Vinculación de la educación universitaria con el desarrollo rural (página 2)
Enviado por jorge galo medina t
• Con muy contadas excepciones, en el desarrollo de las cadenas de valor los eslabones más cercanos al consumidor final, tiene un rendimiento sobre la inversión más elevado y una mayor rotación de sus activos, mientras que la producción primaria, normalmente es el amortiguador de los embates en cambios de precio, costos, siniestros, etc. La actividad primaria, tal y como la conocemos en México (salvo sus muy valiosas excepciones), está caracterizada por una producción desagregada y desvinculada del mercado, con superficies pequeñas, las cuales no sirven como garantía (dada la forma de tenencia de la tierra), escaso acceso a la tecnología y al financiamiento y practicada por personas con nivel educativo bajo o medio. Está metida en una trampa, donde la única salida para el productor individual es precisamente lo que pide…. "los apoyos de gobierno", siendo estos apoyos vistos como una fuente permanente e inagotable de recursos económicos que complementan el sustento familiar, el productor no puede pedir otra cosa, pues sabe bien que bajo el esquema actual no puede pedir más que eso, las reglas del juego están puestas desde hace muchos años y no han cambiado o se han modificado muy poco, por eso es que el campesino no puede pedir algo diferente porque lo desconoce.
Bajo estas reglas no podemos hablar de campo sustentable, más bien hablaríamos de pobreza sustentable. Hablar de campo sustentable, es hablar de cambios radicales, en nuestra forma de pensar, en la forma de pensar de los productores del campo, de quienes los asesoran y los dirigen, en suma, de todos. El enfoque debe ser integral, se debe procurar el desarrollo tecnológico, la organización, el acceso al financiamiento, el acceso a insumos más baratos, y que la actividad sea rentable.
• El esquema de desarrollo del campo Mexicano, tiene que ver con mejorías directas en la actividad primaria (tecnología, organización, financiamiento..), pero también llevando a los productores a participar de beneficios en otras partes de la cadena, es decir que el productor se integre en una cadena industrial que le permita participar de algunos beneficios adicionales a los que tendría en la producción primaria y si estas integraciones se dan a nivel local a través de pequeñas empresas agroindustriales, mucho mejor, ya que a nivel local el campesino podría tener acceso a pequeñas oportunidades (ingreso agrícola, sobreprecio por participare en una cadena, disminución de costos por compras en volumen, financiamiento accesible, empleo regional al poder tener un trabajo directo o indirecto en la cadena agroindustrial que complemente su ingreso), las cuales tendrían que ser complementadas con agregados a nivel macro, como sería educación, servicios….que al final de cuentas suman al elevar la calidad de vida del campesino.
Entonces hablaríamos de un campo sustentable y no solo de agricultura sustentable
Nuevos paradigmas nos rodean y nos acechan. Tenemos que estar atentos de aquellos que por su utilidad, pueden ser positivos al desarrollo. Shirky (2008), es uno de los más talentosos observadores, en nuestra cultura, del poder transformador de las nuevas formas de interacción social que nos permiten las tecnologías. Al plantear los términos en que la sociedad moderna está cambiando, ha estudiado los efectos de las redes, en particular donde se traslapan las redes sociales y las redes tecnológicas, dando lugar a una nueva arquitectura de participación social. Las mismas instituciones de ayer y hoy continuarán existiendo, pero sus formas tradicionales de operar serán diferentes. Veremos formas novedosas de acción social. ¿Qué y cuándo cambiara?, es una preguntas que nos haremos muy a menudo. Se espera que los cambios ocurran fuera de los protocolos administrativos y burocráticos actuales; los mismos que limitan o limitaron la efectividad o desarrollo de la sociedad misma. Ésta forma inédita de agrupamiento de la gente que desea llevar a cabo algo, está sucediendo por todas partes; no es exclusiva de un grupo o región del mundo en particular. Y al hacerse sin respaldo institucional de ninguna suerte, es un gran cambio, un gran reto, más que un mejoramiento de la sociedad contemporánea.
A éste fenómeno, Clay Shirky le denomina el poder de la organización sin organizaciones –también llamado organizando la desorganización– y afirma que cuando piensa en tecnologías, su tiempo y energía los usa más para "escardar" que para "plantar"; o sea, le dedica más tiempo a eliminar lo irrelevante que a aprender algo novedoso. Esto es particularmente cierto para los que nacimos antes de que las herramientas de las redes sociales estuvieran disponibles para todos.
La generación que se está formando en el aula universitaria, están asimilando toda una nueva legión de herramientas sin tener que borrar la cantidad de datos irrelevantes que los mayores de edad aprendimos. Este aprendizaje y adopción de nuevas herramientas sociales nos ubica en el umbral de la era actual u Holoceno y la siguiente que bien podríamos llamar – por el brutal impacto de las tecnologías humanan en el ambiente– la era del Antropoceno.
Una tecnología, por sí misma, hace posible pero no induce el cambio social. Éste se da cuando el comportamiento, la apropiación que hacemos de la misma es generalizado o ubicuo. Por todos es muy conocido que requerimos de procedimientos, instrucciones y programas (Software) y de equipo e infraestructura (Hardware), pero sobre todas las cosas, es indispensable la mentalidad, la cultura la formación (Mindware).
Por ello el impacto real de una tecnología se da no cuando está disponible sino cuando se hace ubicua. Todos hemos crecido en un mundo de recursos limitados e instituciones jerárquicas; estamos en un continuo reaprendizaje de las nuevas reglas al adoptar tecnologías novedosas y romper con las antiguas. Para los que vienen detrás de nosotros, jóvenes y niños, y que forman parte de éstas tecnologías, las nuevas reglas no serán ya reglas nuevas. Hasta entonces empezaremos por fin a ver cumplidas las promesas de estas tecnologías.
Parecería muy aventurado y paradójico el expresar que en abono a la visión de sustentabilidad auspiciada por la vinculación Universidad-Campo, hay un principio unificador de la relación sociedad-tecnología que nos aporta el profesor y consultor Shirky. Lo dejo como reflexión final, soñando con los pies en la tierra:
"Una revolución no sucede cuando
la sociedad adopta nuevas tecnologías;
se da, cuando la sociedad adopta nuevas conductas"
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Autor:
T. Ing. Agr., M.S., PhD. Jorge Galo Medina
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