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Presidencialismo latinoamericano: análisis crítico


Partes: 1, 2

  1. El modelo originario

  • 2. El modelo Latinoamericano

  • 3. Conclusiones y propuestas

  • Analizar la temática del presidencialismo Latinoamericano es de vital importancia para entender como esta forma de gobierno ha incidido en la estabilidad del régimen democrático y si ha tenido o no influencia en las reiteradas rupturas constitucionales que se produjeron a lo largo del siglo XX. El debate sobre el presidencialismo se mantiene hoy vigente en el ámbito de la Ciencia Política y es de absoluta actualidad en nuestro país, ya que la historia de la institucionalidad política en Argentina es, en gran medida, la historia del presidencialismo y su crisis.

    En la actualidad, casi todos los países que poseen sistemas de gobierno presidenciales se encuentran concentrados en América Latina. La razón por la que en el continente Americano residen mayoritariamente los gobiernos presidenciales, a diferencia del Europeo donde imperan los parlamentarios, es fundamentalmente histórica y no es resultado de decisiones deliberadas.

    En efecto, al producirse la independencia de las colonias españolas en América, los nuevos Estados solo tuvieron como ejemplo de "Estado Republicano" la forma de organización de los Estados Unidos, ya que el resto de los Estados europeos eran monarquías, que poseían un Jefe de Estado hereditario.

    Por lo tanto, la división entre sistemas presidenciales y parlamentarios no resultó del debate de teorías, asignándole superioridad a una forma de organización sobre otra, sin embargo resultaría enriquecedor que en la actualidad podamos realizar un análisis y evaluación de la performance que ha tenido el presidencialismo especialmente en Latinoamérica.

    El presidencialismo, específicamente el Latinoamericano, ha funcionado mal, de acuerdo a su evolución histórica; salvo en el caso de los EE.UU. todos los demás sistemas presidenciales han sido frágiles, rígidos e inestables, cayendo regularmente ante los nefastos golpes de estado y en las más diversas formas de interrupciones institucionales.

    Corresponde, entonces, plantearnos esta problemática, para poder encontrar y entender las causas de su fragilidad institucional y, a su vez, poder aportar algunas ideas que puedan ayudar a fortalecer la estructura institucional y el régimen democrático en la región.

    El modelo originario

    Antes de incursionar específicamente en la problemática del presidencialismo Latinoamericano, quizás resulte conveniente analizar algunos rasgos del modelo Norteamericano, que luego sirvió como paradigma para las nuevas repúblicas de América Latina.

    En primer término, debemos definir que un sistema republicano de gobierno es presidencialista cuando tiene las siguientes características:

    • a) Elección popular directa o cuasi-directa del Presidente, es decir que su base de legitimidad se encuentra en el traspaso directo de la soberanía popular.

    • b) El presidente concentra simultáneamente las Jefaturas de Estado y de Gobierno.

    • c) El Presidente, a diferencia de un Primer Ministro parlamentario, es elegido por un período fijo y determinado.

    • d) Los ministros son designados y removidos por el Presidente y son responsables ante él.

    • e) El gobierno presidencial no depende de la confianza o mayoría de los miembros del Parlamento, porque cuenta con la legitimidad directa de la soberanía popular.

    • f) En este sistema de gobierno ni el Presidente puede disolver el Parlamento, ni este puede remover al Presidente por voto de censura.

    • g) El Presidente puede gobernar con un Parlamento con mayoría del partido o frente político opositor, ya que se encuentra diferenciada la elección presidencial y la correspondiente a las bancas parlamentarias.

    El modelo norteamericano, específicamente, está basado en la división y separación de poderes entre el poder ejecutivo y el legislativo, es decir, entre el Presidente y el Congreso. La singularidad del presidencialismo de EE.UU. es que limita y equilibra el poder dividiéndolo, a través de poderes que se estructuran por separado como organismos autónomos.

    Uno de los principales argumentos a favor del presidencialismo es que conducen a la formación de "gobiernos fuertes y efectivos", en comparación con los sistemas parlamentarios. Pero, se trata de un argumento con poco fundamento porque el hecho de que el sistema norteamericano haya logrado resolver satisfactoriamente sus conflictos y problemas institucionales, no puede ocultar que una estructura de poder dividida genera parálisis y estancamientos profundos, más que cualquier otro sistema de gobierno.

    En definitiva, podemos sostener que el sistema presidencial de los Estados Unidos funciona porque los actores políticos están decididos a hacerlo funcionar, debido a que, según Giovanni Sartori, tiene una maquinaria constitucional diseñada para la parálisis gubernamental, que puede ser superada por la solidez estructural de una potencia desarrollada, pero que resulta muchas veces insuperable para una región como la Latinoamericana, que importó el modelo siendo su contexto político, social y económico, diametralmente distinto y opuesto.

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