Resumen
Karl Marx y Émile Durkheim representan, sin lugar a dudas, una ruptura con el pensamiento clásico, pero también, un claro ejemplo de la influencia que sobre la sociedad puede tener el razonamiento sociológico –aunque no sólo él-. Así pues, recordar el legado y la influencia que estos dos autores tuvieron en el pasado, pero también en nuestro presente, deviene uno de los principales objetivos del siguiente artículo.
Palabras clave: Karl Marx, Émile Durkheim, pensamiento clásico, sociología
Marx y Durkheim se encuentran, junto a Comte y a Weber, en el centro de lo que se ha venido a llamar teoría sociológica o sociología clásica. Mientras que otros autores tienen una consideración dispar en los distintos tratados de sociología clásica (Montesquieu, Tocqueville, Tonnies, Simmel,…) la inclusión Marx y Durkheim no admite discusión. Sus obras representan dos momentos cruciales en el intento intelectual del siglo XIX por dotar a la humanidad de una teoría racional y científica de la sociedad, empeño que arranca con la filosofía griega, se desarrolla en la filosofía política de Maquiavelo, Hobbes y Locke, continua con el estudio económico de la sociedad de Smith, Ricardo y el pensamiento de Montesquieu y Saint Simón para culminar en el nacimiento de la sociología propiamente dicha con Comte, Marx y Durkheim. Además, su influencia ha sido determinante para el desarrollo del pensamiento social posterior; en el caso de Durkheim en la expansión e institucionalización de la sociología como disciplina universitaria autónoma; en Marx, que rechazó siempre el término sociología para su obra por considerar que sólo se podía aplicar a las ideas "burguesas" de Comte, su repercusión ha sido trascendental para el pensamiento y la historia siglo XX a nivel político, económico y social.
Y sin embargo, su influjo no sólo se mide por los conceptos y teorías que han gozado del favor de otros autores, sino por las actitudes y posiciones que reaccionan contra estos autores. Me refiero a todos aquellos escritores que han articulado su pensamiento en reacción al marxismo o al positivismo y funcionalismo sociológico, sobre todo, desde los años setenta del siglo XX. No podemos entender la crítica a la modernidad sin saber el alcance de esta corriente en las obras de Marx y Durkheim. Dicho de otra manera, aunque el marxismo y el positivismo durkheimiano ya no estén de moda, no por ello su influencia es menos importante en el debate social.
En este ensayo trataré de responder a la pregunta de qué es lo que convierte a Marx y Durkheim en clásicos del pensamiento y de la sociología. Expondré las ideas de cada uno que han ejercido mayor peso en la tradición del pensamiento social posterior, para terminar con una visión de conjunto sobre ambos personajes dentro del contexto del siglo XX y en el panorama intelectual del XX, no sin añadir algunas reflexiones sobre su validez en este siglo XXI.
Justificación
1. La originalidad de Marx radica, a juicio de numeroso expertos, en la síntesis que realizó de gran parte de la ideas que circulaban en el siglo XIX, ideas políticas, sociales, económicas y filosóficas de diversa índole, que el marxismo reúne en una atractiva teoría social de gran impacto por ser también una justificación de la acción revolucionaria encaminada a lograr la emancipación del ser humano. En Marx es difícil decir dónde empieza el sociólogo, dónde el filósofo-historiador y donde el economista. A grandes rasgos podemos afirmar que su formación filosófica sería el punto de partida para llegar a una teoría de la sociedad que se quiso científica gracias al apoyo del saber económico. Su trayectoria empieza con la Crítica al Derecho de Hegel, obra totalmente filosófica y acaba con el Capital, análisis económico de la sociedad de su tiempo
1.1 Del idealismo alemán con que convivió en sus años de estudiante, reconoció la gran aportación que significaba la concepción de la mente como algo esencialmente activo, así como el carácter dialéctico de la evolución de la historia, la oposición de opuestos como elemento dinámico, y la idea de progreso histórico hacia la realización del hombre como tal, consciente de sí mismo y de su entorno. Pero al mismo tiempo estuvo de acuerdo con la visión del materialismo, que afirmaba que son las circunstancias y la realidad las que hacen al hombre pensar cómo lo hace y no al revés. Entre ambas posturas Marx avanzaría hasta llegar a formular años más tarde (en el célebre prólogo de su Contribución a la Crítica de la economía política) lo que Pléjanov acuñaría con el término de "materialismo dialéctico", el cual junto con el "materialismo histórico" (término de Engels) son la base de su doctrina social. La idea filosófica que sustenta dicha doctrina es que la relación entre el mundo y la mente es dialéctica, es decir, se condicionan mutuamente. Por una parte, la realidad material es la base sobre la que se construyen las ideas de los hombres, pero por otra, está en las manos del hombre cambiar esa realidad no sólo por medio de la filosofía sino mediante la praxis revolucionaria. Tanto el hombre como la sociedad están sujetos a las leyes dialécticas que rigen a la naturaleza, aunque en el caso del hombre existen rasgos propios y únicos como son la lógica y el lenguaje.
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