- La segmentación del texto
- De la narración intercalada a la mise en abyme
- La primera secuencia (El sueño 1)
- El milagro
- La cifra y el tiempo
- La lógica de los enfrentamientos
Además de ciertos temas (el doble, los espejos, los laberintos, el viaje en el tiempo) y las tramas policiales y metafísicas que la identifican, la obra narrativa de Jorge Luis Borges —especialmente la de Ficciones— se ha caracterizado por una serie de procedimientos y técnicas narrativas que, al cabo del tiempo, se han vuelto también un sello distintivo de su escritura.
Uno de los procedimientos más usados por Borges consiste en intercalar una serie de microrrelatos en la narración principal (marco); bien sea de forma lineal, como en «El milagro secreto» y «Examen de la obra de Herbert Quain»; bien sea en «abismo», tal como puede verse en «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius», «El jardín de senderos que se bifurcan» y «Tema del traidor y del héroe». Esta última variante de intercalación ha recibido los nombres de «abismación», «caja china» y «muñeca rusa».
Pero las técnicas y procedimientos a que hacemos referencia no se reducen sólo a la intercalación. Tal como lo ha hecho notar la crítica, los relatos de Borges están llenos de comentarios explícitos acerca de cómo se cuenta (lenguaje, estilo, estructura narrativa), de burlas a la retórica (a la de otros y a la suya propia) o de acotaciones en las que desmonta los engranajes de esa retórica. Sin embargo, la actitud de Borges trasciende el mero comentario, desmontaje o acotación: en algunos relatos, como «Tema del traidor y del héroe», «El Aleph» y «La busca de Averroes», lo que se tematiza es nada menos que el propio proceso de creación del relato: los pormenores y vicisitudes de su construcción.
En el trabajo que sigue, hemos tratado de analizar e interpretar un relato de Borges a la luz de sus procedimientos constructivos, no sólo porque en este autor toda reflexión implícita sobre retórica narrativa se transforma en elemento metaficcional, sino también porque en Borges —como en Miguel de Unamuno y Macedonio Fernández— los procedimientos constructivos (en este caso hablamos de «el texto en el texto», la «mise en abyme» y otros recursos similares) están sustentados por una clara ideología literaria, hecho que presupone una cantidad de textos en los que se tratan las aristas filosóficas y literarias de estos recursos compositivos.
Cuando pensamos las líneas teóricas que apoyarían los análisis de este trabajo, nos basamos principalmente en la bibliografía semiótica greimasiana (sobre todo en los dos tomos del excelente Diccionario) y en El relato especular, de Lucien Dällenbach; además, también nos beneficiamos de algunos análisis que llevaron adelante otros miembros de la Escuela de París. La coherencia, la brillantez de la exposición y la férrea lógica argumentativa con que habían sido desarrollados estos libros y análisis particulares, los convirtieron en paradigmas especialmente atractivos para nuestro propósito [ver la incidencia de las narraciones intercaladas (NI) y otros procedimientos reflexivos en el análisis y la interpretación de un cuento de Borges].
Pero, al mismo tiempo, otro de nuestros objetivos era demostrar cómo la reflexividad de una NI o de una mise en abyme podía no sólo refrendar la univocidad semántica de la narración marco (NM), sino también subvertirla, trastocarla. Visto que no podríamos alcanzar nuestros objetivos (entre los cuales también se encontraba el análisis de la temporalidad, el valor especular asociado a los números y las codificaciones borgianas para estos valores numéricos) con un solo método de análisis, se planteaba, entonces, el reto de un empaste difícil: ¿cómo unir en una misma aplicación dos métodos de análisis, sin que perdieran sus ventajas heurísticas correspondientes y logrando al mismo tiempo un nivel de operatividad aceptable? ¿Cómo, en pocas palabras, demostrar la interacción semántica mise en abyme-narración marco sobre la base de un análisis semiótico? Esto presuponía un alto nivel de dificultad, porque los análisis funcionan de manera análoga a los procesos de percepción: aquello que actualizamos destaca sobre la base de algo que permanece automatizado, actuante pero imperceptible. En pocas palabras: no podíamos actualizar varias estrategias discursivas al mismo tiempo so pena de resultar incomprensibles nuestros objetivos y confusa nuestra exposición. Sin embargo, como el empeño llevaba implícita esa cuota de riesgo, decidimos tomarla.
Esto debe explicar, en cierta medida, por qué este trabajo tiene un carácter necesariamente híbrido. Por una parte, aspira a ser un análisis semiótico (sin el rigor expositivo habitual del metalenguaje greimasiano) y por otra, un intento de hermenéutica cercano a la «dinámica literaria» (tal como la explicita Menakhem Perry) y al «gesto semántico» de Mukarovsky.
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