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Valores éticos en la educación universitaria


  1. Valores éticos
  2. Valores éticos en la educación universitaria
  3. Valores éticos que regulan la actuación del estudiante universitario
  4. Consideraciones finales
  5. Referencias bibliográficas

Hablar actualmente de la educación y más aún en el campo universitario es hacer referencia a los cambios de la tecnología y el impacto de la globalización en el mundo educativo. La formación que se le brinde al profesional de la educación debe partir de la realidad circundante y responder a las necesidades que éstas implican. Tomando en cuenta que la educación es la fuente de los valores donde se aprenden las grandes virtudes y su importancia consiste en que el hombre logre su propia autodeterminación como persona.

Así mismo, se vislumbra un contexto donde diversos entes influyen en la formación de los educandos, partiendo de la realidad vertiginosa que exige una educación innovadora y efectiva donde los valores éticos en la educación universitaria garantizan el futuro del profesional. Esta tarea no es posible sin la cooperación de las instituciones, en este caso la universidad, por ello según Gervilla (2000) es imprescindible trabajar de la mano, acompañando el proceso de formación integral desde un proyecto de vida.

Además, es necesario ver a la universidad como la generadora del potencial humano que se necesita para la transformación y desarrollo de la sociedad. La gran demanda y diversificación que se presenta en los momentos actuales en la Enseñanza Universitaria es debido a la toma de conciencia de la importancia que tiene este tipo de Educación para el desarrollo de la humanidad en las diferentes esferas de la vida, esto hace que las instituciones tengan el gran compromiso de crear programas que estimulen la creatividad y la solución de problemas. Por otro lado, el tercer milenio es sinónimo de adelantos culturales pero de crisis en la educación y de todo un conjunto de instancias como son el sistema de valores éticos en todas las áreas.

Al respecto en la Comisión Internacional de la Educación para el siglo XXI presidida por Jacques Delors significó que la educación no es solamente aprender a conocer, aprender a hacer o aprender a ser, sino que es también aprender a vivir juntos y a construir la sociedad del futuro donde la educación de los valores éticos en la formación docente universitaria en este momento es una exigencia social, la cual confronta vicisitudes por el hecho de tener que partir de la realidad existente. En este sentido, según Sánchez (2006: 74) expresa que los valores tienen como objetivo lograr la habilidad para reconocer la etapa de desarrollo del pensamiento de una persona.

Valores éticos

La ética del hombre le viene de la unidad de su ser, lo cual le permite conocerse bien a sí mismo y ser bien conocido por los demás, manifestándose la actividad de unión del ser y del hacer, por tanto, dirige las acciones del día a día, es importante resaltar lo expuesto por Izquierdo (2003), quien plantea la ética como un patrón que permite satisfacer las necesidades del medio en el que actúa; por tanto, ellos lo consideran un aprendizaje estratégico relativamente estable en el tiempo, determinando la mejor forma de actuar para conseguir los fines propuestos.

En ese orden de ideas, la ética es el núcleo de la libertad humana al permitir modos de actuación frente a otros, de cara a la supervivencia o vida de un determinado sistema, de allí, la necesidad de tomarla en cuenta se analizan situaciones referidas al cumplimiento de los deberes del hombre. Así, la ética está marcada por actitudes y normas que permiten atacar la objetividad de las acciones. En este sentido, Schaefer (2006: 56) plantea que las normas son las pautas de comportamiento establecidas por una sociedad. Las normas también dependen del ejemplo dado por docentes como líderes en las aulas de clase quienes son cabeza del proceso educativo y fundamentan la educación para la paz.

Por consiguiente los valores éticos, son cualidades que se otorgan a formas de ser y de actuar haciéndolas deseables como características del hombre, dado que son básicas en la construcción de una convivencia democrática, en el marco de los derechos humanos. Según Izquierdo (2003) los valores éticos son orientadores de la interrelaciones decisiones y prácticas de la función pública, siendo la justicia, responsabilidad, transparencia, respeto, compromiso, solidaridad, lealtad, servicio, honestidad, eficiencia y participación; esenciales en la formación integral del hombre para la convivencia.

Valores éticos en la educación universitaria

Para poder centrarnos en los valores éticos hay que resaltar en la educación universitaria, específicamente en el sector de la formación docente, la definición y la raíz etimológica de ética y valores, la ética se deriva de la palabra griega ethos. Parece ser que el primero que la utilizó fue el poeta Homero, quien entendía por ethos, lugar habitado por hombres y animales. Otra interpretación se encuentra en el filósofo griego Zenón de Citio, quien sostiene que ethos es la fuente de la vida, de la que emanan los actos humanos.

La acepción más conocida y difundida del vocablo ethos se presenta a partir de Aristóteles, ligado a un conocimiento llamado precisamente ética. Según esta acepción, ethos significa temperamento, carácter, hábito, modo de ser. De acuerdo con el significado etimológico, ética sería una teoría o un tratado de los hábitos y las costumbres. En referencia a los valores se expresan en la convicción razonada de que algo es bueno o malo, y una vez interiorizados se convierten en normas y pautas de comportamientos. Los valores están íntimamente vinculados a la idea que se tenga del hombre y de la sociedad; de ahí que se habla de valores individuales y colectivos, de ideales, de convicciones, aspiraciones, sentimientos, actitudes y creencias compartidas.De acuerdo a lo anterior, se tiene que empezar por establecer el perfil moderno del nuevo líder educacional, acorde con la situación vertiginosa y cambiante del tiempo que toca vivir. Delinear en forma precisa la diferencia profunda entre profesor educador y profesor docente. Docente y educador no son sinónimos. Son conceptos que se complementan. El docente puede o no tener vocación de educador, puede contentarse con transmitir conocimientos. Puede vivir de su docencia, puede comerciar con ella. No así el educador, quien siembra semillas que deberá fructificar a su tiempo, para convertirse en normas de vida y en caminos de libertad. En ese caso Ramos (2004: 58), manifiesta el educador en su quehacer diario tiene el deber de estimular, configurar y ser modelo que imitar.

A pesar de lo planteado, no se puede obviar que se está en una época de deshumanización donde los valores éticos entre profesores y estudiantes se han perdido, debido a que el docente solamente se interesa por dar información y descuida el crecimiento personal. De allí, Calzadilla (2006) plantea que la sociedad demanda con más fuerza a las Universidades, la formación de profesionales competentes; del mismo modo, la calidad en la formación del profesional depende no sólo de los conocimientos y habilidades que desarrolle en el currículo universitario sino también de los intereses y valores que regulan su actuación profesional.

En este sentido, en la labor educativa se presentan diversas formas metodológicas para afrontar los mencionados problemas y cumplir así con el espíritu de la ley que pretende el logro de hombres capaces de superación. A raíz de la experiencia como docente, los valores éticos que deben fomentarse en la educación universitaria son: amistad, creatividad, libertad, alegría, autoestima, igualdad, humildad, respeto, dignidad, responsabilidad, puntualidad, lealtad, sensibilidad entre otros. Estos valores éticos marcan un camino y un proyecto de vida para acentuar el crecimiento del sistema educativo y del país.Ante esta realidad, cuando el docente como persona y educador, se percata de la gran misión que tiene entre sus manos, la educación adquiere una nueva connotación y el docente se considera con una misión a cumplir, se acaban los discursos y se comparten las propias vivencias, por su parte, Izquierdo (2003: 16) plantea que los valores descubren la idea del hombre y el conocimiento que este debe tener de sí mismo. Esta manera de ver la educación, está enmarcada en una normativa, cuyo conocimiento se supone, en quien está inmerso en una verdadera formación docente, ya que las leyes, normas contienen en sí misma la filosofía que sustenta al sistema educativo y determinan los valores éticos que configuran el perfil deseado.

Valores éticos que regulan la actuación del estudiante universitario

La formación de valores éticos según Guadalupe (2000) constituye un problema pedagógico complejo solamente comprensible a partir de un análisis psicológico de la naturaleza del valor en su función reguladora de la actuación humana. Por ejemplo un estudiante universitario es responsable no porque conozca la importancia del valor responsabilidad o las circunstancias lo obliguen a ser responsable, sino porque siente la necesidad de actuar responsablemente. Por tanto, sólo cuando los valores constituyen motivos de la actuación el sujeto se convierte en verdadero regulador de su conducta.

Este hecho tiene implicaciones importantes en el orden pedagógico, y permite comprender que la formación de valores éticos en el currículo universitario no se limita a un proceso simple, lineal y homogéneo de transmisión de información del profesor al estudiante, donde el estudiante es un ente pasivo en la recepción de significados, sino que se produce en un proceso complejo de comunicación entre profesores y estudiantes, en el proceso de enseñanzaaprendizaje, donde se asume una posición activa en la apropiación individual de los significados para la construcción de sus valores éticos. Los valores éticos tienen diferentes niveles de expresión funcional en la regulación de la actuación del estudiante universitario entre ellos se mencionan:

a). Flexibilidad-rigidez, se manifiesta cuando se regula la actuación del sujeto no de forma mecánica y absoluta, sino a partir del análisis de las situaciones concretas que se presentan y de la búsqueda. Por ejemplo, dos estudiantes pueden ser sinceros; sin embargo la forma en que el valor sinceridad regula su actuación puede ser diferente; en un caso puede manifestarse la sinceridad de manera rígida, ello implica que el estudiante siempre dice la verdad. Esta forma rígida de manifestar la sinceridad lejos de constituir una virtud puede ser un gran defecto. Por el contrario el estudiante que manifiesta flexibilidad en la expresión de su sinceridad sabe buscar el momento, la forma y las condiciones propicias para expresar ideas y sentimientos.b). Posición que asume el sujeto en la expresión de los valores éticos en la regulación de la actuación. La posición activa en la expresión de los valores éticos caracteriza un nivel superior de desarrollo y se manifiesta cuando el sujeto actúa espontáneamente, con iniciativas en la expresión de sus valores. Por ejemplo, dos estudiantes pueden actuar solidariamente, sin embargo uno lo hace sólo cuando siente una presión externa Este indicador se manifiesta en la posibilidad del sujeto de argumentar con criterios propios el por qué de su actuación.

c). Perspectiva mediata-inmediata en la expresión de los valores éticos.Los valores pueden regular la actuación de manera situacional (perspectiva inmediata) o a más largo plazo (perspectiva mediata). Por ejemplo: Dos estudiantes pueden manifestar responsabilidad en el estudio. En un caso la responsabilidad se limita al cumplimiento de las tareas relativas al estudio de las unidades curriculares que cursa (perspectiva inmediata). En otro caso la responsabilidad puede manifestarse a más largo plazo en la profundización en el estudio de contenidos que trascienden las unidades curriculares que cursa pero que pueden ser de utilidad para su futuro profesional (perspectiva mediata).

VALORES ÉTICOS EN EL CURRÍCULO UNIVERSITARIO REQUIERE DE UNA SERIE DE CONDICIONES:

Entre los valores éticos en el currículo universitario se toman en consideración los siguientes aspectos:

a). Formación psicopedagógica de los docentes universitarios.Para nadie es un secreto que el docente universitario es un especialista en su profesión pero carece de formación pedagógica. Por tanto es imprescindible que el docente universitario reciba la preparación psicopedagógica necesaria para diseñar, ejecutar y dirigir un proceso de enseñanza-aprendizaje que propicie la educación de valores éticos.b). Concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje como un proceso dialógico, participativo en el que docentes y estudiantes asumen la condición de sujetos de enseñanza y aprendizaje.En la medida que el estudiante deja de ser un objeto de aprendizaje que repite mecánicamente la información que recibe y se convierte en un sujeto que procesa información y construye conocimientos a partir de sus intereses, conocimientos previos, sobre la base de un proceso profundo de reflexión en el que toma partido y elabora puntos de vista y criterios propios.c). Utilización de métodos participativos en el proceso de enseñanza-aprendizaje como vía importante para el desarrollo del carácter activo del estudiante como sujeto del aprendizaje y de la educación de valores éticos.d). Una comunicación profesor-estudiante centrada en el respeto mutuo, la confianza, la autenticidad en las relaciones que propicie la influencia del docente como modelo educativo en la formación de valores éticos en sus estudiantes.e). Estrategias para la formación de valores éticos en el proceso docente.Para poder decidir la estrategia a seguir con relación al trabajo educativo el profesor o profesora deberá tener claridad en los siguientes elementos:

  • Conocimiento del desempeño profesional de la profesión para la que se debe educar en sus estudiantes.

  • Conocimiento general de Plan de Estudios de la carrera.

  • Correspondencia de la unidad curricular con respecto al Plan de Estudios.

  • Definición de los objetivos y contenidos.

  • Formas de docencia y evaluación.

  • Conocimiento de las características personales de sus estudiantes.

  • Relación de la unidad curricular con los problemas del mundo real, pertinencia de los contenidos en el contexto social.

  • Búsqueda de lo multidisciplinario a través de la relación de los contenidos que se imparten en otras unidades curriculares.

f). La formación de valores éticos en el contexto universitario. La educación y formación de valores éticos comienzan sobre la base del ejemplo, pero éstos no se pueden reducir a los buenos ejemplos y el modelo del profesor, por lo que la formación de valores es un proceso gradual, donde es necesario buscar e indagar cuáles valores y por qué vías se deben formar, desarrollar, afianzar y potenciar en diferentes momentos de la vida, según las necesidades que se van presentando.Así mismo, kohlberg (1970) comparte con Piaget (1981) la creencia que los valores se desarrollan en cada individuo pasando por una serie de fases o etapas. Estas etapas son las mismas para todos los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando estructuras que permitirán el paso a etapas posteriores.

Consideraciones finales

Se vive en un mundo cambiante donde los valores éticos, son socialmente dominantes y tienden a modificarse creando, en muchas ocasiones, contradicciones de difícil resolución. La educación universitaria, como reflejo de la sociedad de la que forma parte, no es ajena a estos cambios y así, dentro de este contexto, en los últimos años según Gervilla (2000) uno de los paradigmas de debate en torno a la educación ha estado centrada en el ámbito axiológico.

En la Universidad se identifican de manera clara y objetiva cada uno de los sujetos que intervienen en todo el quehacer educativo, siendo estos: autoridades universitarias, decanales, directores, coordinadores, profesores, estudiantes, personal administrativo, mantenimiento y seguridad. Cada uno de estos sujetos, tiene una función muy específica dentro de la comunidad universitaria, y para su cumplimiento, es deseable un perfil que se ajuste a dicha función, ya que ello garantiza que su desempeño sea relevante y en consecuencia, que los objetivos generales de la institución y del propio plan de estudios se cumplan cabalmente. Así mismo, los estudiantes son sujetos activos dentro del proceso de enseñanza aprendizaje, ya que su función, es cumplir con las tareas educativas que le son encomendadas y participar activamente en la construcción del conocimiento. También las actitudes deseables son: tener iniciativa para el desempeño de tareas, demostrar perseverancia para el logro de objetivos, comprender y respetar las ideas de los demás, demostrar mentalidad de éxito, deseo de logro, superación y gran sensibilidad social. Los valores éticos por su parte que se consideran indispensables en el perfil del estudiante son: el respeto a sus semejantes, honestidad, laboriosidad y espíritu de ayuda a los demás.

Finalmente, la universidad, es un contexto sociocultural, es un espacio óptimo de aprendizaje no sólo de carácter profesional y cultural, en el sentido más amplio, sino también de carácter humano, por lo tanto con principios morales donde las estrategias marcan pautas en la dirección de los valores éticos del estudiante y el docente universitario.

Referencias bibliográficas

  • Calzadilla, R (2005). Ética y educación humanista. Una reflexión para transformar la educación y apoyar la formación de la persona humana. Fundadonex. Caracas, Venezuela.

  • GERVILLA, E. (2000). Un modelo axiológico de educación integral. Revista Española de Pedagogía. 215, Enero-abril. Pp. 39-57.

  • GERVILLA, E. (2000). Valores del cuerpo educando. Barcelona: España.

  • Guadalupe, M (2000). Educar en Valores. Ed. Paulinas, Colección Vivir 1. Caracas, Venezuela.

  • Izquierdo, P. (2003). Ética. Editorial Paulina Caracas, Venezuela.

  • Kohlberg, L. (1970). Educación para la justicia en educación moral. Universidad de Harvard. Estados Unidos.

  • Ramos, M. (2004). Educar en Valores. Editorial Paulinas. Caracas, Venezuela.

  • Sánchez, J. (2006) Los Valores. Caracas, Venezuela.

  • Schaefer, R. (2006). Introducción a la sociología. Editorial McGraw Hill. Madrid, España.

 

 

Autor:

María Isabel Núñez De Martínez

Dra. en Ciencias de la Educación