- Dios mete miedo
- Dios y la Biblia
- Las ciencias matemáticas
- Santa Fe
- Una anécdota sigue
- ¿Estará en los genes?
- ¿Qué podemos hacer?
- El soneto mismo
- Bibliografía
"El problema es cuando la religión y la política se mezclan donde el potencial hacia lo destructivo surge.
"Muchas de las iglesias más exitosas, lograron su preeminencia por ser gobernadas por zelotas militantes, intolerantes y sanguinarios.
"A todo esto, nos preguntamos: ¿Dónde estaba Dios, cuando en su nombre lo hicieran?" FEFL en Si, Dios no Existe: ¿Por qué Razón la Ciencia Nihilista Sobrevive?
Para la mayoría de los seres vivientes, la pregunta más importante es, ¿qué es lo que nos hace humanos y especiales, en la faz de un Dios? — Si, es que Un Dios existe.
La ciencia nos alerta de que la evolución es un proceso aleatorio en el que, por medio de cambios genéticos fortuitos, un ser emergió que, era más idóneo que sus contemporáneos — por ello predominó y perdura en el planeta Tierra.
Después de que 3.5 billones de años transcurrieran, y, dentro de unos breves milenios, tenemos a un indi-viduo que puede cavilar acerca de sus orígenes y deleitarse en un adagio de Mozart.
¿Cómo y, por qué, esto sería?
No lo sabemos, y lo que creemos saber no nos sosiega ni reduce nuestras inquietudes.
Un escritor de ficción, hace unos meses, me dedica una copia de su libro God is Dead — jocosamente, en su ofrecimiento, me urge: "… reza… por si acaso".
Nietzsche opina lo mismo, pero sus razonamientos son oscuros, y sus interpretadores, lo oscurecen aun más — algo que, a primera vista, pareciera imposible. (Véase mi artículo: El Zelota como Heraldo del Mal…).
La idea de Dios está imbuida en nuestras mentes desde muy temprana edad y la idea de "ofenderlo" — a todos, a algún nivel primitivo — nos llena de aprensión, sino de miedo.
Representación del inconsciente colectivo
Decía un anuncio de una marca de margarina, en los Estados Unidos: "No es bueno ofender a Madre Naturaleza". Significando que la margarina que la Naturaleza patrocinara, en el televisado anuncio, era la de su preferencia — truenos y rayos resaltaban sus palabras.
Dios siempre se representa con la pirotecnia asociada con su poder abrumador.
Lo que no entendemos nos aterroriza…
Dios mete miedo…
Cuando de jóvenes asistiéramos a los retiros de Manresa, dirigidos por el jesuita español, Padre Posada, éste nos amenazaba desde el púlpito con nuestra condena a los fuegos eternos, por haber tenido tan sólo un mal pensamiento.
Pero ¿cómo sucede con quienes profesan no creer en Dios?
A quienes son a mí allegados, los escucho decir que Dios es noción fútil. Así lo dicen, quizás, para demostrarnos que no comparten nuestras ansiedades y dudas — lo que de niños hiciéramos cuando nos mofábamos de los edictos de nuestros mayores. Porque la noción de una divinidad omnipresente y omnisciente es derivado directo de la creencia indispensable en la "divinidad" presunta, e inculcada (de, y, por nuestros padres).
Sin su soporte nunca hubiésemos llegado donde fuera que fuésemos — aunque el soporte fuera vene-noso… Como en el caso de tantos, los Borgias incluidos.
Así lo concebiría en sus teorías el psicoanalista suizo Carl G. Jung.
Como psicoanalista, estoy convencido, sin haberlo constatado, que Richard Dawkins (The God Delusion) y Christopher Hitchens (God is not Great y The Portable Atheist), enemigos acerbos de una idea fútil, como para ellos, Dios lo es, cuando tienen pesadillas, éstas son tan aterrorizantes para los mismos, como las de cualquier otro niño — porque quien las tiene es el niño indefenso que en ellos vive. (Véanse mis artículos al respecto en monografías.com).
Dios, entre otras razones, fue causa elemental en el cisma que últimamente disolvió la alianza, de "hermanos de sangre" en ideología, que caracterizara la amistad entre Jung (el hijo del ministro cristiano) y Freud, el judío ateo que se ufanaba de que su aya fuera una católica ferviente, de quien aprendiera cómo ser católico.
La nodriza, como figura materna es muy poderosa — como tantos sabemos, porque es vehículo de Dios.
Dios y la Biblia
La Biblia no es más acerca de Dios que los libros de Franco Ferrucci (The Life of God: As Told by Himself) y el de la eminente teóloga, Karen Armstrong (The History of God).
Chaco Canyon NM
Ambos títulos, en sustancia, exceden las expectaciones. Pero, como contenido, recomendamos la obra de Armstrong.
Para escribir este artículo he consultado estudios, tratados y artículos escritos por los que defienden y por los que ignoran o atacan a Dios.
He leído libros escritos por quienes a Dios usan para justificarse, enriquecerse y avasallar a los demás. Y he escuchado las palabras de muchos quienes lo adoran y con Él, en silencio, comulgan.
Habiendo hecho tantas incursiones en este confuso y conflictivo terreno, debí de haberme contentado con las ponencias ocasionales que hago en este respecto y seguir explorando otros caminos.
Viviendas en acantilado de los Tewa
Pero existen dos asuntos que aun no he ordenado en mi vida profesional.
Cuando me hice psiquiatra, mis pacientes solían preguntarme si creía en Dios — porque para ellos era muy importante saberlo.
En los muchos años de mi experiencia, mi respuesta varió.
Cuando me hice psiquiatra de niños, las preguntas serían, si estaba casado y con cuántos niños contaba y… si creía en Dios.
Aún no sé, si dentro de esta presente jornada, terminaré encontrando la afirmación que aun ansío descubrir dentro de mí, para con otros compartir.
Para hacerlo es preciso explorar el pasado
Retrocedamos a tiempos remotos, cuando no hubiera libros sagrados, porque la escritura y el alfabeto aun no existieran, o porque nuestros antepasados eran simple animales, de composición genética aproximada a la nuestra.
Veamos, entonces. Con nuestros familiares de índole biológico más cercano, los chimpancés, ciertas de nuestras virtudes y defectos son compartidos — pero, es oportuno asumir que ellos no creen en Dios.
¿Hablando? Quizás… pero no acerca de Dios
Pero, sino capaces del virtuosismo verbal de nuestra especie, el H. Neanderthal, poseía un vocabulario limitado, estaba dotado de inclinaciones artísticas, enterraba sus muertos, y vivía en grupos organizados que pudieran interpretarse como tribus.
En adición, poseían la agudeza de manufacturar herramientas, hacer uso del fuego, de decorar sus cuevas y de brindar protección a su pareja y sus críos.
Eran, sino humanos — eran humanoides.
Muchas teorías hacen de nuestra especie, la responsable por su desaparición. Mientras que otras, más plausibles, nos indican que sería su adaptación defectuosa a una dieta muy pobre lo que exterminaría este homínido.
La evidencia científica a favor de esta última es apabullante. (En el Miami Herald en octubre 26, 2007 apa-rece un artículo, en defensa del helado para la salud: Diet and Fact: A Case of Mistaken Consensus — este artículo constituye un asalto contra la ciencia y la razón).
A ellos los destruyó su dieta, como la obesidad amenaza nuestra especie, ya que es realidad tangible que nuestro género trata de subsistir en una dieta muy pobre: La dieta hipercalórica que los fast food nos proporcionan — el helado entre ellas.
Enterrando los muertos
Cuando pensamos en Dios, pensamos en la muerte o en el devenir de acontecimientos aciagos de los que no tenemos noción temprana y los que no podemos ni predecir ni evitar.
Eso nos causa ansiedad existencial. (Véanse mis artículos al respecto en monografías.com).
En la secuela del tsunami que devastara Malasia en diciembre del 2004, recordaré para siempre el lamento de una niña rescatada, cuya familia pereció; y quien, sollozando, balbuceara lo siguiente: "Si es que existe un Dios, ¿por qué hace esto a los pobres niños?"
Por supuesto, que nadie tiene una respuesta.
Por esa misma razón, no creo que nuestra concepción de una deidad y creencia en una divinidad puedan ser explicadas en nuestro temor a la muerte y en el apego a una vida de gratificación eterna. (Véase mi artículo: La Importancia de Entretejer la Historia Personal… en monografías.com).
Revisitemos a nuestros antepasados surtos en la nave metafórica de sus vidas inciertas — nave, que a menudo, zarpaba caprichosamente, sin preámbulos, en direcciones imprevistas y sin timonel para guiarla — a rastrear derroteros de zozobra segura.
Cuando examinamos mi ponencia La Regla del DNA Gobierna un Mundo de Incertidumbres Ciertas en mono-grafías.com, logramos la aprehensión de una descripción detallada de lo que la Naturaleza, para guiarnos, nos permite disponer.
Trayectoria medida del sol: Valle del Río Boyne, Irlanda
Aquí, en esta lectura, lo que deseamos conseguir. Es analizar el principio de nuestras habilidades a esclarecer los enigmas de nuestras existencias y de — ser posible alcanzarlo — establecer una "amistad", o relación, con un Dios.
Las ciencias matemáticas
Para mí, que la magia indescriptible de las ciencias exactas y la astronomía fueron participantes activas en orientarnos, inicialmente, en la dirección hacia Dios.
Existe algo prodigioso en un teorema, pero en sus elementos más simples, existe algo "divino" en la preci-sión de que dos + dos = 4.
Pero, no todo es semántico
Podemos rascarnos la cabeza y pensar, ¿por qué es huevo y no "uevo"? Y, en honor a los "haigas" del mundo español, ¿por qué es haya? (Véanse mis artículos al respecto en monografías.com).
Galileo confrontando la inquisición. Oficina que dirigiera Benedicto XVI antes de su ascensión al "trono" de San Pedro…
Esas acrobacias literarias no se comparan con la urgencia de describir los ciclos de las estaciones, de predecir las menstruaciones, coordinadas con las fases selénicas. De saber cuándo sembrar y cosechar y de cómo hacer de nuestras incertidumbres — certezas.
En el Valle del Río Boyne en Irlanda existen estructuras arquitectónicas que fueran construidas en la prehistoria para trazar el solsticio y el equinoccio. Estructuras similares se encuentran entre los mayas y los aztecas, entre los incas y entre los indios del Chaco Canyon en el estado de Nueva Méjico como asimismo se hallan en otras localidades muy distantes entre sí.
La pregunta que todos nos hacemos es ¿por qué tantas civilizaciones, remotas entre ellas, desarrollarían esa inclinación, o necesidad, de resolver los mismos enigmas cósmicos al mismo tiempo?
No sabemos…
Para los matemáticos, los astrónomos y los físicos, sus ciencias y sus conquistas intelectuales; ci-mentadas en la experimentación y en su corroboración replicable, constituirían una nueva religión — sino otro culto o convicción.
Llegando a los Álamos National Laboratory — donde naciera la bomba atómica…
Pierre de Fermat (1601-1665) con su último teorema mantuvo a la comunidad científica a la expectativa, hasta que éste fuera resuelto en el 1995.
¿Por qué, antes de morir lo hiciera? ¿Para aspirar a la inmortalidad?
Nadie lo sabe…
Santa Fe
En Nueva México, en el Instituto de Santa Fe, se reúnen tantas mentes ganadoras del premio Nobel en física y ciencia económica que cuando uno visita, muy pronto, el galardón pierde su sobrecogimiento — lo que, al final, es bueno — porque los dioses son celosos — ¿dije "dioses"?
La mayoría de quienes allí se congregan, profesa el agnosticismo.
Una anécdota sigue
Esta narración que expondremos, es acerca de un hombre excepcional que llegaría a ascender a la presidencia de su país —- no me refiero en este lugar, a ningún "dignatario" actual.
Tuvo lugar en una ceremonia en la Casa Blanca en abril 29 del 1962. Celebrando, entonces, todos los reci-pientes americanos del Premio Nobel. John F. Kennedy remarcó que nunca antes en ese mismo salón, tanto talento se había congregado en la Casa Blanca, excepto cuando Thomas Jefferson cenaba a solas.
Tu sei pagliaccio…
Prosigamos con nuestra lección
¿Estará en los genes?
Aunque Dean Hamer, en su atentado publicitario, cuando escribiera su libro The God Gen — lo trataría de establecer — nunca nos pudo persuadir al establecimiento científico, de que lo que hubiera "localizado" fuera la posición en nuestro genoma del gen desde donde brota la creencia de todos en un ser divino. (Léanse mis ponencias al respecto).
¿Qué podemos hacer?
Siguiendo las ciencias matemáticas. Fueron la filosofía, la alquimia y las ciencias teológicas — las del estudio de Dios –– las que nos suministraron orientación segura en nuestra pesquisa.
Ningún pensador argumenta en su contra ni trata de destruir lo que Agustín y Tomás de Aquino razonaran. Aunque muchos consideran sus ideas como expresiones de catarsis emocionales y no evidencia cierta de la existencia de Dios.
Euclides
Una paciente, que está en proceso de escribir una novela en la que proyecta un pasado turbulento e infortu-nado; donde el maltrato emocional, el abandono indiferente y la angustia personal fueran predominantes, es escéptica.
Mujer pía y devota, leyendo mis tantas ponencias acerca del psicópata; concluye de esta manera: "Tengo que admitir que para mí, Dios es un psicópata reformado…"
Para ella su padre sería idéntico, pero omitiendo lo del haberse reformado.
Es que, si se leen los experimentos de Milgram y los de otros. Dios, en su poder, goza de la capacidad de propinar dolor y de manipular el poder.
El venerable y, venerado Tío Pepe
En esos mismos principios, han basado sus éxitos los grandes dictadores que en el mundo habido.
¿Creer o no creer? Es la pregunta y el dilema que nos confrontará por el resto de nuestras vidas.
Para solucionarlo, no podremos preguntarlo a Él, ya que en sus muchos enigmas es muy claro que la transparencia y su revelación total, nunca ha sido Su propósito.
Volvemos al título de esta lección: ¿Por qué Dios Creó Este Mundo?
Nadie, ni los más genuinamente iluminados, lo pueden descifrar — aunque no crean en Él.
Concluiremos, entonces…
Con la reproducción de un soneto anónimo cuyo título es:
NO ME MUEVE MI DIOS PARA QUERERTE
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
El soneto mismo
Este soneto, por su perfecta factura, figura como modélico en todas las antologías que se precien, desde que lo incluyó en la suya de las Cien Mejores Poesías de la lengua castellana don Marcelino Menéndez Pe-layo.
Así termina este ensayo, como tantas composiciones inconclusas.
Bibliografía
• Larocca, FEF: Si, Dios no Existe: ¿Por qué Razón la Ciencia Nihilista Sobrevive? en monograf-ías.com
• Larocca, FEF: Lo Que los Padres de Niños Nos Decían en monografías.com
Para una profusión de artículos acerca de este tema:
http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=dios%20larocca
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca