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Tema de psiquiatría

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2, 3

    1. La sapiencia en la vida y en los negocios: la historia triste de la señora Coppola
    2. Los submarinos Thresher y Scorpion
    3. La señora Coppola
    4. El desenlace inmediato
    5. Nuestra tarea didáctica de hoy
    6. El dilema de la viuda y el dilema de la esposa y mamá, personificados en Elvira
    7. En resumen

    El Caso Difícil Número 33

    La sapiencia en la vida y en los negocios: la historia triste de la señora Coppola

    ¿Cómo se localizan submarinos que en la inmensidad de los océanos se desvanecen sin dejar traza alguna de sus paraderos?

    ¿Cómo se recupera una fortuna que se diera por perdida?

    ¿Dónde se encuentra hoy la señora Coppola? ¿Cuál es su condición? ¿Dónde vive?

    Los submarinos Thresher y Scorpion

    En los años 1960s, cuando la Guerra Fría era una realidad espantosa, dos eventos trágicos ocurrieron que estremecerían hasta sus fundamentos el espíritu de los marineros de la flota de submarinos nucleares de los Estados Unidos, surta en el comando naval de Charlestón, donde yo era oficial médico/psiquiatra.

    El que a mí me concierne es el de la desaparición repentina del submarino nuclear USS Thresher (SSN 593) el día 10 de abril del año 1963, sin dejar trazas.

    USS Thresher

    En la tragedia como más adelante se determinaría, murió toda la tripulación del bote además de personal civil que participara en las pruebas, que se estaban conduciendo, cuando fallos mecánicos causaron el descenso incontrolable de la nave a profundidades aplastantes.

    En mayo del 1968 el USS Scorpion sufriría una suerte similar. John Craven participó en la búsqueda del Scorpion, yo en la del Thresher.

    Aquí el uso del término "participar" debe de ser aplicado con alguna reserva, ya que nuestras labores se limitaron a sesiones de brainstorming (devanarse los sesos) en conjunto con otros oficiales que tratarían de utilizar todos sus conocimientos e instintos para adivinar la localización posible de los sumergibles perdidos. Ambos grupos, utilizando reglas estadísticas y teorías de probabilidades y chances, fueron capaces de determinar la localización de ambos sumergibles con un grado de exactitud sorprendente. Ambos grupos utilizaron el Teorema de Bayes, que su autor, Thomas Bayes, introdujera en el año 1763 (véase mi artículo La Psicología de los Negocios). Ambos grupos confiaron en la "sabiduría de los grupos" para resolver problemas de índole imprecisos y de naturalezas sin precedentes. (De interés singular es: Essay Towards Solving a Problem in the Doctrine of Chances por T. Bayes — 1763).

    La señora Coppola

    Cuando el marido murió, la II Guerra Mundial recién había estallado. El esposo, industrialista exitoso, play boy y diplomático de conveniencia, era embajador de su país en una nación europea. Desde allí se mantenía en contacto con sus tres hijas, dos hijos y su esposa.

    Las condiciones en Europa prohibían que las familias de los diplomáticos corriesen el riesgo de vivir en las capitales, siempre bajo amenaza de ataques aéreos procedentes de Berlín. A esa circunstancia se debió que la, ahora viuda Coppola, no se enterara de la muerte del esposo hasta una semana después que ésta ocurriera.

    El sepelio fue atendido por los dignatarios más altos del gobierno de la República, su excelencia el embajador Coppola habiendo tomado su cripta en el majestuoso panteón familiar.

    El desenlace inmediato

    Cuando las nueve misas concluyeron, la señora Coppola se enteró que el Banco Central había ejecutado la toma de posesión de una de las industrias legadas por su esposo por defectos y moras en los pagos. Otras empresas caerían bajo escrutinio de acreedores, cuyos abogados embargaron cuentas para evitar que los fondos se tocasen antes de que las cortes fallaran en las muchas demandas instigadas por fiadores e hijos productos de previos matrimonios, por el embajador contraídos, asimismo como de otros que afirmaban ser hijos naturales o reconocidos del occiso.

    Las tres hijas, ya casadas, vivían de los empleos que sus maridos disfrutaban en varios de los negocios del papá — el proverbial braguetazo que, en uno de mis artículos he descrito.

    Pepe, el hijo más joven estudiaba en el oasis provisto por una colonia británica alejada de Europa.

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