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Contribución de Félix Varela a la Pedagogía Social Cubana


Partes: 1, 2

    1. Marco histórico
    2. Vida y formación
    3. El método empleado por Varela
    4. Conclusiones
    5. Referencias bibliográficas

    Introducción

    En la contribución del pensamiento Filosófico y Sociológico de la educación cubana al desarrollo de las Ciencias de la educación en Cuba, América Latina y el Mundo se destacan varias figuras que dieron notorios aportes entre los que vale destacar a José de la Luz y Caballero, el padre José Agustín y Caballero,

    José Antonio Saco y la figura de Félix Varela, el primero que nos enseño en pensar. A ello va dirigido nuestro trabajo, a destacar la contribución de este hombre al pensamiento pedagógico de su tiempo y que hoy muchas de sus ideas cobran una extraordinaria vigencia dentro de la nueva universidad cubana,

    Desarrollo

    Marco histórico

    El momento histórico en que nace Félix Varela y Morales se enmarca en la época de transito entre dos mundos. Por una parte está el viejo orden feudal fortificado en una imponente estructura gótica de la idea, pensamiento escolástico que descansa sobre la posesión feudal de la tierra y el dominio absoluto de la aristocracia, laica o eclesiástica, sobre el resto de la sociedad Sin embargo, los finales del siglo XVIII, están matizado por un ciclo de revoluciones burguesas que adquieren su globalización con la Revolución en

    Francia en 1789.

    Por tanto, el sabio cubano nace en los momentos en que el llamado siglo de las luces, se dispone a exhibir su propuesta económica, socio-política y filosófica. Hacía un buen tiempo, el feudalismo, estaba condenado al fracaso al crear dentro de su propia base existencial, aquella hornada de nuevos comerciantes, que fueron acumulando capitales y terminaron llamándose burgueses.

    Entonces vino la rebelión burguesa de los Países Bajos, y en 1640 la contienda inglesa, contra la aberración feudal que magistralmente alzó como líder a Oliverio Cronwel como aquel carismático representante de las nuevas ideas.

    Y de aquellas jornadas contra toda tendencia medieval, se levanto Paris en 1789, para indicar al mundo que la suerte para el capitalismo estaba echada.

    Entonces se alistaron todas las premisas económicas, sociales y políticas para estimular aquel sistema que surgió por una necesidad histórica. Aglutinando lo mejor de lo creado por la humanidad hasta entonces, para ponerlo en función de la acumulación de capitales para el fomento de aquella iniciativa.

    A la sombra de este fenómeno, se hicieron importantes los pronunciamientos de Rousseau, Montesquieu, Voltaire. Que serían en definitiva, el detonador para que se disparara de pronto lo mejor del pensamiento filosófico, político y humanista del siglo XIX.

    No debe pasarse por alto, que no hubiere sido posible la expresión de un pensamiento humanista, como el que movió al enciclopedismo, de aquel siglo que levantó del anonimato a tantos pensadores. Si no hubiere tenido lugar aquel progresivo salto en las fuerzas productivas. Donde la revolución industrial; con las locomotoras de vapor y aquellas lanzaderas volantes promovió un pensamiento más terrenal, para aupar aquella nueva formación económico-social, al tiempo que se incrementaban las contradicciones entre las clases fundamentales del capitalismo.

    Era la época en que los tozudos escolásticos comenzaron a palidecer frente a la filosofía cartesiana. Armazón de razonamientos que revolucionaron la mente de los pensadores europeos, y hasta de aquellos bisoños del nuevo mundo, entre los que se encuentra Varela. Que en medio de tanto conservadurismo a lo español, por demás, se abrieron un espacio adecuando los pronunciamientos de Descartes, a las realidades de nuestras tierras de América.

    Esta coyuntura internacional se presentó favorable, en especial, para la Isla de Cuba, al contar esta con determinadas condiciones internas para aprovecharlas. Entre las cueles se hacían notar: la situación geográfica, condiciones climáticas y características ecológicas que animaban aquella pretensión del capitalismo.

    Por otro lado, la apertura a nuevos mercados, solución a problemas tecnológicos y la función de La Habana como puerto-escala, que había promovido un gran atesoramiento en la misma, también favorecieron la iniciativa.

    Es la época en que en Cuba se adopta la plantación esclavista como una forma de insertar la Isla al desarrollo del capitalismo mundial en su fase mercantil manufacturera.

    Este sistema plantacionista trajo consigo un reajuste interno en la sociedad cubana. Definiéndose una burguesía compuesta por dos sectores: el productivo o plantacionista y el comercial

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