Esta noción de contexto es importante porque propone una alternativa interesante al suponer la toma de contacto con el objeto de estudio en un nivel particular, especifico y desde allí partir hacia la caracterización de un contexto más general.
Aunque la microhistoria sea un saber humilde y sencillo —de lo cotidiano y familiar— no por eso carece de rigor científico. Todo microhistoriador busca afanosamente los datos reales en archivos tras una paciente investigación, porque lo que pretende es reconstruir lo más exacta posible la verdad. Las fuentes más frecuentadas son los archivos parroquiales, los libros de notarios, los vestigios arqueológicos, los cementerios, las crónicas de viaje, los censos, los informes de munícipes y gobernadores, estatutos, reglamentos, leyes, periódicos y tradición oral.
Es, desde otro punto de vista, la rama menos científica, menos arrogante y menos emperifollada de la frondosa Clío, la menuda sabiduría que hace libres a las mini sociedades y las promueve para el cambio; vacuna a los niños contra el horror a los policías grandotes llamados héroes y caudillos; permite hacer generalizaciones válidas a los científicos de las ciencias humanas sistemáticas; proporciona viejas verdades a esos revendedores que son los moralistas, y procura salud a los prófugos del ajetreo.[4]
Finalmente se puede decir que la microhistoria es un valioso recurso ya que a través de la ubicación en diversas posiciones respecto al objeto de estudio permite una mirada crítica sobre los procedimientos tradicionales y proporciona nuevas formas de abordar el estudio de los acontecimientos históricos.
La microhistoria según Levi es comprendida también como un sistema de observación que necesariamente se constituye a partir de su análisis en conjunto del nivel micro con el nivel macro. Haciendo de los dos niveles un sistema nuevo de entendimiento y por tanto de interpretación, el autor coincide con esta afirmación ya que es de lo simple a lo profundo, de lo particular a lo general que se escribe la historia, tanto de una región, de un país e incluso la historia universal.
Sin el estudio concreto de los sucesos individuales (encuadrados y relacionados con su contexto) no se puede entender la verdadera dimensión del desarrollo del conjunto de los sucesos históricos. Es interesante una descripción histórica a gran escala, pero igual de importante es ver cómo se desarrollan las sociedades a través de hechos cotidianos y aparentemente intrascendentes, pero que expresan los desarrollos histórico-sociales de cada momento. Esta sería la realidad profunda de la historia, y por eso es importante la microhistoria.
La adquisición de conocimientos históricos, así como de técnicas de trabajo a partir del entorno y de la propia localidad no es un fenómeno reciente, así lo han demostrado estudios publicados de países anglosajones, europeos, que desde los años de 1850 ya dejan entrever esta característica, como por ejemplo Alemania, que a comienzos de siglo incorpora la historia local a su plan de estudios, así como en 1937, en Inglaterra ya se hablaba de vincular la historia local – nacional – universal, también en España por los años de 1970 se consideró la necesidad de trabajar cuestiones concretas y tangibles en la edad primaria, basar el aprendizaje de la historia en la experiencia directa.
Por Historia Local desde el punto de vista pedagógico los autores de la investigación se adscribe a la dada por Waldo Acebo Meireles que plantea que la misma es…" el estudio hecho por los alumnos, bajo la orientación del maestro de los hechos, fenómenos y procesos singulares y locales del pasado lejano o próximo, y del presente, de determinado territorio, en su relación con el devenir histórico nacional."[5]
En Cuba, la más antigua referencia de historia local está en uno de los fundadores de la pedagogía cubana: José de la Luz y Caballero (1835), en sus escritos llamó la atención de la relación del conocimiento con la realidad objetiva y planteó la relación de la historia local – nacional – universal.
Así expresó: "familiarizar a los niños con ciertos recuerdos de la historia peculiar de su pueblo nativo" , se refirió además, desde esta época, a colocar al alumno, " como en un centro a quien deberá referir los puntos más notables que se hallan en la periferia para dar desde el principio cierta realidad al estudio de la historia. También, desde esta temprana fecha Luz y Caballero planteó el vínculo local – nacional y universal, cuando expresó: "para que sirva (la historia local) como de núcleo a la de su nación y después a las demás del mundo.
Entre sus seguidores consecuentes se encuentran: Ramiro Guerra (1920) que estableció la enseñanza de la historia local en 3er grado, de igual forma Emeterio Santovenia lo secundó en 1950.
Los autores están plenamente de acuerdo con la postura tomada por Luz Caballero, ya que la historia de la localidad, del pueblito donde nace el estudiante forma parte imprescindible de la vida de este, si se desconocen los hechos, la mayoría de las veces importantes, de la historia nacional ocurridos en la localidad, cosa que ocurre muy a menudo, los futuros jóvenes pudieran tener a menos haber nacido donde nacieron y el autor considera que si no se siente amor por el pueblo que vio nacer a la persona, el amor a la patria, en general, no será un valor bien consolidado.
Es por ello que se considera de vital importancia enseñar a los niños la historia de la localidad.
En nuestra provincia también existieron personalidades que se interesaron por el conocimiento y enseñanza de la Historia Local; uno de ellos fue Manuel Martínez Moles, que publicó en 1936 "Epítome de la historia de Sancti Spíritus" como libro de texto para uso de las escuelas primarias; otro autor Orlando Barrera, publica en 1986, "Sancti Spíritus: sinopsis histórica", donde se recogen textos inéditos que hacen un interesante recorrido historiográfico de Sancti Spíritus, desde su fundación hasta 1980.
En nuestro municipio el tema está siendo abordado en la actualidad, con muy pocas publicaciones, sobre todo referentes a los primeros 50 años del siglo XX, con especial énfasis en la publicación de la etapa prerrevolucionaria y a la estancia del Comandante Camilo Cienfuegos en la zona que ocupa el territorio.
Autores
MsC Ing. José González Saavedra
Ing. María de los Ángeles González Saavedra
[1] Ginsbury, C. El Queso y los Gusanos. Editorial Biblos. Buenos Aires, 1999. p 47
[2] Levi, G. Sobre Microhistoria. Editorial Biblos. Buenos Aires, 1993. p 16.
[3] Ravel, J. Microanálisis y Construcción de la Sociedad. Anuario del IEHS, No 10, Tundil, 1995. p 89.
[4] Acebo Meireles, W. Apuntes para una metodología de la enseñanza de la Historia Local. MINED. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1991. p 3
[5] Acebo Meireles, W. Apuntes para una metodología de la enseñanza de la Historia Local. MINED. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1991. p 4.
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |