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Tema de psiquiatría (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2, 3

Ansel, el mayor, nunca había demostrado interés ni en el trabajo ni en los estudios. La influencia política de su papá le obtuvo una sinecura con pasaporte diplomático en la Embajada de su país en Washington, donde rara vez se le veía. Además apostaba en las carreras de caballos en Baltimore y se perdía por noches y días, a la vez, jugando póquer.

A Ansel, hoy lo llamaríamos un ludópata.

La señora Coppola no sabía ni qué hacer. Sus opciones estaban bloqueadas por su espíritu un poco distante que la mantuvo siempre lejos de la familia extendida del esposo, por el temor a que sus hijas y respectivos maridos supieran las dificultades que pasaba, por el miedo a que Pepe abandonara sus estudios, meramente para asistir en una causa desesperada y por no querer invitar la presencia de Ansel en el hogar, cuya actitud siempre había sido poco placentera y problemática.

Estaba y se sentía muy sola. Estaba y se sentía ansiosa, estresada y deprimida. Estaba y se sentía mal — muy, pero, muy mal…

Nuestra tarea didáctica de hoy

Para nuestra lección en este caso difícil, tomado de la patografía de alguien célebre en el pasado distante, nuestro objetivo será hacer un análisis de los problemas que la madre tuvo que confrontar, y dejar a nuestros alumnos de la UD formular un programa de acción a favor de esta buena mujer.

Los factores:

  • La señora Coppola. Viuda joven y bajo presiones monetarias y sociales que la agobian.
  • La lucha en las cortes y el desgaste físico y moral que ello implica, sin mencionar el despilfarro de recursos de capital en abogados.
  • Ansel. Ludópata, sin ambiciones y en control de la quinta parte de lo que le corresponde a los hijos legítimos, sin contar lo que las cortes puedan adjudicarles a los demás.
  • Pepe. Joven, sólo veinte años. Tímido y retraído en su personalidad. Estudiante de arquitectura que pocas veces pasa por la universidad y que no muestra un interés en la educación.
  • Las tres hembras. Casadas, con familias hechas y viviendo con maridos que, sin ser profesionales, dependen para mantener sus niveles acostumbrados de vida, del usufructo del patrimonio familiar colectivo.

Los objetivos:

  • Dónde empezar el proceso psicológico y social, para que la madre forje alianzas intrafamiliares confiables y sólidas.
  • Cómo lograr que la señora Coppola se ubique en una posición de autoridad en la familia que (hasta ahora) no dirige.
  • A quién debe encomendar el manejo de las empresas que aún no han sido embargadas por los bancos.
  • Cómo lograr una reestructuración de las finanzas para que se logre estabilizar su alcance sumado y colectivo.
  • Cómo hacer que las empresas produzcan más en un mundo de mayor competencia.
  • Cómo lograr que Pepe y Ansel cooperen y ayuden; y cómo incentivar a una de las hembras (la menor), Elvira, la única que demostró interés en trabajar y en los libros, para que se haga responsable del manejo de esferas fiduciarias que están siendo ignorados.

En resumen

¿Cómo se localizan agujas en los pajares de la vida? ¿Cómo se localizan submarinos zambullidos en los abismos pelágicos con todos sus sistemas de comunicación yertos y con sus tripulaciones sofocadas?

¿Cómo?

Cada caso, cada situación, merece un análisis individual y preciso. Un análisis que desglose los errores que pudieron evitarse y dónde residen los factores firmes y las fuerzas con que pueden contarse.

Pero de poderse, se puede — como fuéramos testigos y apreciáramos en el caso de los submarinos susodichos, y en este caso preciso, cuya identidad y cronología se disimula para proteger la identidad de sus protagonistas.

El Caso Difícil Número 34 — (Continuación de la ponencia previa)

Dr. Félix E. F. Larocca

La viuda Coppola estaba desencantada con todo y con todos. Elvira, su determinado soporte, estaba hastiada con el comportamiento de sus hermanos, con la indecisión de su madre, con la bulimia de su hija, y con la obesidad y las infidelidades del esposo.

Habían viajado para consulta a Chicago, donde conocieran a los esposos Gerhardt y Lucy Piers. De ambos obtendrían pautas simples para aplicar en su retorno a su país.

Las cosas estaban muy mal…

Viajaron de nuevo a Chicago, solo para ser amonestadas por los Piers que debían considerar seriamente la, evadida, terapia de familia — algo que ambas mujeres deseaban evitar, ya que los hermanos varones eran poco fiables y los esposos de las hembras vivían del cuento proverbial — sin levantar un dedo y devengando cheques sustanciales de los negocios heredados.

Los abogados aconsejaron, con certeza astuta, que la viuda debería desglosar los bienes propios de los que había compartido con el marido. De esa manera descubrieron que la viuda había heredado de sus abuelos inmuebles de valores considerables e intereses en una compañía que por su éxito en el campo, era codiciada por el dictador R. Trujillo.

Elvira y su madre pidieron ser recibidas por el galante dictador dominicano. Entraron al despacho, escoltadas por un amigo íntimo del fenecido embajador Coppola. El amigo acompañante permaneció, por voluntad del tirano, presente durante toda la entrevista.

"El Jefe", como todos tenían que llamarlo, de modo solícito, ofreció sus servicios como mediador con los bancos y con quienes amenazaban la estabilidad financiera de la viuda desolada. Oferta que de modo agradecido la señora declinó.

"Jefe, solamente vinimos aquí a pedirle que nos permita ofrecerle nuestros intereses en la compañía que mi abuelo fundara y que usted desea adquirir, a cambio de que nos ayude a hacer lo justo. Que nos permita que lo mío sea mío y que lo que es de todos sea distribuido igualmente entre todos a quienes, debidamente, les toca".

El Jefe, movido por codicia, galantería y por la belleza de Elvira (y también por la de su bien parecida mamá), presionó un botón y el Asesor Jurídico del Poder Ejecutivo, que estaba en espera, hizo su entrada, acompañado de una estenógrafa. "Paco (dijo el tirano) que a estas damas bellísimas del Cibao se les faciliten las cosas…" "Siempre dentro del marco de la ley" (dijo Elvira). "Por supuesto" (dijo el dictador, agarrando y besando las manos de ambas mujeres). Añadiendo "si para algo me necesitan (guiño de ojos, en la dirección de la madre) aquí estoy siempre a la orden".

El próximo paso consistiría en hacer una cita para obtener alguna forma de orientación, pero no como familia. Siguiendo los consejos de los Piers, acudieron a quien sería mi futuro supervisor, muchos años después, Robert Kohrman. Para la coherencia de esta lección de aquí en adelante, yo asumo la identidad de mi maestro. Cuando hable en el presente la voz de — no la mía — Kohrman es la que escuchan.

La estrategia consistió en terapia individual para hija y madre y conjunta para ellas dos.

Le tomó mucho esfuerzo, y lo hizo adolorida, pero la viuda decidió que los esposos de sus hijas merecían ser terminados en sus empleos, porque no aportaban nada sustancial a sus compañías. Ahí se fue el esposo de Elvira.

A Ansel se le expidió en un cheque la suma total que le tocara. La suma era sustancial, pero él creía que lo estaban engañando y demandó a la mamá y los administradores del patrimonio, afirmando, mientras lo hacía: "yo nací pa’ ser vago y nadie me va a hacer agua-mear…" Con su acción y su depósito del cheque el hijo quedaba efectivamente fuera del cuidado materno o fraternal de Elvira.

Pepe también recibió su porción de la herencia, la que aceptara sin rechistar, mientras prometía volver, de cuando en vez, a quedarse unos díitas visitando a su mamá. A lo que ella respondiera, que esas visitas serían improbables, porque ella se estaba mudando a un apartamento minúsculo, donde no habría espacio para otra persona.

El dilema de la viuda y el dilema de la esposa y mamá, personificados en Elvira

"Si bien es cierto, como usted nos dice doctor (reflexionaba la madre), que los animales entrenan sus hijos para desenvolverse en el mundo, independientes de los padres, ni mis hijos, ni mis hijas, ni sus esposos fueron entrenados en ese sentido. ¿No cree que es un poco desalmando y cruel, que ahora de buenas a primeras, esperemos Elvira y yo que se las bandeen por sí mismos?"

La realidad es diferente. Nadie espera que nadie haga nada en particular. Cada uno, a su manera, hizo sus decisiones, incluyendo Elvira, con la mezcla de las limitaciones que su condición le impone y de los atributos de poder aceptar y enfrentar la adversidad sin temores. Lo mismo con la viuda. Ella no sabía cómo asumir el timón de los asuntos de su herencia y ahora lo está logrando. Los chances del capitán Bligh en el Bounty eran pobres, pero enfrentó a los fantasmas de sus temores y venció. (Véase mi estudio acerca de The Ordeal of HMS Bounty — a Tale of Human Endurance).

Pero, mi respuesta fue otra en línea con estos pensamientos que siguen. Las profesiones, el destino de las razas, de las naciones y de la civilización misma están inscritas y previstas en la Naturaleza y sus leyes. Cuando yo mencionara que era menester que todos debían de ser autosuficientes me refiero a la madurez emocional y física que el ser humano adquiría antes de que se instruyera en el hablar y escribir. Esa madurez las tienen todos los adultos en esta familia. Hay que cortar el cordón umbilical, porque es peor el daño de no saber cómo no hacerlo.

Las hembras (hembras al fin) pronto encontraron empleo y entraron a cursos nocturnos, mientras que los esposos no hallaban lo que los inspirara hacer para ganarse la vida.

Muy pronto se habló de separaciones y divorcios, antes de que los maridos decidieran trabajar donde fuera.

Ansel perdió toda la fortuna que heredó y se empleó como capataz de una mina de diamantes en África del Sur donde permanecería el resto de su vida.

Pepe comenzó a estudiar derecho, se cansó y se empleó como maestro en una escuelita en Santiago casándose con la viuda del dueño, dedicándose el resto de su vida a jugar billar en el Centro de Recreo y a vivir de su esposa.

Dos de las hijas se divorciaron. Casaron de nuevo y vivirían vidas aparentemente felices.

Elvira se recuperó de sus dolencias y su hija mejoró. El esposo y ella fundaron una de las primeras publicitarias del país, que aun existe. También ayudarían a la viuda en sus negocios ya balanceados.

En resumen

Este caso me lo asignaron en el Instituto para el Psicoanálisis en Chicago, porque yo nací en la República Dominicana y como parte del proyecto: Intuición, Inteligencia Militar y Terapia que, en conjunto con las fuerzas armadas de los EE.UU., se estaba conduciendo en ese centro de enseñanza. Fue ahí donde desarrollé y aprendí las estrategias que se aplican al encuentro de lo recóndito y a la clarificación de lo impenetrable. (Véanse mis artículos relacionados).

A la viuda le fue bien, lo sé porque aun me correspondo con sus descendientes.

(Nota: En todas nuestras presentaciones las identidades de las personas descritas son alteradas para proteger su derecho al anonimato).

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

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