Legalización de las drogas
En la temática de la lucha mundial contra el narcotráfico se han diseñado y propuesto un sinfín de políticas, estrategias, programas etc. tendientes a combatir dicha lacra; una de ellas ha sido la legalización de las drogas bajo múltiples variantes pero siempre bajo la misma égida de combatir al narcotráfico, posición que no es nueva sino que más bien era una de las primeras pero que ahora ante el rotundo fracaso evidente de las demás formas aplicadas en la lucha antidroga a nivel mundial parece cobrar especial relevancia.
Dicha posición ha sido puesta nuevamente en el debate por el ex presidente colombiano Ernesto Samper y seguida por muchos otros ex presidentes latinoamericanos quienes sugestivamente ahora propugnan la legalización de las drogas y cuando fungían como presidentes no hicieron nada al respecto, dicha posición ha sido también comentada muy cautelosamente por varios personeros de muchos gobiernos y vista con beneplácito por escritores como Vargas LLosa, intelectuales como Eduardo Galeano y personalidades como Baltazar Garzón incluyendo en nuestro caso una posición a favor expresada últimamente por un ex presidente boliviano y hasta por algún dirigente cívico departamental, aunque ninguno ha entrado en detalles acerca de la forma y modo de proceder a dicha legalización si se diera el caso. Es de hacer notar la ferviente oposición del catolicismo ortodoxo eminentemente principalista a la legalización de las drogas en cualquiera de sus formas.
En la lucha contra el narcotráfico está por demás visto que la interdicción lo único que hace es llenar cárceles para colmo de personas de bajo rango en la actividad y casi ningún "pez gordo", pero de ninguna manera podría acabar con la ilícita actividad por mucho que esporádicamente se den golpes fuertes al narcotráfico con la captura de jefes de cárteles, destrucción de factorías de cocaína y/o incautación de grandes volúmenes de droga o secuestro de bienes de los narcotraficantes situaciones que parece no afectan mayormente a la actividad delincuencial, pues si se captura a los "capos" inmediatamente son sustituidos por otros sino es que ellos mismos continúan sus actividades dentro de los penales incluso con mayores y mejores seguridades, del mismo modo por cada fábrica destruida parece que se ponen en funcionamiento dos y la droga incautada es prontamente repuesta continuando con dicha actividad, no sólo como si nada hubiera pasado sino que al parecer con mayor fuerza e intensidad.
Las instituciones encargadas de la lucha contra el narcotráfico no tienen resultados satisfactorios plenos, ninguna, personalmente pienso que la agencia de la lucha antidroga estadounidense DEA la única que actúa internacionalmente y muy cuestionada por nuestro gobierno, es en verdad una especie de válvula que permite, tolera y hasta provoca un ingreso controlado de drogas a la sociedad norteamericana; por extraño que parezca, en realidad es eso lo que tiene y debe hacer dicha agencia antidroga.
A los fines de demostrar racional y lógicamente la anterior aseveración vamos a suponer por ejemplo que las acciones de la DEA a nivel internacional tienen un éxito total y se logra impedir todo ingreso de droga a los Estados Unidos, y en un tiempo muy breve no entra ni un solo gramo de ningún tipo de drogas; si pasa eso estoy seguro que esa sociedad se desquicia en un periodo de entre diez y quince días, pues los millones de drogadictos al verse privados de sus dosis diarias caerían prontamente bajo los síndromes de la abstinencia y en ese estado se volverían muy violentos, por otro lado y a nivel interno se trataría de producir sustancias alternativas tendientes a suplir dicha carencia con otros productos sustitutivos como el crack, éxtasis, LSD y principalmente las metanfetaminas que pueden fácilmente fabricarse en la parte trasera de un automóvil a partir de medicamentos baratos y de casi libre expendio pero que hacen verdaderos estragos en sus consumidores y que de lejos hacen mucho más daño físico y mental que la cocaína o la marihuana, ésta última considerada droga "blanda" y actualmente utilizada hasta con fines terapéuticos para el tratamiento médico del cáncer, la artritis severa, la esclerosis múltiple, lesiones medulares y epilepsia.
De modo que la dotación controlada de la droga mediante el mantenimiento de una oferta sostenida se hace imperiosamente necesario en las sociedades donde los consumidores son realmente un sector importante de la sociedad y hablando de la misma sociedad estadounidense creo sinceramente que a dicha unión de estados no le conviene ni quiere esos efectos negativos si se diera el caso, por eso mantiene el equilibrio entre la oferta y la demanda de droga; por lo que la actual lucha contra el narcotráfico tal como es ahora no está rindiendo los frutos esperados o mejor aún, por lo expuesto, no se quiere y se evita que rinda frutos.
Por otro lado, pienso que ni a los EE.UU. ni a los países europeos les convendría que la lucha contra el narcotráfico en los países sud americanos incluyendo México y algunos centro americanos tenga éxito porque si fuera así, ya no se produciría droga en la región y consiguientemente ya no ingresaría droga a los EE.UU. y ese hecho derivaría en la consabida e infructuosa búsqueda frenética de sustitutos químicos muy nocivos con sus consecuencias desastrosas para esa sociedad lo que a su vez afecta negativamente a toda Europa porque la gran cantidad de demanda de EE.UU. tendría que ser satisfecha por China y Asia con el opio, el hachís, la heroína y/o sustancias nativas de esos países lo que a su vez significaría que toda Europa, Norte de Europa e incluso Africa se conviertan rápidamente en países de tránsito de la droga hacia Estados Unidos y lógicamente cualquier país en tránsito que por cualquier motivo no pueda continuar con el envío a destino de la droga prontamente caerá en el consumo, dicho en otras palabras; también será negocio vender parte de la droga en los países en tránsito si existiera -como existe- trabas o peligro de enviarla o hacerla llegar a destino.
Al presente y a nivel mundial casi todas las acciones tendientes a luchar contra el narcotráfico incluyendo las políticas educacionales y preventivas lejos de lograr alguna reducción en la demanda de drogas no han tenido un efecto ni siquiera medianamente efectivo, más bien se ha comprobado que la demanda y el consumo está en constante ascenso y crecimiento lo que a su vez determina una mayor producción. Dicho de otro modo y más claramente: la costosa lucha actual contra el narcotráfico ha fracasado rotundamente.
A lo que se suma el hecho de que en gran cantidad de países como el nuestro el consumo no es penado y paradójicamente ese hecho no hace otra cosa que impedir que al consumidor le llegue la interdicción y más bien esa situación significa en buenas cuentas asegurar y hasta proteger el mercado y la demanda a favor de los narcotraficantes pues el consumidor impune que tiene para su uso un sobre con dos o tres gramos de droga necesariamente lo ha conseguido de un traficante que tiene muchísimos sobres para la venta, la contradicción es evidente y el absurdo se cae de maduro, bueno pues; si el consumo no es penado tampoco debería ser la dotación gratuita de dosis a los consumidores de parte de los estados a los fines de controlar dicho mercado tendiendo a su erradicación.
Las drogas como cualquier otra "mercancía" no están excluidas del régimen económico ni están fuera de las leyes de la oferta y de la demanda pues mientras haya demanda siempre habrá oferta y también son suceptibles a los vaivenes económicos y hasta políticos como cualquier otro producto comercial.
En su calidad de mercancía la droga tiene un valor de uso y un valor de cambio; su valor de uso es infinitamente superior a su valor de cambio dado el carácter adictivo de la sustancia al crear una verdadera dependencia neurofisiológica realmente grave en el consumidor.
Quizá pensando más fríamente resulta imperioso y necesario considerar la droga como cualquier otra mercancía o producto sometiéndola a la pura y dura economía de mercado y en virtud a ese nuevo enfoque tratar de establecer políticas realmente efectivas de control a través de la legalización de las drogas, como por ejemplo quitarle su valor de cambio, es decir; sacar la mercancía del comercio anulando la oferta aunque manteniendo e incluso satisfaciendo la demanda.
La legalización de las drogas de ninguna manera quiere decir una política permisiva o de tolerancia respecto al uso de las drogas y menos la legalización de la actividad del narcotráfico que es cosa muy diferente y por supuesto que no significará la venta libre e irrestricta de la droga en calles y comercios bajo un mercado libre, ése es un criterio simplista; a mi entender la legalización de las drogas sólo puede justificarse si tiene como fin mediato la erradicación del narcotráfico y deberá circunscribirse estrictamente a reducir la oferta ilegal de drogas para posteriormente anularla total y definitivamente a través del control real y efectivo la demanda.
Dicha acción deberá implementarse bajo un concepto económico social y no de prohibición como es actualmente, recordemos que el cigarrillo y el alcohol también son oficialmente considerados "drogas" y representa un sin sentido saber que la nicotina es la droga que crea más adicción pero su comercio y consumo es lícito aunque con restricciones, y la prohibición de esos productos más bien acarrearía mayores problemas, baste recordar la prohibición de las bebidas alcohólicas en Chicago en la década de los 20 donde la aplicación de la Ley Seca como supuesto remedio ha resultado peor que la enfermedad.
COMO SE PUEDE ANULAR LA OFERTA Y A LA VEZ MANTENER Y CONTROLAR LA DEMANDA DE LAS DROGAS A LOS FINES DE LOGRAR SU GRADUAL DESAPARICION? Esa es la pregunta del millón.
A mi modesto entender: MEDIANTE EL ESTABLECIMIENTO DE UN SOLO PROVEEDOR LEGAL Y MONOPOLICO QUE CUBRA Y SATISFAGA GRATUITAMENTE LA TOTALIDAD DE LA DEMANDA, Y ESE PROVEEDOR SERIA EL ESTADO.
Esa idea que parece descabellada encuentra su razón y fundamento en las seis siguientes razones y consideraciones acerca de la forma y modo de su implementación y sus consecuencias, tomando como ejemplo la sociedad estadounidense en virtud a la gran demanda de drogas que la sitúa como primer país consumidor a nivel mundial:
1.- El Estado levantaría un censo de los consumidores narcodependientes a quienes previa acreditación y clasificación les suministraría gratuitamente la droga de manera regular a los fines de que no tengan necesidad de adquirirla ni de comprarla y bajo supervisión médica retomando su calidad y condición de "enfermos" y no criminales.
2.- Ese hecho a su vez tendría otros efectos directos muy positivos e inmediatos en el ámbito económico social como por ejemplo: se acabaría con la corrupción y soborno que conlleva el narcotráfico y que afecta y toca a todos los poderes, instituciones, autoridades y niveles de los estados; se evitaría el lavado de dinero y blanqueo de fortunas; se sanearía en parte la economía; no habría contrabando ni mercado negro de precursores; habría "erradicación voluntaria" de los cultivos excedentarios de la hoja de coca por la baja demanda; se disminuiría notablemente la grave desestructuración del tejido social; el control estricto de la demanda de la droga anulará definitivamente la oferta en muy poco tiempo y al anular la demanda y controlar a los usuarios se impediría el ingreso de nuevos consumidores de la droga; se reduciría drástica y notablemente la vasta criminalidad ligada de manera directa e indirecta a la drogadicción y al narcotráfico que va desde los asesinatos pasando por la prostitución, robos agravados, falsificaciones, fraudes, cohechos, concusiones, "volteos", violaciones, lesiones, extorsiones, contrabando, secuestros etc., etc. y muchos otros delitos graves hasta los simples hurtos rateros incluso faltas y contravenciones; ya no habrían "ajustes de cuentas" entre los narcotraficantes; se descongestionarían las cárceles; se eliminarían las sangrientas guerras de bandas de narcotraficantes que se disputan los territorios de venta de drogas etc., etc., entre muchos otros aspectos positivos que sería largo de detallar; y en el orden personal los beneficios particulares para el drogadicto y su entorno íntimo serían muy importantes como ser: evitar la disfunción familiar, se anularía el contagio de enfermedades por el uso de los mismos implementos de suministro de droga entre varios drogadictos; será posible la recuperación del consumidor porque el programa tendría que ir paralelo a otro de rehabilitación; el control de los drogadictos y seguimiento de sus actividades impediría el contagio social; los consumidores no estarían sometidos al abuso de sus proveedores; se erradicará la mortalidad por sobredosis que no significa consumir mayor cantidad de droga a la habitual sino consumir la misma cantidad pero de mucha mayor calidad sin que lo sepa el consumidor lo que equivale a multiplicar mortalmente la dosis; se evitará el envenenamiento de los consumidores por sucesivas adulteraciones de los proveedores con otras sustancias más nocivas con el fin de aumentar su volumen e incrementar las ganancias etc., etc.
De todos los aspectos relacionados, el más importante a mi juicio sería el evitar que nuevos ciudadanos en su mayoría jóvenes ingresen al mundo de las drogas por que el programa se extendería siquiera durante 10 años o más hasta que la última generación narcodependiente sea rehabilitada y/o controlada hasta sus últimos días en los casos de adictos endurecidos cortando toda posibilidad de contagio social; asimismo sería muchísimo más barato implementar dicho programa que destinar enormes recursos de los contribuyentes a la ineficaz interdicción y sobre todo no habría tanta violencia generada por el narcotráfico.
3.- Como ya no sería necesario que la mayoría de los consumidores cometan delitos y por ese medio procurarse dinero para comprar drogas porque éstas les serían suministradas gratuitamente, la criminalidad al respecto prácticamente desaparecería; pero lo más relevante es que la oferta de droga por supuesto sufriría un golpe mortal, pues no existiría demanda que es el requisito esencial de orden socio mercantil para la sobrevivencia de cualquier mercancía o producto y en un mediano plazo se desbarataría totalmente la oferta de drogas pues no sería negocio de ningún tipo tratar de vender algo que el consumidor -antiguo cliente– ahora lo consigue gratis, las fábricas y laboratorios de droga trabajarían "a pérdida", los comercializadores y/o distribuidores ya no correrían el riesgo de seguir con su actividad por ser muy bajas las ganancias del mismo modo los transportadores, porteadores etc., etc.; en definitiva la falta de otrora pingues ganancias haría que la "industria" del narcotráfico quiebre y cierre sus actividades como cualquier otra actividad comercial y/o producto sometido a semejante trato. En esta fase se deberá penalizar drásticamente el uso y consumo de drogas fuera del programa.
4.- Pero no todo son buenas noticias; obviamente que los narcotraficantes harán los mayores esfuerzos para continuar con su ilícita actividad y tendrán que responder obligatoriamente con medidas también de orden comercial, pues no creo que recurran a la violencia porque no podrán obligar a los consumidores adquirir su producto.
El efecto parcial negativo y momentáneo de ello es que el precio de la droga bajaría hasta niveles ínfimos con el ánimo de conseguir nuevos consumidores y potenciales clientes tratando de hacerla accesible a nuevos estratos sociales y procurando popularizarla a los fines de seguir con la lucrativa actividad, pero estando el grueso de los consumidores registrados y clasificados obteniendo gratis su dosis diaria con la consiguiente baja de la producción y comercialización de la droga, el control efectivo de dicha actividad ilícita ya notablemente disminuida sería más fácil.
En esta fase las políticas educacionales y de prevención deberán reforzarse.
5.- Otra mala noticia temporal y que constituye la parte débil de esta tesis es que existe otro sector importante de consumidores aunque minoritario al cual la drogadicción no ha impedido su desenvolvimiento efectivo socio laboral como a otros consumidores habituales que por su adicción no trabajan y delinquen a los fines de tener dinero para comprar la droga y que teniendo buena posición económica y hasta social no querrán acogerse al programa para no ser censados y clasificados como narcodependientes, situación que les permitiría seguir comprando la droga en el mercado negro manteniendo una oferta que aunque disminuida seguiría siendo oferta.
Ese sector minoritario mantendría una demanda baja y una oferta de igual magnitud, pero penalizando el uso y consumo sus días estarían contados porque la oferta igual desaparecería al ser muy baja la demanda lo que en muy breve tiempo encarecería el producto hasta límites insostenibles e imposibles de pagar por mucho dinero que se tenga obligando a dichos consumidores acogerse al programa, además siendo muy pocos los traficantes será más fácil atraparlos pues las fuerzas policiales no lucharían como lo hacen actualmente contra un monstruo poderoso de muchísimas cabezas incrustadas en todos los niveles de la sociedad sino con pequeños y aislados residuos debilitados fáciles de acabar.
Para este sector las políticas de rehabilitación son de vital importancia.
Finalmente existen los consumidores ocasionales, de oportunidad o sociales que generalmente no compran drogas ni las usan regularmente por no ser dependientes pero que las consumen circunstancialmente sin mayores miramientos en fiestas, reuniones o en cualquier ocasión propicia, su número es relativamente inferior a los consumidores de nivel económico superior y la ausencia de drogas en sus reuniones no deberá tener mayor incidencia.
Para este sector las políticas educacionales y de prevención serán muy importantes.
6.- Las graves penalidades impuestas a la actividad del narcotráfico seguirían siendo las mismas, de modo que si antes "valía la pena" correr el riesgo de entrar a dicha actividad para obtener rápidas, fáciles y grandes ganancias ahora ya no lo valdría de ninguna manera, forma, modo y/o circunstancia ni siquiera indirecta.
Esas serían las bases conceptuales para la erradicación del narcotráfico pero su implementación deberá ser necesariamente global, la lucha contra el narcotráfico debe ser a nivel mundial porque dicha actividad también es a nivel mundial, siendo un delito transnacional las naciones deberán concertar un mismo tipo de lucha bajo una dirección colegiada para que tenga éxito, pues de lo contrario su aplicación y puesta en marcha sólo por algunos estados tendría efectos nefastos en los otros países, pues de nada serviría que por ejemplo sólo EE.UU. implemente el programa, pues si pasa eso y hablando sólo a nivel regional, toda la actividad del narcotráfico se volcaría agresivamente a todo Centro y Sur América por no decir Europa con consecuencias realmente desastrosas.
Bolivia aún es un país productor y a juicio de EE.UU. sería el tercer país productor de cocaína y un país de tránsito, al momento la drogadicción en Bolivia si bien tiene índices bajos pero que se están incrementando no ha llegado todavía a cifras alarmantes, pero eso no quiere decir que no se vayan delineando políticas de control y prevención porque no hay país productor que con el tiempo no se vuelva consumidor pues el rebalse de lo que se produce y no se puede exportar se decanta naturalmente al mercado interno y la actividad del narcotráfico se expande fácilmente así como aumenta el número de consumidores día a día.
Para colmo -y hablando en estricto sentido comercial- como país productor y de transito de otros países productores como Perú, las ganancias más grandes son de los traficantes norteamericanos y no así de los productores.
Los Estados por separado pretenden luchar cada uno por su lado y a su modo contra el narcotráfico y no van a poder hacerlo porque las diferencias en sus métodos y aplicación de sus políticas al respecto han sido y son aprovechados por el narcotráfico organizado que tiene un solo modo y norte invariable en su actividad aunque con pequeñas diferencias en virtud a los lugares donde opera por lo que la dispersión de las acciones de los Estados en la lucha contra el narcotráfico hace que un solo enemigo de por si poderoso pueda fácilmente neutralizar una por una esas acciones separadas, recordemos que la unión hace la fuerza por lo que si fuera una lucha común con políticas, estrategias y programas iguales, la actividad del narcotráfico tendría muchas dificultades para hacerle frente por eso se hace necesario una lucha común, única y concertada entre las naciones a los fines de terminar para siempre con el narcotráfico.
Para la puesta en marcha del programa cada Estado adscrito deberá fabricar y producir la droga necesaria para implementar su programa regional bajo estrictas medidas de seguridad.
Más allá de los conceptos éticos de orden subjetivo, pienso que el hecho de que un Estado fabrique y produzca drogas para los fines señalados y con los efectos positivos anotados a mi entender no sólo que estaría justificado plenamente sino que sería hasta necesario y utilitario, para lo cual es menester dejar de lado posiciones políticas y/o hipócritas pues estamos hablando de aspectos netamente técnicos en el más puro orden económico-mercantilista y así como es legal y ético económicamente botar al mar miles de toneladas de alimentos en un mundo hambriento a los fines de regular los precios no puede ser menos ético fabricar y producir drogas para: rehabilitar a los drogadictos, para impedir el ingreso de nuevos consumidores y para destruir el narcotráfico más su serie de secuelas, una de ellas: la corrupción.
He ahí mi concepción personal basada en mi condición de hombre de leyes y en mi calidad de profesional abogado de lo que entiendo por "legalización de las drogas" con la esperanza de que este pequeño aporte pueda mover al debate o quizá ser parte de alguna posible solución futura.
Autor:
José H. Gutiérrez Guerra
La Paz, Bolivia.