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Ensayo de reflexión sobre la ética y la interculturalidad

Enviado por Cristóbal Vega Prado


Partes: 1, 2

    1. ¿Diálogo – intercultural?
    2. Ética fundamentada en el querer
    3. Consecuencias de este planteamiento
    4. Bibliografía

    "La interculturalidad es el imperativo filosófico de nuestro tiempo" Raimon Panikkar

    INTRODUCCIÓN

    El punto de partida de esta reflexión gira sobre una pregunta ¿Es posible la convivencia, diálogo, intercultural sin supuestos comunes o bases comunes? De esta pregunta se desprenden otras como: ¿Qué es la cultura? ¿Qué es interculturalidad? ¿Los supuestos se refieren a los códigos, normas, sistema moral, que determinan una forma de vivir? Y en concreto: sería posible plantear una ética intercultural, dónde se fundamentaría, si parto del supuesto de que toda cultura posee un sistema moral, qué sería lo común que pueda superar los limites de cada cultura, de sus cosmovisiones, de la idea de hombre, de su organización, de sus diferencias, identidad.

    Teniendo como marco la diversidad cultural latinoamericana, que puede ser expresada en cultura occidental, indoaméricana y afroaméricana, ¿Cómo entender el diálogo intercultural? Sería como imposición de una determinada forma de pensar sobre otra (solo el pensamiento occidental es valido, los demás no tienen nada que decir), o que cada cultura extienda un puente hacia la otra donde el encuentro fuera a la mitad del puente y la interpelación de lo diferente a mí, fuera el objeto del diálogo. Y reconocer que el otro (entendido como una cultura) no es solo objeto de conocimiento, de estudio, sino de posibilidad de construcción desde la alteridad.Parto de la necesidad expresada en autores como Fornat Betancourt, Jordi Corominas, Serrano Caldera, de una nueva filosofía desde la interculturalidad. Y en este caso, para objeto de este ensayo, de una "nueva ética intercultural"; creo que el camino es ver a la ética en razón intercultural, para de aquí partir en ¿Cómo seria una ética que en el proceso de diálogo intercultural sea común, que sea inculturada e intercultural?

    Esto me lleva a pensar en cómo reformular una ética donde se ve la realización del hombre solo respecto al grupo y no de manera individual, donde la construcción y vivencia de proyectos mas humanizados sea objeto de la justicia, donde el fundamento de esta ética es el querer, y en el fondo un querer –nos como humanos, donde lo decisivo no es el progreso, el desarrollo, el confort, sino el bien – estar de los grupos humanos, con la directriz de que el proyecto sea adecuado a mi y yo a él. Entonces el primer aspecto a tratar es analizar el dinamismo intercultural, para ver desde donde dialogar, convivir, y de aquí el cómo incultural la ética, ¿Qué sería esta inculturación? Y por último que forma de ética y su fundamento y las posibles consecuencias de este planteamiento.

    1 ¿Diálogo – intercultural?

    Con esto rescato el libro de Raúl Fornet Betancourt "Hacia una filosofía intercultural latinoamericana", sobre todo el capitulo I, que aborda los problemas del dialogo intercultural en filosofía; Ya que es la parte analítica y donde hace una exhaustivo planteamiento de la situación general de la interculturalidad, vista como polifonía cultural. Además tomo un articulo de Jordi Corominas titulado "Diversidad de culturas"; y a Alejandro Serrano, en una conferencia sobre "La ética: entre la mundialización y la identidad". Y también tengo presente el libro "Para una filosofía desde América Latina" de los compiladores Ignacio Ellacuria y Juan Carlos Scannone.

    Parto de los supuestos de un dinamismo de encuentro y dialogo entre las culturas, de que la globalización y la mundialización, ha llevado a un ¿acercamiento –alejamiento? entre culturas y que por esto sea necesario plantear bases comunes de construcción de una sociedad que tiene que habérselas, ahora mas que nunca, con los recursos ecológicos y que son tan prioritarios para el bien – estar humano y esto nos acerca a problemáticas comunes aunque físicamente se este en polos opuestos.La necesidad de un planteamiento "nuevo" que re-formule la manera de hacer filosofía y en este caso una re-formulación de la ética, donde se cuestione, reflexiones, desde la realidad latinoamericana y no desde una visión impuesta por una cultura dominante.

    Al mismo tiempo el reto de explicar la diversidad de culturas y hacer un planteamiento ético que incluya lo particular de las culturas y que sea base para construir una ética como proyecto universalizable; dicho en otras palabras, como una manera de poner en diálogo la identidad y diferencia de las culturas.Con esto me dispongo a plantear los problemas del dialogo intercultural en filosofía; teniendo como base el contexto latinoamericano donde se puede identificar tres figuras principales de cultura: indoamericana, afroamericana y occidental. Pues bien, inicio este acercamiento desde el análisis de Fornet Betancourt: Betancourt plantea como prioridad histórica la filosofía intercultural, puesto que hay una creciente autoconciencia y autovaloración de voces hasta ahora excluidas del proceso histórico, así como los desafíos históricos que nos agobian a nivel planetario, desde el hacer justicia a los empobrecidos, hasta asumir la ecología como nuevo paradigma de la vida y de la acción, ante esto es necesario una trans- formación de la filosofía… más radical que la propuesta marxista, la de la acción comunicativa e incluso de la liberación latinoamericana. Porque estas tienen una limitante común: que son transformaciones de la filosofía que no superan el horizonte de su cultura.

    Superar el horizonte de la cultura supone una pregunta ¿cuál sería la base del diálogo, alguna cultura tendría que iniciar este dinamismo, si se plantea la ecología como paradigma de la vida y de la acción, lo que acercaría a las culturas sería el sentirse afectados en su existencia o en asuntos de crecimiento, desarrollo, tecnología?Esa propuesta más radical podría sustentarse desde una antropología como la de Zubiri, en especifico sobre la respectividad que permite comprendernos como humanos en un aspecto radical, como vertidos al otro, superando las diferencias culturales. Y sentando las bases del dialogo en considerar al otro como determinante en mi realización.Esta transformación más radical implicaría una nueva figura de la filosofía, como una propuesta donde el punto de convergencia común es el proyecto que nos lleva a una realización intercultural, no dominado por cultura alguna porque para saber lo que quiero, es necesario incluir el querer de los demás, ligados a un tiempo y espacio. Que implique, por lo mismo, solidaridad que deriva de la acción y de la experiencia humanas, respeto a la diferencia, pluralidad y diálogo de las culturas, reconocimiento del otro.Es nueva porque apunta a la realización de la filosofía como proceso abierto, donde se van dando cita, se van con – vocando, con – viviendo las experiencias filosóficas de la humanidad.

    Es un proceso polifónico."Se trata de reivindicar el derecho a la identidad y a la diferencia; y la acción legítima de negar como válido un concepto de universalidad que se funda en la homogeneidad y en la estandarización, reivindicando, en cambio, un concepto de universalidad enriquecido por la pluralidad de expresiones culturales que se han forjado a lo largo del tiempo a partir de su propia ética y de su propia praxis. Sólo así será posible dignificar la presencia del hombre en la historia y de prolongar su fecunda labor creativa". Al hablar del proceso polifónico se entiende el dejar que las culturas hablen desde ellas mismas, de sus visiones del mundo, de sus exigencias, prioridades… profundizar en la cultura propia, para asumirla y posteriormente ponerla en diálogo con otras formas culturales. Este proceso polifónico es precisamente la inculturación, que adquiere una revaloración vista desde las culturas mismas y no como imponer algo que sea necesario a cada cultura.La ética vendría a ser la reflexión sobre convivencia- dialogo intercultural, y de la creación de formas humanas que posibiliten la vida de las culturas, en el fondo del respeto, la dignidad, la solidaridad, el reconocimiento del otro que me es diferente; es decir, llegar a plantear una ética de la unidad en la diversidad. Donde lo diverso sea la posibilidad de diálogo, una ética que sea liberadora, y supere el mecanismo de la imposición.

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