III. El Modelo Forclusivo (1955 – 1958)
Introducción
Diecisiete años separan Los complejos familiares del seminario que Lacan dedica, en 1955-56, a las psicosis. Su objetivo es de reconsiderar la concepción freudiana de la psicosis a la luz de sus adelantos teóricos particularmente aquellos que formalizo en:
- "Propósito sobre la causalidad psíquica" (1946) que es una critica del órgano dinamismo de Henri Ey en el cual se originaba parcialmente el organicismo de Lacan en 1938, y una afirmación del papel de la identificación (pues del imago y del imaginario) en la causalidad psíquica de la locura. Se le notara el lazo efectuado entre psicosis y lenguaje: "El fenómeno de la locura no es separable del problema de la significación para el ser en general, es decir del lenguaje para el hombre";
- La conferencia inédita del 8 de Julio de 1953 sobre lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real – que constituye una introducción al "Informe de Roma" -, en la cual, a partir de un cuestionamiento sobre lo que esta en juego en la cura analítica, Lacan se interroga sobre la palabra (que permite salir del callejón sin salida imaginario de la relación dual y "que constituye la realidad misma", a sacar los tres registros esenciales de la realidad humana y a definir lo Simbólico como siendo el registro propiamente humano. Es a partir de esos tres registros que Lacan intentara de situar, en su seminario III, las diversas formas de la psicosis;
- "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis" (1953), en donde Lacan, a partir de los trabajos de Claude Lévi-Strauss, avanza que "es en el nombre del padre que nos es necesario reconocer el soporte de la función simbólica que, desde el inicio de los tiempos históricos, identifica su persona a la figura de la ley";
- "Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la "Verneinung" de Freud (1954), en donde a partir del texto de Freud sobre la negación y del comentario que Jean Hyppolite ha hecho, Lacan desarrolla la noción de forclusión de lo Simbólico con aquella, correlativa, de lo Real.
- La psicosis, forclusión de lo simbólico
1.1. El inconsciente estructurado como lenguaje
"El inconsciente es también el discurso del Otro; El inconsciente es, en el fundo estructurado, tramado, encadenado, tejido del lenguaje. Y no solamente el significante juega ahí un papel muy grande, pero juega también el papel fundamental "; "Una lengua tiene algunas particularidades (…) y eso condiciona hasta en su trama la más original, de lo que pasa en el inconsciente"
Esas varias citaciones ilustran el cambio de concepción del inconsciente en la obra de Lacan:
- En 1938, Lacan describía el inconsciente como siendo estructurado por unas representaciones nombradas imagos;
- En 1955, dice que es estructurado como un lenguaje, lo que implica que representa el mismo carácter de duplicidad (ligado al binario significante / significado) que éste, y el mismo carácter de oposición que el significante;
- Lacan observa que "el material ligado al conflicto antiguo es conservado en el inconsciente a titulo de significado en potencia, de significante virtual, para ser tomado en el significado del conflicto actual y servirle de lenguaje, es decir de síntoma". Todavía más, es la realidad humana ella misma que es irreductiblemente estructurada como significante, la situación justa del sujeto humano en la realidad dependiendo de una experiencia puramente simbólica.
Lacan saca de ahí dos conclusiones:
La primera, teórica, en donde es afirmado, "la dominancia del significante en los fenómenos analíticos", es decir inconscientes;
La segunda, clínica: conviene entonces interrogarse sobre la manera de que "el sujeto se sitúa en comparación a el conjunto del orden simbólico", ese ultimo pudiendo ser el objeto, como es el caso en la psicosis, de un rechazo parcial.
- El defecto de simbolización primordial
"En la relación del sujeto al simbólico, hay la posibilidad de una Verwerfung primitiva, a saber que alguna cosa no es simbolizada, que va a manifestarse en lo real", Puede así pasar que alguna cosa de primordial cuando al ser del sujeto no entre en la simbolización y no sea rechazado, sino rechazado", "No hay entonces al origen, Bejahung, es decir afirmación de lo que es, o Verwerfung".
En la constitución del sujeto psíquico, Lacan postula un estado primordial de aceptación o de rechazo de un significante fundamental. Es ese rechazo, que nombra forclusión, que considera, en 1955, como siendo el mecanismo constitutivo de la psicosis, en tanto que es un mecanismo de exclusión de la simbolización general estructurando al sujeto.
Ese defecto del significante produce una remisión del conjunto del significante. Lacan tiene ahí una nueva etiopatogenia de la psicosis que consiste desde ese entonces en "un hoyo, una falta al nivel del significante".
Esto no va sin una resonancia clínica sobre el registro del lenguaje: Lacan observa que hay en la psicosis "una invasión psicológica del significante", una perplejidad concerniente al significante, una división entre significante y significado, una despersonalización del discurso, una formación de neologismos, pues que "el psicótico es poseído por el lenguaje" y que "la psicosis se declara cuando el sujeto toma la palabra". Una conclusión se impone entonces: el diagnostico de psicosis necesita la presencia de trastornos del lenguaje y el nudo de la psicosis es ligado de nuevo a una relación del sujeto al significante.
- El fracaso de la función paternal
"El complejo de Edipo quiere decir que la relación imaginaria conflictiva, incestuosa en ella misma, es destinada al conflicto y a la ruina. Para que el ser humano pueda establecer la relación la más natural, aquella del macho a la hembra, es necesario que intervenga un tercero (…) es necesario una ley (…) un orden simbólico, la intervención del orden, de la palabra, es decir del padre (…) el orden que impide la colisión y la explosión de la situación en el conjunto es fundado sobre la existencia de ese nombre del padre"
Se entiende, en ese citación, que la psicosis tiende, como lo postula Lacan, a las relaciones que el sujeto entretiene con el significante, más particularmente con el significante paternal, esto es la razón de una ecuación entre el significante, lo Simbólico, la Ley y la función paternal. Es esta función paternal, en tanto que función simbólica portadora de la Ley de la prohibición del incesto, que es el resultado del fracaso en la psicosis.
En 1958, lacan sostendrá que, en la psicosis, el Nombre del Padre, forcluye, fracasa en sustituirse al significante del deseo de la madre, haciendo así la cama de una metáfora delirante en lugar y plaza de la metáfora paternal.
El postulado que sostiene, desde 1955, su edificio teórico es que el padre comprende "un elemento significante irreducible a toda especie de condicionamiento imaginario" y, por consecuencia, que la ley fundamental en la estructuración del sujeto psíquico es una ley de simbolización. Lacan precisa que cuando "del campo del otro, viene la llamada de un significante esencial que no puede ser recibido" lo que se sustrae a esta ley hace regresar lo que el llama lo Real, como ilustra su relectura del caso Schreber.
- La psicosis, manifestación de lo Real y proliferación del Imaginario
Lacan propone, en su seminario III, una relectura del análisis freudiano del caso Schreber. Se puede seguir, en el transcurso de las sesiones, la evolución de la interpretación que Lacan hace:
Así comenta, en Enero de 1956: "La explicación de que él nos da del delirio viene en efecto confluir a esta noción del narcisismo que no es del todo elucida por Freud…"
Y en Julio de 1956: " La explicación de Freud no da la impresión de esta referido enteramente al narcisismo (…) Pero al fin de cuenta, (…) el pivote (…) de la dialéctica libidinal a la cual se refiere en Freud el mecanismo y el desarrollo de la neurosis es el tema de castración. Es la castración que condiciona el miedo narcisista"; "El análisis de Freud hace girar toda la dinámica del sujeto Schreber alrededor del tema de la castración, de la perdida del objeto falico".
El análisis de Lacan, cuando a él se refiere, no deja subsistir ninguna duda en que el análisis conduce a poner el acento sobre la importancia de los fenómenos del lenguaje, pues sobre lo Simbólico, en la economía de la psicosis, y en acercarse a los fenómenos constituyentes.
Deja aparecer que el delirio de Schreber es un modo de relación del sujeto al conjunto del lenguaje y que atestigua de una forclusión del significante paternal: "Esto es porque (…) se ha necesitado imaginarse, a él mismo, mujer, y realizar en un embarazo la segunda parte del camino necesario para que sumándose el uno al otro, la función de ser padre sea realizada".
Por la falta del Nombre del Padre, la Ley es para Schreber, toda entera en la dimensión imaginaria, lo que constituye, dice Lacan, el pivote de sus fenómenos elementales, regreso en lo Real de lo Simbólico forcluido.
- La relectura lacaniana del caso Schreber
- La psicosis, manifestación de lo Real
"La categoría de lo real es esencial en introducir (…) Yo le doy ese nombre en tanto que ella define un campo diferente de lo simbólico. Es de aquí solamente que es posible esclarecer el fenómeno psicótico y su evolución" Si Lacan liga Real y Simbólico, es que lo Real es "una categoría producida por lo Simbólico que corresponde a que este expulsa instaurándose" Dos aceptaciones son propuestas en el seminario III:
- Lo real como reaparición del no-simbolizado. Habremos reconocido la formula: "El no-simbolizado reaparece en lo real" Recordemos que el no-simbolizado, en la psicosis, es el Nombre del Padre y su función de castración;
- Lo Real como dimensión diacrónica del discurso, por oposición a lo Simbólico, encarnado por la significación.
A considerar esas tres afirmaciones de Lacan:
"En los casos de psicosis vemos revelarse (…) ese discurso interior…"; "El inconsciente es también el discurso del otro" y "La cuestión no es tanto de saber porqué el inconsciente (…) queda excluido para el sujeto no asumido – pero porque aparece en lo real", sabemos que es el discurso interior – pues inconsciente y desprovisto del Nombre del Padre – que regresa en el delirio místico del presidente Schreber. Lacan precisa que ese real del fenómeno elemental aparece bajo el registro de la significación, dicho de otra manera, de lo Imaginario.
- La psicosis, proliferación del Imaginario
"El sujeto, falta de poder de ninguna manera restablece el pacto del sujeto al otro (…), entra en otro modo de mediación (…), sustituyendo a la mediación simbólica un hormigueo, una proliferación imaginaria".
El imaginario, que designa "la relación al imago del semejante y al cuerpo propio", es el registro del Yo, de la identificación, de la relación dual y del narcisismo, característicos del estado del espejo. Es "el otro lugar" en el cual reaparece el rechazado en la psicosis.
La imposición del Imaginario en la psicosis tiende principalmente a dos fenómenos:
- La represión tópica del sujeto al estado del espejo, tal como es manifestada por el presidente Schreber cuyo estudio del delirio, nos comenta Lacan, "tiene el interés eminente de permitirnos de agarrar de una manera desarrollada la dialéctica imaginaria", en efecto, "los dos personajes al cuales el mundo se reduce por el presidente Shreber, son hechos el uno en relación al otro, uno ofrece al otro su imagen invertida". Lacan precisara en les Ecrits, que su identidad es reducida a la confrontación a su doble psíquico que rinde patente su regresión al estado de espejo.
- Una identificación del sujeto al Yo que Lacan hacer figurar, en su esquema L de la dialéctica intersubjetiva, sobre el eje a-á del Imaginario: "En el sujeto normal (…), toda asunción del Yo es revocable. En el sujeto psicótico al contrario, algunos fenómenos elementales, y especialmente la alucinación que es en la forma la más característica, nos muestra el sujeto completamente identificado a su yo con el cual habla o el yo totalmente asumido sobre el modo instrumental". Lacan agrega, retomando un tema freudiano, que la cuestión del Yo (o ego) es primordial en las psicosis por ser el que, en su función de relación al mundo exterior, sufre un fracaso.
Su reflexión sobre "el extraño gemelo del yo", El Yo Ideal, que califica de "Gordo del delirio". Lo conduce a postular la existencia, más allá del pequeño otro del Imaginario, de un grande Otro simbólico, correlato necesario de la palabra. En efecto, si manifiesto que sea el registro imaginario en los fenómenos psicóticos , sus mecanismos ahí no se reducen.
Tal es en 1955-1956, el principal avance de Lacan en el campo de las psicosis y el asentamiento teórico que le permite de constituirlos en estructura.
- La noción de estructura
- La psicosis como estructura
"…Construir para la psicosis una estructura admisible" constituye el objetivo que se impone Lacan en el seminario III. Y es por la relectura del caso Schreber que lo logra.
En Estructura y perversiones, Joel Dor define la noción de estructura en esos términos "epistológicamente, una estructura es, ante todo, un modelo abstracto, en la especie : a) un conjunto de elementos ; b) de leyes de composición internas aplicadas a esos elementos. En el campo de la sicopatología, él precisa, el enfoque semiológico y nosográfico situando de entrada, la investigación más allá de las consideraciones puramente cualitativas o diferenciales".
En el seminario III, Lacan hablando de la estructura dice " es primeramente un grupo de elementos formando un conjunto variante", que es una noción analítica, y sobretodo que ella es tomada del lenguaje. En otros términos, "La noción de estructura es ya por ella misma una manifestación de significante" y las dos nociones "aparecen inseparables". Radicalizando el termino de Lacan y esperando no traicionarlo, se puede afirmar que a partir de 1955, la estructura, es el significante en tanto que es operante en la neurosis y inoperante en la psicosis.
En la clínica, el punto de referencia estructural consiste entonces en el punto de referencia de una carencia , de la ausencia de un rasgo diferencial. Lacan lo formula en esos términos: "…la notación de una ausencia es extraordinariamente importante para la localización de una estructura".
Más allá de su aplicación clínica, el descubrimiento tan esperado, de un operador conceptual permite de hacer un diagnostico diferencial teórico mayor, tanto en el dominio de lo patológico que en aquel de lo normal.
En 1938 , Lacan oponía cultura y instinto, haciendo de la primera la característica del orden humano. El 1955, es más precisamente el orden significante que Lacan designa como tal y que le permite delimitar el campo propiamente psicoanalítico: " Si el reconocimiento de la posición sexual del sujeto no es ligada al aparato simbólico, el análisis, el freudianismo, ya tiene que desaparecer (…) El sujeto encuentra su lugar en el aparato simbólico preformado que instaura la ley en la sexualidad. Y esta ley no permite al sujeto de realizar su sexualidad que en el plano simbólico. Es lo que significa el Edipo, y si el análisis no supiera eso, no tendría absolutamente nada de descubierto"
Lo propio del hombre reside entonces, no en lo imaginario el cual caracteriza el mundo animal y aquel de la infancia en su periodo pre-edipiano, pero en lo Simbólico. Así, lejos de ser solamente un médium, el lenguaje existía antes del sujeto y puede determinarlo en eso que el Edipo tiene una estructura simbólica.
Su travesía, indispensable a una justa aprehensión de la realidad, consiste en la adquisición al orden significante, constitutivo de la realidad humana, Lacan tiene una formula más resumida: el complejo de Edipo, es la introducción del significante.
Al principio de su seminario, Lacan se propone constituir la psicosis en estructura y podemos constatar, en el transcurso de sus sesiones, que esta teorización de la destructuración psíquica conduce a una teoría de la estructuración subjetiva. Freud decía que lo patológico esclarece lo normal Es en todo caso lo que ilustra la aproximación estructural de la psicosis aquella que vamos ahora a considerar en la fecundidad y la especificidad.
- Estructura de la psicosis y la estructura del sujeto
- Fecundidad y especificidad de la aproximación estructural de la psicosis
La "estructura- génesis" permite a Lacan refutar la organogénesis (que considera como una cuestión caduca) y la psicogénesis ("el gran secreto del psicoanálisis, es que no hay psicogénesis") que califica de hipótesis estériles por el hecho que las dos reposan sobre la presuposición de una entidad unificante : el Yo. Notaremos la critica implícita de los postulados de la corriente anglosajona de la psicología del Yo. Lacan se opone, implícitamente a las aproximaciones psiquiátricas (organogenética y psicogenética) a la aproximación psicoanalítica que es ella estructural : "En ninguna parte (…) la concepción falaz de un proceso psíquico en el sentido de Jaspers, en donde el síntoma seria que el indicio, no esta fuera de propósito que en el abordaje de la psicosis, porque en ninguna parte el síntoma, si sabemos leerlo, no esta más claramente articulado que en la misma estructura.
Desde el seminario III, Lacan afirma que el único modo de abordar la psicosis conforme a el psicoanálisis es de preguntarse si en el registro mismo o en el fenómeno nos aparece, es decir, en aquella de la palabra.
La puesta al día de un discriminante de la psicosis permite a Lacan de refutar progresivamente la tesis desarrollada en Los complejos familiares, tesis que descansa, sobre el Imaginario, particularmente sobre la inmadurez del Yo y, correlativamente, de la relación de objeto:
- En un primer tiempo del seminario, el mecanismo imaginario reemplaza el complejo en la génesis de la forma de la psicosis: "…el mecanismo imaginario es lo que da su forma a la alineación psicótica, pero no su dinámica".
- En un secundo tiempo, ese mecanismo es eliminado, no sin algunas precauciones verbales, en beneficio de lo Simbólico, que explica de la forma como de la dinámica de la psicosis. Así se expresa en relación al delirio. "Yo quise mostrarle que se esclarecía en todos sus fenómenos, y creo poder decir en su dinámica, en referencia a las funciones y a la estructura de la palabra".
En "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis", ninguna duda subsiste: "…ninguna formación imaginaria es especifica, ninguna es determinante ni en la estructura ni en la dinámica de un proceso. Y es porque nos condenamos de perder la una y la otra cuando (…) no queremos tomar en cuenta la articulación simbólica que Freud a descubierto al mismo tiempo que el inconsciente y que le es en efecto consubstancial".
Desde entonces, Lacan puede formalizar su teoría forclusiva de la psicosis en un esquema nombrado I o "esquema de Schreber", que consiste en una transformación del esquema R de la estructuración subjetiva.
Es esquema pone en evidencia "las alteraciones que resultaron de ese defecto de inscripción (del Nombre del Padre) al nivel de la organización subjetiva" : …la ausencia del falo imaginario permitiendo al infante de estructurarse como sujeto bajo la mirada del Otro…", y los reajustes de los tres registros con lo que Jöel Dor llama "la agenesia del Simbólico y del Imaginario".
Dos de los aportes de la aproximación estructural de la psicosis fueron mencionados: la puesta al día de un operador conceptual patognomónico de la psicosis y la elaboración de una teoría del sujeto psíquico como efecto del significante. Existe un tercero, que viene corroborar uno de los aspectos de la primera concepción lacaniana de la psicosis: evocada en 1932, en términos de beneficio, ella es considerada, en 1955, no solamente como defecto de simbolización, pero también como revelación de ese discurso interior cuyo sujeto normal se desvía, nos dice Lacan.
Parecería que toda concepción nueva de patológico no vaya sin una redefinición del campo de la normalidad: así, el sujeto normal seria aquel que ignora lo que el sujeto psicótico – que Lacan califica de mártir (en el sentido etimológico) del inconsciente – atestigua.
Habría entonces un saber de lado de la psicosis. Esta concepción de la psicosis no es sin evocar esta pre-clásica de la locura: "…La locura fascina porque es saber. Ella es saber porque todas esas figuras absurdas son en realidad los elementos de un saber difícil, cerrado, esotérico (…) Ese saber, tan inaccesible, y tan temible, el Loco, en su necedad inocente, lo detiene. Mientras que el hombre de razón y de sabiduría percibe solamente unas figuras fragmentarias…".
Concluimos por la especificidad del acercamiento estructural lacaniano. Si la aproximación freudiana descansa sobre las dimensiones meta psicológicas de la tópica, de la dinámica y de la economía, así que sobre las instancias del Ello, del Yo, y del Superyo, aquella de Lacan se funda sobre los registros de lo Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real.
Es a la articulación de esos tres registros y a sus implicaciones en la estructura subjetiva que Lacan dedicara sus investigaciones en el transcurso de los años 1970, muy particularmente en los seminarios R.S.I. (1974 – 1975) y El Síntoma (1975 – 1976), ultima gran etapa de su reflexión sobre la psicosis.
IV. El Modelo Borromeo (1974 – 1976)
Introducción
En el seminario El Síntoma (1975 –76), el ultimo gran avance teórico de Lacan en materia de psicosis toma como inicio una interrogación sobre la locura : " ¿A partir de cuando es uno loco? se pregunta Lacan. Para tentar de contestar a esa difícil pregunta, Lacan estudia la vida y obra del escritor irlandés James Joyce (1882 – 1941), cuyo estilo se caracteriza por una desorganización de más en más marcada del lenguaje. El encuentro con la clínica joyciana conduce Lacan a reconsiderar su teoría estructural de la psicosis formulada veinte años antes.
Antes de abordar esta ultima gran etapa del recorrido lacaniano, pongamos algunos hitos:
- 1958: Desde " De una cuestión preliminar…", Lacan parece tomar en cuenta la posibilidad de una suplencia a la forclusión del Nombre del Padre: "Nadie duda que la figura del Pr. Flechsig (…) no haya podido reemplazar el vació súbitamente apercibido de la Verwerfung inaugural";
- 1963: El 20 De noviembre en lugar de la sesión única del seminario interrumpido sobre los Nombres del Padre que Lacan comentara en el R.S.I., que si su titulo era en plural, estaba bien por tener alguna idea de la suplencia;
- 1966: En una presentación de las Memorias del presidente Schreber en su traducción francesa, Lacan define la paranoia como "una identificación del goce en el lugar del Otro como tal". El tema del goce va tomar una importancia creciente en la obra de Lacan, en la medida en donde, a partir de los años 1960, la psicosis va ser caracterizada no solamente por un desencadenamiento del significante, pero también por la invasión de un goce no regulado;
- 1967: En el "Pequeño discurso a los psiquiatras", Lacan dice del psicótico que tiene el objeto a – resto, causa del deseo, de la doble operación (alineación y separación) de causación del sujeto – en su bolsillo, dicho de otra manera dice que en la psicosis, el sujeto no esta separado del objeto;
- 1972: Introducción del nudo borromeo en el seminario "Ou pire";
- 1973: retoma del nudo borromeo al fin del seminario "Encore";
- Identificación de los tres círculos a los tres registros de lo Imaginario, de lo Simbólico y de lo Real en el seminario "Les Non dupes errent";
- 1974–75: En el seminario R.S.I., que inaugura, después de la era de lo Imaginario y aquella de lo Simbólico, la era de lo Real, Lacan pone al día, con los nudos borromeanos, la equivalencia de los tres registros – que tiene la misma consistencia – y la necesidad de adjuntar una instancia nombrada, el Nombre del Padre, transformando así el nudo borromeo en tres círculos en un nudo borromeo con cuatro círculos. Indicando la posibilidad de una disyunción entre ese cuarto elemento y el Simbólico, Lacan introduce el concepto de suplencia del Nombre del Padre y cierra su seminario sobre tres nominaciones: aquella de lo Imaginario como inhibición, aquella de lo Real como angustia y aquella del Simbólico como síntoma. Ese seminario anticipa largamente sobre los temas que serán desarrolladas el siguiente año, de un punto de vista más clínico en El síntoma.
- La estructura nodal de la subjetividad
- La psicosis, defecto del nudo borromeo de la estructura
Desde su "identificación", en 1953, Lacan recure a los registros de lo Real, de lo Simbólico y de lo Imaginario (R.S.I.) para rendir cuenta de la realidad humana:
"Por una parte, la interacción de esas tres instancias comprueban lo isomorfo a la dialéctica edipiana (…) por otra parte, el nudo de esos tres registros esboza el modo de estructuración de la subjetividad". Es con ese doble titulo que lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real son de nuevo convocados en 1975 – 1976, en El Síntoma.
Refutando el postulado cartesiano de la disyunción del pensamiento y de la superficie, Lacan va hacer de la figura topológica del nudo borromeo el suporte de nuestra consistencia. Que el nudo sea el soporte del sujeto aparece claramente en la formula "Es de la presión del nudo que el sujeto se condiciona" y el la escritura misma del nudo, $, en donde se reconocerá la escritura del sujeto tachado por el orden significante. Los círculos del nudo figurando los tres registros de la subjetividad, aquellos toman común medida en lo que Lacan llama "La tranza subjetiva". Esta equivalencia de los registros pone un termino al primado de lo Simbólico que caracteriza la teoría estructural de los años 1950.
Con el nudo borromeo, Lacan reconsidera la cuestión de la estructura a la luz de lo que califica de "lógica de saco y cuerda": "Hay una dinámica de los nudos, ça ne sert à rien, mais en fin ça serre"; "ce que la corde prouve, c’est qu’un sac n’est clos qu’à le ficeler" Ese nudo supone el pasaje de una triplicidad a una cuaternidad.
- La cuaternidad, soporte del sujeto
"Tous les tabourets n’ont pas quatre pieds. Il y a qui se tiennent debout avec trois. Mais alors, il n’est plus question qu’il en manque un seul, sinon ça va très mal" Esa citación del seminario III dejar pensar que desde 1956, Lacan tenia algunas intuiciones de la estructura cuaternaria del sujeto. Si había subtitulado R.S.I. 123 (el uno hablando de lo Simbólico, el dos de lo Imaginario y el tres de lo Real es bajo el signo del cuatro, soporte de la nominación que plaza El Síntoma.
En R.S.I., Lacan reaporta el desbloqueo de esas tres dimensiones a su lectura de Freud. Observa que, en ese ultimo. Lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real, implícitos, no tienen que agregarle un cuarto termino, aquel de la realidad psíquica, que no es otro que el complejo de Edipo, el cual consiste principalmente en un nuevo anudamiento: "Porque anudarse de otra forma, es lo que hace el esencial del complejo de Edipo, y es en lo que opera el análisis"
En El Síntoma, Lacan reafirma que es porque el ser humano se especifica de tres funciones distintas que es necesario una cuarta, aquella del Padre o del Síntoma, para anudar y "es necesario desde entonces suponer tetrádico el lazo borromeo"
Esta teorizacion de la estructura del sujeto es correlativa de una modelisacion de su destructuración.
- La psicosis, "lapsus del nudo"
Si el sujeto se condiciona del cierre del nudo, conviene entonces examinar las consecuencias de su denudamiento y de considerar la psicosis como una modalidad de ausencia o de fracaso de la nodalizacion subjetiva. En efecto, dice Lacan, "Hay unos fallidos del nudo como del inconsciente" Nos apoyaremos para rendir cuenta de esos fallidos de la nodalidad borromea de la estructura, sobre un articulo de Pierre Skriabine, (La clínica del nudo borromeo), que escribió en 1989, integrando unos elementos teóricos salidos de seminarios anteriores y posteriores de "El Síntoma".
El anudamiento borromeo, que contiene – tres o cuatro consistencias – puede fracasar:
- porque hay una rotura o inconsistencia de uno de los registros o del cuarto elemento, Es por ejemplo lo que se produce para el presidente Schreber referente al llamado del significante forcluido, encuentra le deficiencia el Simbolico;
- Porque hay una indistinción o una puesta en continuidad de los registros. Es el caso en la posición paranoica;
- Porque los registros son profundamente disociados, como eso sobreviene en "la locura común" que evoca Lacan en R.S.I. y en "EL Síntoma";
- Por fin porque han sobrevenidos unos errores de nudamiento ligados a la carencia paternal, como lo ilustra el caso de James Joyce.
Esas diversas modalidades de "lapsus del nudo" se traducen entonces por "diferentes clases de arreglos o de rearreglos de R. de S. y de I."
- Una teoría de la suplencia del Nombre del Padre
- Joyce o "la evasión de la psicosis"
"¿Joyce era loco? Se pregunta Lacan en El Síntoma, dejando de lado toda consideración nosológica. Diferentes aspectos de la vida y de la obra del escritor lo lleva a esta pregunta:
- en primer lugar, el estilo de Joyce, que Lacan califica "de enigma llevada a la potencia de la escritura" "al punto que termina por romper, disolver el lenguaje mismo" y que atribuye a una cierta relación impuesta a la palabra. Lacan observa que el nombre mismo de Joyce tiene una relación a joy, al goce y que "ese goce es la única cosa de su texto que podamos atrapar. Ahí es su síntoma". Joyce maneja entonces "la carta fuera de los efectos de significado con fines de goces puros" y que Joyce espera de eso el renombre, nota Lacan quien se inclina entonces sobre la relación del escritor a la figura paternal.
- La relación de Joyce a la figura paternal. No es tan, en efecto, el deseo de renombre en si, que intriga Lacan que el hecho que este se inscriba en la relación de Joyce con su padre de quien dice que lo reniega, quedando al mismo tiempo arraigado en él. En consideración, las formulas lacanianas, pudiendo a menudo ser interrogativas, son al menos insistentes: "Joyce tiene un síntoma que parte de que su padre era carente, radicalmente carente (…) es de ese querer un nombre que Joyce ha hecho la compensación de la carencia paternal"; "El deseo de joyce de ser un artista que ocuparía todo el mundo (…) ¿no es exactamente el compensatorio del hecho que su padre nunca fue para él un padre? No hay ahí como una compensación de esta demisión paternal de esta Verwerfung de hecho que en eso que Joyce se sintió imperiosamente llamado (…) a valorizar el nombre que le es propio a costa del padre? Es a ese nombre que el quiso que se haya rendido homenaje que él mismo rechazo a quienquiera"
- La relación de Joyce a su cuerpo propio, ilustrado por dos episodios – relatados en una obra autobiográfica – en donde el comprueba de un inhabitual despego frente a él mismo, describiéndolo como " alguna cosa que solamente pide irse, que tiene que dejar como un pellejo": el episodio de la golpiza recibida o de "una cierta potencia quitándola de este enojo súbitamente tejido, tan fácilmente que una fruta se deshace de su piel tierna y madura" y de las manos doloridas que "se quejaban como si no fuesen de él y que de ellas hubiera tenido piedad". Lacan observa que esa deflación narcisista, esta "forma de dejar caer del cuerpo propio es totalmente sospechoso para un análisis" y lo devuelve a un defecto del nudamiento de lo Imaginario.
- Las creencias de Joyce y , en primer lugar, su creencia de sus dones artísticos: "Ese pobre diablo se ha concebido como un héroe", donde "piensa que de artista es el único, que ahí, es singular". Lacan subraya que, en su arte, Joyce encuentra su punto de expresión. En secundo lugar su creencia mística. Se hubiera creído, en alguna medida, redentor. Lacan subraya, que en todo tiempo, esta creencia se inscribe en una relación al padre. Por fin, su creencia en los dones de telepatía de su hija Lucia: hay ahí un punto de certeza para Joyce y el testimonio, según lacan, de la carencia paternal;
- Las "epifanías" de Joyce, es decir los momentos de éxtasis relatados en su obra, que representan la manifestación de lo que en el lapsus del nudo , Real e inconsciente se anudan y tienen entonces en lugar del goce falico que Lacan sitúa, en el nudo borromeo, a la intercesión de lo Real y de lo Simbólico;
- En último lugar, la relación de Joyce y su esposa Nora, de la cual Lacan dice, a contra corriente de su formula, que es una relación sexual, porque "no hay relación que si hay síntoma". De Nora, lacan habla como del nudo."Ella no sirve absolutamente de nada"; "Non seulement il faut qu’elle lui aille comme un gant, mais il faut qu’elle serre comme un gant". Haciendo de aquella para Joyce como de toda mujer para un hombre, un síntoma.
El síntoma, es, según la bella formula de Jean-Jacques Racial "ce fil quatrième qui permet à la structure, quelle qu’elle soit de ne pas se dénouer dans une confusion mentale". Esta definición presenta el interés de poner en evidencia la identidad de la función sintomática – real – con la función paternal – simbólica – las dos siendo el nudamiento. Es por el hecho que el viene " en lugar mismo en donde el nudo fracasa en donde hay un lapsus del nudo"
Lacan propone en su sesión del 10 de Febrero de 1976, de considerar el caso de Joyce como una modalidad de suplencia al rompimiento de la estructura. Es en la nominación que resida esta suplencia en donde más exactamente el renombre, es decir, "una secunda operación de nominación" necesitada por la "reducción del nombre propio al nombre común" que evoca Lacan al termino de esta lección. Según Lacan, Joyce no se priva de usar lógicamente del síntoma, haciendo de su arte "el verdadero garante de su falo" y apuntando, por él, el cuarto termino del nudo.
El instrumento de esta modalidad de suplencia es lo que nombra Lacan el ego, que define como siendo "la idea suya como cuerpo", Si uno se refiere a esta definición, el ego de Joyce, como lo atestigua el episodio de la golpiza es desfalleciente. Pero Lacan precisa, en su sesión del 11 de Mayo de 1976, que Joyce tiene un ego de otra naturaleza que aquel que funciona en el momento de la paliza, un ego para el cual la escritura es esencial y que llena una función de suplencia.
Joyce presenta entonces un defecto de nudamiento borromeo de la estructura, traduciéndose por un defecto de nudamiento de lo Imaginario, al cual la suplencia lleva un proceso de compensación nombrado síntoma que, a la vez restituye la nodalidad borromeana y la exonera de la psicosis.
- El síntoma como suplencia
- La psicosis exorable
¿Por qué Joyce no habría sido loco? Se interroga Lacan porque "en la mayoría, lo simbólico, lo imaginario y lo real son mezclados al punto de continuarse el uno en el otro (…) y por lo tanto no es un privilegio de ser loco"
En 1975 como en 1955, el punto de referencia diagnostico en Lacan se funda sobre las categorías de lo Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real. Sin embargo la analogía se queda aquí, ya no hay primado de lo Simbólico, pues de la función paternal, pero con Joyce, la forclusión del Nombre del padre parece de estructura.
"Es un error de pensar que ese nudo sea una norma para la relación de las tres funciones que existen en el ser que por ese hecho se cree hombre (…) El cuarto en la ocasión es el síntoma. Es también igualmente el Padre (…) el Padre es por fin solamente un síntoma (…) La existencia del síntoma es implicada por la posición misma por el lazo de lo imaginario, de lo simbólico y de lo real enigmático".
Según la teoría forclusiva, la función paternal era presente en la neurosis y faltante en la psicosis. A la luz del borromeanismo, se vuelve un suplemento sintomático en la neurosis y puede ser "suplenciable" en la psicosis.
La pérdida de la exclusividad de la función paternal es correlativa de una pluralización de los Nombres del Padre y de modalidades de suplencia de la forclusión:
- por el síntoma, en el sujeto neurótico;
- por el síntoma, así como lo construye Joyce en ¿<estado limite>?
- por unas suturas y puestas en continuidad, como en la paranoia;
- por una metáfora delirante, como aquella que construye Schreber, dicho de otra manera, por lo Imaginario y lo Real, como por lo Simbólico. Esta generalización, vía el síntoma, de la función paternal vuelve esté por supuesto muy necesario, que el Padre se vuelve superfluo: " Es porque en el psicoanálisis, de lógralo, prueba que el Nombre del Padre, no se puede tomar en cuenta a condición de utilizarlo"
Con esas premisas, la psicosis, lapsus del nudo, ya no es ineluctable consecuencia del fracaso del rechazo originario, y el síntoma en su función de suplencia, se vuelve un instrumento de equilibrio de la estructura. Es entonces a un verdadero derrumbamiento dialéctico que se libra Lacan al fin de su recorrido.
Concluimos sobre el borromeanismo diciendo que si la forclusión es general y la función normativa del padre sintomático, entonces sin duda Joyce esta loco, pero con una locura común, y es en el buen uso del síntoma que él nos introduce.
Conclusión
Al término de este estudio diacrónico y critico de la teoría lacaniana de las psicosis, emergen tres grandes enfoques etiopatogénicos que una mirada retrospectiva podría calificar de respectivamente centrados sobre los registros de lo Imaginario, de lo Simbólico y de lo Real, devolviéndolos por ese hecho, particularmente ilustrativos de ese corpus:
- Un enfoque organogenético (1932 – 1938), reagrupando los modelos dichos personal y complexual, que sitúa la inducción de los fenómenos psicóticos en una agenesia del Yo y del objeto – ligado a una fijación libidinal del sujeto en un estado más o menos arcaico de su desarrollo (narcisismo primario o secundario) – correlado a un trastorno orgánico generalmente contemporáneo del desencadenamiento de la enfermedad. Esta organogénesis se arraiga en la teorización de un determinismo andrógeno de la psicosis;
- Un enfoque estructural (1955 – 1958), correspondiente al modelo forclusivo, que se caracteriza por un defecto de simbolización de la Ley ligada al fracaso del rechazo originario y a la forclución de un significante primordial – el Nombre del Padre -,operador conceptual discriminando la psicosis de la neurosis, Este segundo enfoque vuelve caduco el recurrir a la organogénesis;
- Un enfoque topológico (1974 – 1976) representado por el modelo borromeo y caracterizado por un defecto de nudamiento de los tres registros constitutivos de la estructura del objeto, que puede ser sustituida por un cuarto termino teniendo lugar de Nombre del Padre. Este tercero enfoque, centrado sobre lo real del nudo y correlativo de una pluralización de los Nombres del Padre, constituye una reformulación de la noción de estructura psíquica y una reevaluación de la función paternal.
Estas diferentes modelizaciones del tropiezo de la constitución subjetiva son subtendidas por una evolución del estatuto del síntoma, de la concepción del sujeto y de su estructura, de las perspectivas terapéuticas y, más generalmente de la definición de lo normal y de lo patológico.
Hecho, en los años 1930, de una fijación evolutiva con un complemento orgánico y, en los años 1950, del fracaso de la metáfora paternal, el síntoma toma, con el borreanismo, una dimensión del todo singular del nudamiento de la estructura del cual se vuelve solidario. Esta función nueva de suplencia le valdrá de ser renombrado sínthome.
El sujeto, él, es, para Lacan , el sujeto del inconsciente ; vale decir que antes de 1936, es cuestión que de persona. La primera concepción lacaniana del sujeto descansa sobre lo Imaginario: a partir de una teorización del estado del espejo, Lacan puede afirmar que "Es en el otro que el sujeto se identifica y hasta se experimenta ante todo". Desde ese entonces, la condición de alineación del sujeto lacaniano surge. Con la llegada de la teoría estructural de los años 1950, "es el orden significante que causa el sujeto estructurándolo en un proceso de división que hace surgir el inconsciente" El sujeto lacaniano es entonces dividido por el lenguaje, atrancado a el mismo, sometido a la orden significante quien lo determina, heterónomo. La tercera teorización lacaniana del sujeto es topológica y hace de aquel un efecto de nudamiento de los registros R.S.I., que limita el goce y encierra el objeto por causa del deseo.
La impotencia de la referencia de la orden natural (instinctual) para rendir cuenta de los fenómenos humanos tan normales que patológicos había conducido Lacan a identificar, en los años 1950, los tres registros esenciales de la realidad humana y a afirmar la preeminencia de uno de ellos, lo Simbólico, en la constitución del sujeto, antes de darles, en los años 1970, su valor y, por consecuente, de retirar a lo Simbólico la exclusividad de su función de nudamiento de la estructura por la cual viene a preguntarse – con la teoría de la suplencia- la cuestión de su mutabilidad, y eso, además: que el concepto mismo de forclución es remanejado: esta ultima se generaliza a la neurosis – la cual no es ejemplo de fenómenos de real – y se vuelve suplente.
Conviene entonces preguntarse sobre el estatuto de la forclusión del Nombre del Padre al fin de la obra de Lacan: si este operador conceptual queda operatorio en la clínica, ¿puede todavía considerarlo de un punto teórico, como patognomónico de la psicosis?
La conceptualización de lo que algunos lacanianos llaman la forclusion generalizada ¿no invalida en ese caso la forclusión tanto como criterio metapsicológico discriminante de la psicosis? Entonces la obra de Lacan, igual que la de Freud, dejarían el problema para volver a pensarlo.
Las perspectivas terapéutica efectúan una revolución completa: arrancando , en 1932, la psicosis a las tesis constitucionalistas y degenerativas, Lacan había predicado su posibilidad de curación al menos por una de sus formas. La introducción de acercamiento estructural, en los años 1950, lo había vuelto irreversible, hasta que la teoría borromeana le restituye, en los años 1970, una modalidad de tratamiento.
Por fin, el pensamiento lacaniano no ha sido sin trastornar la definición no solamente de la entidades clínicas, pero también de lo normal y de lo patológico: salido de una critica de unas teorías deficitarias de la psicosis, Lacan no ha cesado de afirmar una concepción de más en más humanizada de la locura. Más todavía, la estructura de la psicosis no es al final de su recorrido una variante de la neurosis, como lo ilustraba el esquema I "el modelo del nudo real de todo síntoma" incluyendo el neurótico. Así es sobre un movimiento de acercamiento, inverso al movimiento inicial de distinción, de lo normal y de lo patológico que se termina ese recorrido lacaniano sobre la psicosis cuyo alcance exceda el campo de la psicopatología, pudiendo ser psicoanalítica, para encontrase con la antropología filosófica.
Bibliografía
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Otras obras y artículos
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Dr. Jean-Claude Maurice Dijon-Vasseur
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