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El Caso Difícil Número 31. Carpe Diem. Adicciones (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Los animales también se intoxican

Luego de probar el néctar de ciertas orquídeas algunas abejas se desploman, intoxicadas, al suelo — para después levantarse, como puedan, a libar más. Algunos pájaros se intoxican con fresas que los emborrachan y en seguida vuelan, sin pensarlo, chocando de cabeza en los parabrisas de automóviles. Los gatos inhalan el placer aromático de cierta hierbas que los hacen retozar con objetos imaginados — o alucinados. Las vacas comen ciertas malezas que las hacen ostensiblemente felices, volviendo más y más en su búsqueda. Los elefantes se emborrachan bebiendo jugos fermentados y los monos comen hongos maravillosos que los dejan en un estado de parálisis catatónica.

El dilema: las adicciones ¿qué son?: ¿Enfermedades o hábitos descarrilados?

Para su tratamiento, y desde que se estableciera Alcoholic Anonimous, fundada en 1935, se considera que el alcoholismo, el jugar dinero, el uso de las drogas, el sexo insaciable, la gordura, la anorexia (sí — la anorexia) y otras actividades compulsivas, son todas, formas de dependencias que pueden ser tratadas de acuerdo a un programa que incorpore en sus métodos los famosos "Doce Pasos".

Comienzo antes de entender…

Desdichadamente no es así.

En varias (en siete, para ser exactos) de las lecciones de la UD cubrimos todas las adicciones posibles y conocidas, refiriendo aquí a quien tenga el interés, a las lecciones específicas.

Historia clínica: El caso de Jacobo

El mayor de tres hijos, Jacobo fue el único que nació en el país oriundo de sus padres. La familia emigró de Israel a los Estados Unidos, cuando él solamente apenas cumplía dos años. Dos hijos más nacieron en la ciudad de St. Louis, una hembra, tres años menor que Jacobo y otro varón, nueve años menor que él.

Los padres nunca se ajustaron al estilo de vida norteamericano, exigiendo que los hijos vivieran en una comunidad de judíos ortodoxos que en ese entonces — hablamos de los años mil novecientos cincuenta — existiera en esa austera ciudad.

Al cumplir siete años, a Jacobo lo montaron en un avión y se lo enviaron a su abuela y a su tía jamona que residían en la ciudad israelita de Haifa. Las dos señoras se hicieron cargo de criar al recién llegado hasta que cumplió diecisiete años.

Jacobo aprendió el hebreo, hizo amigos y tuvo novias en Israel — de lo último hablaremos en detalle más adelante.

Cuando volvió a los EEUU lo hizo, sin que se lo advirtieran, y siguiendo el mismo método abrupto y sorpresivo que sus padres usaran cuando lo trasladaron a Israel.

Recién llegado a América, con un acento marcado en su inglés y sin deseos de ir al colegio, Jacobo se graduó del bachillerato y empezó a trabajar en la fábrica de textiles de su papá. Como padre e hijo no coincidieran en nada, Jacobo se fue a trabajar para otro industrialista. Allí conoció a Rebecca (Bekka) quien le cayó bien, se enamoraron y los padres de ella arreglaron un matrimonio judío — de conveniencia para ambos.

Bekka y Jacobo desposaron a los 21 años, procreando cuatro hijos: dos hembras y dos varones — en ese mismo orden y en el lapso de cuatro años consecutivos.

Jacobo comenzó a dudar su masculinidad a los veinticinco años, cuando sentía que le era difícil que Bekka lo excitara sexualmente. Entonces empezó a fumar marihuana y a beber a escondidas.

Una noche, mientras permanecía tomando en la factoría, se le ocurrió repentinamente, comenzar sus propias actividades de negocio por sí mismo. Obtuvo un préstamo, que su suegro garantizó con resquemores, y lanzó una línea textil en competencia a la de su padre y el suegro — fue un éxito monumental, que pronto lo hizo eminentemente rico — muy rico.

Jacobo, mientras tanto, seguía bebiendo. A la sazón descubrió que su hermano, brevemente encarcelado y multado por manejar intoxicado, también era un alcohólico y que su hermana, ahora divorciada, usaba cocaína.

El programa de las tres semanas

Las tres semanas mágicas para el tratamiento de las dependencias fueron nacidas de la necesidad de poner límites a la estadía de los pacientes, ya que las compañías de seguros médicos, no desean pagar más del mínimo necesario en todo tratamiento, para no disminuir sus dividendos.

Haciendo de tripas corazón, los hermanos hicieron un pacto de entrar a un programa de rehabilitación que existía en un suburbio de Chicago.

Jacobo dejó de fumar y de beber. Su hermano Harvey siguió bebiendo y la hermana Ester, habiendo contraído nupcias con un ministro de una iglesia africana/cristiana abandonó el uso de toda droga — lo que hizo, más adelante, fue ponerse inmensamente obesa.

Jacobo era muy delgado y se cuidaba mucho.

Jacobo y yo nos conocemos

Era el otoño húmedo y friolento del medio-oeste norteamericano. Jacobo había completado su tratamiento, pero rehusaba ir a las reuniones de grupo que les fueran asignadas. Ocasionalmente visitaba al terapeuta que le habían designado y seguía sus propias pautas para vivir.

Estaba muy deprimido, lo que hizo que una de sus compañeras de tratamiento, a quien yo viera por depresión, sugiriera que me viera.

Puntos que se pusieron en perspectiva durante la terapia de Jacobo:

  • El trauma de su separación de su madre durante la etapa edípica crucial nunca se resolvió
  • La confusión psicosexual que padeciera, como consecuencia del mismo trauma, nunca se reparó
  • Sus depresiones se tornaron en compulsiones, insomnio, fobias y, eventualmente en anhedonia de naturaleza crónica
  • Para mitigar sus dolores psíquicos se expuso a una serie de cirugías que lo hicieron sentirse más "mujer"
  • Abandonó tratamiento, refugiándose en una relación con una mujer lesbiana, que satisfacía sus apariencias sociales

La última vez que supe de él, estaba siguiendo un tercer curso de electrochoques para su "depresión crónica".

En resumen

La concepción tripartita de las enfermedades emocionales encuentra su soporte en este caso.

Puede concebirse que Jacobo, durante su desarrollo sufriera trauma psicosexual que lo hizo vulnerable al alcoholismo, originado en las funciones del hipotálamo.

El factor hipotalámico/hereditario se vislumbra en la obesidad de Ester y en la confusión psicosexual de ambos hermanos.

La diátesis de un trastorno afectivo era factor dominante familiar.

Las dependencias de sustancias adictivas de su hermano y hermana señalan asimismo en la dirección de un componente genético/hereditario.

Nunca satisfecho con su papel sexual, Jacobo, carente de modelos masculinos para su identificación, se contentaría con adoptar el compromiso cosmético de la bisexualidad pretendida.

Los electrochoques le proveerían otro escape masoquista de su realidad insoportable.

La terapia, que tanto necesitara, lo eludió…

Jacobo se pasa los días y las noches en una de sus mansiones, como Michael Jackson, viendo películas, en compañía de hombres jóvenes y recordando tiempos "mejores".

Así son los casos cuando son difíciles

Referencias

Siegel, R. K: Intoxication: Life in Pursuit of Artificial Paradise (1989) E. P. Dutton NY

Meyers, A. C: Eight Years in Cocaine Hell (1902) Press of the St, Luke Society Chicago

Larocca, F. E. F: Los Vicios y Quienes de Ellos se Benefician (1985) Res Medica St. Louis

 

Dr. Félix E. F. Larocca

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