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Guia práctica para implementación de sistemas de gestión energética

Enviado por Javier Fernández Rey


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    PROLOGO

    Los requerimientos que el propio mercado va imponiendo hacen que la cuestión ambiental en general, y la energética en particular, sean piezas clave para el desarrollo estratégico de las empresas. A ello se une que, hace unos años, todos los debates y análisis relacionados con el uso de las energías primarias están condicionados por un conjunto de hechos que convergen hacia una misma conclusión: es indispensable racionalizar el uso de la energía a escala mundial para poder asegurar el futuro sostenible.

    La gestión energética se puede definir como la suma de medidas planifica- das y llevadas a cabo para conseguir el objetivo de utilizar la mínima cantidad posible de energía mientras se mantienen los niveles de confort (en oficinas y edificios) y los niveles de producción (en fábricas). Es, por tanto, un procedimiento organizado de previsión y control del consumo de energía, que tiene como fin obtener el mayor rendimiento energético posible sin disminuir el nivel de prestaciones obtenidas

    Hoy más que nunca, la correcta gestión de la energía es un tema crucial para cualquier organización, teniendo en cuenta las exigencias de sostenibilidad de la actual coyuntura económica, especialmente para las empresas industriales.

    Muchas entidades en España necesitan lograr una mayor eficiencia energética y ahorro de costes, con el fin de lograr ventajas competitivas, pero también para cumplir sus obligaciones medioambientales y compromisos de Responsabilidad Social.

    Los actuales esfuerzos de las Administraciones Públicas, tanto de carácter europeo, como a nivel nacional y autonómico, por fomentar la eficiencia energética y el uso de energías limpias, con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como para desarrollar modelos sostenibles de desarrollo económico, incluyen entre sus medidas potenciar la implementación de Sistemas de Gestión Energética (SGE).

    Esta guía pretende contribuir a dicha tarea, ofreciendo una visión básica de los SGE, las ventajas y motivaciones, y sus relaciones con otros aspectos clave para la eficiencia energética.

    CAPITULO I

    Introducción

    A raíz de la ratificación del Protocolo de Kioto en 2002, en muchos países se han aprobados a finales del 2003 diferentes proyectos de ley sobre la Estrategia de Eficiencia Energética 2004-2014 en los cuales se determinan unos objetivos1 concretos para disminuir la dependencia energética exterior y el consumo de energía procedente de combustibles fósiles.

    Estos objetivos, plasmados en sucesivos Planes de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética (2005-2007 y 2008-2012), han modificado normativas e incentivos, lo cual ha provocado que muchas empresas y organizaciones tengan que realizar grandes esfuerzos en mejorar sus procesos para ser más eficientes desde el punto de vista energético, y también, que hayan tenido que plantearse o incrementar el uso de las energías renovables.

    Las actividades derivadas de estos esfuerzos se engloban bajo el concepto "gestión energética" o "gestión de la eficiencia energética".

    La gestión energética por tanto, se ha convertido en una parte cada vez más importante de la gestión empresarial, que comprende las actividades necesarias para satisfacer eficientemente la demanda energética, con el menor gasto y la mínima contaminación ambiental posible.

    Un ejemplo positivo que nos puede indicar los pasos a seguir en este proceso lo tenemos en el caso Europeo.

    EL CONT EXTO EUROPEO

    La Estrategia Española de Eficiencia Energética se enmarca en un contexto europeo, donde las políticas sobre gestión de la energía se ven directamente vinculadas a los siguientes aspectos:

    • 1. La necesidad de los países de asegurar el suministro de energía.

    • 2. Los compromisos adquiridos en el Protocolo de Kioto sobre reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

    • 3. La concienciación creciente de la sociedad de que la mejora de la eficiencia energética y la utilización de energías renovables son medidas adecuadas para su cumplimiento.

    • 4. La necesidad acuciante de aplicar criterios de eficiencia energética en los procesos industriales. Hay que tener en cuenta que del consumo global de energía, el sector industrial consume el 40% de la energía eléctrica, el 77% de carbón y derivados, y el 37% del gas natural, siendo por tanto el principal contribuidor a las emisiones de CO2

    En este marco, destacamos la denominada "Estrategia 20-20-20", que establece en ámbito europeo tres objetivos concretos para el año 2020:

    • 1. 20% Obligatorio de contribución a energías renovables

    • 2. 20% Reducción de consumo eléctrico

    • 3. 20% Reducción de emisiones GEI, con respecto a los niveles de 1990

    La Unión Europea ha adoptado un marco normativo, que incluye, entre otros elementos:

    • a. Objetivos orientativos, pero claros, de ahorro total de energía a conseguir, aplicable a todos los Estados miembros

    • b. Obligaciones concretas en materia de de contratación con criterios de eficiencia energética por parte de las Administraciones Públicas.

    • c. Obligación de promocionar desde las Administraciones Públicas la eficiencia energética y los servicios energéticos.

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    El Plan de Acción vigente en España

    Los objetivos fijados en esta Directiva, en España se reflejan de forma directa en el Plan de Acción 2008-2012 de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética (PA E4 2008-2012).

    Este Plan fue aprobado en Consejo de Ministros el 20 de Julio de 2007, y pretende generar un ahorro de 87,9 millones de toneladas equivalentes de petróleo.

    El Plan afecta principalmente a 7 sectores:

    • a. Industria

    • b. Transporte

    • c. Edificación

    • d. Servicios Públicos

    • e.  Equipamiento residencial y ofimático

    • f.  Agricultura

    • g.  Transformación de la energía

    Entre las medidas del plan se incluyen unas de carácter trasversal, entre las que figuran dos fundamentales: El impulso al desarrollo de Empresas de Servicios Energéticos , y aquella que indica que las empresas cuyo Sistema de Gestión de Eficiencia Energética haya sido certificado por una entidad de certificación o se encuentre en una situación asimilada, serán valoradas positivamente en la contratación pública.

    El Plan de Acción 2008-2012, en el Sector Industria, propone unas interesantes medidas:

    • 1. Acuerdos Voluntarios (Compromiso de las Asociaciones Empresariales para alcanzar el ahorro de energía detectado. Fomentar la adopción de medidas de ahorro por la industria).

    • 2. Auditorías Energéticas (Detectar el potencial y facilitar la toma de decisión de inversión en ahorro de energía / Determinar el benchmarking de procesos).

    • 3. Programa de Ayudas Públicas (Facilitar la viabilidad económica de las inversiones en ahorro energético para alcanzar el potencial detectado).

    También, y como actuación legislativa, se propone la inclusión de una evaluación específica de impactos energéticos en todos los proyectos industriales.

    La necesidad de eficiencia energética

    Resulta evidente que la eficiencia energética produce unos concretos beneficios para la sociedad:

    • a. Disminución de emisiones de CO2 a la atmósfera, y por tanto, disminución del impacto sobre el cambio climático.

    • b. Reducción de la dependencia energética exterior

    También resulta sencillo intuir a grandes rasgos unos claros beneficios para cualquier organización:

    • Ahorro de costes energéticos

    • Cumplimiento de requisitos de carácter medioambiental

    • Responsabilidad Social Corporativa

    • Mejora de imagen

    Pero además de todo ello, la eficiencia energética en la actualidad supone una acuciante necesidad, tanto de las organizaciones, como del propio país.

    Nuestra dependencia energética del exterior y el enorme coste que actualmente supone la factura energética para cualquier entidad, hace que resulte ineludible asumir un compromiso responsable de eficiencia para poder seguir siendo competitivos por una parte, y por otra, para conseguir un desarrollo sostenible.

    El coste de la energía en España es cada vez más alto, y el consumo creciente, por lo que además de planes básicos de ahorro energético, las organizaciones deben plantearse seriamente la implementación de sistemas que permitan gestionar de forma continuada los aspectos energéticos como parte sustancial de sus propio "management".

    Muchas organizaciones no saben cómo empezar. Tanto a nivel público como privado se han tomado iniciativas de diagnóstico de sus aspectos energéticos como un primer paso, y se han iniciado proyectos para implementar tecnologías más eficientes, uso de renovables, o medidas que disminuyan el coste del consumo energético.

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    Una de las medidas de apoyo establecidas es la realización regular de auditorías energéticas con carácter general.

    Pero para consolidar la eficiencia energética se necesita dar un paso más: Implementar sistemas que garanticen una gestión continuada de los aspectos energéticos de la organización.

    CAPITULO II

    Conceptos fundamentales sobre los sistemas de gestión energética (SGE)

    Lo más importante para lograr la eficiencia energética en una empresa u organización no es sólo que exista un plan de ahorro de energía, derivado de un estudio o diagnóstico, sino contar con un sistema de gestión energética que garantice la mejora continua.

    Un SGE es una parte del Sistema Integrado de Gestión de una organización, que se ocupa de desarrollar e implementar su política energética y de organizar los aspectos energéticos.

    La actual UNE-EN 16.001:2009 lo define como conjunto de elementos de una organización, interrelacionados o que interactúan, para establecer una política y unos objetivos energéticos y para alcanzar dicho objetivos.

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    Un SGE está directamente vinculado al sistema de gestión de la calidad y al sistema de gestión ambiental de una organización. En un SGE se contempla la política de la entidad sobre el uso de la energía, y cómo van a ser gestionadas las actividades, productos y servicios que interactúan con este uso, normalmente bajo un enfoque de sostenibilidad y eficiencia energética, ya que el sistema permite realizar mejoras sistemáticas del rendimiento energético.

    Es importante destacar que un SGE no está orientado necesariamente a grandes empresas, sino que puede ser adoptado por cualquier tipo de organización, independientemente de su sector de actividad o tamaño.

    La implantación de un SGE es voluntaria y su nivel de éxito depende fundamentalmente del nivel de implicación de la propia organización, y en especial de la dirección, para gestionar el consumo y costos energéticos.

    Hay que tener en cuenta que un SGE no está orientado tanto al cumplimiento de la normativa, sino más bien a la mejora de los procesos y de las instalaciones para aumentar la eficiencia energética y reducir los consumos, haciendo un uso más racional de la energía.

    Por tanto, un SGE está destinado a cualquier organización que desee:

    • Mejorar la eficiencia energética de sus procesos de una forma sistemática

    • Incrementar el aprovechamiento de energías renovables o excedentes

    • Asegurar la conformidad de los procesos con la política energética de la organización

    Un correcto Sistema de Gestión Energética se compone de:

    • Una estructura organizacional

    • Unos procedimientos

    • Unos procesos

    • Unos recursos necesarios para su implementación.

    Un SGE puede estar "certificado" o no. Más adelante hablaremos de las normas y sistemas de certificación, así como sobre la conveniencia de la certificación.

    Independientemente de si se certifica, un sistema de gestión energética por sí mismo, siempre es beneficioso para la organización que lo define e implementa.

    • permite identificar y priorizar los aspectos energéticos de la organización.

    • evalúa el cumplimiento de todos los requisitos legales relativos a sus aspectos energéticos

    • establece objetivos de mejora de la eficiencia y optimización energética

    • establece procedimientos eficaces de control y seguimiento de los procesos energéticos.

    • implica a todo el personal con la gestión energética

    • constituye una herramienta eficaz para realizar el seguimiento de actuaciones procedentes de auditorías energéticas.

    Un SGE se basa en el siguiente ciclo básico:

    • Establecimiento de la política energética de la entidad: ¿Qué objetivos tenemos / qué queremos hacer en materia de uso de energía?

    • Mejora continua mediante:

    • Planificación: ¿qué vamos a hacer y en qué plazo?

    • Implementación de medidas: hagámoslo

    • Verificación: examen para comprobar si funcionan las medidas

    • Revisión por la dirección: a la vista de resultados se decide qué incluir nuevamente en planificación.

    CAPITULO III

    ¿Por qué sería necesario un sge en las organizaciones?

    La implantación de un Sistema de Gestión Energética en primer lugar da la oportunidad a las organizaciones de tener un autoconocimiento que va a resultar clave respecto al uso que realiza de la energía y respecto a cual es su potencial de ahorro y mejora. Este aspecto es completamente necesario en la actual coyuntura económica y política.

    El autoconocimiento le proporcionará elementos para la toma de decisiones que permitirán mantener y aumentar su competitividad.

    En segundo lugar, un SGE proporciona un medio para gestionar la energía de forma activa, y para disponer de documentación ordenada y registros fiables en relación a los ahorros conseguidos y sobre los proyectos en los que se va embarcando para conseguir los objetivos. También puede suponer la posible aplicación de desgravaciones fiscales.

    Finalmente, un SGE va a producir que para prestar los servicios o para obtener los productos, cada vez la empresa o entidad va a consumir menos energía, lo cual redunda en una disminución del coste de generación de dichos servicios o fabricación de productos.

    BENEFICIOS A NIVEL MEDIAMBIENTAL

    En cualquier organización un Sistema de Gestión Energética supone un avance a nivel de gestión medioambiental, puesto que define un sistema optimizado para el correcto uso de la energía.

    Hay que tener en cuenta que un SGE es perfectamente compatible e integrable, además del sistema de Gestión de la Calidad, con:

    • Sistema de Gestión Ambiental

    • Sistema de Verificación del Comercio de Derechos de Emisión de Gases de Efecto Invernadero

    • Sistema de Reducciones Voluntarias de Gases de Efecto Invernadero.

    El correcto uso de la energía definido en un SGE va a ir dirigido a disminuir nuestros costes energéticos y va a poner en marcha una serie de proyectos de mejora continua en el ámbito medioambiental.

    Esto conlleva una mayor optimización de esfuerzos tanto en cumplimiento de normativa medioambiental, como en las inversiones que se van realizando.

    BENEFICIOS ECONOMICOS DEL AHORRO ENERGETICO.

    Un SGE permite un ahorro de costes y genera un efecto diferenciador frente a los competidores.

    En el primer aspecto, hay estudios que evidencian que una gestión energética sistematizada permite ahorros mucho mayores que una gestión energética no sistematizada.

    Como podemos comprobar en los siguientes gráficos, la gestión energética sistemática que se consigue con un SGE, aunque supone un coste inicial, rápidamente genera una disminución de costes en cadena, y los resultados son espectaculares en tan solo tres años, consiguiéndose ahorros cercanos al 23 % del coste inicial.

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    Con una gestión no sistemática del uso de nuestra energía, podemos realizar esfuerzos puntuales, que generarán picos de rebaja de coste y picos de incremento, no superándose normalmente el 10% de ahorro.

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    OTROS BENEFICIOS: RESPOSABILIDAD SOCIAL Y COORPORATIVA E IMAGEN.

    El diseño e implantación de un SGE supone, como hemos comentado anteriormente, plasmar en un documento, entre otros aspectos, cual es la po- lítica energética de la entidad y cómo va a realizar un uso eficiente de la energía.

    Estos compromisos afectan plenamente a la Responsabilidad Social Corporativa e imagen exterior de la entidad.

    Este tipo de compromisos ambientales otorgan a la entidad un prestigio evidente, puesto que por un lado, transmite a terceros la preocupación medioambiental de la organización, y su vinculación a unos objetivos con- cretos respecto al uso racional de la energía, y por otro, aporta transparencia respecto a su política de eficiencia energética, más allá de las comunicaciones habituales.

    No olvidemos que establecer la política energética de la organización supone un verdadero compromiso, puesto que:

    • Va a ser establecida por la alta dirección

    • Va a proporcionar un marco para definición y revisión de objetivos

    • Va a estar comunicada internamente y disponible al público.

    Todo ello redunda en una mejora de su imagen tanto en su entorno próximo de clientes, usuarios de servicios y colaboradores, como ante la sociedad en general.

    Sectores de actividad con mayor aplicación.

    Los sectores de actividad que pueden implantar un SGE son todos, pero actualmente pueden destacarse algunas actividades en las que va a resultar trascendental.

    El diseño e implementación de sistemas de gestión energética va a resultar fundamental en la industria y en el sector transporte, puesto que son las actividades con mayor consumo de energía, acorde con el Plan de Acción definido en España.

    Dentro de este tipo de organizaciones, destacan las empresas industriales con factorías de gran volumen en cualquier sector, o aquellas de menor volumen, pero dedicadas a actividades de enorme consumo energético. Las primeras porque va a resultar vital para su Responsabilidad Social Corporativa, y para la sostenibilidad de las plantas de producción, y las segundas por motivos casi de supervivencia, a la vista del incremento constante de los precios de la energía.

    Dentro del ámbito del transporte, cualquier compañía o entidad de media- no volumen en España, debería implantar un SGE, puesto que los ahorros pueden ser considerables, repercutiendo en el precio final de los servicios prestados.

    También destacan las actividades de servicios, y dentro de ellos la hostelera y también el sector comercial, donde la gestión energética de los edificios resulta clave, tanto para ahorro de costes de factura energética, como de cara a la imagen para el cliente.

    Por último, destacaremos todo un conjunto de empresas que son suministradoras o prestadoras de servicios de forma habitual a la administración, así como aquellas con importante volumen de exportación, por exigencia de sus propios clientes.

    Efectivamente, serán los propios clientes (Administraciones públicas por un lado, por normativa, y clientes exteriores, por exigencias de su política de compras), quienes van a pedir a las empresas españolas no sólo disponer de un SGE, sino además, tenerlo certificado conforme a una norma, para aspirar a seguir prestando servicios o suministrar productos.

    Dentro del ámbito público, también destacar que entidades como Ayuntamientos y organismos de Comunidades Autónomas y Administración estatal, se verán, tarde o temprano, obligados a implementar este tipo de sistemas de gestión, por su compromiso frente a los ciudadanos, y en cumplimiento de las líneas políticas definidas de carácter estatal y europeo.

    CAPITULO IV

    Certificación de las SGE: la norma UNE-EN16001:2010

    ¿¿CUANDO Y PORQUE CERTIFICAR UN SISTEMA SGE??

    Como hemos visto en el capítulo anterior, en muchas ocasiones no basta con tener implementado un Sistema de Gestión Energética, sino que ade- más, va a resultar recomendable o necesario, tener dicho sistema certificado

    bajo una norma concreta.

    En muchos países del mundo ha habido iniciativas de creación de normas para estandarizar los sistemas de gestión energética. En España, ya en el 2007, fue publicada por AENOR la norma pionera UNE 216301:2007.

    Sistemas de Gestión Energética. Requisitos.

    En otros países, destacan los siguientes precedentes:

    • IRLANDA: Ireland IS 393:2005 Energy Management Systems-Specifica- tion with Guidance for Use and IS 393:2005 Technical Guideline (Dec- ember 2006)

    • DINAMARCA: Denmark DS 2403:2001 Energy Management-Specifica- tion and DS/INF 136:2001 Energy Management-Guidance on Energy Management

    • SUECIA: Sweden SS 627750:2003 Energy Management Systems-Speci- fication

    ESTADOS UNIDOS: United States ANSI/MSE 2000:2005 A Management

    System for Energy

    Las empresas que certifican un SGE con AENOR obtienen:

    • El Certificado AENOR de Sistemas de Gestión Energética.

    • La licencia de uso de la Marca AENOR de Gestión Energética.

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    LA NORMAUNE-En 16001:2010. ASPECTOS BASICOS.

    La norma UNE-EN 16001:2010 Sistemas de gestión energética: Requisitos con orientación para su uso, publicada por AENOR, pretende ayudar a las organizaciones a ahorrar costes de energía y reducir sus emisiones de ga- ses de efecto de invernadero causadas por el consumo de energía, es decir, establece los sistemas y procesos necesarios para mejorar la eficiencia energética en sus operaciones.

    Esta norma da las herramientas a una organización para crear un auténtico Sistema de Gestión de la Energía, partiendo del análisis de los distintos procesos, para mejorarlos energéticamente de forma individual, de forma que sumado a otras mejoras generales, consiga los objetivos planteados.

    En ella se especifican los requisitos para un sistema de gestión de la energía,

    que requiere:

    • el desarrollo de una política energética.

    • la identificación del consumo de energía en el pasado, presente y futuro en una organización.

    • el desarrollo de un plan de medición de la energía. El análisis del con- sumo de energía actual versus el previsto permitirá a las empresas implantar planes para ayudar a mejorar la eficiencia.

    Esta norma anula y sustituye a la anterior norma UNE 216301:2007, y su estructura es muy similar a la de otros sistemas de gestión ya existentes en la organización, para facilitar así su integración en los mismos.

    La norma se enfoca en la conocida metodología: Planear-Ejecutar-Verificar- Actuar.

    • Planear: Identificar los aspectos energéticos y las obligaciones jurídicas de energía y establecer objetivos y metas.

    • Ejecutar: Asignar recursos y responsabilidades, aumentar la conciencia de la organización y proporcionar formación; comunicación interna y externa, establecer la documentación; aplicar los controles operacionales.

    • Verificar: Establecer la medición y seguimiento del programa de gestión de la energía, evaluar el cumplimiento de las obligaciones legales; identificar y gestionar las no conformidades, el control de los documentos; llevar a cabo las auditorías internas del sistema de gestión de la energía.

    • Actuar: Revisión del sistema de gestión de la energía por la alta dirección en los cambios potenciales

    Un sistema diseñado conforme a la norma EN 16001 no establece exactamente cómo se deben ejecutar las operaciones, sino que proporciona el marco que permite la gestión eficaz de la energía.

    Tampoco se limita a definir soluciones técnicas a los procesos donde se pro- duce mayor consumo de energía, sino que define un proceso de cambios necesarios para integrar las consideraciones de eficiencia energética en la toma de decisiones cotidianas.

    RELACION CON OTROS SISTEMAS DE GESTION CERTIFICADOS

    El SGE desarrollado con esta norma es independiente y compatible con otros sistemas de gestión existentes (ISO 9001, ISO 14001, etc.), pudiendo integrarse partes y Metodologías, y no establece por sí mismo criterios de rendimientos con respecto a la energía.

    Si bien la norma EN 16001 comparte con la ISO 14001 las mismas ideas de mejora continua de los procesos, identificación y evaluación de aspectos, y establecimiento de responsabilidades, existen diferencias significativas:

    • La norma EN 16001 trata de eliminar en lo posible la documentación innecesaria, reduciendo al máximo el número de procedimientos, siempre que se respeten los objetivos y requisitos.

    • La componente técnica y tecnológica de la EN 16001 tiene un peso mucho mayor, debiendo estar dirigida por responsables especializados, con amplios conocimientos en gestión energética, lo cual supone un importante trabajo de consultoría previa para la correcta implantación de un SGE.

    En España los Sistemas de Gestión Energética han comenzado a implantarse desde 2007, con una evolución creciente.

    AENOR ha certificado la Gestión Energética de más de 60 organizaciones. En el siguiente gráfico podemos observar los datos de número de certificados emitidos.

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    PROCESO DE CERTIFICACIÓN.

    Para obtener un certificado de AENOR conforme a la norma EN 160001, las empresas deben, primeramente, diseñar e implantar el Sistema de Gestión Energética tal como se establece en la norma. Esta tarea se realiza normal- mente con el apoyo de una consultoría externa.

    Los pasos para la aplicación de la norma son los siguientes:

    • Elaborar una política energética. Ésta debe incluir un compromiso de mejora continua del desempeño energético y de la eficiencia energética.

    • Evaluar los aspectos energéticos. Para ello identificará los aspectos energéticos de su actividad y las oportunidades de mejora.

    • Objetivos energéticos. Deben ser medibles y coherentes. Las organizaciones tienen que tener en cuenta los aspectos significativos y los requisitos legales aplicables. Además, deben considerar su capacidad, tecnológica o condiciones financieras y de negocio.

    • Implantación. Para este proceso se debe contar con los recursos (huma- nos, tecnológicos y financieros) necesarios para el funcionamiento del sistema de gestión.

    • Seguimiento. Las organizaciones deben medir de forma regular las operaciones que puedan tener un impacto significativo en el uso de la energía. Si se detectan no conformidades, se deberán adoptar las medidas necesarias para mitigar los impactos. Además, deben realizar auditorías internas.

    Después del proceso de implantación, se solicita el certificado de AENOR, y sus auditores analizan la información aportada por la empresa o institución.

    La auditoría de certificación, realizada en las instalaciones de la empresa o

    Institución, da lugar a un informe en el que se detectan las posibles no conformidades (incumplimientos de la norma).

    En caso de existir, deben ser subsanadas con las acciones correctivas oportunas.

    Una vez acometidas, se procede a la certificación.

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    La vigencia de estos certificados es de tres años, si bien anualmente se realizan auditorías de seguimiento.

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    UNA REFERENCIA DE LA DFUTURA ISO 500001.

    La norma EN16001 derivará próximamente en la ISO 50001 que se encuentra actualmente en fase borrador: ISO 50001 "Energy management systems. Requirements with guidance for use". Proyecto de Norma Internacional (DIS)6

    En el mes de octubre del 2010 se realizó la cuarta y última reunión internacional de expertos para la elaboración de la norma "ISO 50001 Energy Management Systems", que tuvo lugar en Beijing, China.

    Esta reunión marca el fin de un trabajo realizado desde el 2008 por el comité ISO/PC242, en el cual está compuesto por 43 países participantes, más 12 países en calidad de observadores. Además lo integran organismos inter- nacionales como UNIDO (United Nations Industrial Development Organization.

    La aprobación definitiva de la norma está prevista para este año 2011. Adelantando algunos contenidos de esta norma en borrador, podemos indicar que con la implementación de la ISO 50001, las organizaciones deberán:

    • contar con mediciones y registros de sus consumos energéticos en sus principales procesos, estableciendo indicadores energéticos, para los cuales deberán tener contempladas metas de cumplimiento.

    • incorporar buenas prácticas en los procesos de compra y diseño de nuevas instalaciones, considerando alternativas de tecnologías más eficientes, las que deben ser evaluadas no sólo por el costo inicial, sino que por los costos relacionados con el consumo de energía durante su vida útil.

    La ISO 50001 permitirá mejorar la calidad de la información con que se calculan las emisiones de gases efecto invernadero directas e indirectas de las empresas, facilitando la determinación de la huella de carbono.

    Todo indica que la ISO 50001 tendrá un impacto aún mayor que ISO 9001 sobre el comercio internacional: Las empresas exigirán la participación de sus proveedores, y por tanto los exportadores que se posicionen ahora al respecto gozarán de ventajas competitivas.

    Los países europeos occidentales y Japón impulsaron en su día notablemente la adopción de ISO 9001 en la cadena de suministro. La adopción de ISO 50001 será impulsada sin embargo principalmente por los EE.UU., Canadá, la UE ampliada, Japón, Corea, China, Brasil e India.

    Las oportunidades que ofrecerá la ISO 50001 serán enormes:

    • Para las empresas, porque se beneficiarán del aumento de competitividad que les proporciona la cota de tecnología que se alcanza cuando los productos y servicios están basados en normas internacionales.

    • Para los gobiernos, particularmente para países en vía de desarrollo, la Norma constituirá una fuente importante de know-how tecnológico, definiendo las características que se esperan de los productos y servicios para ser exitosos en mercados de exportación, lo cual les permitirá una correcta toma de decisiones.

    • Para el planeta entero, ISO 50001 será una herramienta imprescindible para reducir el consumo de energía y las emisiones.

    Incluimos en el anexo de esta guía unos esquemas básicos de los contenidos de la nueva norma ISO 5001.

    INCENTIVOS A LA CERTIFICACIÓN DE SGE

    En España, los costes de diseño, implementación y certificación de Sistemas de Gestión Energética son objeto todavía de pocas ayudas e incentivos.

    Algunas comunidades autónomas, quizás las más innovadoras en materia de eficiencia energética, han incluido dentro de sus programas de ayudas públicas este tipo de proyectos (Ej. Navarra, Comunidad Valenciana), dentro de Planes de Competitividad o en programas como Innoempresa.

    Pero actualmente no hay una línea clara de ayudas públicas a proyectos de implementación o certificación en ámbito nacional.

    En proyectos de tipo colectivo, podemos destacar el Programa plurianual InnoEmpresa 2007-2013, financiado por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, con Fondos FEDER.

    Se trata de un programa de apoyo a la innovación empresarial tanto, tecnológica como organizativa incluido en el Programa Nacional de proyectos de innovación del Plan Nacional I+D+i (2008-2011).

    Está dirigido exclusiva- mente a las pequeñas y medianas empresas. Se inició en 2007 y es gestionado en cooperación con las CC.AA., mediante proyectos regionales, pero también a través de otro tipo de proyectos, denominados suprarregionales, en los que deben participar pymes de varias CC.AA. Estos últimos son directamente gestionados por la Dirección General de Política de la PYME.

    En el año 2011 no habrá convocatoria para estos proyectos suprarregionales ya que los Presupuestos Generales del Estado aprobados para 2011 no prevén dotación presupuestaria para este programa. Sí se esperan las convocatorias correspondientes a proyectos regionales.

    Los recursos previstos por el MITYC en el programa InnoEmpresa para el periodo 2007-2013 ascienden a unos 500 millones de euros, a los que se añaden otros 150 aportados por las Comunidades Autónomas, y se recibirá una contribución del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de 110 millones de euros.

    Aunque como hemos visto es complicado obtener ayudas directas para di- seño e implantación de un SGE, pueden aplicarse ayudas públicas a los proyectos que surgen de la implantación de un SGE, normalmente destinados a mejora de procesos o implantación de tecnologías o equipos más eficientes o basados en energía renovable. Las posibilidades dependen de la naturaleza del proyecto. Si el proyecto incluye una alta inversión en tecnología innovadora o bien puede calificarse de "Investigación y Desarrollo", resulta

    más sencillo obtener líneas de ayuda pública.

    También pueden solicitarse ayudas para estudios previos de diagnóstico o auditorías energéticas. En este sentido, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) ha acordado con las diferentes Administraciones autonómicas, líneas de subvención para la realización de Auditorías Energéticas en el sector industrial, edificios no residenciales e instalaciones de alumbrado exterior con el objeto de detectar posibles oportunidades de eficiencia energética en este tipo de instalaciones.

    También distintos organismos autonómicos lanzan líneas de ayuda específicas para realizar auditorías energéticas, si bien los criterios utilizados por cada una de ellas son algo dispares.

    En el anexo a esta guía aportamos un listado de ayudas públicas aplicables a este tipo de proyectos.

    CAPITULO V

    La auditoria energética como herramienta en la gestión energética

    ¿Qué es una auditoria energética?

    La Auditoría Energética es el punto de partida para el desarrollo de un Sistema de Gestión Energética.

    Una auditoría energética consiste en una evaluación objetiva de una empresa con objeto de:

    • obtener un conocimiento fiable del consumo energético y su coste aso- ciado

    • identificar y caracterizar los factores que afectan al consumo de energía

    • detectar y evaluar las distintas oportunidades de ahorro, mejora de la eficiencia y diversificación de energía y su repercusión en coste energético y de mantenimiento, así como otros beneficios y costes asociados.

    La eficiencia energética parece un objetivo evidente. Pero cuando nos ponemos a analizar las múltiples formas en que la energía forma parte de nuestros procesos, y consideramos el costo frente al beneficio de obtener más productividad de cada euro gastado en energía, nos damos cuenta de lo complicada que llega a ser la búsqueda de la eficiencia.

    No existe un método que por sí solo pueda lograr la eficiencia energética. Se logra gracias a una combinación de medidas correctoras, preventivas, pro- gramas educativos y de concienciación, maquinaria eficiente, procesos bien diseñados y medidas para evitar pérdidas. Es una combinación inteligente de estos elementos lo que finalmente conduce a algo que es más eficiente.

    La auditoría energética es la herramienta sobre la que se asienta un plan estructurado de ahorro energético. Implica realizar una labor de recogida de información, análisis, clasificación, propuesta de alternativas, cuantificación de ahorros y toma de decisiones.

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    En una auditoría energética se realiza por parte de una entidad especializada un diagnóstico energético de las instalaciones de la entidad, con ayuda de equipos de medición.

    La diversidad de tipos de empresas, pertenecientes a sectores con procesos muy diferentes, distintos tipos de equipos y tecnologías energéticas, hace aconsejable que el equipo de la empresa auditora tenga una formación muy amplia, con conocimientos de las técnicas energéticas en profundidad y capacidad para relacionar los procesos productivos con el consumo de energía. En este sentido, hay que destacar que no existe un registro de profesionales auditores energéticos, ni de empresas auditoras, ni organismos de certificación de estas empresas.

    Normalmente en el análisis a realizar se tienen en cuenta los siguientes parámetros:

    • Hábitos de consumo

    • Equipos de calefacción y climatización

    • Equipos eléctricos

    • Equipos de iluminación

    • Aislamiento térmico de la instalación.

    Tras este análisis especializado, se redacta a modo de Plan de Ahorro energético, una batería de medidas para corregir el exceso de consumo.

    Cada una de las medidas se clasifica según el ahorro energético, el ahorro económico que supondría, la inversión necesaria para implementarla y su período de retorno económico. Esto incluye en muchos casos la posibilidad de diseñar instalaciones de energía renovable, en el lugar más adecuado y con la tecnología que más se adapta a las necesidades de cada instalación.

    AUDITORIAS ENERGETICAS CONFORME A LA NORMA UNE 216501

    El esquema de auditorías energéticas se implementó a partir de la Directiva

    93/76/EEC del 13 de Septiembre de 1993 con la consecución en España de hasta la norma UNE-EN 216501:2009 "Auditorías energéticas", elaborada por el Comité Técnico de Normalización 216 de AENOR. Este estándar de calidad es uno de los primeros que se realizan en el mundo.

    La norma UNE 216.501 regula las auditorías energéticas y sus requisitos, por lo que impone una metodología uniforme para realizarlas. La verificación de Auditoría energética de acuerdo con la norma UNE 216501:2009 es posible realizarla, y asegura que la auditoría energética se ha realizado cumpliendo los requisitos establecidos en la citada norma, otorgando confianza en sus resultados.

    Esta verificación puede realizarla AENOR, obteniéndose el certificado de AENOR de Verificación de la Auditoría Energética.

    Hay que tener en cuenta que la calidad y el alcance de las auditorías energéticas varían en gran medida dependiendo de la empresa de ingeniería/ consultoría que las realice.

    Por ello AENOR ha elaborado esta norma que especifica los criterios de calidad que debe cumplir una auditoría energética en cuanto a ámbito y alcance, tecnología y metodología de análisis, la contabilidad energética de los procesos de la organización auditada y la forma de presentar las propuestas de mejora y, así, hacer comparables y unificar las auditorías energéticas, con la posibilidad de que un tercero independiente verifique que la auditoría se ha realizado conforme a la norma.

    Con ello se garantiza la calidad de la auditoría y la fiabilidad de sus conclusiones.

    Partes: 1, 2
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