Éste tipo de ciudadanía pernearía las relaciones políticas, sociales y económicas hasta inicios de la década del cincuenta, será con la revolución nacional de abril de 1952 que esta forma se modificará ampliando el voto, universalizándolo, eliminando la esclavitud (póngueaje) y generando una alianza entre los campesinos y las clases populares y sectores de la clase media boliviana, aunque solo en términos técnicos debido a que aún representantes indígenas o campesinos aún no se encontraban dentro del parlamento boliviano.
Es en este momento en que se intenta construir un nuevo sujeto político, bajo la idea de que es necesario construir la nación a partir del estado, se interpela a varios sectores sociales y se los convierte en mestizos por un lado y por el otro, en pueblo y ya no solo en sujetos, sino que se constituyen y los constituyen como pueblo, para asentar un modelo democrático liberal que tiene énfasis en la representación política de los ciudadanos.
Bajo el modelo de la representación se genero una brecha casi insalvable entre aquellos que eran representados y aquellos que tenían la labor de representar a los demás, se hace ancha la separación entre el espacio público y el espacio privado y se origina un hermetismo sobre lo público, que se vuelve solo de conocimiento de los representantes, la comunicación entre ambos espacio se limita solo a la promulgación de leyes y decretos que emanan desde arriba y son acatados sin reclamo alguno, por los de abajo.
La sociedad y la ciudadanía empiezan a entrar en un estado pasivo de acción electoral circunstancial con el fin último de legitimar un determinado proyecto (y por tanto visión de mundo) político plagado de nociones modernas, como representación, progreso, desarrollo, individualismo y homogeneidad cultural.
Lo interesante del caso boliviano es que a pesar del régimen democrático, continuaron existiendo formas de organización y toma de decisiones pre hispanicas, ligadas fuertemente a lo comunitario, y que ofrecieron una resistencia constante para mantener un sistema que no privilegiaba al individuo, sino a la comunidad y dónde los cargos eran rotatorios y de carácter obligatorio, donde uno mandaba para obedecer; además de dar cabida a la complementariedad entre hombres y mujeres en los cargos jerárquicos de la estructura de poder, que si bien era jerárquica era (es) mucho mas permeable y flexible que en el caso liberal.
Estas formas comunitarias de organización han sobrevivido a la dinámica liberal como demostración de que una forma precedente a la que actualmente conocemos es posible y necesaria dentro de este territorio.
Y es desde éstas formas que se entabla el mayor cuestionamiento al sistema político y a la forma como se ha construido la nación dentro de éste territorio. Para los pueblos indígenas actores, representantes y reproductores de estas formas organizativas comunitarias, el sistema liberal no solo es ajeno sinoq ue también es un imposición y como tal tiene la labor de servir de dominación de sectores sociales a los cuales se excluye para mantenerlos al margen y en la invisibilidad, con el fin de seguir abalando el proyecto moderno de la homogeneidad cultural que estará ligado al progreso y desarrollo tecnológico e industrial, eliminando la relación hombre–naturaleza que esta inscrita en las prácticas sociales de los pueblos indígenas.
Ha sido la acumulación de éstas resistencias y luchas desde el lado de los pueblos indígenas y el tratar de imponer una única visión de mundo desde los sectores mestizos y criollos, los que han generado serias contradicciones sociales, culturales y económicas; que siguen irresueltas y que conllevan enfrentamientos durante largos periodos de conflicto, donde entran en juego aquellos que quieren mantener el orden establecido contra los que quieren generar, con los ojos puestos en el pasado, pero articulando el destino futuro; una nueva entidad societal.
Ahora bien, el momento de resolución de estas contradicciones conflictivas tiene que ser un escenario desde donde se re plantee el tema del Estado y de la nación, como comunidades donde desarrollen los ciudadanos su vida y también como instituciones que puedan representarlos, hacerlos parte del proceso de toma de decisiones y que estén cercanas para poder ejercer un control social permanente sobre éstas.
Desde el año 1992, se visualiza como el escenario perfecto para dar nacimiento a este nuevo orden societal y estatal a la Asamblea Constituyente, pero ha tenido que pasar mucho tiempo y han tenido que ocurrir muchos enfrentamientos para que la Asamblea Constituyente sea instaurada en Bolivia el 6 de agosto de 2006, con la labor, de (re)fundar y (re)pensar el país. podría parecer exagerada la noción de refundación, sabiendo que ésta solo tiene cabida cuando ha ocurrido previamente una revolución o una guerra de independencia.
Pero incluso sin forzar la realidad podríamos decir que lo que Bolivia a vivido en los últimos seis años en una larga, intermitente pero permanente guerra de independencia, donde los pueblos indígenas han luchado en primer orden por el poder antes negado y arrebatado y luego, por la autodeterminación; que significa decisión sobre el futuro inmediato, y sin injerencia de aquellos que no conocen la estructura social boliviana, es decir, que este territorio sea pensado y administrado desde el pensamiento local y desde las prácticas pre coloniales.
Con todo, se plantea que la Asamblea Constituyente como un escenario incluyente donde todo puede ser escrito de nuevo, donde el pensamiento puede y debe animarse a ser creativo y por tanto, original.
Si no se podría dar nacimiento y origen a algo nunca antes visto no tendría sentido la convocatoria a una Asamblea Constituyente y las luchas reivindicativas sostenidas de los movimientos sociales quedarían estériles y sin sentido; es decir, se convertirían en un fracaso frustrante para la posible nación.
Hay mucho en juego. Mucho que ganar y también mucho que perder; la Asamblea Constituyente debe de mantenerse autónoma y alejada de la injerencia del gobierno, por la simple razón de que el gobierno (del MAS) no es la síntesis consumada del movimiento social contemporáneo boliviano, es más bien, un instrumento del movimiento y como tal debe de servir como correa de transmisión de las demandas de los movimientos sociales, sin instrumentalizarlos, difícil tarea, porque de entrada hay una contradicción entre ser movimiento social y ser gobierno, o más aún ser movimiento social, partido político y gobierno al mismo tiempo; una forma siempre va estar dependiente o invisibilizada por la otra. Reconocer entonces que el movimiento social es más amplio que el partido y que el mismo gobierno, que puede interpelar fuertemente casi hasta desbaratar al mismo Estado; y que el gobierno solo es un operador y canalizador de las demandas de los movimientos, que tiene la labor de demostrar que los excluidos y marginados pueden gobernar siendo incluyentes; en cambio el partido tiene la misión de ser el baso comunicante entre el estado y la sociedad, y cuando este falla el movimiento social empieza su labor de acercamiento; pero en este caso el partido solo es el instrumento para que bajo, la lógica liberal de la representación política miembros de varios movimientos sociales puedan tomar el poder y generar los cambios desde ese escenario, desde el lado institucional.
El gobierno por más de que sea el MAS y sea el instrumento (circunstancial) que canalice las demandas de los movimientos sociales, cumple su labor al convocar a una Asamblea Constituyente y es ahora el gobierno el que delega la responsabilidad dada por los movimientos sociales a la Asamblea. En primera instancia, fueron los movimientos sociales los que se encargaron de pensar el nuevo horizonte estatal, luego ellos lo delegaron al MAS como partido político en función de gobierno, al ser su representante, pero una vez instalada la Asamblea Constituyente es el MAS en tanto gobierno el que delega esta responsabilidad a ésta instancia, para que sean los asambleístas también elegidos como representantes los que piensen y generen un nuevo estado, una nueva forma de división política administrativa, un distinto sistema económico y una nueva noción transversal que entienda tanto el tema indígena como el tema de la tierra y el territorio.
Si bien todo parece enfrascado en la lógica de la representación política y de la delegación del mandato en tanto poder de acción, hay un momento en que este circula se completa y es cuando el poder vuelve a los movimientos sociales.
Y ese momento llegara en el instante en que los representantes elegidos como constituyentes no logren las expectativas trazadas en el imaginario de los movimientos sociales en especial del movimiento indígena campesino; cuando se tengan evidencias de que la Asamblea Constituyente esta trabada los movimientos sociales no solo ejercerán un control social, sino que cercaran a la Constituyente obligándola a realizar las labores que se le ha encomendado, y si aún la Asamblea no modifica su patrón de conducta los movimientos sociales volverán a tomar el poder y esto significará no solo una polarización ideológica, sino táctica, porque se empezarán tejer de nuevo los hilos del conflicto que puede alcanzar al menos tres dimensiones, de clase: propietarios/ trabajadores. Regionales: occidente/ oriente y étnicos: indígenas/ blanco-mestizos.
Cuando el conflicto se haga carne será como una bola de nieve que arrastrará todo a su paso, el gobierno indirectamente sufrirá también las consecuencias del fracaso de la Constituyente y será un fracaso mayor porque bajo el espectro ideológico, los sinónimos y el flujo mediático el MAS también representa a la izquierda boliviana, por consiguiente si el MAS fracasa también será una estocada a la izquierda dejándola deslegitimada de nuevo, lo cuál traerá la reacción de los sectores conservadores de la sociedad que endurecerán sus medidas económicas, a parte de empezar desarticulando a los movimientos sociales para despejar el camino de cualquier oposición política o ideológica.
Se empezaría a desandar el camino y se habrá cambiando todo para al final, no haber cambiado nada.
Por tanto, no solo se trata de cuidar y ejercer un control social, sino que se trata también de dejar en libertad de acción a la Asamblea Constituyente y a los Constituyentes, debido a la Constituyente no es una apéndice más del gobierno, sino que su carácter es superior al del mismo gobierno, es el momento en que el gobierno baje su perfil.
Que la sociedad sin intermediarios conozca y evalué lo que esta pasando en las sesiones de la Constituyente , eso no signifique que no se politice el tema de la Constituyente, porque eso no es posible; debido a que la Asamblea Constituyente responde como hemos revisado, a la forma de hacer política en el país, a lo que hemos entendido por lo político, porque afectará políticamente, económica, cultural y socialmente a Bolivia. Así que no es posible no poner la variable política e ideológica en el interior de la Constituyente , es un flujo de fuerzas el que se mide, ahí, visiones de mundo contradictorias, pero no irreconciliables, miedos que pueden perderse, rencores que pueden desaparecer sin que eso afecte a que nuestros recuerdos y que nuestra memoria siempre este vigente y activa.
Habría que pensar que la Asamblea Constituyente, no solo concierne a esta generación, sinon que marcará un momento fundacional o constituyente en la historia contemporánea del estado boliviano. Y por tanto su reto histórico sobre pasa a las personas y a las instituciones que intentan controlarla y por ende es el momento de desprenderse del poder y dejar que éste fluya libremente en otro lugar y en otras condiciones, pongamos que éstas sean las que están en Sucre; en el interior de la Asamblea Constituyente.
Christian Jiménez Kanahuaty
Cientista Político
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