Si dicho modelo es cuestionable, y la pareja homosexual nunca tuvo otros patrones para imitar, cabría preguntarse entonces: ¿Cuál es o será el modelo que se está gestando para una relación de pareja entre dos varones?. ¿Acaso debe ser un modelo solo para dos y de dos? ¿Terminará por ser más auténtico?, ¿ofrecerá aspirar y acceder a la felicidad, la congruencia y la estabilidad psicológica y emocional entre dos personas del mismo sexo?.
El enigma es enorme y complejo de descifrar. Toda esta reestructuración de las formas convencionales de convivir en pareja ha causado sentimientos de: Incertidumbre, apatía, indiferencia, miedo al compromiso, incredulidad, ruptura de la continuidad en los afectos, una inercia en la que está sumergida una gran parte de la humanidad y que fractura la confianza para relacionarse entre sí, más allá de la búsqueda del placer sexual espontáneo, y que se obtiene con mayor facilidad que en décadas pasadas.
Frente a una amplia oferta sexual disponible en todas partes como lo es: La calle, el metro, los cafés, los vapores, cuartos obscuros, los bares, la Internet, etcétera, algunos aún desean construir una relación de pareja, y otros, sin haber construido un proyecto de vida a seguir, de manera conciente o inconsciente destruyen las formas convencionales para vivir la sexualidad en pareja, innovando diferentes maneras de relacionarse con los demás.
En este violento proceso de cambio que se siente más palpable en la última década, el péndulo del reloj giró abruptamente de izquierda a derecha sin previo aviso, creando incertidumbre y falta de confianza en el futuro de pareja entre los varones homosexuales.
El hombre contemporáneo, "civilizado", ha adoptado conductas sexuales parecidas a las del origen de la humanidad, donde no existían normas sociales o religiosas que dictaran lo correcto para vivir esa necesidad humana. Cabe aclarar que los hombres homosexuales no buscan la sexualidad como un instinto de reproducción y conservación de la especie, sino por el placer mismo. Muchos de ellos dejaron de interesarse en fomentar afectos o de dar continuidad a los mismos. Adquirir compromisos es algo que asusta enormemente hoy en día. Además, se es profundamente sensible al desprecio y muy pocos quieren arriesgarse a ello.
Paradójicamente, la falta de credibilidad y confianza entre los propios hombres, es la que ha impulsado a renovar las formas convencionales de relacionarse entre quienes tienen una misma orientación sexual.
Hoy en día existen los amigos con derechos sexuales denominados (free), donde no se adquiere compromiso alguno. Tampoco hay la posibilidad de demandarse afecto. Al menor síntoma de ternura sobreviene la inminente separación de manera automática.
También han emergido las parejas abiertas donde cada uno tiene por separado contactos sexuales con otros hombres, sin alterar el afecto que los une puesto que solo buscan el placer sexual. En este tipo de parejas existe el acuerdo de no hablar entre ellos de las experiencias vividas con otros varones para no herir susceptibilidades. Todo está implícito y se opta por guarda silencio.
Hay otros modelos de parejas, como los que comparten su sexualidad con un tercero. Así, ambos disfrutan simultáneamente del invitado ocasional siempre y cuando no se cree ningún tipo de vínculo con el extraño, porque entonces sobreviene un conflicto que pueda desencadenar en la separación.
En un mundo tan endeble en las relaciones de pareja, existen también aquellos que viven juntos y lo comparten todo por igual y quienes permanecen en el seno familiar por convicción o mutuo acuerdo, ya que les resulta más funcional relacionarse de esa manera, conservando cierto grado de libertad individual. Argumentan que con la cotidianeidad afectarían la relación, lo que provocaría la ruptura.
Sin embargo, persisten las parejas convencionales, denominadas "cerradas" o monogámicas, donde no hay acceso a un tercero en ningún campo imaginable y que sólo pertenece a dos. Aducen tener valores bien fundamentados e inquebrantables. "Pareja significa un compromiso entre un par, o sea, dos". "Lo demás o es menaje o es orgía".
Otros más, convencidos de no desear fomentar afecto en los demás, optan por la soltería, no creen en "romanticismos". Justifican no tener necesidad de "sentimentalismos", "compromisos" o "complicaciones existenciales". Se auto proclaman como: "chavos buena onda", "cero malos rollos", lo que lleva a preguntarse: ¿A partir de cuándo el romance, el afecto y el compromiso, valores ampliamente reconocidos en las pasadas generaciones comenzaron a vivirse como conflicto entre los seres humanos?. ¿Es acaso una expresión perteneciente a ésta nueva generación de jóvenes y que afecta a todos de diferentes maneras?.
Para muchos, el contacto sexual entre extraños pareciera ser la única meta por alcanzar en el presente y en el futuro inmediato, pero además, debe ser un encuentro sólo y absolutamente corporal. Habiendo tanta oferta sexual disponible, ¿para qué repetir el mismo bocado?, ¿con qué fin fomentar vínculos afectivos?, ¿para qué crear un compromiso con un desconocido?, ¿para qué perder la libertad que tanto se anhela y asusta al mismo tiempo?. ¿Acaso es mejor vivir en la ambivalencia?
Independientemente de las nuevas formas que se cocinan en el caldero y que ofrecerán alternativas para que los hombres homosexuales se relacionen entre sí, es primordial contar con espacios donde reflexionar sobre los valores y derechos a los que debe aspirar todo ser humano, como lo son: el amor, la felicidad y el respeto. Mientras no se multipliquen estos espacios ni hayan los suficientes activistas a favor del bienestar homosexual, la crisis se acentuará, el abuso entre pares persistirá, surgirán más adeptos a la apatía, más hombres estarán destinados a la infelicidad, el vacío y la soledad.
Nunca es tarde para desaprender lo aprendido y construir, con esperanza y buena voluntad, formas más amables de relacionarse entre varones con la misma orientación sexual, dejando a un lado el egoísmo, el lacerante narcisismo con el que han vivido muchos hombres homosexuales, para dar mayor aliento a la vida interior, y no tanto al aspecto físico.
Es tiempo también de dejar de otorgar tanto valor a todo aquello que representa juventud, como hasta ahora ha ocurrido. La reivindicación y reinserción de los varones adultos en la vida gay debe reconsiderarse, toda vez que son fuente de experiencia, madurez y sabiduría para la conformación de las nuevas generaciones de hombres homosexuales. Por ser un hombre adulto no tiene que vérsele con desprecio.
En un mundo cada vez más globalizado y bombardeado por lo material y la publicidad sexual, ¿qué resta entonces por venir en el futuro incierto?, ¿acaso el reto de la humanidad es aprender a vivir una sexualidad más libre, menos opresora, culpigena, sin normas que insistan en regularla, pero creando conciencia de que es inválido lastimar a los demás, a aquellos que sí desean un compromiso real con otro hombre que piensa, siente y anhela de forma parecida a la suya?
En este intento de destruir los viejos patrones para formar nuevos modelos de convivencia en pareja, sería esperanzador construir nuevas y más sanas maneras de vivir la homosexualidad, con metas individuales claras, bien establecidas y que sean proyectadas favorablemente hacia la colectividad.
Todo es valido mientras existan acuerdos entre dos personas honestas, pero más honesto será el que los hombres gays, dentro de ese universo de posibilidades para vivir la homosexualidad, busquen relacionarse con aquellos que comparten los mismos intereses, proyectos de vida y formas de pensar.
En tu trafalgar por la vida: ¿Te has preguntado qué buscas?, ¿destruir o construir?, ¿acaso ya creaste tu propio modelo y proyecto de vida para compartirlo con los demás?.
México, D. F. a 6 de septiembre de 2006.
Datos del Autor
*Gerardo Guiza Lemus. (Puruándiro, Michoacán, México. 1957), es Licenciado en Ciencias de la Comunicación, egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre los años 1987 y 1989 y 1992 y 1997 impartió cátedra en dicha facultad en materias de literatura y periodismo, y dirigió diversas tesis de titulación.
Ha colaborado con cuento, poesía y entrevistas en numerosos suplementos culturales de la ciudad de México y en el interior de la República.
Diplomado en Disfrute y Promoción del Erotismo, el Placer y el Bienestar Sexual Masculino.
Centro de Capacitación y Apoyo Sexológico y Humanista. CECASH. México, D. F. 2005.
Diplomado en VIH/SIDA: Diagnóstico y Respuesta Estratégica.
Instituto Nacional de Salud Pública. Cuernavaca, Morelos, México. 2004.
Es autor de los libros que llevan por título: La Historia No Convenida. (Novela). Fontamara. México, D. F. 2003. Artilugios. (Novela). Fontamara. México, D. F. 1999. Quizás No Entendí. (Novela). Fontamara. México, D. F. 1997. Tus Estelas en mi Espacio. (Poemario). Publicación Independiente, México, D. F. 1993. Como la Flor del Amaranto. (Novela). Dirección de Bibliotecas y Publicaciones del IPN. México, D. F. 1992.
Actualmente desempeña funciones como capacitador y consejero en el Programa de VIH/SIDA de la Ciudad de México, de la Secretaría de Salud del Distrito Federal.
Autor:
Lic. Gerardo Guiza Lemus
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