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El padre: su rechazo afectivo y la manipulación perversa

Enviado por Felix Larocca


  1. La mamá como proceso
  2. Hay padres, y, entonces, hay padres
  3. Una categoría aparte: la del padre egoísta
  4. El egoísmo patológico empresarial: Producto de la familia
  5. Cursos empresariales en la "ciencia" de mantener todo control
  6. La Anatomía del dirigente nepotista dictatorial
  7. En resumen
  8. Bibliografía

"Uno de los hallazgos importantes que este investigador [Freud] de la mente humana hiciera, fue la de establecer los vínculos emocionales y familiares que existen entre los miembros de nuestro género, concluyendo que el hijo de un papá severo y con éxito, sufre de inhibiciones para ser asimismo exitoso. Mientras que el hijo favorecido en especial con el cariño de su mamá, estaría, casi siempre, destinado al triunfo en la vida". FEFL en El Amor de Madre: Quid divinum.

La buena madre ha sido descrita por John Bowlby, como "gratificadora y frustrante en lo máximo". La traducción es simple, esa madre es dedicada y tolerante, a la vez que reflexiva y firme. Da de sí y nutre, mientras que, dando de sí, establece los límites necesarios para el desarrollo moral de su progenie.

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No eres quien eres malo, hijo mío, sino lo que has hecho…

Recordemos "la mamá como proceso" como se describe en el susodicho artículo.

La mamá como proceso

La relación entre la madre y el producto de su concepción empieza cuando ella misma fuera concebida y naciera. Su experiencia personal antes de su propio nacimiento influye — ya que un embarazo rechazado y una hija malquerida son víctimas emocionales de circunstancias negativas.

Durante su infancia, cuando crece la futura madre, ella tuvo que resolver fundamentalmente sus dilemas del desenvolvimiento psicosexual, emergiendo finalmente, como una mujer balanceada. Capaz de ambos, el amor conyugal y el materno y con una resolución final de sus conflictos entre hermanos, hermanas y miembros del sexo masculino. Para lograr faena tan dificultosa, la hembra tuvo que depender mucho en la afección de su madre y de otras hembras de la tribu que la iniciarían dentro de ese mundo íntimo y especial del sexo femenino. (Este drama, lo ejemplifica a la perfección la obra teatral del dramaturgo Jacinto Benavente — galardonado con el premio Nobel de literatura en el 1922. El título: La malquerida).

Cuando le llega su turno — el turno de ser madre ella misma — sus emociones y reacciones no son idénticas si lo que produce es varón o si es hembra. Cada sexo despierta instintivamente en la mamá una respuesta diferente, porque ella realiza que el macho de la especie es mucho más vulnerable que lo que es la hembra. Esta última, siendo supuestamente, la del sexo más débil — casi nunca lo es.

La madre, sin poder explicarlo, intuye una realidad eterna: que el hombre necesita más a la mamá que la mujer — aunque, como ya hemos visto en otras ponencias, para ambos su presencia es indispensable.

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Con los papás es diferente… Quizás por el hecho de que los hombres y las mujeres también lo son.

Hay padres, y, entonces, hay padres

Padres buenos hay muchos, padres que son dedicados no tantos. No existe ocupación más difícil que la de ser un padre dedicado, o una buena madre, como Bowlby la conceptualiza.

Las apariencias engañan porque existen dos clases de padres: El padre dedicado y el buen padre.

El padre dedicado quiere sin pensar, el buen padre piensa antes de querer.

El padre dedicado dice que "sí" cuando es "sí", y "no" cuando es "no".

El padre bueno sólo sabe decir que "sí" o "no" cuando le conviene a él y no al hijo.

El padre dedicado alienta el vuelo de la fantasía de su hijo varón — por ser varón — dejándole crear un aeroplano con dos astillas de madera viejas. O lo que es ser hembra en su hija — por ser hembra — cuando la introduce al misterio especial de pertenecer a su sexo, mientras celebra, con consideración y respeto, a todas las hembras por ser mujeres.

Mientras que el padre "bueno" manipula la voluntad de sus hijos ahorrándoles esfuerzos y responsabilidades.

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La Buena Madre por Lladró

El padre dedicado es bueno. El padre "bueno" no lo es tanto, aunque esto sea lo que aparente.

El padre dedicado templa el carácter del hijo llevándolo por el camino del deber y del trabajo. Algo que el padre "bueno" nunca logra. Por esa razón, al fin de la vida, los resultados contrastan. El padre bueno llega a la vejez decepcionado y tardíamente arrepentido, mientras que el padre dedicado crece en años respetado, querido, y a la larga, apreciado.

Una categoría aparte: la del padre egoísta

Al ser egoísta, en ocasiones, se le ve como un luchador, pero nunca a favor, sino en contra de algo, de alguien, y en contra de todo lo que obstruya su camino.

El egoísmo es una forma de actitud adoptada por la persona, que se fundamenta en la relación narcisista y exclusiva consigo mismo. Con preocupación exclusiva por las propias necesidades y deseos, y sin interés por los demás — aunque los demás sean sus hijos, sus propios padres, hermanos — u otros seres, supuestamente, "queridos".

Podríamos decir que en el individuo egoísta predomina el razonamiento subjetivo sobre el objetivo. Es decir, su perspectiva psicológica y, por consecuencia, su forma de vivir, se orienta siempre de acuerdo con su autovaloración personal menospreciando la del grupo. Realmente hace un culto de su propio "ego" (de ahí su nombre) al que engrandece, y con el que mide a los demás — basado en los prejuicios abultados de su propio valor exagerado — tanto emocional, como intelectual y social.

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Padre distante

El egoísmo es una forma de ser y de vivir, secuela atrofiada de un crecimiento insuficiente y de una maduración abortiva de la personalidad. Es frecuente que su siembra tenga lugar en una infancia atravesada con escaso cuidado y poca reflexión, proveniente de los propios padres o de sus subrogados. (Para leer más: http://www.monografias.com/trabajos49/personalidad-paranoica/personalidad-paranoica).

Tanto una educación excesivamente dura y crítica, como una, carente de los miramientos y atención necesarios, pueden forjar una personalidad egoísta.

Si un niño ve censuradas, constantemente, sus expresiones naturales de vivacidad, y no se siente apoyado en sus sentimientos, llega a la lógica conclusión de que no se puede confiar en los adultos, de que todo cuanto desee ha de conseguirlo por sí mismo, y sin esperar nada de nadie.

El resultado: ese niño crecerá desilusionado y escéptico de la bondad de quienes lo cuidan.

Ese niño, progresivamente irá integrando en su conciencia la idea de que las personas que lo rodean son sólo medios para lograr sus fines. Prefiriendo utilizar a los demás antes de que ellos tengan oportunidad de utilizarlo a él. Mientras que concibe que en la vida sólo existen dos opciones: o eres víctima o eres predador. Si no devoras, serás devorado — la ley de la selva, o ley del más fuerte: el pez grande se come al pequeño.

Para el egoísta, la felicidad radica en satisfacer el propio engreimiento, pudiendo llegar a la hostilidad y el fanatismo. Para éste, los sentimientos tiernos son equivalentes a la debilidad y por tanto al posible fracaso. Por ello no es raro que se proteja con una armadura de frialdad y que sea proclive a la crueldad, cuando esgrime el arma propiciada por alguna forma de poder o autoridad.

Con frecuencia, esta resulta ser una caricatura de persona, acostumbra a adoptar una postura pretenciosa tratando de destacarse sobre los demás para ocupar el primer plano. Pero, cuando algo le sale mal, achaca la culpa a otros, robusteciendo, de paso, su propio ego al advertir la torpeza del prójimo.

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Ocasionalmente, este espécimen sub-humano, puede parecer generoso al deparar favores y auxilios a sus allegados, cuando realmente su intención no va en función de las necesidades ajenas, sino en la de alimentar su persona a través de la magnanimidad fingida y del "amor" pretendido y frío.

Evidentemente, todo ese aire de poder que proyecta, no es más que una parodia que encubre sus propias debilidades y sentimientos comprobados de inferioridad.

Continuamente debe reforzar un ego que en su interior se sacude, víctima del temor.

Por la misma razón, cuando carece del poder suficiente, es fácil que caiga en la explotación del polo opuesto, representando la impresión de ser un desvalido que precisa constantemente atención y cuidado de sus "protectores" — pudiendo llegar a ejercer una auténtica "tiranía emocional" — en el seno familiar.

Éste encarna el egoísta pasivo que tiende a acomodarse, pero cuya finalidad —como la del egoísta luchador — es la explotación del prójimo en su propio beneficio. Porque, en resumen, la filosofía de vida de los egoístas radica en pensar que las necesidades del prójimo residen dentro de ellos mismos.

El egoísmo patológico empresarial: Producto de la familia

Como tantas veces hemos publicado, las empresas personifican la familia básica y original.

Muchas empresas, particularmente las de familia, se estructuran de un modo inspirado por el estilo caduco/caudillista dominicano y universal, representado entre nosotros por la imperecedera memoria del trujillato. Este estilo empresarial se adapta de modo arbitrario para sólo promover la mediocridad inmeritoria de los familiares que el nepotismo protege (véanse mi artículos al respecto), y para permitir a los herederos dirigentes, participando en la orgía embriagadora del poder controlador.

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Solamente lo hago porque te amo…

Cursos empresariales en la "ciencia" de mantener todo control

Yo uso el término de "Psicología 1-A" en referencia a los talleres y cursillos insulsos que ofrecen tantas instituciones, donde se enseñan maniobras necias para influenciar y controlar los demás. Por supuesto, los cursos reciben nombre eufemísticos, como "Diez reglas esenciales para el arte del liderazgo empresarial", que de nada nos informan.

La Anatomía del dirigente nepotista dictatorial

Aquí enumero algunas de sus características comunes:

  • La tendencia a asignar sin méritos a quienes no lo merecen. El nombramiento — de un descendiente o de su cónyuge, miembros de la familia en control — a una posición para la que no están calificados ni por entrenamiento, experiencia, ni talento.

  • La distribución de prebendas. Conceder proyectos innecesarios, a quienes protegen. Pero, tareas, cuyos costos, provienen de los fondos de la compañía para enriquecer a los favoritos.

  • Disminuir la importancia de posiciones donde la educación formal es imprescindible. Nombrándose a ellos mismos, o a otros — igualmente sin calificaciones algunas — como los "profesionales capaces" de encabezar, por ejemplo: Recursos Humanos, Mercadeo, Relaciones Públicas, Directores de Escuelas, y otras.

  • Enviar los favoritos a talleres irrelevantes. Para, de esa manera, tratar de justificar la pretensión de adquirir mayores conocimientos en áreas en las que — todo lo que ellos desconocen — es lo poco que en realidad conocerán, cuando asisten a estas actividades.

Habiendo sumariado maniobras estratégicas del organigrama, ahora paso a maniobras de control mental (sin dudas las más importantes), ya que la psicología y, ahora, las neurociencias, a todos quienes son mediocres, cautivan:

  • Las actividades sociales de los directores. Donde el mérito se mide con la omisión o la recepción de la codiciada invitación a la casa o a las fiestas de la "familia real".

  • Los elogios, a regañadientes o a medias — a veces, calificados por insultos — para hacer que otros dependan de la aprobación del "líder" para definir su autoestima.

  • Las promesas incumplidas y las mentiras fragantes, hechas para atraer a unos y para controlar a otros — ya que al fin no les interesa nada, ni nadie más, que ellos mismos.

  • Las ostentaciones sociales: Haciendo correrías frecuentes en las páginas sociales, creyendo que, de esta manera, logran confirmación de sus ínfulas infinitas y, cuando los nombran algo improbable, como sería ser "la familia ejemplar" — siendo la propia la peor y la más disfuncional de todas — a pie juntillas lo aceptan. Constituyendo lo más extraordinario, en este caso, el hecho de que aun creen que los demás asimismo lo creen.

  • Si van a un concierto son cultos.

  • Si pretenden haber leído el Quijote se consideran doctos.

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Asma y Ashad: Progenitores sanguinarios de futuros dictadores

Son seres muy simples y excesivamente tontos, pero que por la sumisión adulatoria y obligatoria, que de sus subalternos — coerciblemente — reciben, llegan a considerarse que son, realmente, alguien. Que son, en el español de la vernácula, "hidalgos", o "hijos de algo".

¿Cuál es el remedio? No hay que preguntarlo. Si se les ignoran, se derriten en el fuego fatuo de sus vidas vacuas.

Esta estrategia siempre funciona, porque, ellos son, en la austera realidad, personas engreídas y, sin relevancia alguna, como son los fuegos fatuos.

¿Quién no los conoce?

Experimenten con ello.

En resumen

Esta lección es una extensión de todas las tantas que cubren el narcisismo patológico NP aplicadas a la labor de ser padre, especialmente: padre exitoso de un hijo varón.

Estos son padres crueles, desconsiderados y fríos. Padres que se aprovechan aún de los defectos y deficiencias personales de los hijos para derivar beneficios por el hurto a las agencias sociales o por la compra de jueces venales para desfalcar a quienes pueden.

Como sus patologías son tan arraigadas referimos a nuestros lectores a dónde pueden encontrar información amplia:

http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?substring=0&bool=or&nb=1&query=narcisismo+larocca&buscar=Buscar

Fin de la lección.

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Saturno devorando su hijo por Goya

Bibliografía

  • Larocca, FEF: El Amor de Madre: Quid divinumAlgo Divino en mailxmail.com

  • Larocca, FEF: Lo que los Padres de Niños Nos Decían en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Bella y la Bestia: Cuentos De Hadas Sirios en monografías.com

  • Mitscherlich, A: (1992) Society Without the Father: A Contribution to Social Psychology Perennial

  • Larocca, FEF: El Nepotismo del Gobernante en monografías.com

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca