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Egipto antiguo (página 2)

Enviado por Ana B�r


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5. Principales temas de la arquitectura

La arquitectura egipcia se distinguió por sus macizas formas geométricas, nítidas y la solidez como símbolo de durabilidad, como garantía de seguridad ilimitada e indestructibilidad. De aquí pues, se deduce la grandeza monumental la perfección técnica de sus obras. La principal corriente de la construcción monumental fue la megalítica. Juntaban enormes bloque de piedra formando estructuras básicas. De los acantilados se extrajo una variedad de piedra de construcción como la piedra arenisca corriente a los granitos más densos y otras rocas metamórficas, así como la arcilla para hacer los ladrillos. Su arquitectura se basó en el sistema trilítrico. Cuando analizamos un templo egipcio encontramos que su arquitectura se desarrolla siempre según una estructura axial, organizada en un ángulo recto con respecto al río. Esta orientación de este a oeste es utilizada en casi todos los templos, de modo que el sol nunca nace a la entrada del pilón y envía sus rayos dentro del santuario, situado directamente en el eje, siguiendo su curso a través del templo. Esos dos ejes marcados por el río y el sol, forman la base para la retícula ortogonal de los campos y ciudades egipcias. En general, los edificios egipcios representan una síntesis de cuatro ideas fundamentales: el "oasis" cerrado, la masa megalítica, el orden ortogonal y el "recorrido" o eje; constituyendo una representación del cosmos egipcio. Las construcciones más características del arte egipcio son las tumbas y los templos. El tipo más antiguo de tumba, que se repite en el Bajo Egipto, es la mastaba, que ofrece el aspecto de una pirámide truncada de planta rectangular, dentro de la cual existe una pequeña sala, serdab, para las ofrendas, una reducida capilla y, bajo tierra, la cámara mortuoria a la que se accede por un pozo, que se ciega una vez colocado el cadáver. La superposición de mastabas da lugar a la pirámide escalonada, como la del faraón Zozer de la II dinastía, en Saqqarah. En la IV dinastía se construye la gran pirámide de Keops, a la que siguen en importancia las de Kefrén y Mikerinos. La pirámide encierra en su interior dos cámaras funerarias, una en el centro y otra bajo tierra, a las que se accede por estrechos corredores que se ciegan con grandes bloques de piedra, para garantizar la inaccesibilidad una vez colocado el cadáver y las esculturas y ajuar que en la cámara alta se depositan. Junto a las pirámides se sitúan templos funerarios, una calzada conduce al Nilo, donde se construye otro templo y otras dependencias que crean un ambiente en el que la pirámide es el centro de atención. En relación. con la pirámide de Kefrén, está la esfinge de Gizeh, retrato del faraón. A partir del imperio Medio, desplazado el centro político hacia el sur de Egipto, se construyen los hipogeos, tumbas excavadas en los acantilados del río, como las de Beni-Hassan, o bien se excavan en el suelo, como las que subsisten en las cercanías de Tebas. Estas tumbas, cuyos accesos se ocultan están constituidas por varias salas, disimuladas las comunicaciones entre ellas, para evitar las depredaciones. Los templos más característicos corresponden al Imperio Nuevo. Esquemáticamente están constituidos por una avenida de esfinges, dos obeliscos, el acceso rectangular que se abre entre dos pilonos o muros trapeciales, con frecuencia decorados con relieves, y rematados por la característica gola egipcia, formada por una moldura y una faja cuyo perfil es análogo al de la garganta humana. El acceso da paso a un patio peristilo, sin cubierta y con columnas en torno al que sigue la sala hipóstila, es decir, con columnas, que da paso al santuario en cuyo fondo se sitúa una pequeña cámara muy reservada. se observa la gradación en la luminosidad que, como otros aspectos, ha de influir, en este caso por oposición, en los templos cristianos en los que la máxima luminosidad se concentra en la cabecera. El templo se completaba con edículos, templetes y, fundamentalmente, con un convento y otras dependencias. son características las de Karnak, Luxor, Filae y Edfú. Otro tipo de templo tiene carácter funerario, speos, siguiendo el modelo de hipogeo, según vemos en los de Deir-el-Bahari, sobresaliendo el de la reina Hatsepsut, del Imperio Nuevo, organizado en tres terrazas y en el que aparecen las columnas protodóricas. Son muy característicos los de Abu Simbel, que se abren como gran pilono tallado en la roca, con estatuas en los frentes y que consta de sala con pilares, santuario y cripta. Las casas egipcias, estaban formados en dos partes, destacando en ellas el gran salón con columnas, que recibía la luz cenital o aprovechaba el desnivel entre los muros y la cubierta pues eran  más bajos que los soportes en que apoyaba el techo, al fondo se situaba un jardín.

Carácteristicas del arte egipcio en el imperio nuevo La XIII Dinastía tuvo faraones débiles e ineficaces, alcanzándose un número de unos 50 en 120 años. El segundo periodo intermedio (XIII a XVII dinastías) fue de nuevo para Egipto una época de gobierno dividido. Los hicsos, pueblos venidos del Asia occidental, entraron en Egipto proclamándose a sí mismos faraones. Impusieron su poder gracias a la utilización de caballos y carros de guerra. Esta circunstancia tuvo una prolongada influencia, ya que los hicsos llevaron a Egipto nuevas tecnologías a la vez que también proporcionaron una visión más amplia de su lugar en el mundo mediterráneo. Una vez más, sin embargo, Tebas instigó la reunificación del país, los extranjeros fueron expulsados y se restableció el poder central de la monarquía. El Imperio Nuevo (1570-1070 a.C.) comenzó con la XVIII Dinastía, y fue una época de gran poder, riqueza e influencia, como lo evidencia su importante comercio exterior y sus conquistas en el extranjero.

Artes decorativas Durante el Imperio Nuevo las artes decorativas, al igual que la pintura y la escultura, alcanzan las más elevadas cotas de perfección y belleza. Los objetos de uso cotidiano utilizados por la corte real y la nobleza fueron exquisitamente diseñados y elaborados con gran destreza técnica. No hay mejor ejemplo para ilustrar esta afirmación que el ajuar funerario de la tumba (descubierta en 1922) de Tut Anj Amón, donde con ricos materiales —alabastro, ébano, oro, marfil y piedras semipreciosas— se crearon múltiples objetos de consumada habilidad artística. La cerámica del Imperio Nuevo ofrece también este mismo gusto decorativo, con sus superficies frecuentemente pintadas con motivos vegetales. En esta época se produce el apogeo del vidrio, técnica en la que los artesanos mostraron una gran originalidad. En general, y a tenor de los restos conservados, se puede decir que los egipcios de esta época encontraron un particular deleite en la riqueza ornamental y en los vivos colores de las pinturas y artes decorativas.

Escultura Durante el Imperio Nuevo la escultura alcanzó una nueva dimensión. La rigurosa y severa estilización del Imperio Antiguo y el áspero realismo del Imperio Medio fueron reemplazados por un estilo cortesano en el que se combinaban perfectamente la elegancia y la cuidadosa atención hacia los detalles más delicados. Iniciado durante los reinados de Hatshepsut y Tutmosis III, este estilo alcanzará su madurez en tiempos de Amenofis III. Los retratos de los faraones y de los cortesanos fueron obras plenas de gracia y sensibilidad. El arte en la época de Amenofis IV, hijo de Amenofis III, refleja la revo lución religiosa promovida por el faraón. Amenofis adoraba a Atón, dios solar, e imaginó y proyectó una línea artística encaminada hacia esta nueva dirección, es decir, a eliminar el hieratismo tradicional del arte egipcio. Al comienzo de su reinado se utilizó un realismo casi caricaturesco, pero poco a poco fue derivando hacia un estilo de sutil belleza y profunda ternura, cualidades perfectamente ejemplificadas en la cabeza de piedra caliza pintada de su esposa, la reina Nefertiti (c. 1360 a.C. Staatliche Museen, Berlín).

Pintura Mientras que el relieve se utilizó en el Imperio Nuevo principalmente para la decoración de edificios religiosos, la pintura predominará en la decoración de las tumbas privadas. La necrópolis de Tebas es una rica fuente de información sobre la lenta evolución de la tradición artística, así como también de excelentes ilustraciones de la vida de aquella época. El medio pictórico permitió mayores posibilidades que el escultórico, al conceder al artista la posibilidad de crear coloristas imágenes de la vida alrededor del Nilo. Los funcionarios aparecen representados inspeccionando los exóticos tributos llevados a Egipto desde todos los rincones del mundo conocido. Los oficios de los talleres regios están representados con meticuloso detallismo ilustrando la elaboración de todo tipo de objetos, desde grandes esculturas a delicadas joyas. Los ritos funerarios, desde el cortejo fúnebre hasta las últimas plegarias elevadas a los espíritus, también se representan. Uno de los elementos comunes en la pintura de las tumbas tebanas, conocido ya en el Imperio Antiguo, es la representación del difunto cazando y pescando entre los papiros de las marismas, entretenimientos y actividades de las que desearía gozar durante toda la eternidad. Los faraones de las dinastías XVIII a XX fueron grandes constructores de aruitectura. Tras el restablecimiento de la capital en Tebas la realeza divina de los faraones se asoció al dios local Amón, que llegó a ser la divinidad suprema más importante de Egipto y reinaba sobre los dioses secundarios. Casi todos los faraones del Imperio Nuevo se preocuparon por ampliar y hacer nuevos añadidos en el conjunto de templos de Karnak, centro del culto a Amón, convirtiéndose así en uno de los más impresionantes complejos religiosos de la historia. El mayor de todos ellos es el de Karnak; sus gigantescos pilonos, la gran sala hipóstila, los vestíbulos plagados de columnas, los obeliscos y las estatuas dispuestas en numerosos lugares, llevan directamente a pensar en el poder y majestuosidad del faraón y el Estado de aquella época. Próximo a este conjunto destaca también el templo de Luxor. Al referirnos ahora al templo como estructura arquitectónica, mantendremos la visión que de él se tiene generalmente, la que lo considera "casa del dios". Para emplear una comparación, podemos considerar el templo como organizado según un modelo parecido a nuestra casa-habitación. Y al igual que en ésta existe una parte habitable, una de servicio y otra de representación, así el templo del Imperio Nuevo comprende más o menos tres partes con análogos destinos. La parte donde habita dios, la parte donde se efectúan las ceremonias preparatorias o servicios no directamente anejos al culto, y la parte pública, lugar de encuentro entre dios y el profano. La parte donde habita dioses el santuario, la segunda es la sala hipóstila, la tercera es el patio. Naturalmente, quien visita el templo egipcio, entra en el patio, desde pasa luego ala sala hipóstila y finalmente penetra en el santuario. Por lo general todos los templos construidos en el Valle del Nilo, y por lo tanto en los alrededores del río, están orientados directamente hacia el mismo río. Considerando que el río discurre en teoría desde el Sur hacia el Norte, el templo tendrá la entrada por el oeste si se encuentra en la margen derecha, y por el este si se encuentra en la margen izquierda. La orientación está, pues, siempre en función del Nilo, ante todo por motivos prácticos: las comunicaciones en el antiguo Egipto se hacían por vía acuática y fundamentalmente por medio del río Nilo; disponer la entrada del templo hacia el río tenía como finalidad principal abreviar notablemente el camino a recorrer. La vía de acceso al templo estaba flanqueada a ambos lados por estatuas generalmente de esfinges o animales sagrados, teniendo entre las patas anteriores figuras del soberano que patrocinaba la construcción. Podemos decir que la esfinge en Egipto es siempre varón, y que casi siempre representa al soberano. Además las más de las veces se halla a la entrada de cualquier edificio, custodiando el acceso. La avenida de las esfinges termina en un espacio inmediatamente anterior a la entrada del templo propiamente dicho. Se trata del llamado pílono, más alto y más alto que el templo que había detrás. Simétrico bilateralmente, con un énfasis en el axis central que corre por todo el templo, el pílono comprendía dos inmensos muros inclinados flanqueando una sola puerta más baja en el centro. Delante de este pílono y a los lados de la puerta se colocaban estatuas de varias dimensiones en cantidad variables ( representando generalmente al faraón), lo mismo que los obelisco, dipustos como ya hemos visto, siempre a pares. La fachada era de este modo algo más que impresionante, aunque penetrable, barrera al interior. Atravesando el umbral, se llega a un patio limitado por paredes de piedra, a menudo con pórticos a uno o más lados, según los casos y se definía por una o más capas de columnatas en dos o más lados. Generalmente las columnas enmarcaban una serie de estatuas monumentales del rey. Esta es la parte que podemos denominar pública, en la cual podían entrar sino todos, por lo menos también los que estaban ceremonialmente puros, esto es, aquellos que no se habían purificado por medio del agua. A continuación del patio seguía la sala hipóstila. Se trata de una sala más o menos grande, con un techo sustentado por columnas. En los templos mas grandes las columnas macizas agobiaban los estrechos espacios que las separaban, la sala hipostila tiene un doble axis. Siempre formaba un rectaangulo orientado transversalmente. Esta era la parte "de servicio", la que ncontenia las estructuras reservadas para la purificacion ritual antes de entrar en la untima y mas secreta del templo, el santuario propiamente dicho. A medida que se penetra en el templo los espacios se hacen mas pequeños. El piso se eleva y el techo desciende y los espacios por lo comun estaban iluminados cenitalmente. Cada ves que un faraon añadia nuevas construcciones a alguno de los templos, dichas construcciones nuevas tenian un valor por si mismas y funciones propias, pero no servian jamas para engrandecer o aumentar la escencla del templo, su nucleo central formada por en santuario. En este sentido el templo propiamente dicho es el santuario. Alli es donde "habita" el dios, y alli es donde se desarrolla la parte mas importante del culto. Por lo tanto tambien sera la parte menos expuesta a cambios y es ahí donde estan las estructuras mas antiguas. En la ribera occidental del Nilo, cerca de la necrópolis de Tebas, se construyeron templos para el culto y honras fúnebres de los faraones. Durante el Imperio Nuevo, los cuerpos de estos faraones se enterraron en tumbas excavadas en la roca en el entorno denominado Valle de los Reyes, ya en pleno desierto, con los templos funerarios o mortuorios a cierta distancia fuera del valle. De estos templos, uno de los primeros y más insólitos fue el de la reina Hatshepsut en Dayr al-Bahari, levantado por el arquitecto Senemut (muerto hacia el año 1428 a.C.). Situado frente a los acantilados del río Nilo, junto al templo de Mentuhotep II, de la XI Dinastía, y probablemente inspirado en él, el templo es una extensa terraza con numerosas capillas para los dioses y relieves representando los éxitos logrados por Hatshepsut a lo largo de su reinado. Otros faraones no siguieron este precedente, y construyeron sus templos al borde de las tierras fértiles, lejos de los escarpados riscos del desierto. Las tumbas del Valle de los Reyes fueron excavadas en el interior de la roca, en un esfuerzo —casi nunca conseguido— por ocultar los sepulcros donde reposaban las momias de los faraones. Largos pasajes y corredores, escaleras y cámaras funerarias fueron decorados con relieves y pinturas de escenas de textos religiosos destinados a proteger y amparar el espíritu del difunto para su próxima vida. Durante la XIX Dinastía, en época de Ramsés II (imagen), uno de los más importantes faraones del Imperio Nuevo, se levantaron los gigantescos templos de Abu Simbel, en Nubia, al sur de Egipto. Fueron excavados en el interior de la roca, sobre la falda de una montaña y con las fachadas custodiadas por cuatro figuras monumentales del faraón y su esposa respectivamente. Entre 1964 y 1968 ambos templos tuvieron que ser desmontados en bloques y trasladados a un lugar más elevado con el fin de salvarlos de su inmersión bajo las aguas de la nueva presa de Asuán. Como en todas las épocas, la arquitectura doméstica y palaciega se hizo fundamentalmente con materiales más baratos que la piedra, como el adobe. No obstante, se han conservado los suficientes restos como para dar una idea aproximada de la planificación de los palacios y sus múltiples estancias con pinturas y decoraciones diversas en suelos, paredes y techos. Las viviendas de las clases privilegiadas formaban amplios conjuntos urbanos integrados por edificios residenciales y para el servicio. Ejemplos de casas modestas para los obreros pueden aún encontrarse, agrupadas junto a los pueblos, muchas veces como las del Egipto actual.

6. Luxor-ubicación geográfica

Luxor es en la actualidad una pequeña ciudad de 60.000 habitantes, situada en la orilla derecha del Nilo, en el lugar que corresponde a la antigua Tebas. El nombre de Luxor deriva de la palabra árabe el-Uqsor, plural de el-Qasr que significa campamento o fortificación, haciendo referencia a dos campamentos militares que aquí se establecieron en época romana. Por razones políticas y geográficas, Tebas fue cobrando poco a poco importancia durante la X dinastía hasta transformarse en la capital de los faraones del Nuevo Imperio. Allí se veneraba con suntuosas ceremonias al dios Amón en tríada con Mut y Khonsu. A cada victoria, a cada triunfo, se erigían nuevos y grandiosos templos en honor del dios. El saqueo a que Asurbanipal sometió la ciudad en 627 a. De J.C. marcó el inicio de su declino. Por fin, los ptolomeos la destruyeron completamente, tanto así que en el tiempom de los romanos ya no quedaba de ella. La antigua capital egipcia fue dividida por un canal, al sur del cual surgió Luxor, en tanto que al norte fue extendiéndose el pueblo de Karnak.

7. El Templo De Luxor

El monumento más destacable de la ciudad es "el Gran Templo de Luxor". Se debe fundamentalmente a la obra de 2 faraones, grandes constructores, Amenhotep III y Ramses II. Amenhotep III construyó la parte interior y Ramses II el recinto exterior. No obstante, el templo tuvo tal importancia que muchos otros faraones contribuyeron al engrandecimiento del recinto, con la decoración, con construcciones suplementarias, relieves o realizando algunos cambios. Entre estos se encontraban Tutankamón – quien retomó el proyecto tras la muerte de Ajenaton (Amenhotep IV) que había impuesto el culto al disco solar Atón  y abandonado el culto a los dioses tradicionales -, Horemheb y mucho más tarde Alejandro Magno.

1.- Avenida de las esfinges 2.- Capilla de Serapis 3.- Capilla de Hathor 4.- Obelisco de Ramses II y estatuas sedentes 5.- Pilono de Ramses II 6.- Capillas de Amón, Mut y Jonsu 7.- Primer patio (Ramses II) 8.- Columnata procesional (Amenhotep III) 9.- Atrio (Amenhotep III) 10.- Sala hipóstila 11.- Sala de Mut 12.- Sala de Jonsu 13.- Sala de Amón-Min 14.- Santuario romano 15.- Cámara del nacimiento (Amenhotep III) 16.- Sala de ofrendas 17.- Santuario de la barca (Alejandro Magno) 18.- Vestíbulo 19.- Santuario (Amenhotep III)

La construcción inicial se debe  muy posiblemente al arquitecto Amenhotep. El proyecto original no se separa de las construcciones clásicas, con un gran patio, la sala hipóstila, el vestíbulo, y el santuario, aunque las posteriores construcciones de Ramses II (un patio que pasó a ser el primero del templo, la fachada, los colosos  y los obeliscos) modificasen el aspecto final que hoy puede apreciarse. La longitud total del templo es de 260 metros y estaba dedicado a Amón, que en concreto en Luxor tomaba la forma de Min. Se llamaba Ipet-resyt en relación con el templo de Amón en Karnak con el que estaba estrechamente vinculado y del que dependía. De hecho la función principal del templo era la procesión que una vez al año, durante la celebración del Año Nuevo,  se celebraba y en la que la imagen de Amón salía de su templo de Karnak y, a través de la avenida de las esfinges, visitaba el de Luxor. El pilono (5) construido por Ramses II relata la batalla de Qadesh, librada por el faraón contra los hititas. Representa la entrada al templo. En la decoración se incluye el poema de Pentaur que glorifica el valor del faraón en la batalla. Frente a este pilono se encontraban 2 obeliscos  (4) de los cuales uno fue trasladado a la plaza de la Concordia en París en el año 1836, como regalo de Mohamed Alí. El otro, de unos 25 metros de altura se encuentra actualmente en su emplazamiento original. El obelisco está decorado con una escena en la que aparece Ramses II adorando a Amón, y 3 franjas de jeroglíficos en las que se describe el protocolo real y una fórmula de alabanza a las construcciones y las victorias del faraón y  a la duración de su reinado. En la entrada están las  famosas estatuas sedentes de Ramses II (4) decoradas con imágenes de prisioneros que representan los 9 pueblos conquistados por Egipto. La reina Nefertari apaece a cada lado del trono. Las estatuas son de granito gris con una altura de 15.6 metros. Originalmente existían 4 estatuas mas, realizadas en granito rosa de las que actualmente sólo queda una que representa a Meritamón, la hija de Ramses II. El patio peristilo (7), de 55 metros de longitud, fue añadido por Ramses II y actualmente representa el primer patio. Está compuesto por 74 columnas papiriformes que muestran al faraón con distintas divinidades. Las columnas están colocadas en 2 hileras alrededor del patio, con estatuas de osiris en los intercolumnios.. En el centro se encuentra un santuario formado por 3 capillas dedicadas a Amón (la central), Mut (la izquierda) y Jonsu (la derecha). Construidas por Hatshepsut y Tutmosis III y decoradas por Ramses II, servían como almacen de las barcas sagradas. La situación de las capillas es lo que hizo que el patio no siguiese el eje del templo original, sino que se encuentra desviado hacia el este. La decoración interior del patio escenifica una procesión que personifica los distritos mineros que portan ofrendas al dios, un sacrificio de Ramses II a la diosa Sesjet, la inauguración de la entrada monumental en la que aparecen los hijos del faraón  y ceremonias religiosas. Hay además una inscripción que refleja las partes del templo construidas por Ramses II. La siguiente estancia está formada por la columnata procesional de Amenhotep III (8), formada por 14 columnas, de 16 metros de altura, dispuestas en 2 filas. En las columnas están grabados los cartuchos de Amenhotep III, Horemheb, Seti I y Rames II., verdadero bosque petrificado de gran sugestión. La estancia mide 52×20 metros y la entrada está flanqueada por  2 colosos sedentes de Ramses II con la reina Nefertari, vestida como la diosa Hathor, en su pierna derecha. Las estatuas están realizadas en granito negro y el zócalo está decorado con escenas de prisioneros que representan a los pueblos vencidos por el faraón. Situadas en el lado sur se encuentran 2 estatuas dobles de Amón y  Mut. La decoración de los muros es obra de Tutanjamón y Horemheb y sus relieves relatan la fiesta de Opet, mostrando una procesión de barcos desde Karnak y el viaje de regreso. A continuación se encuentra el patio peristilo de Amenhotep III (9). El interior del patio está rodeado en tres de sus lados por 2 hileras de columnas con capiteles papiriformes cerrados. El patio se comunicaba con la columnata por una escalera, al estar más elevado que aquella. El cuarto lado del patio está unido a la sala hipóstila (10) que representa la primera estancia interior del templo. Originalmente la sala se encontraba techada. Cuenta con 32 columnas con capiteles papiriformes cerrados, dispuestas en 4 filas de 8 columnas cada una. Las imagenes de los dioses, que aparecen en la decoración, fueron restauradas durante la XIX dinastía ya que los originales fueron destruidos por Ajenaton. De la sala hipostila se accede a 4 estancias o antecámaras con habitaciones auxiliares. Estas estancias son: el vestíbulo, la sala de ofrendas, la estancia del nacimiento y el santuario. El vestíbulo (14) está decorado con imagenes de emperadores romanos superpuestas sobre los originales egipcios. La sala tiene 3 habitaciones auxiliares consagradas a Mut (11) , Jonsu (12)  y Amón-Min (13). La sala de ofrendas (16) está decorada con imagenes religiosas en honor de Amón y Min. Consta de un santuario realizado por Amenhotep III. En esta estancia Alejandro Magno, que aparece representado ante Amón, construyó un deposito de barcas (17). En el lado oeste de la sala se encuentra la estancia del nacimiento (15) con 3 columnas fasciculadas y decorada con relieves que describen el nacimiento divino de Amenhotep III, como resultado de la unión del dios Amón con su madre Mutemuia. En las imágenes se lee la concepción, el embarazo y el nacimiento. A continuación hay una sala que hacía las veces de vestíbulo (18)  a la última habitación, el santuario (19) construido por Amenhotep III y decorado con escenas del faraón introducido por Horus y Atum con la presencia de Amón y el rey ante Amón. En el zócalo aparece una inscripción de Amenhotep III sobre la construcción del templo. También la parte exterior del templo tiene aspectos ineresantes, con sus muros provistos de numerosas capillas laterales cuyas paredes están adornadas de escenas de ceremonias religiosas.

 

 

 

 

Autor:

Ana Bär

Estudiante de segundo año de Arquitectura

Partes: 1, 2
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