de redes originadas de la membrana del RE, que contienen todas las proteínas, tanto estructurales como no estructurales (Gosert y cols., 2003), por lo que sugiere la inducción de un escenario membrana-específico para la formación del complejo de replicación viral (Penin y cols., 2004). Estudios recientes revelan la presencia de motivos de unión a nucleótidos (NBM, del inglés Nucleotide Binding Motif), los cuales median la unión de trifosfato de guanosina (GTP) y una actividad GTPasa, la cual ha mostrado ser esencial para la replicación del VHC (Einav y cols., 2004).

Hacia la última región del genoma se encuentran las dos últimas proteínas no estructurales: NS5A y NS5B (Fig.2b), las cuales son cortadas como productos maduros al unísono con NS4A por acción de la NS3 (Clarke y cols., 1997). La NS5A está fosforilada en residuos de serina por fosforilación basal en la región C-terminal y posee un peso molecular de 56 kDa en esta forma basal y 58 kDa en otra hiperfosforilada (Penin y cols., 2004).

La NS5B es la ARN polimerasa ARN dependiente, clave en la replicación del genoma viral (Bartenshlager, 2000). Es una proteína cuya secuencia de inserción atraviesa la membrana del RE (Fig.2b) como un segmento transmembrana (Ivashkina y cols., 2002) y su dominio funcional se encuentra hacia el lado citosólico (Wattenberg y Lithgow, 2001). Se ha reportado que la alfa-subunidad 7 del proteosoma y el Hu antígeno R (HuR), actúan como cofactores de la polimerasa viral (Korf y cols., 2005).

1.4 Heterogenicidad del VHC

El VHC presenta una gran heterogeneidad en su genoma, característica de la mayoría de los virus de simple cadena (Abe y cols., 1992). Esta notable diversidad genómica puede ser explicada en primer lugar, por la alta tasa de errores de la ARN polimerasa dependiente de ARN, ya que la misma no posee función correctora. Esta es considerada la razón principal para la generación de secuencias de gran diversidad en el genoma viral, las cuales conllevan a la existencia de una población de cuasi-especies en un mismo individuo con genomas virales que difieren entre un 1-5% en su secuencia nucleotídica (Kato, 2001). La alta capacidad de mutación de este virus se encuentra entre 10-3 y 10-4 sustituciones por sitio de genoma por año (Abe y cols., 1992). Debido a estas mutaciones en el genoma se producen partículas virales diferentes genéticamente, que constituyen un mecanismo rápido y eficiente para el escape del virus a la respuesta inmune, explicándose de esta forma la alta proporción de infecciones crónicas por el VHC y uno de los principales obstáculos para el desarrollo de una vacuna (Jonas, 2000).

Investigaciones de aislamiento y secuenciación en diferentes países revelan que existen cambios a nivel de secuencia nucleotídica y de aminoácidos entre sí, variando de una región a otra entre un 30 y un 40% (Takada y cols., 1993), hasta un 20% entre individuos y un 10% en un mismo paciente (Houghton y cols., 1991). Para los aislamientos que se diferencian entre un 30 y un 40%, se han definido hasta 12 genotipos; de los que se han descrito seis (1-6) con variación en su secuencia nucleotídica entre un 30 y un 50%. La mayor variabilidad del genoma se encuentra hacia el extremo N-terminal de la E2, donde se encuentran las regiones hipervariables (Hijikata y cols., 1991; Kato, 2001).

Todos los aislamientos del VHC se separan en grupos filogenéticamente relacionados, llamados subtipos. Dentro de los genotipos se definen más de 90 subtipos (1a, 1b…, 2a, 2b…, etc) con variaciones entre un 15 y un 30% (Simmonds, 2005). Cada subtipo muestra regularmente una diferencia de más de un 20% a nivel nucleotídico y más de un 15% a nivel de aa, aunque la RNT 5´ y la región que codifica para la proteína de la cápsida muestran una elevada homología (más de un 90%) (Hoofnagle, 2002). Según algunos investigadores, los diversos genotipos difieren poco en su expresión clínica y no están asociados con los resultados clínicos o con la severidad de la enfermedad (Lau y cols., 1996). Sin embargo, se ha observado que la respuesta al tratamiento con IFN-a pegilado (modificado con polietilénglicol) combinado con ribavirina, es bastante diferente en pacientes infectados con los genotipos 2 y 3 en comparación a los infectados con la variante 1 y 4 que son más resistentes (Liang y cols., 2000).

1.5 Ciclo replicativo del VHC y sistemas de replicación viral

El virus de la Hepatitis C se replica principalmente en hepatocitos (Sugano y cols., 1995), aunque se ha detectado genoma y antígenos virales en otras células del hígado, entre las que se incluyen las células de Kupffer y las células endoteliales (Blight y cols., 1994). Otros estudios han demostrado que el virus puede replicarse en células mononucleadas de sangre periférica (linfocitos T y linfocitos B), en células polimorfonucleadas (en este caso monocitos), en células de los nódulos linfáticos y en células epiteliales del tracto gastrointestinal y de cerebro (Deforges y cols., 2004; Forton y cols., 2004).

El ciclo de vida incluye:

1)  Unión a un receptor de la superficie celular todavía no identificado y su internalización.

2) Liberación al citoplasma y descubrimiento del RNA viral

3) Traducción mediada por IRES

4) Procesamiento de la poliproteína por proteasas celulares y virales

5) Replicación del RNA

6) Ensamblaje y empaquetamiento

7) Maduración del virión

8) Liberación de la célula del huésped

Fuertes evidencias confirman que la proteína CD81, miembro de la familia de las tetraspaninas, está implicada en la internalización del virus a la célula (Pileri y cols., 1998). Sin embargo, se ha reportado que otras moléculas están involucradas en este mecanismo, incluyendo el receptor scavanger clase B tipo I (SRB-I), el cual dentro de otras funciones, es el receptor de la lipoproteína de alta densidad (HDL, del inglés High Density Lipoprotein)(Scarselli y cols., 2002) y el receptor de lipoproteína de baja densidad (LDL-R) mediante la asociación de las apoproteínas ApoB y ApoE con el virus, sugiriendo que quizás la entrada del virus se realice mediante su unión a lipoproteínas (Nielsen y cols., 2006). Unido a estos reportes, se han encontrado como posibles candidatos las lectinas de tipo C: L-SIGN(CD 209L)(del inglés, lectin-specific intercellular adhesion molecule 3 grabbing-nonintegrin) y DC-SIGN(CD 209)(del inglés, dendritic cell-specific intercellular adhesion molecule 3 grabbing-nonintegrin) (Cormier y cols., 2004), ambas expresadas en las células endoteliales hepáticas y las células dendríticas (CD) respectivamente; el heparán sulfato presente en los glucosaminoglicanos de la superficie celular (Barth y cols., 2003); el receptor de asialoglicoproteína (Saunier y cols., 2003), y la proteína claudina-1 que forma parte de las uniones estrechas presentes en las células hepáticas (Evans y cols., 2007). Todo esto debido a que la expresión de CD81 no se restringe a los hepatocitos o a células de sangre periférica, y es posible que se requiera un co-receptor. Trabajos recientes indican que el CD81 y el SRB-I se encuentran asociados a balsas lipídicas ricas en colesterol, sugiriendo que la presencia de este lípido es crítica para la infección por el virus (Cherukuri y cols., 2004) y que además estos dos receptores actúan cooperativamente en la infección por el aislamiento viral JHF-1 en la línea celular de hepatoma humano Huh-7 (Kapadia y cols., 2007).

Luego de la entrada a la célula, el ARN viral es liberado al citoplasma. Dirigido por el IRES de la RNT 5´, el genoma viral es traducido y la poliproteína resultante es procesada en proteínas individuales. La mayoría de ellas, si no todas, forman un complejo multiproteico íntimamente relacionado con membranas intracelulares. Dentro de este complejo, el ARN positivo es copiado a un ARN negativo intermediario, que sirve de molde para la síntesis de la progenie de ARN positivo. Estos son usados para la síntesis de nuevos ARN negativos, para la traducción o para la encapsidación (Bartenschlager y Lohmann, 2000). Se ha reportado que la alfa-subunidad 7 del proteosoma y el Hu antígeno R (HuR), actúan como cofactores de la polimerasa viral (Korf y cols., 2005).

 El hecho de que las proteínas estructurales no son transportadas más allá de la región cis del Complejo de Golgi, sugiere que las nucleocápsidas virales adquieren su envoltura por gemación dentro del lumen del retículo endoplasmático. En este caso, el virus sería exportado por la vía de secreción constitutiva. De acuerdo con esta suposición, se encontraron complejos N-glicosilados en la superficie de partículas virales parcialmente purificadas, sugiriendo que el virus transita a través del Complejo de  Golgi (Bartenschlager y Lohmann, 2000).

La mayor limitante en el estudio del VHC ha sido la falta de un sistema de cultivo celular que permita una propagación confiable y eficiente de este virus. Se ha logrado un avance significativo con el desarrollo de ARN subgenómicos autorreplicativos. Algunos de estos sistemas contienen el IRES del VHC y las regiones no estructurales del genoma fusionados a un gen de selección y un promotor potente (Lohmann y cols., 1999). Estos sistemas se replican a niveles moderadamente altos en cultivo celular, pero no producen viriones intactos o partículas infectivas (Blight y cols., 2000). No obstante, ha permitido estudiar la replicación del VHC y provee un medio rápido para monitorear agentes antivirales (Hoofnagle, 2002).

También se ha probado la susceptibilidad de varias líneas celulares humanas y de chimpancé (Pan troglodytes), sin embargo, el nivel de replicación en estos sistemas no es satisfactorio, ya que se requiere realizar una reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscripción (RT-RCP) para la detección del ARN. Por otra parte, se han tratado de aislar clones infecciosos de ADN complementario; pero no han proliferado en cultivo de células humanas (Kato, 2001). Recientemente se logró que el asilamiento viral JFH-1, perteneciente al subtipo 2a, se replicara eficientemente en la línea celular de hepatoma humano Huh-7 obteniéndose de esta forma un modelo de cultivo de células que propaga eficientemente el VHC (Lindenbach y cols., 2005; Wakita y cols., 2005).

Hasta el momento sólo en chimpancés se logra una reproducción confiable de la infección por este virus. Se han desarrollado pequeños modelos animales que incluyen animales quiméricos con hepatocitos humanos trasplantados (Ilan y cols., 2002), pero aún no son ampliamente utilizados. Por otra parte, se ha encontrado que las musarañas arborícolas (Tupaia belangeri chinensis) son susceptibles a la infección, pero la tasa de transmisión es muy baja, desarrollan viremia con títulos muy bajos y los resultados parecen poco reproducibles (Xie y cols., 1998).

1.6 Historia natural del VHC

La historia natural precisa de la hepatitis C permanece desconocida. Su estudio se torna difícil por la ausencia de datos relacionados con el tiempo inicial de la enfermedad debido al establecimiento silente de la fase aguda, y a los escasos síntomas que se observan durante los estadíos tempranos de la infección crónica. A esto contribuye la influencia variable de múltiples factores que conducen a la progresión de la enfermedad (Wong y Lee, 2006).

La infección por el VHC es infrecuentemente diagnosticada en la fase aguda. Las manifestaciones clínicas ocurren usualmente de 6 a 8 semanas después de la exposición al virus desarrollándose la infección aguda de la enfermedad, en la que del 60-75% de los individuos permanecen asintomáticos. Aproximadamente del 15-50% de los pacientes expuestos al VHC se recuperan espontáneamente, mientras que el 50-85% desarrollan infección crónica. De ellos, del 2-20% sufrirán de cirrosis en las dos a tres décadas siguientes. A partir de este estado, del 2-5% de los paciente por año sufren de descompensación o fallo hepático y del 1-4% desarrollan carcinoma hepatocelular, conduciendo en ambos casos a la muerte (Seeff, 2000).

El incremento de la tasa de progresión de fibrosis en los pacientes con infección por VHC se ha asociado a: edad mayor de 40 años al momento de la infección, consumo diario de alcohol de 50 g o más, género masculino (Alvarado-Esquivel y cols., 1999) y coinfección con el virus de la Hepatitis B (VHB) o el virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) (Eyster y cols., 1993).

A pesar de su hepatotropismo, este agente microbiológico puede ocasionar diversas manifestaciones extrahepáticas, muchas de ellas debidas a las alteraciones inmunológicas. Entre estas manifestaciones se destacan la crioglobulinemia mixta, la disfunción de las glándulas salivales y lagrimales, y algunas nefropatías (Nocente y cols., 2003).

1.7 Vías de transmisión

El virus es transmitido fundamentalmente por vía parenteral y percutánea. Antes del año 1992 el principal factor de riesgo para ser infectado eran las transfusiones de sangre o sus derivados. Actualmente en los países donde se realizan ensayos de detección del virus en hemoderivados que se usan para transfusiones, el principal factor de riesgo es la inyección de drogas. Los índices de infección por esta vía oscilan en un 80 % globalmente y en EE.UU. llega hasta un 95 %. La transmisión perinatal de la hepatitis C ocurre aproximadamente del 3 al 5% de los recién nacidos de madres infectadas con VHC (Alter y cols., 1999).

Otras vías potenciales para la infección son: los tatuajes, piercing, la sexual, las diálisis, el contacto doméstico donde se usan comúnmente cuchillas de afeitar, pinzas para uñas o cepillos para dientes; también los accidentes con agujas y el consumo intranasal de cocaína y otras vías indefinidas como el contacto de la piel dañada con sangre contaminada. Los por cientos de transmisión por estas vías, excepto entre los que requieren ser dializados, son bajos (Alter y cols., 1999).

El riesgo de transmisión desde personas con bajos niveles de ARN viral es insignificante (Prince y cols., 1999). Adicionalmente se ha evaluado ARN viral en fluido ascítico, semen, y orina de pacientes crónicos, lo que no descarta la entrada del virus por otras vías entre ellas la mucosal (Seeff, 2000). En aproximadamente un 10 % de los individuos infectados no se puede definir la fuente de la infección. Muchas personas en esta categoría son de bajo nivel social lo que se asocia a su vez con muchas infecciones y a un alto nivel de exposición a las enfermedades, en estos grupos sociales la prevención también se dificulta (Alter y cols.,1999).

1.8 Pruebas de Diagnóstico

Se recomienda para un diagnóstico certero la realización de ensayos inmunológicos, biopsia, e independientemente la determinación de alanita transaminasa (ALAT) y aspartato transaminasa (ASAT) (Hoofnagle, 2002).

Una forma primaria de testaje está disponible para la detección de anticuerpos anti-VHC son los ensayos inmunoensayos enzimáticos (EIA), la determinación de los anticuerpos contra la proteína core es uno de los más utilizados, debido precisamente a la conservación de esta proteína entrte los diferentes genotipos También, ensayos moleculares como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, del inglés polimerase chain reaction) son útiles en la identificación de individuos infectados (Jonas, 2000). La carga viral puede ser medida como una función cualitativa o cuantitativa, las cuales tienen un papel en la evaluación y tratamiento de pacientes con hepatitis C.

La detección de genoma del VHC en suero y tejidos a través del uso del ensayo de PCR es corrientemente el principal método para detectar infecciones activas (Jonas, 2000). Este ensayo ha sido útil en la identificación de portadores seronegativos y transmisión perinatal del VHC. Ensayos cuantitativos de PCR se convierten en importantes herramientas en la evolución de la terapia. El test es el más ampliamente usado puede detectar niveles de virus tan bajos como 100 copias por mL de suero (Jonas, 2000).

En resumen, el diagnóstico de infección con VHC en un individuo con hepatitis crónica, definida como infección persistente por más de 6 meses, usualmente incluye la detección de anti-VHC en suero seguido por la detección de la viremia usando un PCR cuantitativo. El diagnóstico de una infección aguda es más problemático, porque los anticuerpos anti-VHC no aparecen antes de los 2 meses. Adicionalmente, individuos inmuno-comprometidos como los hipogammaglobulinémicos y pacientes transplantados inmuno-suprimidos, pueden no elevar una respuesta anti-VHC. En esta situación, el diagnóstico es hecho por detección del ARN en suero por técnicas de amplificación por RT-PCR (PCR con retrotranscripción) (Jonas, 2000).

1.9 Referencias bibliográficas

Abe, K., G. Inchauspe, and K. Fujisawa. Genomic characterization and mutation rate of hepatitis C virus isolated from a patient who contracted hepatitis during an epidemic of non-A, non-B hepatitis in Japan. 1992. J.Gen.Virol. 73, pág 2725-2729.

Ali, N., G. J. Pruijn, D. J. Kenan, J. D. Keene, and A. Siddiqui. Human La antigen is required for the hepatitis C virus internal ribosome entry site-mediated translation. 2000. J.Biol.Chem. 275, pág 27531-27540.

Alter, M. J., D. Kruszon-Moran, O. V. Nainan, G. M. McQuillan, F. Gao, L. A. Moyer, R. A. Kaslow, and H. S. Margolis. The prevalence of hepatitis C virus infection in the United States, 1988 through 1994. 1999. N.Engl.J.Med. %19;341, pág 556-562.

Alvarado, E. C. and G. Leroux-Roels. Hepatitis C immunology. 1999. Rev.Invest Clin. 51, pág 315-322.

Asabe, S. I., Y. Tanji, S. Satoh, T. Kaneko, K. Kimura, and K. Shimotohno. The N-terminal region of hepatitis C virus-encoded NS5A is important for NS4A-dependent phosphorylation. 1997. J.Virol. 71, pág 790-796.

Bain, C., P. Parroche, J. P. Lavergne, B. Duverger, C. Vieux, V. Dubois, F. Komurian-Pradel, C. Trepo, L. Gebuhrer, G. Paranhos-Baccala, F. Penin, and G. Inchauspe. Memory T-cell-mediated immune responses specific to an alternative core protein in hepatitis C virus infection. 2004. J Virol 78, pág 10460-10469.

Bartenschlager, R. and V. Lohmann. Replication of the hepatitis C virus. 2000. Baillieres Best.Pract.Res.Clin.Gastroenterol. 14, pág 241-254.

Barth, H., C. Schafer, M. I. Adah, F. Zhang, R. J. Linhardt, H. Toyoda, A. Kinoshita-Toyoda, T. Toida, T. H. Van Kuppevelt, E. Depla, F. von Weizsacker, H. E. Blum, and T. F. Baumert. Cellular binding of hepatitis C virus envelope glycoprotein E2 requires cell surface heparan sulfate. 2003. J Biol.Chem. 278, pág 41003-41012.

Blight, K. J., A. A. Kolykhalov, and C. M. Rice. Efficient initiation of HCV RNA replication in cell culture. 2000. Science 290, pág 1972-1974.

Blight, K., R. R. Lesniewski, J. T. LaBrooy, and E. J. Gowans. Detection and distribution of hepatitis C-specific antigens in naturally infected liver. 1994. Hepatology 20, pág 553-557.

Bukh, J., R. H. Miller, and R. H. Purcell. Genetic heterogeneity of hepatitis C virus: quasispecies and genotypes. 1995. Semin.Liver Dis. 15 pág 41-63.

Bukh, J., R. H. Purcell, and R. H. Miller. Sequence analysis of the 5' noncoding region of hepatitis C virus. 1992. Proc.Natl.Acad.Sci.U.S.A 89, pág 4942-4946.

Carrere-Kremer, S., C. Montpellier-Pala, L. Cocquerel, C. Wychowski, F. Penin, and J. Dubuisson. Subcellular localization and topology of the p7 polypeptide of hepatitis C virus. 2002.J.Virol. 76, pág 3720-3730.

Cherukuri, A., T. Shoham, H. W. Sohn, S. Levy, S. Brooks, R. Carter, and S. K. Pierce. The tetraspanin CD81 is necessary for partitioning of coligated CD19/CD21-B cell antigen receptor complexes into signaling-active lipid rafts. 2004. J Immunol 172, pág 370-380.

Choo, Q. L., G. Kuo, A. J. Weiner, L. R. Overby, D. W. Bradley, and M. Houghton.. Isolation of a cDNA clone derived from a blood-borne non-A, non-B viral hepatitis genome. 1989. Science 244, pág 359-362.

Clarke, B. Molecular virology of hepatitis C virus. 1997. J.Gen.Virol. 78, pág 2397-2410.

Cormier, E. G., R. J. Durso, F. Tsamis, L. Boussemart, C. Manix, W. C. Olson, J. P. Gardner, and T. Dragic. L-SIGN (CD209L) and DC-SIGN (CD209) mediate transinfection of liver cells by hepatitis C virus. 2004. Proc.Natl.Acad.Sci.U S A 101, pág 14067-14072.

Deforges, S., A. Evlashev, M. Perret, M. Sodoyer, S. Pouzol, J. Y. Scoazec, B. Bonnaud, O. Diaz, G. Paranhos-Baccala, V. Lotteau, and P. Andre. Expression of hepatitis C virus proteins in epithelial intestinal cells in vivo. 2004. J Gen.Virol 85, pág 2515-2523.

Deleersnyder, V., A. Pillez, C. Wychowski, K. Blight, J. Xu, Y. S. Hahn, C. M. Rice, and J. Dubuisson. Formation of native hepatitis C virus glycoprotein complexes. 1997. J.Virol. 71, pág 697-704.

Drazan, K. E. Molecular biology of hepatitis C infection. 2000. Liver Transpl. 6, pág 396-406.

Dubuisson, J., H. H. Hsu, R. C. Cheung, H. B. Greenberg, D. G. Russell, and C. M. Rice. Formation and intracellular localization of hepatitis C virus envelope glycoprotein complexes expressed by recombinant vaccinia and Sindbis viruses. 1994. J.Virol. 68, pág 6147-6160.

Einav, S., M. Elazar, T. Danieli, and J. S. Glenn. A nucleotide binding motif in hepatitis C virus (HCV) NS4B mediates HCV RNA replication. 2004. J Virol 78, pág 11288-11295.

Evans, M. J., T. von Hahn, D. M. Tscherne, A. J. Syder, M. Panis, B. Wolk, T. Hatziioannou, J. A. McKeating, P. D. Bieniasz, and C. M. Rice. Claudin-1 is a hepatitis C virus co-receptor required for a late step in entry. 2007. Nature.

Eyster, M. E., L. S. Diamondstone, J. M. Lien, W. C. Ehmann, S. Quan, and J. J. Goedert. Natural history of hepatitis C virus infection in multitransfused hemophiliacs: effect of coinfection with human immunodeficiency virus. The Multicenter Hemophilia Cohort Study. 1993. J.Acquir.Immune.Defic.Syndr. 6, pág 602-610.

Feinstone, S. M., K. B. Mihalik, T. Kamimura, H. J. Alter, W. T. London, and R. H. Purcell.. Inactivation of hepatitis B virus and non-A, non-B hepatitis by chloroform. 1983. Infect.Immun. 41, pág 816-821.

Forton, D. M., H. C. Thomas, and S. D. Taylor-Robinson. Central nervous system involvement in hepatitis C virus infection. 2004. Metab Brain Dis. 19, pág 383-391.

Gao, L., H. Aizaki, J. W. He, and M. M. Lai. Interactions between viral nonstructural proteins and host protein hVAP-33 mediate the formation of hepatitis C virus RNA replication complex on lipid raft. 2004. J Virol 78, pág 3480-3488.

Gosert, R., D. Egger, V. Lohmann, R. Bartenschlager, H. E. Blum, K. Bienz, and D. Moradpour. Identification of the hepatitis C virus RNA replication complex in Huh-7 cells harboring subgenomic replicons. 2003. J Virol 77, pág 5487-5492.

Grakoui, A., C. Wychowski, C. Lin, S. M. Feinstone, and C. M. Rice. Expression and identification of hepatitis C virus polyprotein cleavage products. 1993. J.Virol. 67, pág 1385-1395.

Griffin, S., D. Clarke, C. McCormick, D. Rowlands, and M. Harris. Signal peptide cleavage and internal targeting signals direct the hepatitis C virus p7 protein to distinct intracellular membranes. 2005. J Virol 79, pág 15525-15536.

Hijikata, M., N. Kato, Y. Ootsuyama, M. Nakagawa, and K. Shimotohno. Gene mapping of the putative structural region of the hepatitis C virus genome by in vitro processing analysis. 1991. Proc.Natl.Acad.Sci.U.S.A 88, pág 5547-5551.

Hoofnagle, J. H. Course and outcome of hepatitis C. 2002. Hepatology 36, pág S21-S29.

Houghton, M., A. Weiner, J. Han, G. Kuo, and Q. L. Choo. Molecular biology of the hepatitis C viruses: implications for diagnosis, development and control of viral disease. 1991. Hepatology 14, pág 381-388.

Houghton, M., M. Selby, A. Weiner, and Q. L. Choo. Hepatitis C virus: structure, protein products and processing of the polyprotein precursor. 1994. Curr.Stud.Hematol.Blood Transfus. Pág 1-11.

Hugle, T., F. Fehrmann, E. Bieck, M. Kohara, H. G. Krausslich, C. M. Rice, H. E. Blum, and D. Moradpour. The hepatitis C virus nonstructural protein 4B is an integral endoplasmic reticulum membrane protein. 2001. Virology 284, pág 70-81.

Ilan, E., R. Eren, I. Lubin, O. Nussbaum, A. Zauberman, and S. Dagan. The Trimera mouse: a system for generating human monoclonal antibodies and modeling human diseases. 2002. Curr.Opin.Mol.Ther. 4, pág 102-109.

Ivashkina, N., B. Wolk, V. Lohmann, R. Bartenschlager, H. E. Blum, F. Penin, and D. Moradpour. The hepatitis C virus RNA-dependent RNA polymerase membrane insertion sequence is a transmembrane segment. 2002. J Virol 76, pág 13088-13093.

Jin, L. and D. L. Peterson. Expression, isolation, and characterization of the hepatitis C virus ATPase/RNA helicase. 1995. Arch.Biochem.Biophys. %20; 323, pág 47-53.

Jonas, M. M. Viral hepatitis. From prevention to antivirals. 2000. Clin.Liver Dis. 4, pág 849-877.

Kapadia, S. B., H. Barth, T. Baumert, J. A. McKeating, and F. V. Chisari. Initiation of hepatitis C virus infection is dependent on cholesterol and cooperativity between CD81 and scavenger receptor B type I. 2007. J Virol 81, pág 374-383.

Kato, N. 2001. Molecular virology of hepatitis C virus. Acta Med.Okayama 55:133-159.

Kato, N., M. Hijikata, and K. Shimotohno. Genetic variation and heterogeneity of the human hepatitis C virus genome. 1991. Nippon Rinsho 49, pág 286-291.

Kato, N., Y. Ootsuyama, S. Ohkoshi, T. Nakazawa, H. Sekiya, M. Hijikata, and K. Shimotohno. Characterization of hypervariable regions in the putative envelope protein of hepatitis C virus. 1992. Biochem.Biophys.Res.Commun. 189, pág 119-127.

Kolykhalov, A. A., S. M. Feinstone, and C. M. Rice. Identification of a highly conserved sequence element at the 3' terminus of hepatitis C virus genome RNA. 1996. J.Virol. 70, pág 3363-3371.

Korf, M., D. Jarczak, C. Beger, M. P. Manns, and M. Kruger. Inhibition of hepatitis C virus translation and subgenomic replication by siRNAs directed against highly conserved HCV sequence and cellular HCV cofactors. 2005. J Hepatol. 43, pág 225-234.

Lau, J. Y., G. L. Davis, L. E. Prescott, G. Maertens, K. L. Lindsay, K. Qian, M. Mizokami, and P. Simmonds. Distribution of hepatitis C virus genotypes determined by line probe assay in patients with chronic hepatitis C seen at tertiary referral centers in the United States. Hepatitis Interventional Therapy Group. 1996. Ann.Intern.Med. 124, pág 868-876.

Liang, T. J., B. Rehermann, L. B. Seeff, and J. H. Hoofnagle. Pathogenesis, natural history, treatment, and prevention of hepatitis C. 2000. Ann.Intern.Med. 132, pág 296-305.

Lindenbach, B. D., M. J. Evans, A. J. Syder, B. Wolk, T. L. Tellinghuisen, C. C. Liu, T. Maruyama, R. O. Hynes, D. R. Burton, J. A. McKeating, and C. M. Rice. 2005. Complete replication of hepatitis C virus in cell culture. Science 309:623-626.

Lohmann, V., F. Korner, J. Koch, U. Herian, L. Theilmann, and R. Bartenschlager. Replication of subgenomic hepatitis C virus RNAs in a hepatoma cell line. 1999. Science 285, pág 110-113.

Matsumoto, M., S. B. Hwang, K. S. Jeng, N. Zhu, and M. M. Lai. Homotypic interaction and multimerization of hepatitis C virus core protein. 1996. Virology 218, pág 43-51.

McLauchlan, J., M. K. Lemberg, G. Hope, and B. Martoglio. Intramembrane proteolysis promotes trafficking of hepatitis C virus core protein to lipid droplets. 2002. EMBO J. 21, pág 3980-3988.

Mondelli, M. U., A. Cerino, L. Segagni, A. Meola, A. Cividini, E. Silini, and A. Nicosia. Hypervariable region 1 of hepatitis C virus: immunological decoy or biologically relevant domain? 2001. Antiviral Res. 52, pág 153-159.

Nielsen, S. U., M. F. Bassendine, A. D. Burt, C. Martin, W. Pumeechockchai, and G. L. Toms. Association between hepatitis C virus and very-low-density lipoprotein (VLDL)/LDL analyzed in iodixanol density gradients. 2006.J Virol 80, pág 2418-2428.

Nocente, R., M. Ceccanti, G. Bertazzoni, G. Cammarota, N. G. Silveri, and G. Gasbarrini. HCV infection and extrahepatic manifestations. 2003. Hepatogastroenterology 50, pág 1149-1154.

Op, d. B., L. Cocquerel, and J. Dubuisson. Biogenesis of hepatitis C virus envelope glycoproteins. 2001. J.Gen.Virol. 82, pág 2589-2595.

Penin, F., J. Dubuisson, F. A. Rey, D. Moradpour, and J. M. Pawlotsky. Structural biology of hepatitis C virus. 2004. Hepatology 39, pág 5-19.

Pieroni, L., E. Santolini, C. Fipaldini, L. Pacini, G. Migliaccio, and N. La Monica. In vitro study of the NS2-3 protease of hepatitis C virus. 1997. J.Virol. 71, pág 6373-6380.

Pileri, P., Y. Uematsu, S. Campagnoli, G. Galli, F. Falugi, R. Petracca, A. J. Weiner, M. Houghton, D. Rosa, G. Grandi, and S. Abrignani. Binding of hepatitis C virus to CD81. 1998. Science 282, pág 938-941.

Prince, A. M., B. Brotman, D. H. Lee, L. Ren, B. S. Moore, and J. W. Scheffel. 1999. Significance of the anti-E2 response in self-limited and chronic hepatitis C virus infections in chimpanzees and in humans. J.Infect.Dis. 180:987-991.

Prince, A. M., T. Huima-Byron, T. S. Parker, and D. M. Levine. Visualization of hepatitis C virions and putative defective interfering particles isolated from low-density lipoproteins. 1996. J.Viral Hepat. 3, pág 11-17.

Puntoriero, G., A. Meola, A. Lahm, S. Zucchelli, B. B. Ercole, R. Tafi, M. Pezzanera, M. U. Mondelli, R. Cortese, A. Tramontano, G. Galfre', and A. Nicosia. Towards a solution for hepatitis C virus hypervariability: mimotopes of the hypervariable region 1 can induce antibodies cross-reacting with a large number of viral variants. 1998. EMBO J. 17, pág 3521-3533.

Reed, K. E. and C. M. Rice. Overview of hepatitis C virus genome structure, polyprotein processing, and protein properties. 2000. Curr.Top.Microbiol.Immunol. 242, pág 55-84.

Roccasecca, R., H. Ansuini, A. Vitelli, A. Meola, E. Scarselli, S. Acali, M. Pezzanera, B. B. Ercole, J. McKeating, A. Yagnik, A. Lahm, A. Tramontano, R. Cortese, and A. Nicosia. Binding of the hepatitis C virus E2 glycoprotein to CD81 is strain specific and is modulated by a complex interplay between hypervariable regions 1 and 2. 2003. J Virol 77, pág 1856-1867.

Rosa, D., S. Campagnoli, C. Moretto, E. Guenzi, L. Cousens, M. Chin, C. Dong, A. J. Weiner, J. Y. Lau, Q. L. Choo, D. Chien, P. Pileri, M. Houghton, and S. Abrignani. A quantitative test to estimate neutralizing antibodies to the hepatitis C virus: cytofluorimetric assessment of envelope glycoprotein 2 binding to target cells. 1996. Proc.Natl.Acad.Sci.U.S.A 93, pág 1759-1763.

Rouillé, Y., F. Helle, D. Delgrange, P. Roingeard, C. Voisset, E. Blanchard, S. Belouzard, J. McKeating, A. H. Patel, G. Maertens, T. Wakita, C. Wychowski, and J. Dubuisson. Subcellular localization of hepatitis C virus structural proteins in a cell culture system that efficiently replicates the virus. 2006. J Virol 80, pág 2832-2841.

Sakai, A., M. S. Claire, K. Faulk, S. Govindarajan, S. U. Emerson, R. H. Purcell, and J. Bukh. The p7 polypeptide of hepatitis C virus is critical for infectivity and contains functionally important genotype-specific sequences. 2003.Proc.Natl.Acad.Sci.U S A 100, pág 11646-11651.

Saunier, B., M. Triyatni, L. Ulianich, P. Maruvada, P. Yen, and L. D. Kohn. Role of the asialoglycoprotein receptor in binding and entry of hepatitis C virus structural proteins in cultured human hepatocytes. 2003. J Virol 77, pág 546-559.

Scarselli, E., H. Ansuini, R. Cerino, R. M. Roccasecca, S. Acali, G. Filocamo, C. Traboni, A. Nicosia, R. Cortese, and A. Vitelli. The human scavenger receptor class B type I is a novel candidate receptor for the hepatitis C virus. 2002. EMBO J. 21, pág 5017-5025.

Seeff, L. B. Why is there such difficulty in defining the natural history of hepatitis C? 2000. Transfusion 40, pág 1161-1164.

Selby, M. J., Q. L. Choo, K. Berger, G. Kuo, E. Glazer, M. Eckart, C. Lee, D. Chien, C. Kuo, and M. Houghton. Expression, identification and subcellular localization of the proteins encoded by the hepatitis C viral genome. 1993.J.Gen.Virol. 74, pág 1103-1113.

Shimizu, Y. K., S. M. Feinstone, M. Kohara, R. H. Purcell, and H. Yoshikura. Hepatitis C virus: detection of intracellular virus particles by electron microscopy. 1996. Hepatology 23, pág 205-209.

Simmonds, P., J. Bukh, C. Combet, G. Deleage, N. Enomoto, S. Feinstone, P. Halfon, G. Inchauspe, C. Kuiken, G. Maertens, M. Mizokami, D. G. Murphy, H. Okamoto, J. M. Pawlotsky, F. Penin, E. Sablon, I. Shin, L. J. Stuyver, H. J. Thiel, S. Viazov, A. J. Weiner, and A. Widell. Consensus proposals for a unified system of nomenclature of hepatitis C virus genotypes. 2005. Hepatology 42, pág 962-973.

Snijder, E. J., A. L. Wassenaar, W. J. Spaan, and A. E. Gorbalenya. The arterivirus Nsp2 protease. An unusual cysteine protease with primary structure similarities to both papain-like and chymotrypsin-like proteases. 1995. J Biol.Chem. 270, pág 16671-16676.

Sugano, M., Y. Hayashi, S. Yoon, M. Kinoshita, T. Ninomiya, K. Ohta, H. Itoh, and M. Kasuga. Quantitation of hepatitis C viral RNA in liver and serum samples using competitive polymerase chain reaction. 1995. J.Clin.Pathol. 48, pág 820-825.

Takada, N., S. Takase, A. Takada, and T. Date. Differences in the hepatitis C virus genotypes in different countries. 1993. J.Hepatol. 17, pág 277-283.

Takamizawa, A., C. Mori, I. Fuke, S. Manabe, S. Murakami, J. Fujita, E. Onishi, T. Andoh, I. Yoshida, and H. Okayama. Structure and organization of the hepatitis C virus genome isolated from human carriers. 1991. J.Virol. 65, pág 1105-1113.

Tanaka, T., N. Kato, M. J. Cho, K. Sugiyama, and K. Shimotohno. Structure of the 3' terminus of the hepatitis C virus genome. 1996. J.Virol. 70, pág 3307-3312.

Wakita, T., T. Pietschmann, T. Kato, T. Date, M. Miyamoto, Z. Zhao, K. Murthy, A. Habermann, H. G. Krausslich, M. Mizokami, R. Bartenschlager, and T. J. Liang. Production of infectious hepatitis C virus in tissue culture from a cloned viral genome. 2005.Nat.Med. 11, pág 791-796.

Wattenberg, B. and T. Lithgow. Targeting of C-terminal (tail)-anchored proteins: understanding how cytoplasmic activities are anchored to intracellular membranes. 2001. Traffic. 2, pág 66-71.

Wong, T. and S. S. Lee. Hepatitis C: a review for primary care physicians. 2006.CMAJ. 174, pág 649-659.

Xie, Z. C., J. I. Riezu-Boj, J. J. Lasarte, J. Guillen, J. H. Su, M. P. Civeira, and J. Prieto. Transmission of hepatitis C virus infection to tree shrews. 1998. Virology 244, pág 513-520.

Xu, Z., J. Choi, T. S. Yen, W. Lu, A. Strohecker, S. Govindarajan, D. Chien, M. J. Selby, and J. Ou. Synthesis of a novel hepatitis C virus protein by ribosomal frameshift. 2001. EMBO J. 20, pág 3840-3848.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Lic. Julián Triana Dopico

Lugar de nacimiento: Pinar del Río, Cuba.

Estudios realizados: Licenciatura en Bioquímica, Universidad de La Habana, Facultad de Biología.

Profesión: Profesor-investigador, Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca", Facultad de Forestal y Agronomía, Departamento de Química.

País, ciudad y fecha correspondiente al trabajo realizado: Cuba, Pinar del Río, Noviembre 2008.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente