El Código de Hammunrabí (2100 a. C) demuestra como ley acciones de "ayuda al necesitado", así como a la "ética del hombre en las relaciones sociales". Otro de los documentos antiguos que antecede al Trabajo Social fueron, la "Doctrina de la armonía", desarrollado por Confucio (551-478 a. C); y las "Técnicas budistas" de los brahmanes (s. V). Al poner en práctica la doctrina de la armonía el hombre no solo hacía culto a los antepasados y el dominio de sí, sino que además desarrollaba cualidades como la bondad y la humanidad hacia sus semejantes. Estas enseñanzas fueron difundidas por Confucio y su discípulo Mencio, los primeros en promover el ideal de beneficencia en la civilización China. Las técnicas budistas, si bien no forman parte de ninguna de las categorías del pensamiento occidental, ayudaban a liberar al hombre de la ignorancia, el sufrimiento, hasta alcanzar un estado de paz absoluta de la mente en su relación con el medio social.
También debemos mencionar, como antecedentes del Trabajo social, las escrituras del Antiguo Testamento y el Tórah de la antigua ciudad de Israel, en la cual se hace enmarca la ayuda al necesitado como una exigencia de la justicia divina. En el Corán del Islam se enuncia, entre sus deberes religiosos, las formas de ayudar al prójimo: al ofrecer limosnas y socorrer al prójimo durante todo el mes santo del Ramadán, de la salida a la puesta del sol.
La civilización de la Grecia clásica también se aportó algunos textos que demuestran su interés por ayudar de los más necesitados, en figuras como Platón (La República) y Aristóteles (La Política). Dos "filósofos que persiguieron una misma línea de pensamiento aristocrática", y por ello aplicarían la misma teoría del orden natural de las cosas tanto al hombre como a la sociedad. Esta concepción filosófica solo permitía justicia a los hombres en la medida que las ciudades eran justas, y esto solo se conseguía manteniendo la estructura clasista que por naturaleza le fue consagrada a cada hombre en la ciudad. Todo ello justificaría la inexistencia de instituciones de beneficencia durante este periodo; el surgimiento de las mismas hubiese atentado en contra del supuesto "orden natural" que los hombres establecían dentro de la sociedad. Cave destacar que la realización de estas obras respondía principalmente a su propia condición de hombres pobres, característica que predominaba en la población griega conjuntamente con los esclavos, la cual condujo a Aristóteles a plantear, en los finales de su obra, la importancia de dividir las propiedades sobre la tierra para socorrer la necesidad común y la de otros. Estas ideas representan un modesto esfuerzo por llegar a lo que más adelante Roma convertiría en instituciones de beneficencia. Estas, que serían las primeras instituciones de "acciones sociales benéficas" fueron autorizadas por el emperador romano Marco Nerva entre los años de su mandato (96-98), quien instituyó todo un sistema alimenticio para ayudar a los pobre y asegurar la nutrición de los niños.
También, en los Evangelios y las Carta de los Apóstoles se muestra al hombre, en el camino para alcanzar la "salvación eterna", la ascensión a un reino que comenzaba en la tierra, la necesidad de realizar hechos o acciones que demostrasen la ayuda al se humano. Ya en el Nuevo Testamento, para poder ascender al Reino de los Cielos, las acciones debían trascender el hecho externo de dar limosnas u ofrecer ayuda, se requería ahora de otras motivaciones más internas y espirituales como la de "amor incondicional".
Desde las Actas de los Apóstoles existe una continuidad de métodos sobre la ayuda a los más necesitados. En la época de los primeros cristianos, todavía influenciados por el espíritu evangélico trasmitido y vivido por los Apóstoles, se facilita la organización de ayuda a los más necesitados. Con este propósito se conformaron las diaconías y los ágapes para ofrecer "servicios de asistencia".
Si bien estas acciones se desarrollaron a lo largo de la historia, en épocas distanciadas en el tiempo, en situaciones económicas, sociales y culturales distintas, mantuvieron un ideal común como punto de partida: la intención de ayudar a aquellas personas que, por su condición social, les resultaba difícil hacerlo por si mismos; formaciones económico sociales en las cuales, diferencias cada vez mas crecientes entre los hombres, podrían revertir el orden socialmente establecido. Las acciones de atención, ayuda, asistencia o beneficencia, de las cuales hace mención E. Ander-Egg en la obra referida, si bien representaron los esfuerzos de una época por disminuir las contradicciones de una sociedad para socorrer las necesidades más inmediatas del ser humano, ocultaban en sí la verdadera esencia del problema en la base del sistema social imperante. Estas contradicciones encubadas a lo largo del tiempo estallaron en un momento histórico, de las "sociedades tradicionales" ya agotadas, cansadas y místicas, para desarrollarse con mayor fuerza dentro de las "sociedades modernas" del Capitalismo burgués, al diferenciarse más aún las relaciones sociales de producción.
Con el surgimiento del Trabajo Social a finales del s. XVIII y su pleno desarrollo en los siglos XIX y XX, unidos al fortalecimiento del capital industrial y el recrudecimiento del hambre y la explotación de los pueblos, se extiende una nueva concepción que nuevamente tendría entre sus objetivos: mejorar la calidad de vida del hombre en los sectores más marginados de la sociedad. Partiendo del conocimiento de una problemática social concreta surgen nuevas tendencias o enfoques que, desde otras disciplinas científicas, y sin rechazar completamente los anteriores aportes, tributaron nuevas conceptos, hipótesis y técnicas, para el estudio y la aplicación del Trabajo Social. Tendencias que, en su esencia, seguirían ocultando detrás de acciones benéficas o de caridad asistencialista, el verdadero motivo de las diferencias sociales y de producción, cada vez más crecientes, erigido sobre la base de la explotación del hombre por el hombre para conservar un sistema social en decadencia. Las nuevas elaboraciones conceptuales y metodológicas que sobre el Trabajo Social se dieron a conocer desde entonces, constituyen la génesis epistemológica que la evalúa como disciplina científica.
Desarrollo epistemológico del Trabajo social
Como ya ha sido abordado, las principales tendencias o enfoques epistemológicos sobre el Trabajo Social, surgen como resultado del desarrollo capitalista, generador de múltiples malestares sociales (miseria, hambre, desempleo, enajenación, etc.); tendencias que se nutrieron y desarrollaron en medio de una fuerte lucha de clases por el poder sobre los medios de producción. Cada una, representativas de un pensamiento burgués, contribuyó a cristalizar la fundamentación científica del Trabajo Social, desde otras disciplinas. Llámese asistencialismo, cientificismo, y ya en una etapa superior de reconceptualización y post-reconceptualización.
De asistencia a aquellas personas que más lo necesitaban, con un carácter benéfico o caritativo; cientificista tras el descubrimiento de la "dimensión política" ligada a la perspectiva "desarrollista", que producirían una ruptura con los viejos métodos de "Asistencia Social Tradicional" para dar paso a la instrumentación de la "Asistencia Social Tecnocratita", como un recurso para validar la cientificidad de la disciplina que la estudia. Estos cambios se producen como consecuencia de la escasa funcionalidad técnica en el desarrollo del Trabajo Social, y a la coincidente institucionalización de otras ciencias que, hasta entonces, favorecían su construcción epistemológica. El desarrollo de estas nuevas concepciones técnicas, rápidamente sucumbirían ante la realidad estructural del sistema, que no vería la respuesta a las interrogantes en la transformación del mismo.
Si se retoman los estudios realizados por E. Ander-Egg sobre la Historia del Trabajo Social, encontramos en su desarrollo tres momentos que lo definen: la Asistencia Social, el Servicio Social y el Trabajo Social. Tres momentos que describen las fases por la cuales trascurre el desarrollo y evolución del Trabajo Social. Este autor define el Trabajo Social desde una concepción operativa, para señalar como su principal función la ‘’concientización, movilización y organización de los pueblos para generar procesos formativos de autodesarrollo individual, grupal y comunitario, realizando proyectos de trabajo social’’. Esta concepción, la cual encierra a nuestro juicio la esencia funcional de la disciplina de Trabajo Social, tiene como objetivo: lograr la inserción del hombre en la sociedad de forma critica para ser protagonista de sus organizaciones; así como participar en la realización de proyectos políticos que signifiquen el tránsito de una situación de dominación y marginalidad a otra de participación del pueblo en las decisiones políticas, sociales y económicas de la nación, donde se creen las condiciones de vida necesarias para elevar la "calidad de vida del ser humano". En estas nuevas concepciones sobre el desarrollo y aplicación del Trabajo Social, que aparecen durante el periodo de reconceptualización y post-reconceptualización, se encuentra el origen epistemológico para la fundamentación Trabajo Social como disciplina científica, sin dejar de tomar en consideración los valiosos aportes de los anteriores paradigmas. En lo adelante, la mayor interrogante del Trabajo Social como disciplina científica, transitará en el estudio sobre su objeto y métodos de trabajo. El qué, el para qué y el cómo, se estudia sus contenidos, serán las principales interrogantes a responder por investigadores como Herman Kruse, Mercedes Escalda, Boris Lima o Gustavo Parra, quienes realizaron grandes aportes a dicha problemática. El análisis de sus estudios encontrarían el mayor desafió del Trabajo Social en la actualidad, en la lectura y análisis de las concepciones contemporáneas sobres las cuestiones sociales, en la complejidad de las relaciones entre Estado y Sociedad Civil, en la relación, asi como en las características de las políticas sociales que se implementan. En resumen, la respuesta se encuentra en la capacidad para descifrar las realidades, ocultas bajo una estructura social determinada, construyendo propuestas de trabajo creativo, capaces de preservar y hacer efectivo los derechos a partir de las demandas de la vida cotidiana. Solo mediante este análisis se llegarán a descubrir las posibilidades existentes para el desarrollo del Trabajo Social, y también sus limitaciones, para el ejercicio profesional y para la consolidación del Trabajo Social como disciplina científica.
Bibliografía
- Ander-Egg,E. Historia del Trabajo Social. Edit. Félix Varela. La Habana,2003
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- Escarpín C, M. José; comp. Introducción al Trabajo Social II. Edit. Felix Varela. La Habana, 2004.
- Gómez Cardoso, Angel Luis; Núñez Rodríguez, Olga Lidia. Trabajo Social. {[olgita[arroba]teledata.mz] Consultado en la Biblioteca del CEC. Sept/07}
- Lima, Boris. Contribución a la Epistemología del Trabajo Social. 3ra Edición. Buenos Aires. Humanitas, 1989.
- Muñoz Gutierrez, Teresa; Vazquez Penelas, Aurora; comp. Selección de lecturas sobre Sociología y Trabajo Social. Edición para el curso de Formación de Trabajadores Sociales. Santa Clara, 2001.
- Parra, Gustavo. El objeto y el trabajo social. Algunas reflexiones a la problemática del objeto en el Trabajo Social. Luján. Dpto de CS/UNlu. 1999. [Materiales en la Red de la UCLV].
Autor:
Gloria L. Piedra Díaz
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