Indice1. Introducción 2. Sobre el Ántrax 3. Tratados contra las armas químicas y bacteriológicas 4. Estados Unidos y las armas bacteriológicas. 5. Efectos letales y costos
La prensa americana (la de EUA) y sus aliados internacionales nos tienen acostumbrados a marcarnos el "tempo" de las cosas que pasan a nuestro alrededor. Actuando como una prensa oficialista militar y no como prensa libre, se encargan de señalarnos quien o quienes son nuestros amigos y enemigos: Nos definen terror, justicia infinita y libertad duradera. Nos crean los miedos, señalándonos los culpables. Nos muestran la mano de aquel en quien tenemos que confiar. Son los voceros del que trazó la línea en la arena y nos dijo "Con nosotros o contra nosotros". Repitiendo el formato de la Guerra Fría, donde el mundo se decolora y polariza entre negro y blanco, ellos y nosotros; han sustituido viejos conceptos. Tachemos donde decía comunista y escribamos terrorista. Cambiemos ataque nuclear por ataque bacteriológico. Bomba atómica por bomba de ántrax. Como sacado de una película de ciencia-ficción y suspenso, día a día nos hablan del inminente ataque terrorista con ántrax. ¿Pero cual es la verdad detrás de toda esa campaña publicitaria? ¿Qué es el ántrax? ¿Es realmente una amenaza para la humanidad?
Lo cierto es que la bacteria que produce la enfermedad del ántrax (bacteria Bacillus anthracis) siempre ha estado entre nosotros. Se encuentra naturalmente en muchas regiones del mundo que incluyen Centro y Sudamérica, el Caribe, África, Oriente Medio y algunas regiones de Europa. La bacteria ataca a los animales. Es una enfermedad de las ovejas, vacas, caballos, cabras y cerdos entre otros. B. anthracis fue la primera bacteria que se describió como causante de una enfermedad. En 1877 Robert Koch demostró que esta bacteria podía ser aislada de un animal enfermo, cultivada posteriormente, y más tarde al ser transferida en un individuo sano este contraía la enfermedad (el ántrax.) Los pasos de este método son conocidos como los postulados de Koch y siguen siendo válidos hoy en día. En 1881, Louis Pasteur desarrolló una vacuna que protegía a los animales domésticos de la infección por ántrax, lo que inició el uso de organismos virulentos atenuados para la vacunación como una estrategia de inmunización. Se le conoce como la enfermedad pulmonar de los cardadores de lana. Esta enfermedad se transmite principalmente de los animales infectados al ser humano, a través del contacto directo o por productos contaminados. Hace algunos siglos, este mal causó epidemias que diezmaron la población de ciudades enteras. El ántrax es principalmente una enfermedad ocupacional de los granjeros, veterinarios, curtidores, cardadores de lana. Se identifica de vez en cuando en individuos que han sido expuestos a animales muertos ó productos de animales tales como lanas, pelo, tambores, cepillos o alfombras, o por contacto con tierra asociada con animales infectados, importados de otros países. En el ser humano se puede presentar en tres formas: como ántrax cutáneo, gastrointestinal o pulmonar. El cutáneo se presenta cuando el bacilo o sus esporas caen en una herida abierta o en los ojos de su víctima; en esa forma es una enfermedad agresiva pero se puede tratar con antibióticos y raramente es mortal. El ántrax gastrointestinal se adquiere cuando se consumen alimentos contaminados con el bacilo o sus esporas; se caracteriza por una severa inflamación del intestino, náusea, vómito sanguinolento, diarreas fuertes y llega a ser una afección mortal hasta en un 60% de los casos. El ántrax pulmonar se adquiere inhalando esporas del bacilo que son lo suficientemente pequeñas como para penetrar muy adentro en los pulmones. Al principio, la enfermedad tiene síntomas parecidos a los de una gripe severa: tos, dolor muscular, de cabeza y de pecho; luego la enfermedad se torna más severa, hasta producir un estado de shock en el cual muere el 95% de los afectados.
La enfermedad sólo puede controlarse si se empieza un tratamiento drástico con antibióticos dentro de las primeras 48 horas de iniciarse los síntomas. Sin embargo, debido a que en sus primeras etapas la enfermedad es difícil de diagnosticar, generalmente los afectados pocas veces sobreviven.. El ántrax no es contagioso: las personas no se lo pasan unas a otras contrario a otras armas biológicas como la viruela que es contagiosa: se extiende con rapidez y crece, o por lo que provoca mortalidad a gran escala. Debido a que las esporas del ántrax pueden permanecer inactivas durante décadas, posiblemente siglos, la incubación es corta y produce incapacidad severa, ha sido común experimentar con el ántrax como arma biológica.
El ántrax como arma de guerra En la primera Guerra Mundial, Alemania usó el ántrax contra el ganado caballar y vacuno que aportaban a las fuerzas aliadas. En la segunda guerra mundial los japoneses hicieron uso de armamento biológico contra los chinos y además experimentaron con éste en prisioneros de guerra estadounidenses. En 1942, expertos británicos en armas biológicas realizaron experimentos con bombas de ántrax en parte de la isla de Gruinard frente a la costa noroeste de Escocia. Esporas viables persistieron durante más de 40 años hasta que la isla fue descontaminada en 1987, literalmente empapando el suelo con cientos de miles de litros de formaldehído. Resultados de pruebas indicaron que, sin descontaminación, las esporas viables habrían persistido hasta al menos el 2050. En abril de 1979 la Unión Soviética sufrió un accidente debido a una explosión en un laboratorio en un complejo militar, que accidentalmente liberó unos cuantos miligramos de esporas de Bacillus anthracis. Pocos días después, 96 personas enfermaron de las cuales murieron sesenta y nueve. Curiosamente, el sub-director de investigación y producción del programa de armas biológicas de la ex Unión Soviética, el Dr. Kanatjan Alibekoc, desertó de su país en 1991. Actualmente vive en Estados Unidos bajo el nombre de Ken Alibek y se desempeña como asesor privado. El Dr. Alibek (Alibekoc) tiene a su a ver dirigir el equipo de investigación que desarrollo el ántrax más poderoso de la Unión Soviética para fines bélicos. El ántrax de Alibekov empezó a ser utilizable en 1989. El mismo es cuatro veces más eficaz que el habitual. A su llegada a los Estados Unidos, el mejor amigo de Alibek fue William C. Patrick III, uno de los principales expertos Norteamericanos en armas biológicas. Bill Patrick fue jefe de desarrollo de producto para laboratorios de armamento biológico del ejército en Fort Detrick, Maryland. Se han informado numerosos casos de ántrax asociados a personal de laboratorios,que realizan investigaciones con ántrax.
3. Tratados contra las armas químicas y bacteriológicas
Desde la primera Conferencia de La Haya en 1899 hasta el presente, los gobiernos tratan de buscar acuerdos que pongan fin al uso de gases asfixiantes, tóxicos y de medios bacteriológicos como armas de guerra. En 1925 se firmo en Ginebra, Suiza un Protocolo dirigido a eso fines. Dicho acuerdo fue ratificado por Estados Unidos en 1974. En 1972 ciento cuarenta naciones firmaron un tratado en la Convención de Armas Tóxicas y Biológicas en el cual se prohíbe el uso y desarrollo de este tipo de armas. Dicho tratado se vio limitado al no establecer ningún mecanismo de verificación. Para corregir dicha limitación, en 1993 se aprobó un tratado el cual prevé un régimen de inspección general para asegurar el cumplimiento de las normas que exigen que todas las partes contratantes cesen inmediatamente el desarrollo, producción, acumulación, trasferencia y empleo de armas químicas, y que destruyan los reservas existentes en un término de 10 años. A pesar de los tratados y acuerdo por lo menos 20 países poseen o están desarrollando armas químicas o biológicas. Entre estos países se encuentra Estados Unidos.
4. Estados Unidos y las armas bacteriológicas.
Desde 1943 Estados Unidos comenzó a experimentar con armas biológicas como medida defensiva contra Alemania y Japón. Dichos estudios se iniciaron en el Campamento Detrick, hoy Fuerte Detrick en Maryland. Al terminar la segunda guerra mundial, el gobierno de los Estados Unidos pactó con los japoneses no someter a sus científicos a juicio por crímenes de guerra, a cambio de compartir los resultados de tales experimentos. Los datos así obtenidos enriquecieron el programa de armas biológicas del gobierno. Dichos estudios fueron detenidos en 1969 mediante una orden ejecutiva del Presidente Richard Nixon. Entre 1971 y 1972 los almacenes de agentes biológicos y armas del programa fueron destruidos bajo el monitoreo de personal de varios departamentos del ejecutivo entre los que se encontraba el Departamento de Estado, Salud y representantes de los estados de Arkansas, Colorado y Maryland. Desde 1953 Estados Unidos tiene un programa médico defensivo el cual continua hoy en día bajo el nombre USAMRIID (Instituto Médico del Ejército de los Estados Unidos para el estudio de Enfermedades Infecciosas) Durante los noventa, el pentágono desarrolló tres programas bacteriológicos. Uno de los proyectos esta dirigido a comprobar, mediante la manipulación de muestras muy potentes de ántrax, si la vacuna que se aplica a los soldados americanos es efectiva. Otro proyecto conocido como Visión Clara pretende la construcción de una minibomba bacteriológica. El tercer proyecto desarrollado en el desierto de Nevada consiste simplemente en una fábrica de gérmenes. Para el gobierno de Estados Unidos dichos experimentos no violan el tratado de 1972 ya que los mismos son desarrollados con carácter defensivo o para desarrollar vacunas.
Bush y su política hacia las armas bacteriológicas. La nueva política de Estados Unidos, bajo la presidencia de George W. Bush referente a las armas químicas y biológicas fue de inicio rechazar el borrador del Tratado de 1993 de la Convención de Armas Tóxicas y Biológicas. Para la nueva administración, firmar dicho documento les impone la obligación de abrir sus laboratorios lo que daría una ventaja a sus enemigos. También se levantaron argumentos en defensa a los derechos de patente, o investigación e incautación de las compañías que realizan las investigaciones. Este último reclamo se da bajo el amparo de la cuarta enmienda de la constitución americana.
Los soldados se vacunan El Departamento de Defensa estadounidense inició un programa para vacunar a los 1.4 millones de miembros de las Fuerzas Armadas contra el ántrax. Actualmente la vacuna del ántrax se fabrica y es distribuida por BioPort Corporation, Lansing, Michigan, bajo contrato con el departamento de Defensa, y se producen sólo cantidades pequeñas disponibles para individuos que están expuestos al ántrax en su ambiente de trabajo. La vacuna está indicada para individuos que entran en contacto en el lugar de trabajo con pieles de animales importadas, carne, lana, pelo animal (sobre todo el pelo de la cabra) y cerdos; y para individuos comprometidos en diagnóstico o actividades de investigación que pueden entrar en contacto con esporas del ántrax, como veterinarios, empleados de laboratorios y al personal militar destinado a áreas con alto riesgo a la exposición al organismo (como cuando se usa como arma de guerra biológica). Esta iniciativa del Departamento de la Defensa generó una controversia toda vez que no se tiene muy claro los efectos que puede tener en los seres humanos la exposición a dicha vacuna. Alrededor de cuatrocientos soldados sufrieron castigos por negarse a ser vacunados.. Entre estos un médico y Capitán de apellido Buck, a riesgo de ser encarcelado por cinco años, se negó a ser vacunado y defendió la idea de que la exposición a la vacuna por parte de la fuerza armadas fuera voluntaria. En su caso él relevaría al ejercito de cualquier daño sufrido en caso de ser atacado con Ántrax en el frente de guerra. Finalmente fue licenciado honorablemente. La pregunta que debemos hacernos es si el Presidente de Estados Unidos como comandante en jefe de las fuerzas armadas está dispuesto a someterse a la vacuna contra el ántrax, proceso que conlleva seis dosis en dieciocho meses.
Casos de Ántrax en Estados Unidos En los informes del departamento de salud sobre las diferentes causas de muertes en EUA no se refleja muertes por ántrax en los últimos años. A principio de los años noventa se reportaron aproximadamente ciento treinta casos. De 1993 a 2000 no hay casos reportados. Un sólo caso en 1998 de ántrax cutáneo. Antes de 1950 se reportaron dieciocho casos de trabajadores de laboratorios. Se ha informado de la presencia de la bacteria en Texas, Louisiana, Mississippi, Oklahoma y Dakota del Sur. Estos informes relacionados a animales.
5. Efectos letales y costos:
Utilizar ántrax como arma biológica puede ser devastador. La Organización Mundial de la Salud ha estimado que la liberación de 50 Kg de esporas de ántrax, en un frente de 2 km, sobre una ciudad de 500, 000 habitantes, produciría la muerte de 95, 000 personas. Resulta contradictorio exigirle a los gobiernos pobres del mundo (con la amenaza de ser bombardeados) que permitan la inspección de la ONU de los laboratorios donde se realizan investigaciones químicas o bacteriológicas, mientras por otro lado Estados Unidos se niega a firmar el tratado de 1993. No hay duda que los experimentos con bacterias ponen en riesgo la salud, la seguridad y la vida de la humanidad, más aun cuando tenemos las bacterias en la casa. No estamos libres de accidentes como el ocurrido en la ex Unión Soviética en 1979. Si queremos paz y un freno total y definitivo a la guerra biológica, Estados Unido tiene que dar el ejemplo y dar el primer paso. Los costos de la fabricación de arma biológicas como son el caso del ántrax resulta sumamente atractivo. El costo de "devastar" con ántrax un kilómetro cuadrado de territorio, es aproximadamente de un dólar, y de 2, 000 dólares si se utilizan armas convencionales. Por esta razón hay quien dice que el armamento biológico es la "bomba atómica" de los países pobres.
El odio de los vaqueros: Mientras los ricos combaten el terror lanzado mísiles a un costo de millones de dólares; mientras producen y almacenan armas químicas y bacteriológicas, (¿En defensa de quien?) no importa del lado que estemos de la línea, cuando el demonio del odio se desata, la muerte avanza y no distingue entre ricos y pobres, entre ellos y "nosotros". Yo escojo mis miedos al igual que escojo mis enemigos. Si fuera a escoger un enemigo no seria aquel que diseñe el Pentágono y que CNN se encargue de difundir 25 horas al día. Mi enemigo seria el enemigo de la vida, de la paz y el entendimiento entre los pueblo. El que no respeta credos, costumbres, culturas y tradiciones. No se justifica gastar millones en diseñar la muerte para esparcirla al envenenar los vientos cuando miles mueren de hambre, de enfermedades, o bajo el fuego de la venganza. Seguiré creyendo que la paz es posible y que hombres como Bush deben regresar a sus ranchos y con su odio jugar a los vaqueros.
Autor:
Pedro Oscar Cruz Barea
Secretario General Partido Acción Civil