Para llevar a cabo la formación de maestros rurales y la capacitación de losmaestros empíricos en servicio, se aprovechó la cooperación técnica norteamericana, que de acuerdo con el convenio del 19 de julio de 1,945, disponía que los recursos del programa cooperativo de la educación se dedicaran al desarrollo de la educación rural.
Las Escuelas Tipo Federación En 1944:
Estas escuelas empezaron a operarse después de la revolución de octubre, no fue una planificación elaborada o a un mandato legal, se dio como un manifiesto del proceso revolucionario, reaccionado frente a la escuela de la dictadura. Los portadores de estas ideas eran los maestros, ya que conocían las deficiencias pedagógicas del país.
El Doctor José Arévalo concibió las escuelas llamadas Tipo Federación, que tenían Aulas autónomas federadas en un gran organismo material, maestros autónomos federados en un gran equipo de trabajo, respondiendo a las necesidades educativas de cada jurisdicción. Los tipos de escuelas que fundó fueron:
La circular de ocho aulas dobles,
Construida en el área Urbana.
La semicircular de seis aulas dobles, construida en el área Urbana.
La cuadrante de cuatro, construida en el área Urbana.
La mínima de tres, construida en el área Rural.
La organización de estas escuelas esta a cargo de un director general y dos subdirectores y según el tipo de que se trate; un secretario, maestros de grupo, encargado de limpieza y arreglo de la escuela. Se construyeron en las cabeceras departamentales, en la ciudad capital, en los principales municipios, en los pequeños pueblos y aldeas. Podrían considerarse cono parlacenes por su magnificencia, en donde el niño y el docente se mueven a un ambiente según sus necesidades.
Se trato de bajar los costos en la construcción implementando líneas cortas en vez de curvas. El Doctor Arévalo se preocupo por que las escuelas tuvieran biblioteca, el laboratorio, la tienda escolar, el cinematógrafo, patios deportivos, material didáctico y mobiliario escolar.
La Nueva Escuela Primaria Guatemalteca
La reforma de la escuela primaria guatemalteca se operó bajo el signo de los postulados de la revolución de octubre. No correspondió ciertamente a una planificación elaborada por especialistas, ni al cumplimiento de mandatos de orden legal. Se produjo como consecuencia de las necesidades puestas de manifiesto durante el proceso revolucionario, y como reacción frente a la situación en que se encontraba la escuela en la época de la dictadura. Los portadores de los ideales de la reforma eran los maestros que se habían incorporado a la revolución y que conocían nuestras grandes deficiencias pedagógicas. Pero ahí donde surgía un planteamiento o se señalaba una deficiencia se buscaba su solución consultando la opinión de los técnicos, revisando las experiencias nacionales y extranjeras o buscando la bibliografía adecuada; estábamos frente a una situación nueva en que era necesario revisarlo todo.
A partir de l945, en que se fundó la Facultad de Humanidades, con su departamento de pedagogía, se inicia un período de hondas inquietudes culturales, se lleva a cabo las primeras investigaciones de carácter pedagógico y se trata de enlazar a esta superior casa de estudios con los grandes problemas nacionales. La voz autorizada de eminentes pensadores americanos vino a estimular esta naciente inquietud, desde la cátedra recién fundada, una pléyade de educadores guatemaltecos se dan cita alrededor de la joven institución.
En adelante se habrían de multiplicar las mesas redondas del magisterio, las conferencias de carácter pedagógico, los seminarios sobre problemas técnicos, etc., y la escuela primaria, como era de esperarse, empezó a recibir importantes aportaciones doctrinarias y prácticas desde las páginas de los libros, revistas y periódicos.
Maestros destacados como Juan José Arévalo desde la Presidencia de la República, Manuel Galich, con su inspiración patriótica, Raúl Oseguera, con su palabra docta y emocionada y Mardoqueo García Asturias, con la experiencia del maestro que mantuvo su rebeldía frente a la dictadura, contribuyeron desde el Ministerio de Educación Pública, a conformar la nueva escuela guatemalteca.
La reforma de la escuela primaria guatemalteca comprendió tres aspectos: cívico-social, técnico y material. El primero de estos aspectos se refería a la formación de la conciencia cívica del educando y a la proyección social de la escuela, y se alcanzó mediante la formación de un ambiente democrático que permitió que todos y cada uno de los alumnos mantuvieran una participación efectiva en las actividades escolares, favoreciéndose en lo posible la práctica del autogobierno, y la participación en actividades de orden social. Las conmemoraciones cívicas dejaron de ser simples actos escolares, para convertirlos en fructíferas actividades que se desarrollaban alrededor de un proyecto, que generalmente duraba una semana; así se celebraban las efemérides de la patria y se rendía homenaje a nuestros próceres.
La Educación Secundaria y Normal
La educación secundaria y normal fue establecida en Guatemala en el año de l875. Eran dos ramas completamente diferentes de la enseñanza, aun cuando tenían varias materias comunes. De la época de su creación en adelante, creció el
Número de estos centros, pero en proporciones tan limitadas, que no alcanzaban a cubrir las mínimas necesidades del país.
Con el estancamiento de la revolución liberal, se produjo un descenso del crecimiento educativo en este nivel, sobre todo, durante las dictaduras que asolaron al país. Pese a ello, los gobiernos de Orellana y Chacón, se preocuparon de crear centros de este tipo, no sólo en la ciudad capital, sino en las principales cabeceras departamentales, el año de l931 es fatídico para las escuelas normales e institutos de secundaria, pues el dictador Ubico ordenó el cierre de varios de estos establecimientos. En ese año se clausuró la normal superior y las escuelas normales de San Marcos, Cobán y Jalapa, que eran además institutos de secundaria.
La formación de maestros fue centralizada en la escuela normal de la ciudad capital, que estuvo sometida, a partir de l939, a régimen militar y disponía de un número limitado de plazas. La Revolución de octubre tuvo que afrontar este problema que ofrecía dos aspectos: primero, la necesidad de formación de maestros, que era urgente y tenía caracteres alarmantes, segundo, la ampliación de las oportunidades en la escuela secundaria, para aquellos que se proponían continuar sus estudios en la universidad. Como primera medida se dispuso reabrir los institutos normales de aquellas cabeceras departamentales donde la dictadura las había cerrado y luego se fundaron nuevos establecimientos en la capital y algunas otras cabeceras de importancia.
En la capital se fundó el Instituto de señoritas "Centroamérica" el Instituto Normal Mixto "Rafael Aqueche", y el Instituto Normal Mixto Nocturno. El número de alumnos aumentó en gran medida en los establecimientos ya existentes, como se puede advertir en los cuadros comparativos de la Dirección General de Estadística. En 1944 funcionaban 13 centros oficiales de educación secundaria y normal en que se atendían l861 alumnos. En 1954, el número de escuelas había ascendido a 22 y el número de alumnos que se atendía fue elevado a 7,098, que significa un incremento del 281%. Este aumento significa que se amplió de manera considerable la formación de maestros, y que el número de aspirantes a ingresar a la Universidad también se había elevado a una cifra sin precedentes.
En 1953 se graduaron 440 maestros de educación primaria urbana y 27 de educación rural, que hacen un total de 467 graduados.
Debe tenerse en cuenta que las escuelas secundarias comprendían cinco años de estudios, que se iniciaban inmediatamente después de la escuela primaria y otorgaban el diploma de graduado en ciencias y letras. Las normales comprendían un ciclo común de a la secundaria de tres años, y luego dos más de carácter profesional. Al final se confería el título de maestro de educación primaria. En la mayoría de los institutos normales departamentales se daba tanto enseñanza de bachillerato como de normal.
A partir de 1953, se crearon las escuelas pre vocacionales (de carácter experimental), cuyo nivel era anterior a la preparatoria universitaria, a la normal y a las carreras técnico-vocacionales. Los procedimientos disciplinarios que se empleaban en aquellos días, consistían en plantones y privaciones de salida en los días de descanso. En algunas oportunidades se empleó la expulsión temporal y definitiva; los alumnos tenían prohibido organizarse y no les era permitido editar periódicos en que externaran libremente sus opiniones. Para cubrir las apariencias, las autoridades educativas promovían la edición de algunas revistas en que se advertía el espíritu de servilismo que era común en los sectores dirigentes de la educación.
Finalmente, debemos recordar que el curso denominado Instrucción Cívica, se limitaba a la explicación de los símbolos patrios y a la evocación de las efemérides liberales.
Con esta nueva circunstancia se esfumó el poco de libertad que aún se respiraba en esos establecimientos y se empezaron a emplear los procedimientos disciplinarios más crueles. La Revolución desterró inmediatamente todos los procedimientos, estimulando, en cambio, la formación de un clima de libertad y democracia interna en todos los centros educativos.
Los Institutos Normales Nocturnos
El objeto de los institutos normales mixtos nocturnos era ofrecer una oportunidad de poder continuar sus estudios a los sectores de adultos trabajadores que deseaban proseguir su educación en los niveles secundario y normal.
Los programas de estudios de estos establecimientos eran los mismos que se empleaban en la jornada diurna, aunque se les daba alguna variante en lo referente a los trabajos manuales y la educación física, tomando en consideración la edad y ocupación de los alumnos. Entre las características de estos centros figuran, en primer lugar el hecho de ser dedicados especialmente a la población adulta y funcionar por la noche y en segundo, la circunstancia de tener carácter co-educativo. El primer instituto normal nocturno fue creado por la iniciativa particular: se trata del instituto organizado por la Asociación de Estudiantes de Ciencias Químicas y Farmacia, que era atendido por los propios estudiantes universitarios, y funcionaba con entera sujeción a los planes de estudios y gozaba de reconocimiento y subvención por parte del estado. Un año después la Asociación de Estudiantes de Humanidades fundó uno más del estos centros, que tendría además de sus naturales funciones, la de servir de centro experimental para las prácticas escolares de los estudiantes de esa casa de estudios. En los institutos de alumnos, se incluyendo a ciertos jóvenes que por sus condiciones económicas se veían obligados a trabajar durante el día y estudiar por la noche. Algunos sectores del magisterio empírico de los pueblos cercanos a la ciudad capital, aprovecharon la oportunidad ofrecida por estos centros para obtener el título correspondiente mediante la realización de sus estudios regulares.
La necesidad de estos establecimientos fue puesta de manifiesto con altas cifras que alcanzaban las inscripciones, que desde el principio hubo necesidad de limitar. Debe quedar claro que los institutos normales nocturnos no estaban dedicados a la clase obrera, pues de haber sido así su orientación hubiera sido totalmente diferente, adecuadas a las necesidades del obrero, que a la par que necesita la elevación general de su cultura, debe ser atendido desde el punto de vista del mejoramiento de las técnicas de su trabajo. Esta fue la crítica que en su tiempo sufrieron estos establecimientos, pues en los pocos casos de obreros que se inscribieron se dio el problema que, mecánicos se les quería hacer maestros de escuela o bachilleres. Pese a esto, sus resultados fueron sin duda alguna muy buenos. La creación del Instituto Normal Mixto Nocturno tenía una estrecha relación con su fundación de las escuelas primarias de complementación, pues el propósito era abrir oportunidades educativas a todos aquellos a quienes se les había negado durante la dictadura. Así, los que apenas habían llegado al tercer año de primaria, tenían la oportunidad de concurrir, primero a una Escuela Nocturna de Complementación, y luego al Instituto Normal Nocturno para obtener el título de Maestro de Educación o el grado de Bachiller para ingresar a la Universidad. En algunas cabeceras departamentales se adoptó el Sistema de institutos nocturnos, como ocurrió en Huehuetenango, donde el 27 de febrero de 1951 se dio vida a un centro similar a los que hemos descrito.
Las Escuelas Normales Regionales
La formación de maestros en Guatemala había adquirido un gran incremento, pues se había alcanzado un ritmo anual de producción de 500 maestros, que dada nuestras necesidades se podía apreciar como una cifra alta. Sin embargo el problema que existía era que esos 500 maestros el 95% eran de educación primaria urbana, en tanto que el sector rural, que indudablemente tenía mayor necesidad, solamente disponía de una reducida cuota anual de nuevos mentores.
Para resolver esta situación el Ministerio de Educación Pública elaboró en 1952 un plan de formación de maestros ajustado a la realidad pedagógica nacional, por el cual se volvía a la concepción de escuelas normales, rurales y regionales, que pudieran satisfacer las necesidades de las principales zonas étnicas del país.
En el informe del gobierno del coronel Arbenz, correspondiente al año 1933 se expresaba que el Ministerio de Educación Pública había concluido un plan de 6 escuelas normales para maestros rurales, 4 de ellas se ubicarán, decía el informe, en las regiones donde predominan los diferentes grupos lingüísticos las otras dos atenderán las condiciones económicas sociales, climáticas, etc. Las cuatro primeras escuelas para maestras rurales, en las regiones indígenas, se ubicarán: en la finca la "Alameda", Chimaltenango, y comprende fundamentalmente los grupos Cakchiquel y Tzutuhil, escuela que ya funciona; en Totonicapán comprende el grupo Quiche, escuela que funciona desde enero de 1953; en San Juan Chamelco, para el grupo Pocoman, y en lugar no determinado aún para el grupo Mam, escuelas que no han sido creadas todavía. Las otras dos escuelas para maestros rurales se situarán en las regiones del pacífico y el atlántico y en el oriente del país.
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Autor:
Carlos Humberto Rodríguez Méndez
Paula Antonieta Pereira Citan
Leydi Karina Espinoza Morales
María Rebeca Juan Vallejos
Juan Arnoldo Soc Tíu
Evelyn Roxana López Archila
Claudia Maribel Rodríguez Portillo
Mónica Victoria CachYax
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE PEDAGOGÍA
E13 DESARROLLO HISTÓRICO DE LA EDUCACIÓN EN GUATEMALA
LICDA. ELMA E. OBANDO HERNÁNDEZ
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA Y ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA
PLAN: SÁBADO (X CICLO)
Guatemala, Enero de 2013
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