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Adicciones en el ámbito de las problemáticas Infanto-Juveniles

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    Caso Problema

    1).

    2) ¿Qué delito cometió cada uno y qué pena le correspondería?

    3) ¿Cómo intervendrían con la familia de cada uno?

    4) ¿Propondrían algún accionar preventivo en el club?

    5) ¿Realizaría algún accionar preventivo comunitario barrial? ¿Cuál?

    6) ¿Desde qué Marco Teórico?

    Caso Problema:

    En un club Social y Deportivo de la localidad de San Justo, tres jóvenes compran "cannabis sativa" a Pedro, de 15 años de edad, el cual es adicto y suele vender para conseguir ("salgo a procurar") sus dosis.

    Los compradores son: José, de 13 años; María, de 18 años; y Carlos, de 22 años de edad.

    Los tres jóvenes consumen la marihuana en las instalaciones del club, y un ordenanza, al verlos, llama a la policía.

    María consumió toda la marihuana que había comprado, y fue detenida cuando deambulaba en estado de intoxicación a dos cuadras del club. José y Carlos fueron detenidos en las instalaciones del club con gran parte de las sustancias que le habían comprado a Pedro.

    1). ¿Qué abordaje consideran que tendrían que hacer en cada caso?

    a) en el caso de cada uno de los detenidos (José, María y Carlos)

    b) en el caso de Pedro.

    c) en el club.

    d) en el barrio.

    El abordaje necesario en cada caso surgirá luego de una entrevista exhaustiva con cada uno, y quizás no sea necesario abordaje alguno.

    De hecho, el consumo de drogas se diferencia entre uso, abuso o dependencia de la droga en cuestión. Es fundamental visualizar que cada ser es único e irrepetible, y por tanto es necesario una entrevista con cada uno en función de determinar el tiempo y compromiso de consumo.

    Generalmente el imaginario social actual tiende a pensar que el uso de drogas lleva a una reacción en cadena que indefectiblemente culmina en una adicción, y ésta es una afirmación incorrecta. Quien hace uso no tiene por qué hacer abuso, y quien abusa no tiene por qué caer en una dependencia.

    Además los chicos en cuestión se encuentran en diferentes momentos de vida, pasando por diferentes problemáticas dada sus edades cronológicas, y habría que indagar su historia personal y condiciones de vida actual. Lo relatado en el caso no nos indica que haya que realizar un abordaje en especial. Sí nos habla de Pedro, quien ya vende para procurar su dosis, y aquí puede haber una dependencia, en tanto, con sus 15 años, busca un medio para procurarla. También el hecho relatado nos hace inferir la necesidad de procurar una intervención preventiva en el barrio y en el club para convocar a la reflexión.

    Es una realidad que el ordenanza, en función de prevenir, victimiza a los chicos frente a la convocatoria de la policía que va a resolver la situación desde la perspectiva legal, condenando en forma diferente a cada uno de ellos, sólo por la tenencia, el lugar de consumo y las edades de cada uno. No se va a preocupar por el ser sino en el tener de la sustancia en cuestión, y de su carátula social en tanto ilegal o legal.

    Desde nuestra perspectiva, creemos que para que surja la dependencia son necesarios:

    • Antecedentes: una estructura psicológica con determinadas características, factores biológicos, etc.
    • Condicionamientos: el medio socio cultural al que pertenece el sujeto.
    • Desencadenantes: el momento traumático que promueve al consumo.

    Si Pedro consume en forma abusiva, sabemos que debemos considerar que es un problema con multiplicidad de causas, y como tal debemos integrar, aceptar y tratar a quien lo padece. El tratamiento propuesto por el modelo ético-social creemos es conveniente en tanto se trata de una terapia que no busca eliminar el síntoma, sino remover de base la estructura patológica a través de la reconstrucción y elaboración de las situaciones traumáticas, luego reelaborar la dinámica familiar, y por último permitir y alentar la construcción de un proyecto vital propio del sujeto.

    La idea es realizar un tratamiento ambulatorio, para no aislar al paciente de su medio, con dos sesiones terapéuticas y acompañamiento calificado de requerir mayor cuidado y protección, para facilitar al paciente su reorganización. Creemos que es bueno, según el caso, incluir una serie de entrevistas con los familiares, para asignarle tarea coterapéutica, o bien tratamiento familiar de ser necesario.

    Sería bueno proponer en el club, a través del modelo ético-social, charlas para reflexionar en conjunto con adolescentes, padres, docentes, profesionales, sobre la génesis de una patología en la que la adicción aparece como un síntoma. La idea es en principio proponer unas charlas en el club donde ha ocurrido el episodio y están sensibilizados por la situación, y luego de ahí ver si es posible realizar esta propuesta preventiva en las escuelas u otros clubes de la zona. Lo importante sería generar una acción preventiva encuadrada dentro del modelo ético-social antes mencionado, donde se valoriza la escucha a fin de buscar valores potenciales, desestructurar modelos preexistentes, tomar conceptos y mediante la comunicación de tipo circular reelaborarlos e incorporarlos al repertorio personal del individuo. Ejecutar una acción preventiva es abandonar el lugar del saber absoluto, favoreciendo el protagonismo grupal, para hacer circular el cuestionamiento y así desmitificar a la droga, para ver lo que sucede detrás de ella en cada sujeto, ya que ésta es la real naturaleza del fenómeno.

    2) ¿Qué delito cometió cada uno y qué pena le correspondería?

    Analizar desde lo jurídico el delito cometido por cada uno y la pena correspondiente, nos ilumina la idea socio-política instalada, donde la droga aparece como demoníaca y con vida propia, cuando en realidad es dañina a partir de que un sujeto la ingiere. Es del sujeto de quien nos tenemos que ocupar, no del objeto. Lo que subyace a esta alianza es que se culpabiliza: "el que ingiere el objeto malo no solo se daña, sino que es culpable, y si es culpable hay que penarlo, exterminarlo".

    Ateniéndonos a la Ley 23.737 sabemos que la tenencia de droga es penalizada y será según la edad de la víctima.

    José: según la ley 23.737 Art. 5 inciso "A" será reprimido a reclusión o prisión de 4 a 15 años y multa a quien siembre o cultive plantas , o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes, o materias primas, o elementos destinados a su producción o fabricación. Como José tiene sólo 13 años, sufrirá un arresto, se le abrirá una causa por tenencia pero se le otorga una medida de seguridad curativa que consiste en un tratamiento de desintoxicación y rehabilitación, según Art. 16, por el tiempo que sea necesario a estos fines y cesará por resolución judicial previo dictamen del peritos , con seguimiento del juzgado en cuestión, dejando la causa en suspenso.

    Carlos: según la ley 23.737 Art. 5 inciso "A" será reprimido a reclusión o prisión de 4 a 15 años y multa a quien siembre o cultive plantas , o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes, o materias primas, o elementos destinados a su producción o fabricación. Carlos tiene 22 años y por lo tanto será arrestado. En caso de que de que la cantidad encontrada sea poca, podrá alegar que estaba destinada a uso personal y en ese caso la pena será de un mes a dos años de prisión dependiendo de la reincidencia que haya tenido en los hechos. Se le aplicarían los artículos 17,18 y 21 de la misma ley antes mencionada, pudiendo lograr una medida de seguridad curativa, como en el caso de José.

    María: Posiblemente nada, porque estaba en la calle y sin sustancia encima , a menos que hiciera desmanes en la calle. En ese caso, si comprueban el consumo se le dará una medida de seguridad educativa, según el Art. 21, por tratarse de un principiante o experimentador que no demuestra dependencia física o psíquica, o bien una medida curativa si hay dependencia.

    Pedro: En principio al no estar en el lugar nada, pero si de los testimonios logran dar con su lugar de residencia y se sostiene denuncia, se lo penaliza por el Art. 5 inciso "E" donde refiere a aquel que entregue ,suministre, aplique o facilite a otro estupefacientes a título oneroso, o título gratuito se aplica prisión de tres a doce años y multa. Además en este caso hay agravante por el Art. 11 inciso "E" que aumente la pena en un tercio máximo de la mitad del mínimo por cometer el delito dentro de una institución deportiva donde se realizan actividades acordes. Pedro tiene 15 años y muestra tener dependencia y ya comercializa con ella por lo tanto su único atenuante es ser menor y en este caso se le da una medida de seguridad curativa que generalmente es con un seguimiento de juzgado de dos a tres años

    3) ¿Cómo intervendrían con la familia de cada uno?

    Luego de la intervención policial, cada muchacho va a vivir una problemática diferente en cuanto a lo legal, y a cada familia se le debe dar una contención que busque en principio derrumbar la culpabilidad familiar. Sería conveniente tratar con dos o tres entrevistas con cada familia, y luego generar un espacio de reflexión para ellos, atendiendo a que la familia, así como el individuo o sociedad, es un proyecto vivo. Un proyecto de vida que pasa por pequeños proyectos de la vida cotidiana, la que hacemos todos los días, sin quedar atrapados en ideales muy altos.

    Si pensamos que la familia no es una entelequia que no se sostiene por sí misma, es necesario darle una referencia para que sea continente y dar respuestas a sus integrantes. Necesita de una sociedad que la ayude a encontrar respuestas, que le dé contenido a sus propuestas a través de la escucha y la posibilitación en grupo.

    La adicción en un problema general y social que debemos integrar y articular para no cerrarnos y excluirnos.

    Tratar de generar un espacio para elaborar propuestas, visualizar dificultades y alentar actividades participativas y creativas que revaloricen el valor "comunidad", para que la familia se instale en un lugar mejor sostenido.

    4) ¿Propondrían algún accionar preventivo en el club?

    Insistimos que el modelo ético-social es el más conveniente en tanto no busca capacitar sino reflexionar, desarticular, pensar nuevas propuestas. Si el club es un lugar que convoca a los niños y adolescentes, es un buen lugar para generar participación de ellos, sumados a padres y profesores, en función de pensar por el camino participativo a situar el problema en el sitio justo.

    Enfrentar la drogadicción implica enfrentarnos con nosotros mismos, con nuestras concepciones y valores, actitudes y hábitos. No es pensar en enfrentar a un enemigo que viene de afuera, que podamos atacar y rechazar como si fuera un agente infeccioso.

    Necesitamos dar lugar a transformaciones que surgirán luego de cuestionar nuestras vidas y costumbres para no caer en intervenciones violentas que nos llevan a victimizar y victimizarnos.

    5) ¿Realizaría algún accionar preventivo comunitario barrial? ¿Cuál?

    Si nos referimos a una intervención preventiva comunitaria en el barrio, ya de por sí la convocatoria en el club es prevenir. Si los grupos de reflexión en el club generan posibilidad de acceder a las escuelas esto sería interesante, en tanto posibilita generar un espacio de reflexión con profesores y docentes que generalmente tienden a expulsar a los chicos-problemas, tanto si son violentos, como si consumen, o si tienen embarazos tempranos, etc. No son ellos los culpables de esto, sino una serie de propagandas y políticas que se encargan de ver a la droga como sujeto y no como objeto.

    El adicto remite a una serie de faltas que no son del momento. Su adicción tendrá que ver con algo anterior y con una serie de combinatoria de dificultades. En la escuela se debe dar lugar de pertenencia, lugar de escucha, de entendimiento. El adolescente sufre cambios importantes en la identidad y en las relaciones con los otros, implica el nacimiento de nuevos vínculos y espacios de sociabilidad diferentes a los familiares. Necesitan desplegarse, hacer algo propio, y las instituciones deberían escuchar y abrir el juego en las decisiones que afectan la vida y futuro de todos ellos.

    La sociedad no debería estigmatizar, impedir, evitar, sino aceptar las diferencias, ampliar los espacios de decisión, de diálogo y construcción colectiva, en los que los adolescentes encuentren su lugar desde sus particularidades y anhelos, para dar lugar a la práctica de su ciudadanía.

    Por lo expuesto, es útil acceder a las escuelas como forma de prevención comunitaria barrial, en tanto es una institución que da lugar a la socialización secundaria de los chicos.

    6) ¿Desde qué Marco Teórico?

    Este último ítem contempla el Modelo Preventivo a ser aplicado y cuya elección significa una definición estratégica, un lineamiento que adelanta criterios y formas de intervención.

    Si entendemos que toda propuesta preventiva no es azarosa y se diseña desde un encuadre teórico-conceptual, con un marco ideológico, es necesario explicar por qué en el trabajo adherimos al modelo ético-social.

    Este modelo, basado en una sociología crítica, define a la droga como un significante social que encubre y hace que no nos preguntemos por el sentido.

    Considera la adicción como síntoma y centra la atención en el individuo que padece de múltiples causas. Su abordaje tiene en cuenta antecedentes, condicionamientos y desencadenantes. Busca que las drogas no sean protagonistas, sino el individuo, la familia y la sociedad.

    A nivel preventivo plantea una intencionalidad transformadora, al problematizar el significado social del consumo y cómo se naturaliza éste en el imaginario social. Propone articular acciones interdisciplinarias e intersectoriales, reivindicando el protagonismo de todos los actores sociales a través de una elaboración común y solidaria.

    El consumo de drogas representa el malestar cultural en la vida de los pueblos. Somos sujetos con derechos y responsabilidades que merecemos protección y garantías. Actualmente, el mundo globalizado y basado en el consumo no respeta nuestra autonomía, se contradice en los valores que nos enseñan y nos infantiliza; además nos hace creer en oportunidades igualitarias que carecen de sentido y son inexistentes, ya que el diferente es marginado y expulsado.

    Se condena el consumo y se fomenta el consumismo. La droga en el lugar del sujeto facilita el hallazgo de un enemigo para reeditar la dinámica de inclusión y expulsión.

    Toda esta lectura social hace que su modelo sea a nuestro entender mucho mejor que el ético-jurídico, el médico-sanitarista o el psico-social. Quizás tengamos que adentrarnos en el modelo geopolítico-estructural para calificarlo mejor.

    Claudia Montes de Oca