- Anatomía y fisiología de la función sexual. Diferenciación del sexo
- Control hormonal del sistema de la reproducción
- Aparato reproductor del varón
- Aparato reproductor femenino
- Respuesta sexual
- Factores que afectan a la disfunción sexual
- Necesidades sexuales
- Anamnesis sexual
- Patrones de la actividad sexual
- Exámen físico
- Valoración de la mujer
- Valoración del varón
- En ambos sexos
- Trastornos en la salud y sus efectos en la sexualidad
- Intervenciones en trastornos específicos que afectan la sexualidad
- Soporte emocional
- Detección temprana
- Disfunción sexual
- Métodos anticonceptivos
- Enfermedades de trasmisión sexual (ETS)
INTRODUCCIÓN
La sexualidad humana implica a la integridad de la persona, no solo su organismo. Por ello, se manifiesta también en la actividad de la imaginación o fantasía, que interviene de forma consciente o inconsciente mediante las llamadas fantasías sexuales, situaciones que en un individuo recuerda o imagina porque le resultan eróticas o excitantes. Estas fantasías se pueden presentar de forma involuntaria, como sucede, a veces, en los sueños. No obstante, también se evocan voluntariamente, especialmente en el transcurso de cualquier tipo de actividad sexual. En las fantasías sexuales intervienen dos factores importantes: (a)el objeto sexual y (b)el fin sexual.
El objeto sexual se puede entender como la persona o el tipo de persona, o incluso, las partes del cuerpo de una persona que resultan eróticas para un individuo.
El fin sexual se podría definir como el tipo de relación o actividad que se desea mantener o desarrollar con el objeto sexual para que efectivamente se desencadene la respuesta sexual.
Las fantasías sexuales no suelen ser de únicas ni fijas, ya que, como la sexualidad en su conjunto, tienden a evolucionar y enriquecerse con el paso del tiempo.
Las enfermeras a menudo evitan hablar acerca de temas sobre sexualidad e interacción sexual cuando cuidan pacientes con problemas médicos o a los que se someten a intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, todos somos seres sexuados, desde el nacimiento hasta la muerte.
Por lo tanto, cada paciente con quien tiene contacto, sin importar en que punto se encuentre del espectro continuo de salud-enfermedad, es un ser sexual.
El termino sexualidad designa la totalidad de un ser: las cualidades humanas, no solo genitales y su función; incluye todos los componentes que hacen a la persona ser quien es, biológica, psicológica, emocional, social, cultural y espiritualmente. Los individuos tienen capacidad de expresar su sexualidad en cualquiera de estas áreas.
Para proporcionar un cuidado total al paciente, es importante tener un conocimiento básico adecuado acerca de la sexualidad y la función sexual, así como sentirse cómodos con su propia sexualidad y la de los pacientes. Un curso de sexualidad humana que incluya un programa de revalorización de actitud sexual ayuda a la enfermera a obtener un conocimiento adecuado para hacerse consciente y comprender así como aceptar sus propias actitudes, valores y sentimientos. Una enfermera no puede considerar las actitudes del paciente y sus sentimientos sin prejuicios hasta que se acepte a sí misma.
En nuestra sociedad occidental, a la gente se le enseña a juzgar como inmoral, ilegal o como tabú cultural cualquier conducta que no cumpla las normas establecidas. No es posible ignorar la función de la cultura, costumbres, creencias religiosas y valores familiares, que ayuda a determinar quien es un individuo, como acepta la información acerca de esos aspectos, y como expresa la sexualidad. Quizá se solicite a la enfermera que cuide algún paciente cuya cultura u orientación sexual es diferente o tiene conflictos con su definición de "aceptable". Sin embargo, para proporcionar atención total al paciente, se debe estar consciente de que los prejuicios afectan de manera negativa a los cuidados, por los que es necesario aceptar la propia sexualidad y la de los pacientes.
Con muy pocas excepciones, todos lo humanos nacen en este mundo con caracteres masculinos o femeninos precisos. E l sexo se determina al momento de la concepción, en el óvulo fecundado, de un par de cromosomas sexuales derivados de cada uno de los padres.
Una vez que se establece el sexo en el embrión humano, la suerte esta echada para el desarrollo subsecuente de todas las características, adquiridas genética y socialmente, que diferencian al varón de la mujer en la sociedad humana.
Desde el nacimiento saltan a la vista las diferencias físicas. El pene y los testículos localizados externamente, facilitan la identificación del recién nacido varón, en tanto que la presencia del nicho vaginal distingue claramente a una mujer. Sin embargo, excepto por las características sexuales primarias, en la niñez temprana hay poca diferencia en el aspecto de niños y niñas. De hecho, con los cortes de pelo y las modas de vestir de hoy en día, en ocasiones es difícil diferenciarlos.
Las diferencias en la estructura corporal no se acentúan hasta la adolescencia. A partir de ese momento al parecer repentinamente los pezones de la niña comienzan a desarrollarse en mamas maduras; las caderas se ensanchan; comienza a aparecer el vello pubico y axilar iniciándose el ciclo menstrual en las niñas.
En el adolescente varón, los hombros comienzan a ensancharse y crecen los órganos genitales. Además el vello pubico y axilar que empieza a brotar en ambos sexos, los varones vigilan con ansiedad la aparición de vello sobre su labio superior y el desarrolló de la barba.
Alrededor de esta época se inicia también el cambio de voz, que varia del tenor al bajo, y finalmente se establece alrededor de una octava abajo del tono alto de la voz femenina promedio.
En la edad adulta, la talla corporal de los varones suele ser mayor que la de las mujeres; por lo general son mas altos, pesados y fuertes, aunque no siempre. El varón promedio es un 10% mayor que la mujer promedia. Sus pulmones y corazón son más grandes que los de las mujeres y su latido cardiaco es mas lento pero más enérgico. El varón promedio tiene mas músculos que la mujer promedio y la hormona testosterona, aumenta el volumen de las fibras musculares. Por otra parte, las mujeres tienen mas grasa corporal que los varones y al parecer su capacidad para disponer de sus reservas de energía es mayor y le proporciona mas resistencia en deportes como la natación.
En el útero, el embrión masculino se desarrolla con mas lentitud que el femenino y esta diferencia suele persistir durante la niñez. En las niñas el periodo de crecimiento rápido prepuberal suele empezar antes que en los niños y como resultado las primeras suelen ser mas altas en los años anteriores a la adolescencia que los niños de la misma edad. Así mismo, las mujeres maduran antes que los varones, como regla general, y suelen entrar en la adolescencia uno o dos años antes. La maduración del varón tiende a ser menos predecible que la de la mujer y hay mayor variación a este respecto entre ellos que entre ellas.
Los psicólogos indican que las diferencias tradicionales entre los caracteres de la personalidad masculina y femenina están desapareciendo rápidamente en la sociedad occidental. Al parecer, hoy en día más mujeres muestran características como entereza, arrojo, competitividad y confianza en sí mismas. Las cuales se las consideraban características muy masculinas. Al mismo tiempo, mas varones están mostrando abiertamente ternura, creatividad artística e intuición, características que antes se consideraban como femeninas.
No obstante aun hay gran diferencia entre los papeles sociales del varón y de la mujer. En la actualidad trabajan mas mujeres que antes y el numero de familias de un solo padre ha aumentado mucho en forma considerable en los últimos 20 años.
El impulso sexual, o libido, es una fuerza motivadora muy intensa en los seres humanos, ya que es necesaria para la supervivencia de la especie. En su jerarquía de las necesidades del hombre, Maslow los cito entre las de orden fisiológico básico, Kalishlow, le dio el segundo nivel de prioridad, solo después de las necesidades individuales de supervivencia de la especie, es decir, de las de alimentación, agua, conservación de la temperatura, eliminación, reposo y evitar el dolor. En nuestra sociedad, a pesar de la naturaleza fundamental de las necesidades sexuales, el tema de la sexualidad humana ha sido tabú hasta fechas muy recientes.
Lo importante para enfermería es aceptar la sexualidad como una entidad de la salud y considerar que las necesidades sexuales del individuo son parte integral de un enfoque completo del cuidado de la salud. Hoy en día, enfermería debe estar bien informada de las necesidades sexuales cambiantes de los individuos, durante el ciclo de vida y conocer los problemas de salud relacionados con la función sexual, a fin de incorporar en su practica las necesidades sexuales de los pacientes. Un buen tema para iniciarlo es revisar brevemente la anatomía y fisiología de la función sexual.
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA FUNCIÓN SEXUAL
DIFERENCIACIÓN DEL SEXO
Con la excepción de las células sexuales, todas las del cuerpo del hombre contienen 23 pares de cromosomas. Veintidós de ellos son pares homólogos, es decir, iguales, e incluyen genes para los mismos caracteres. Los del par 23 son los que determinan el genero. Las mujeres poseen dos cromosomas sexuales similares, llamados cromosomas X, y los varones dos cromosomas sexuales distintos: uno tipo X y el que se a designado cromosoma Y.
Durante el proceso de maduración, los gametos o células sexuales (el espermatozoide del varón y el óvulo de la mujer) se dividen y el numero de cromosomas que lleva cada uno se reduce a la mitad (23). El óvulo maduro siempre contiene un cromosoma X, pero en el espermatozoide maduro puede X o Y. Si un óvulo es fecundado por un espermatozoide que lleva un cromosoma X, el embrión resultante será femenino. Si por el contrario el óvulo es fecundado por un espermatozoide portador del cromosoma Y, se forma un embrión masculino.
Una función mayor del cromosoma Y es determinar que se desarrollen testículos en el embrión. En los embrionarios se secreta la hormona testosterona que estimula la formación de los genitales externos masculinos, el sistema de conductos y los órganos sexuales accesorios. También establece la diferenciación sexual del cerebro. Cuando no existe esta hormona, se desarrollan órganos reproductores femeninos.
CONTROL HORMONAL DEL SISTEMA DE LA REPRODUCCIÓN
La estructura maestra que controla las hormonas sexuales del varón y la mujer es el hipotálamo. Secreta el factor liberador de la gonadotropina, que estimula la hipofisis anterior para que secrete hormonas gonadotropicas. La hormona foliculoestimulante (FSH) induce la producción de óvulos y espermatozoides. La hormona luteinizante (LH) estimula la producción de las hormonas masculinas y femeninas. El hipotálamo es sensible a estímulos externos, como el estrés físico, las emociones y los cambios notables del tiempo.
Las hormonas masculinas se conocen en conjunto como andrógenos. La principal es la testosterona cuyas funciones son:
- Inducir la diferencia sexual durante el desarrollo embrionario.
- Estimular el crecimiento de los genitales y los caracteres sexuales secundarios.
- Conservar el proceso de la espermatogenesis.
- Promover el crecimiento por anabolismo proteico.
- Aumentar el impulso sexual.
Las principales hormonas femeninas son los estrogenos y la progesterona. Los primarios son secretados por el folículo ovárico, el cuerpo amarillo y durante el embarazo por la placenta.
Sus funciones son:
- Estimular el crecimiento del útero, la vagina y el desarrollo de las características sexuales secundarias en la pubertad.
- Inducir la reparación del endometrio después de la menstruación.
- Promover el crecimiento del sistema de conductos de las glándulas mamarias.
- Aumentar la motilidad del útero y su sensibilidad a la oxitocina.
- Acelerar la formación de la matriz ósea.
Las funciones de la progesterona, secretada por el cuerpo amarillo y durante el embarazo por la placenta son:
- Convertir el endometrio parcialmente engrosado durante el periodo postovulatorio en una estructura secretora adecuada para la implantación del óvulo fecundado.
- Promover el crecimiento de los alvéolos de las glándulas mamarias.
- Disminuir la motilidad uterina.
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