Jesucristo no murió en la cruz
Enviado por Omar Ortiz Esparza
- Jesús no debía morir en la cruz, según Escrituras
- Dios salva a Jesucristo de morir en la cruz
- Evidencia literal en Nuevo Testamento
- Relato completo: 40 días después de la crucifixión
- Reencuentro con parientes, asociados y seguidores
- María Magdalena encuentra la tumba Vacía
- María Magdalena abraza a su sobreviviente esposo
- Jesús recibe a los apóstoles hombres
- Camino a Emaús
- Descanso de Jesús en Arimatea
- Jesús en Sicar
- Reencuentro en Scitópolis con seguidores de Filadelfia
- Rumores de sobrevivencia de Jesús
- Gran reunión en Betsaida
- Jesús bendice a mujeres y hombres asociados del Reino de Dios
- Jesús se despide de los Zelotes
- Los Celotas rompen tregua militar
- Reunión pública en Cafarnaúm
- Despedida final del Maestro en Sidón
- Invitación a leer más…
El cristianismo actual basa su doctrina en la supuesta muerte de Jesucristo en la cruz, y su posterior supuesta resurrección y ascensión al cielo, por ello he creído importante invitar a todos los cristianos del mundo a analizar nuevas hipótesis, teniendo en cuenta mi investigación, entregada en el libro VIDA OCULTA DE JESUCRISTO-CRISTIANISMO PRIMIGENIO.
El lector cristiano, después de leer los argumentos que demuestran que Jesús no merecía morir en la cruz, teniendo en cuenta las Escrituras, se sorprenderá al descubrir que su fervor cristiano se incrementará en lugar de disminuirse; y empezará a darle más importancia a las enseñanzas de Jesucristo.
Es impresionante lo que puede hacer un adoctrinamiento de más de 2 mil años, en la interpretación amañada y tergiversada de lo que literalmente expresan las escrituras.
Jesús no debía morir en la cruz, según Escrituras
El Nuevo y el Antiguo Testamento coinciden en señalar que todo el que muere en la cruz es maldito. Veámoslo, en estos dos versículos:
"Cuando uno que cometió un crimen digno de muerte sea muerto colgado de un madero, su cadáver no quedará en el madero durante la noche, no dejarás de enterrarle el día mismo, porque es maldición de Dios, y no has de manchar la tierra que Yahvé, tu Dios, te da en heredad" (Deuteronomio 21, 22-23).
"Cristo nos redimió de la maldición de la Ley haciéndose por nosotros maldición, pues escrito está: «Maldito todo el que es colgado del madero»" (Gálatas 3, 13) Según este versículo, Saulo de Tarso, alias Pablo, confirma que quien muere en un madero es un maldito.
¿Cómo podría Dios permitir que su amado Jesús muriera en la cruz? Una persona maldita es aquella que se encuentra totalmente privada de la Gracia y Amor de Dios; que rompe todos sus vínculos con Dios y se convierte en su enemigo.
Según la tradición religiosa, a un hombre se le considera maldito cuando su cerebro y corazón se ha apartado de Dios, se oscurece totalmente; cuando, privado de la misericordia divina y del amor divino, desprovisto de su conocimiento y lleno de maldad, queda invadido por el veneno del egoísmo y la codicia; cuando no permaneciera en él ni un solo rayo de amor y conocimiento divino; cuando se rompe el lazo de la lealtad entre él y Dios y surge el odio, el desprecio, el rencor y la agresividad, hasta el punto de que Dios y él se hacen enemigos mutuos; y cuando Dios se cansa de él y él se cansa de Dios; en una palabra, cuando se convierte en heredero de todos los atributos del Maligno. En términos generales, así es definida, por los grandes teólogos, la condición de una persona maldita. ¿Podemos pensar acaso, que Jesucristo sintiera alguna vez en su cerebro y corazón estar separado de Dios, que fuese enemigo de Dios y que estuviese sumergido en la oscuridad de la incredulidad y la negación?
Si Jesucristo nunca estuvo en ese estado, y su cerebro se mantuvo siempre repleto de amor y de luz divina, es nuestro deber cuestionar, si podemos afirmar alguna vez, que una maldición de Dios hubiese recaído sobre Jesús con todo su nefasto significado. Nunca. Corregir es de humanos, recapacitemos a la luz de los hechos, relatados en el libro VIDA OCULTA DE JESUCRISTO-CRISTIANISMO PRIMIGENIO.
Por amor a Dios y a Jesucristo, no seamos tan contradictorios; por un momento afirmamos que Jesús es luz para el mundo, que es nuestro guía espiritual, que es un hijo amado por Dios por haber sido elegido, ungido (Cristo) para una misión divina ¿Cómo a pesar de estas condiciones puras y santas, podría atribuírsele a Jesús una maldición, con todo su significado? No es posible, me niego a creerlo.
A lo largo de todo su ministerio, Jesús había insistido a sus discípulos sobre la importancia y eficacia de las oraciones. ¿Cómo podían, pues, ser rechazadas sus plegarias, esa noche en Getsemaní, ofrecidas en presencia de sus discípulos? El rechazo de tales fervientes plegarias, del propio Jesucristo, hubiera acabado con la fe de sus discípulos. Creo que Nuestro Padre del cielo aceptó las plegarias de su humilde y amado siervo y le salvó de la muerte maldita en un madero.
Jesús no murió en la cruz, ya que su personalidad no merecía las consecuencias que acarreaba la muerte en la cruz, y, por tanto, quedó libre de las implicaciones impuras de una maldición.
"Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto, donde permanecerás, hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo" se lee en el N.T tradicional. Quienes creemos que Dios le salvó de morir a manos del tetrarca, y que luego lo trajo de regreso vivo y sano de Egipto, debemos negarnos a creer que Dios fuese a permitir que muriera como un maldito.
Jesús oró a Dios en Getsemaní la noche anterior, postrado y con lágrimas, para que fuera salvado de alguna trampa y engaño; y tales plegarias, ofrecidas con tanta humildad, es difícil concebir que fueran desoídas. Las súplicas sinceras de un elegido de Dios, realizadas con tanta fe, para que la entrevista con Anás y Caifás fuera de gran provecho para la causa de todos, no podían ser desatendidas.
Cualquier persona tiene siempre la posibilidad de negar la verdad más clara; puede negarse a aceptarla por prejuicios nacidos de su credo, pero la honradez, a la luz de los hechos reales, racionales y lógicos, expuestos en VIDA OCULTA DE JESUCRISTO, debe convencernos que Dios le salvó de morir en la cruz.
Sabiendo Jesús que muy pronto sería escoltado para ser conducido, desde Getsemaní, ante Anás y Caifás, y previendo que algo pudiera salir mal, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: "Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; sin embargo, no se haga como quiero, sino como quieres tú. Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad" (Mt 26, 39).
Esa oración ofrecida con tal humildad no podía quedar desoída; y es que el grito de un elegido de Dios, dirigido en un momento de amargura, nunca es rechazado. ¿Por qué iba, pues, a ser desoída la oración de Jesús, que había implorado a Dios con corazón adolorido y en estado de profundo desconsuelo? Jesús había dicho: El Padre que está en los cielos nos escucha. Por tanto, si no iba a ser oída su oración, dirigida en estado tan profundo de aflicción, ¿cómo podría decir Jesús que Dios escuchaba sus oraciones?
Los Evangelios muestran también que Jesús tenía en su cerebro y corazón la certeza de que su plegaria iba a ser aceptada; tenía una gran confianza en la oración. A menudo se le escuchaba decir: "Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama" (Mt. 7, 7-8).
Las dos referencias al Evangelio de Mateo demuestran que Jesús estaba firmemente convencido de que su oración sería oída y aceptada, que sus súplicas hechas durante la noche no se perderían, dado que Él mismo había enseñado a sus discípulos, con autoridad divina: "Cuando oréis, la oración será escuchada". Él sabía que para Dios no había nada imposible y que él era quien determinaba si un acontecimiento debía o no suceder, pero sin violar sus propias leyes naturales. Fueron muchas las circunstancias que misteriosamente confluyeron para que Jesús no muriera en la cruz. Léase el Nuevo Testamento tradicional después de leer la biografía completa de Jesucristo (VIDA OCULTA DE JESUCRISTO), que tiene en cuenta los evangelios y los apuntes del Apóstol Andrés, ignorados en la compilación del N. T., impuesto por Constantino I.
Si nuestro Padre del cielo hubiese desatendido su oración, imaginen las consecuencias para la fe que tenían en Él todos los que habían tenido la bendita oportunidad de escucharle. ¿Cómo era posible presentar ante los discípulos un ejemplo destructor de su fe?
Ese desafortunado ejemplo habría sido fatal para la fe cristiana auténtica de todos sus asociados y seguidores. Por lo tanto, el Dios Misericordioso no podía menos que aceptar su oración. Y es, ciertamente, la oración ofrecida en Getsemaní la que fue aceptada.
Jesús y su movimiento Reino de Dios salió fortalecido después de haberse salvado de morir en la cruz, a tal punto, que siglos después seguimos creyendo en sus enseñanzas y en el poder de la oración.
Para la época, si una persona se salvaba de morir en la cruz, no sería una exageración decir que había resucitado. No hay duda que, después de sufrir tanto, el escape de Jesús de la muerte fue un milagro; no fue un acontecimiento ordinario; pero pensar que había muerto y resucitado, es erróneo. Y si verdaderamente hubiese resucitado, lo hubiese hecho en cuerpo astral, divino, celestial, y se le hubiese aparecido a sus enemigos, y no tendría que presentársele únicamente a los suyos a puertas cerradas, como lo hemos visto en los apuntes del Apóstol Andrés, escriba de su movimiento Reino de Dios.
Cuando un hombre se salva, en última instancia, de morir, el general de las personas expresa la idea con la frase idiomática: "ha resucitado", "ha renacido", "Dios le ha dado una segunda oportunidad de vida". ¡Y quien más que Jesús, merecía ser salvado de morir en un madero! Ninguna persona sensata, racional y lógica dudaría en expresar la idea de ese modo.
En el Evangelio de Bernabé, que puede encontrarse en el Museo Británico, ignorado también en el Concilio de Nicea I, se afirma literalmente que Jesús no murió en la cruz. ¿Quién no ha sabido de casos, en el que Dios ha salvado la vida a personas justas, en circunstancias difíciles de explicar más que como un milagro divino? El milagro más grande en la vida de Jesús fue no haber muerto en la cruz; y fortaleció su creencia de ser un ungido (Cristo) por Dios, para su tiempo.
Según las Escrituras, Jesús no debía morir en la cruz, pues Él fue un auténtico y sincero profeta, como lo fue Moisés, Jonás, y Mahoma; a quienes Dios también salvó de morir antes de cumplida su misión terrenal.
"El faraón supo lo que había pasado, y buscaba a Moisés para darle muerte; pero éste huyó del faraón y se refugió en la tierra de Madián." (Éxodo 2, 15). Pero la providencia Divina le salvó de morir y pudo Moisés cumplir su misión divina y morir a una avanzada edad.
Así como existió una conspiración para asesinar a Moisés, de igual manera, hubo un plan secreto en la Meca, en el lugar llamado Dar-ul-Nadwa, para asesinar al Santo Profeta Mahoma (Como es costumbre dentro de mis hermanos islamistas, yo también afirmo: La paz y bendiciones de Dios sean con él; y, por supuesto, con Moisés y con Jesús); pero el Dios Poderoso salvó a estos dos grandes profetas de los designios malvados.
"Desde el vientre del pez dirigió Jonás su plegaria a Yahvé, su Dios, diciendo: "Clamé a Yahvé en mi angustia, y Él me oyó. Desde el seno del seol clamé, y tú escuchaste mi voz. Había bajado ya a las bocas del hades, la región cuyos cerrojos se echaron sobre mí para siempre; pero tú, Yahvé, mi Dios, salvaste mi vida del sepulcro". (Jonás 2, 1-7).
Así mismo, desde la cruz, dirigió Jesús su plegaria a Dios Padre: "Eli, Eli, lamma sabachtani" Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué no iba a ser Jesús salvado si había orado con igual fe y vehemencia que Jonás, Moisés y Mahoma? ¿Por qué no iba a ser oída la oración del Santo Profeta Jesús, si Dios escucha las oraciones de sus ungidos siervos, y frustra los planes de los malvados?
"En verdad, en verdad os digo que el que cree en mí, ése hará también las obras que yo hago, y las hará mayores que éstas, porque yo voy al Padre; y lo que pidiereis en mi nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo; si pidiereis alguna cosa en mi nombre, el Padre os lo concederá"
¿Qué ánimo o fe tendría usted o yo para pedir en oración a nuestro señor Jesucristo para que interceda ante nuestro Padre del cielo, si Él, siendo uno de sus hijos consentidos, no hubiese sido escuchado en el momento que más lo necesitó? Vana hubiesen sido sus palabras cuando habló a sus discípulos en esos términos.
No fue una ni dos veces, fueron incontables las veces que Jesús resaltó la importancia y necesidad de orar, garantizando ser escuchado si la oración se hace con absoluta fe. Fueron varias las veces que la gente le escuchó decir: "En verdad os digo que si tuviereis fe y no dudareis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que si dijereis a este monte: Quítate y échate en el mar, se haría, y todo cuanto con fe pidiereis en la oración lo recibiríais. (Mat 21, 21-22).
El Corán dice: "Su nombre será el Mesías, Jesús, hijo de María, honrado en este mundo y en el futuro, y por todos aquellos que reciban la cercanía a Dios". "¡Oh Jesús! Te libraré de estas acusaciones; demostraré tu inocencia y retiraré las acusaciones dirigidas contra ti por judíos y cristianos". Estas fueron palabras del Santo Profeta Mahoma, QUE SE NEGÓ A CREER QUE Jesús hubiese muerto como un maldito en un madero.
Alcanzar la salvación, si está apoyado en una base auténtica, es algo que vale la pena desear; pero mantener el deseo de salvación que suprime la verdad, y que sostiene, en relación a un santo profeta y un hombre más devoto que cualquier otro, la creencia de que fue un maldito; para el autor de VIDA OCULTA DE JESUCRISTO, no tiene justificación alguna; además, pierde méritos el profetazgo de misión divina y apostolado humanista pacifista, encarnado en la persona de Jesús.
Está más de acuerdo con la Voluntad Divina el hecho de que Jesús sobrevivió. Veamos cómo el Dios Todopoderoso creó circunstancias extraordinarias para salvar a Jesús de morir en la cruz.
Dios salva a Jesucristo de morir en la cruz
Dentro del plan divino para salvar a Jesús (no a la humanidad, pues, cada persona es juzgada según sus pensamientos, palabras y acciones), se presentaron circunstancias extraordinarias para no permitir su muerte en un madero, es decir, como un maldito.
¿Cuál ha sido la forma más frecuente de la intervención divina, vistos en muchos relatos bíblicos y no bíblicos? Indudablemente, los sueños.
Como devoto creyente en Dios, creo, con gran firmeza, que el sueño de Claudia Prócula, esposa de Pilato, fue el inicio del plan divino para salvar a Jesús de la muerte, y para respaldar a este auténtico y sincero profeta en lo que decía sobre la importancia y efectividad de la oración, hecha con fe y devoción, y con acto de contrición de no volver a infringir las leyes divinas y humanas.
Jesús estaba vestido elegantemente como para una gran entrevista, lo que le daba un aspecto muy diferente al de un vulgar criminal de los que Pilato estaba acostumbrado a sentenciar; y sobre todo, porque después de interrogarlo, lo encuentra inocente. Si no hubiese sido por la amenaza de Caifás, de acusarlo ante el emperador Tiberio, de no sentenciar a un judío que se hacía llamar rey; y conociendo Pilato lo intrigante que era Caifás, temió ser destituido del cargo de gobernador en Judea; por eso, se lava las manos, es decir, lo sentencia contra su voluntad, dejando a un Pilato dispuesto a conceder pronto la petición de entregar su cuerpo a José de Arimatea, sin investigar y asegurarse de que Jesús estuviese realmente muerto, y en tan poco tiempo.
Otra gran circunstancia favorable, lo fue el hecho de que Marta, la hermana de Lázaro, fuese una de las damas voluntaria que daban bebida narcótica para aliviar el sufrimiento de los crucificados; y que hubiese sido ella quien preparó la fórmula que bajó la fiebre mortal de Lázaro, dejándolo en un estado cataléptico bastante parecido a la muerte; y para hacer perfecto el plan divino, la iluminó para que se le ocurriera preparar esa bebida con la noble intención de aliviar el sufrimiento de su Maestro, en lugar de preparar la misma bebida que había preparado para anteriores crucificados. Ella jamás imaginó que la apariencia de muerto, casi real, facilitaría que los soldados romanos lo creyeran efectivamente muerto; pues con esa intención la bebían los faraones de Egipto, para que experimentados médicos lo declarasen muerto, y después aparentar una resurrección a los tres días, y a partir de ese momento ser venerados como dioses.
El plan divino no podía fallar. Después que Jesús entra en un estado de muerte aparente, la gracia y la misericordia de Dios hizo que se presentara un pésimo clima; el día se oscureció pronto por una tormenta de arena fina, proveniente del desierto, lo que obligó a sanedristas enemigos, sádicos y curiosos, parientes y amigos a abandonar prontamente el Gólgota. Los soldados romanos también querían poner fin a su labor, y por eso, quisieron desocuparse lo más pronto posible.
La lectura atenta del N.T. demuestra que Jesús no estuvo en la cruz durante tres días; tampoco tuvo que sufrir insolación, hambre o sed durante tres u ocho días. Por el contrario, sólo permaneció en la cruz durante pocas horas de un viernes, sólo pocas horas antes de la puesta del sol, ya que el día siguiente era doblemente sagrado; era el sábado semanal y de pascua, último día de la gran fiesta de los judíos. Según la costumbre judía, era ilícito dejar que alguien permaneciera en la cruz en el día del sábado o durante la noche anterior a él. Los judíos observaban el calendario lunar, considerándose la puesta del sol como el comienzo del día siguiente. Prácticamente, en la tarde del viernes ya era sábado.
Quienes crean en mi relato pero no sean devotos creyentes de Dios, pensaran que fue otra gran coincidencia que el capitán Mangus estuviese agradecido con el Maestro, y fuese asignado para el caso Jesús de Nazaret. Por eso, cuando José de Arimatea quiso que no profanaran el cuerpo del Maestro quebrándole las piernas, es probable que el soldado quebrador de piernas, en esa tarde, mirara al capitán, y éste estuviese mirando hacia otro lado o simplemente se encogiera de hombros, como para dejarle la decisión de recibir la propina de José. Al fin y al cabo, daba lo mismo entregar un cadáver con o sin las piernas rotas.
Que José de Arimatea fuese rico y tuviese un sepulcro privado para que Jesús no hubiese sido enterrado bajo metros cúbicos de tierra, fue otra extraordinaria circunstancia. Por voluntad divina, Jesús fue llevado a una tumba espaciosa donde se le pudo curar y vigilar durante todo el tiempo que permaneció dentro de ella. Que Nicodemo hubiese sido médico y, como tal, pudo reconocer que su Maestro estaba vivo y supo cuidarlo para su pronta recuperación, fue el broche de oro con el que Dios completaba su plan divino para salvar a Jesús de morir en la cruz, y para que saliera vivo y bastante recuperado de la Tumba.
Y al igual que la posibilidad de que Jesús fuese muerto durante el viaje de ida y vuelta de Egipto, era contrario a la voluntad suprema de Dios que Él muriera en un madero.
Quien quiera ser salvado por Dios que haga méritos como Jesucristo; y que aplique sus enseñanzas. Considero bastante oportuno transcribir nuevamente lo que dice el apóstol Juan: "El que dice, «Lo conozco», pero no obedece sus instrucciones, es un mentiroso y la verdad no está con él. El que le obedece, en cambio, en ése de veras se realiza plenamente el amor de Dios. Así nos damos cuenta de que estamos en él. El que dice que continúa en él, ése debe comportarse como él se comportó. Carta de Juan 1, 5, no incluida en el N.T. compilado en el Concilio de Nicea I.
Si Jesucristo hubiese resucitado en cuerpo astral o celestial, sin posibilidades de ser detenido, y si Dios hubiese estado interesado en demostrar, sin la más mínima duda, que Jesús había encarnado con doble naturaleza (humana y divina), porque estaba decidido a salvar a esta humanidad pecadora, muy seguramente Dios, hecho Jesús, se le hubiese aparecido a Caifás y a todos sus secuaces conspiradores, que pidieron su crucifixión; y para que todos los jueces y poderosos del mundo ejerzan sus funciones con honestidad y justicia, también se le hubiese aparecido a Pilato, un juez débil y mezquino, que por intereses terrenales cedió a las presiones del tribunal sanedrista de inquisición. Al respecto, el N. T. es muy claro cuando afirma que únicamente se le apareció a los suyos, es decir, a amigos y parientes.
Yo creo que nuestro Dios Padre tiene el poder para resucitar, pero me parece que ésta no es la manera cómo Él opera; creo que no necesita transgredir las leyes naturales que Él mismo creó. A Él le bastaba no permitir que muriera. Indudablemente sobrevivir a la crucifixión era todo un milagro. Cuando alguien se salva de una muerte inminente decimos que ha renacido; y el sinónimo de resurrección es renacer. La historia de la humanidad es abundante en testimonios y hechos reales extraordinarios de personas que han sobrevivido a circunstancias impensadas.
De haber muerto efectivamente en la cruz, Jesús habría fracasado en el cometido que le fue asignado. Quiero decir que Jesús no debía morir sin haber antes predicado a las tribus perdidas de Israel, y haber demostrado que Dios escucha nuestras oraciones.
Si hubiese resucitado, lo habría hecho con un cuerpo espiritual y eterno, es decir, que hubiese adquirido un cuerpo inmortal sin heridas recientes de clavos usados en la crucifixión, libre de la necesidad de caminar y de sentir hambre, sed y cansancio; y no hubiese necesitado de 40 días para despedirse de sus parientes, amigos y seguidores.
Evidencia literal en Nuevo Testamento
Haciendo una lectura al Nuevo Testamento, de manera literal, sin interpretaciones dogmáticas, se descubre que efectivamente Jesús sí fue crucificado, pero no murió en la cruz.
Los siguientes versículos son extractados de la Biblia, NÁCAR COLUNGA, una versión traducida directamente de las lenguas originales por NÁCAR Fuster y Alberto COLUNGA, editada en Madrid en 1985, como la primera versión de Biblia en lengua castellana, siendo una traducción lo más fiel y exacta posible del texto original, según lo afirma el Editor bíblico.
La crucifixión era una manera de torturar durante 3 y hasta 8 días a condenados a muerte, para persuadir a criminales de no infringir leyes. Jesucristo duró tan sólo seis horas en la cruz.
Marcos 15, 44: "Pilatos se maravilló de que ya hubiera muerto, y haciendo llamar al centurión, le preguntó si en verdad había muerto ya"
José de Arimatea, después de despertar a Jesús al tercer día, le corta el pelo y la barba y le viste con vestiduras de hortelano. En Juan 20, 15: "ella, (María Magdalena) creyendo que era el hortelano, le dijo: Señor, si le has llevado tú, dime dónde le has puesto, y yo le tomaré. Díjole Jesús: ¡María! Ella, volviéndose, le dijo en hebreo ¡Rabboni!, que quiere decir Maestro"
"Después de esto se mostró en otra forma (figura distinta) a dos de ellos que iban de camino y se dirigían al campo" (Marcos 16, 12). Ellos le invitan a quedarse para evitar peligros nocturnos. "Obligáronle diciéndole: Quédate con nosotros, pues el día ya declina. Y entró para quedarse con ellos" (Lucas 24, 29) Lucas 24, 15-16 dice: "…el mismo Jesús se les acercó e iba con ellos, pero sus ojos no podían reconocerle"
La tumba en ningún momento fue cerrada. Lucas 24, 2-3: "Y encontraron removida del monumento la piedra, y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús"
"Hasta el día en que fue arrebatado a lo alto después de haber dado instrucciones –movido del Espíritu Santo– a los apóstoles que había elegido, a los cuales, después de su pasión, se presentó vivo, con muchas pruebas evidentes, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del Reino de Dios" (Hechos 1, 2-3 del N.T.) En esta cita bíblica dice: "Se presentó vivo", no dice: se les apareció como un fantasma resucitado; esa es una interpretación como resultado de más de dos mil años de adoctrinamiento.
Por motivos de seguridad, Jesús no se presentó ante sus enemigos ni tampoco ante personas que pudieran delatarlo, como así lo hace constar el Nuevo Testamento. En ninguna parte dice que se le apareció a Pilato o a cualquiera de sus enemigos del Sanedrín.
En el siguiente versículo, los lectores suponen que Jesucristo, como un ser resucitado atraviesa paredes para ponerse en medio de ellos. No caen en cuenta que los apóstoles como personas perseguidas deben reunirse a puertas cerradas:
"La tarde del primer día de la semana (domingo), estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por temor de los judíos, vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo:-La paz sea con vosotros. Y diciendo esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron viendo al Señor. Díjoles otra vez: la paz sea con vosotros." (Juan 20, 19-21)
Reconfirme lo dicho por Juan en el siguiente párrafo escrito por Lucas: "Mientras esto hablaban, se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz sea con vosotros. Aterrados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Él les dijo: ¿Por qué os turbáis y por qué suben a vuestro corazón esos pensamientos? Ved mis manos y mis pies, que soy yo. Palpadme y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Diciendo esto, les mostró las manos y los pies. No creyendo aún ellos, en fuerza del gozo y de la admiración, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Le dieron un trozo de pez asado, y tomándolo, comió delante de ellos." (Lucas 24, 36-43)
"Le dieron un trozo de pez asado, y tomándolo, comió delante de ellos.", para demostrarles que seguía siendo un cuerpo humano físico con estómago, que aún siente hambre.
Insiste en decirles: "Palpadme y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo." De manera insistente les dice que Él no es un resucitado, que no es un cuerpo astral, que Él es el mismo que fue crucificado: "Ved mis manos y mis pies, que soy yo."
Los evangelios no dicen que les mostró herida de lanza que supuestamente atravesó su corazón. No hubo atravesada de corazón con lanza alguna, se trató de una punzada superficial para comprobar su estado de muerto o vivo, a tan sólo seis horas de crucifixión.
Jesús desea despedirse de sus hermanos, hijos también de María y José y les pone cita en Galilea, fuera de la jurisdicción de Pilato. "Partieron ligeras del monumento, llenas de temor y de gran gozo, corriendo a comunicarlo a los discípulos. Jesús le salió al encuentro, diciéndoles: Salve. Ellas, acercándose, asieron sus pies y se postraron ante él. Díjoles entonces Jesús: No temáis; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea y que allí me verán." (Mateo 28, 8-10)
Cuando Jesús fue interrogado sobre la resurrección, Él respondió con absoluta claridad:
"Los que experimentan la resurrección son más parecidos a los ángeles del cielo, sin las necesidades de la carne, nunca mueren y son eternamente los hijos de Dios; son los hijos de la luz, resucitados al progreso de la vida eterna. Así pues, yo declaro que nuestro Padre no es el Dios de los muertos sino el de los vivos. En Él todos nosotros vivimos y nos reproducimos y poseemos nuestra existencia mortal. Recordad siempre que los resucitados son como los ángeles que ni se casan ni son dados en matrimonio, porque son inmateriales, criaturas puramente espirituales. En las esferas celestiales, la resurrección de los muertos se da sin la carne que tenían mientras vivían." (Texto parecidos en: Mateo 22, 23-33; Marcos 12, 18-27; Lucas 20, 27-40).
La gran mentira de lo sucedido se empieza a gestar con una falsa noticia de sus enemigos:
"El anuncio a los judíos. Mientras iban ellas, algunos de los guardias vinieron a la ciudad y comunicaron a los príncipes de los sacerdotes todo lo sucedido. Reunidos éstos en consejo con los ancianos, tomaron bastante dinero y se lo dieron a los soldados, diciéndoles: Decid que, «viniendo los discípulos de noche, le robaron mientras nosotros dormíamos». Y si llegase la cosa a oídos del gobernador, nosotros le convenceremos para que no os inquietéis. Ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había dicho. Esta noticia se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy." (Mateo 28, 11-15).
Análisis Literal: Decid la siguiente mentira: "que, «viniendo los discípulos de noche, le robaron mientras nosotros dormíamos" Vuelva a leer: "tomaron bastante dinero y se lo dieron a los soldados, diciéndoles: Decid que," El soborno quedó consumado: "Ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había dicho" Es difícil creer que el gobernador Pilato, hubiese destinado varios soldados romanos para cuidar un cadáver de judío.
"Tomas, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Dijéronle, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado, no creeré." (Juan 20, 24-25). Este versículo dice a secas "hemos visto al Señor" dejando implícito que lo vieron en carne y hueso, no dice "Jesús ha resucitado".
En ninguno de los 4 evangelios se encuentra la afirmación de que Jesús resucitó. Saulo-Pablo un enemigo de Jesús y de su movimiento teocrático, tergiversa los hechos para crear su propia religión. Él no conoció a Jesús, lo perseguía camino a Damasco.
Saulo de Tarso, alias Pablo, certifica que Jesús se le apareció (presentó) a parientes, apóstoles y seguidores, y que a él se le presentó en una visión. "…y que se apareció a Cefas (Simón Pedro), luego a los doce. Después se apareció una vez a más de quinientos hermanos, de los cuales muchos permanecen todavía, y algunos durmieron; luego se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles; y después de todos, como a un aborto, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios." (1 Corintios 15, 5- 9)
Leyó bien: "…se apareció una vez a más de quinientos hermanos" se da cuenta que Jesucristo no murió en la cruz, que después de la crucifixión lo vieron en una multitudinaria despedida en Sidón, antes de partir al exterior.
Sobre el regreso del Hijo del Hombre Lucas 21, 32 asegura que será pronto: "En verdad os digo que no pasará esta generación antes que todo suceda." Los seguidores de Jesús tenían la esperanza de tomar el poder por la fuerza y entregárselo a su Maestro, por lo tanto era posible el regreso pronto de Jesucristo, en caso de derrotar a los romanos.
Por último dice el autor del libro Vida Oculta de Jesucristo:
"En el apéndice comparto mis creencia actuales hasta este punto del relato. En la edición de la obra completa se verá toda la documentación veraz que dan cuenta de la vida y muerte a edad avanzada de Jesucristo en la India; y lo que sucedió con el movimiento Reino de Dios en Palestina. También se rescatará todo lo que se sabe de la vida de María Magdalena, María la madre de Jesús, y del fin de los demás personajes importantes involucrados en la vida y obra de Jesucristo."
Relato completo: 40 días después de la crucifixión
La crucifixión era una manera de torturar durante 3 y hasta 8 días a los condenados a muerte, para persuadir a los criminales de no infringir las normas y leyes de la época de Jesús.
Pilatos se sorprende que Jesucristo a tan pocas horas de crucificado haya muerto:
Marcos 15, 44: "Pilatos se maravilló de que ya hubiera muerto, y haciendo llamar al centurión, le preguntó si en verdad había muerto ya"
Cuando Jesucristo dice tengo sed, Martha, hermana de lázaro, le da de beber la fórmula de la divinización, con la que los faraones entraban en estado cataléptico para luego despertar de la muerte, y aparecer frente a sus súbditos como verdaderos elegidos por Dios para gobernarles, con poder para resucitar y regresar de la muerte.
Esta bebida fue la misma que Martha preparó a su hermano, usada para bajar la fiebre, como último recurso; y es por ello que Jesús dijo: "Lázaro en realidad no está muerto, está dormido, pero yo voy a despertarle (Juan 11,11)"
En la pag 328 del libro VIDA OCULTA DE JESUCRISTO, se puede leer parte de los apuntes del apóstol Andrés, escriba del grupo:
"José, ayudado por su amigo Nicodemo, también sacerdote del sanedrín, condujeron el cuerpo a la tumba privada. José y Nicodemo descargaron el cuerpo en la loza sepulcral, y procedieron a desenvolverlo para ungirlo con mirra, según la costumbre.
Al desenvolver el lienzo, se dan cuenta que, durante la bajada de la cruz, la quitada de los clavos, y en el trayecto del Gólgota al sepulcro, las heridas se volvieron abrir, sangrando profusamente el sudario. Ambos se miraron sorprendidos, y, sin embargo, procedieron a limpiarle las heridas.
Nicodemo, con voz entrecortada, y sus ojos humedecidos, dijo a José:
-José, nuestro Maestro está vivo, mira cómo sangran las heridas mientras las limpiamos. Las manos de Nicodemo temblaban de la emoción, y mientras ayudaba a limpiarlo, apenas acertó decir:
-Los muertos no sangran mi querido José, nuestro Maestro duerme en un estado parecido a la muerte.
Estos dos buenos hombres no tenían ya la más mínima duda de que por el momento el amado Maestro continuaba con vida. Nicodemo correría en busca de plantas anti-inflamatorias y cicatrizantes para sanarle mientras fuera el momento de despertarlo. Nicodemo dijo emocionado a José que iría a comprar todo el aloe vera que pudiera encontrar. Cerca de la tumba, Nicodemo vio unas cenizas que habían quedado de la quema de una planta llamada Fagonia Mollis, e inmediatamente cogió lo que más pudo entre sus manos y se devolvió a la tumba y le pidió a José que pusiera ceniza en las heridas de Jesús, y le indicó dónde encontrar más. Mientras transcurrían los minutos, José observaba que el cuerpo de Jesús no endurecía, como suele suceder con los cadáveres; José, con más esperanzas, curaba las heridas con cenizas de Uraca como también es llamada dicha planta."
Pocos minutos después de una hora, llegó Nicodemo muy agitado, con mucho aloe y mirra. "Llegó Nicodemo,…y trajo…áloe, como unas cien libras" (lo confirma Juan 19, 39)
Según los apuntes de Andrés dados en el Libro de Urantia, se relata lo sucedido el domingo en la madrugada, de la siguiente manera:
José de Arimatea madrugó para ir solo al sepulcro y alertar a Nicodemo y ver qué podían hacer antes de que llegaran las mujeres que querían preparar el cuerpo de Jesús. José de Arimatea y Nicodemo, al ver que las heridas habían secado y que su respiración era normal, decidieron despertarlo, moviéndolo y hablándole suavemente para que no se exaltara al despertar.
Jesús despierta, y sorprendido, pregunta:
-¿O sea que lo de la crucifixión fue una cruel pesadilla?
José, emocionado, le responde:
-Nuestro Padre de los cielos quiso que no murieras aún. Como podrás ver, estamos en un sepulcro.
Jesús dijo:
Gracias a los dos. Gracias Padre por haberme librado de la muerte a manos de necios y ciegos.
-¿Qué harás, Maestro?, preguntó Nicodemo
-Me ocultaré. Necesito nuevas vestiduras y nuevo aspecto —respondió Jesús.
-Iré inmediatamente por navaja y vestiduras. –respondió emocionado, José.
En menos de una hora, José había ido y regresado con todo lo necesario. En menos de 40 minutos Jesús estaba vestido con vestiduras similares a las de un humilde jardinero, estaba afeitado y con el cabello corto. Quedó prácticamente irreconocible para cualquier pariente o amigo.
El cambio debía ser radical para no ser reconocido fácilmente. Sólo los que escucharon su voz lo reconocieron después de mirarlo muy bien, dice el Nuevo Testamento. No podía correr riesgos.
-Salgamos inmediatamente de aquí. –dijo Jesús
Entre cinco y cinco y media de la mañana, los tres escucharon pisadas de personas, y al comprobar que se acercaban a la tumba, decidieron esconderse, pero no tuvieron tiempo de ayudar a Jesús a que se escondiera, de modo que se quedó recostado de espalda contra una roca mientras los otros dos se escondieron en un matorral.
Amigo lector del siglo 21, era claro que Jesús tenía que desaparecer de Palestina. Era, al fin y al cabo, un hombre perseguido. Para no ser descubierto, decide un cambio total en su aspecto exterior, como lo demuestra el texto del Evangelio de Marcos. "Después de esto se mostró en otra forma (figura distinta) a dos de ellos que iban de camino y se dirigían al campo" (Marcos 16,12); aquí se refiere al encuentro con dos campesinos camino a Emaús. Además, en Lucas 24, 15 dice: "…el mismo Jesús se les acercó e iba con ellos, pero sus ojos no podían reconocerle"
"Hasta el día en que fue arrebatado a lo alto después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había elegido, a los cuales, después de su pasión, se presentó vivo, con muchas pruebas evidentes, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del Reino de Dios" (Hechos 1, 2-3 del N.T. Niceno)
"A esos mismos enviados, después de padecer, se les presentó vivo, con muchas pruebas convincentes, dejándose ver por ellos durante 40 días y hablándoles de lo referente al Reino de Dios" (Hechos de los enviados, Lucas (parte II) Prólogo, 1.1, del Nuevo Testamento Original traducido por Hugh J. Schonfield página 187, excluido en el Concilio de Nicea.)
En ambas citas bíblicas dice: "Se presentó vivo", no dice: se les apareció como un fantasma; esa es una interpretación realizada como producto de más de mil años de adoctrinamiento.
A continuación transcribiré textualmente desde la página 333 a 335:
Reencuentro con parientes, asociados y seguidores
Entre el domingo 9 de abril cuando Dios le salva de morir en la cruz, y el jueves 18 de mayo cuando parte hacia el exterior, transcurrieron 40 días. En estos 40 días Jesús realizó varias supuestas apariciones, que en aras de la verdad es más acertado llamar encuentros con parientes, apóstoles, asociados, y seguidores del movimiento político teocrático «Reino de Dios», también conocido como «Nuevo Reino» o simplemente «El Reino».
Por motivos de seguridad, Jesús no se presentó ante sus enemigos ni tampoco ante personas que pudieran delatarlo, como así lo hace constar el Nuevo Testamento niceno.
Es correcto decir que Jesús, después de la crucifixión, realizó varias reuniones y luego subió de Jerusalén a Galilea y después ascendió a la India, por el camino de Damasco.
Si Jesucristo hubiese resucitado como un ente divino, espiritual, no carnal, no en cuerpo humano físico, con el poder de aparecer y desaparecer en un instante, pregunto: ¿para qué iba a necesitar 40 días, para despedirse de los suyos?
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