Análisis de los gestos deportivos que inciden en la lesión del ligamento cruzado anterior
Enviado por Ernesto Alfredo Reiter
Resumen
En el presente trabajo de investigación se analizan los gestos deportivos que inciden en la ruptura tanto parcial como total del ligamento cruzado anterior de la articulación de la rodilla.
Se analiza la lesión del ligamento cruzado anterior y sus características, haciendo una descripción de los mecanismos de lesión que tienen como resultado el desgarro del ligamento, describiendo los factores extrínsecos e intrínsecos que participan en la lesión. Se explicitan, además, los factores de riesgo de desgarro del ligamento cruzado anterior.
En este sentido, en el trabajo se sostiene que es fundamental la sistematización del entrenamiento para mejorar la forma física y de esta manera mejorar la prevención de la lesión. Para ello, es fundamental el aporte del Profesor de Educación Física: el entrenamiento de los grupos musculares que participan en los movimientos de la rodilla es muy importante, pues ante determinadas situaciones deportivas pueden contrarrestar la lesión del ligamento cruzado anterior. También es relevante el trabajo del equilibrio y de ejercicios pliométricos.
El presente trabajo podría significar un aporte a los Profesores de Educación Física y entrenadores deportivos; al sistematizar los conocimientos indispensables para la prevención del desgarro del ligamento cruzado anterior.
La investigación tiene carácter monográfico y se ha desarrollado a partir de la sistematización y análisis de información de múltiples fuentes documentales especializadas en el tema que constituye el objeto de estudio del trabajo.
En el presente trabajo de investigación se analizará la incidencia que tienen los gestos deportivos en la lesión del ligamento cruzado anterior de la rodilla. En el estudio de la lesión de dicho ligamento se va a tratar la rotura de forma parcial y total.
Cada deporte posee un antecedente de lesiones de rodilla y entre ellas la lesión del ligamento cruzado anterior, sin embargo los gestos deportivos cambian según cada actividad deportiva, pero ninguno está exento de dicha lesión.
Las probabilidades de rotura van cambiando estadísticamente y sin duda se pueden establecer los deportes que más antecedentes poseen en este tipo de desgarro, pero es más difícil establecer qué tipo de gesto es el que incide en esta lesión. Es por eso que se evaluará la lesión teniendo en cuenta el contacto existente entre los practicantes, los factores externos o extrínsecos, y los factores internos o intrínsecos.
Se valorizarán los estudios que muestren los diferentes grados de tensión generados en el ligamento según la graduación de flexión o extensión de la articulación de la rodilla, para de esta manera ayudar a establecer la incidencia que posee el efectuar determinados gestos deportivos.
Los problemas que trae aparejado este tipo de lesión son muchas veces de público conocimiento y las investigaciones demuestran que la persona que no se opera ha evolucionado con mayor rapidez a patologías degenerativas de rodilla. Esto causa una mayor preocupación en la sociedad que tiene una afinidad con la lesión a analizar.
La cantidad de investigaciones acerca de novedosos procedimientos quirúrgicos es abundante; sin embargo el estudio de la prevención de la lesión no ha sido muy abordado, así como tampoco el análisis de las acciones deportivas que inciden en el ligamento. .
La estructura del presente trabajo de investigación está dividido en dos capítulos. En el primer capítulo se describe en profundidad la composición estructural del ligamento cruzado anterior, también sus inserciones y comportamiento en relación a los movimientos de la articulación de la rodilla. Se describen las lesiones del ligamento cruzado junto a sus características. También aborda brevemente la información sobre las maniobras para identificar la lesión del ligamento objeto del estudio.
En el segundo capítulo, luego de una breve introducción, se analizan los mecanismos de lesión de este ligamento abordando algunos deportes que tienen antecedentes en este tipo de desgarro ligamentario. También se describen factores de riesgo de lesión del ligamento cruzado anterior analizando las variables extrínsecas e intrínsecas que generen algún tipo de comportamiento negativo de este ligamento.
Luego se finaliza este trabajo de investigación con las Consideraciones Finales que resaltará los aspectos más importantes a tener en cuenta y se elaborará un plan de prevención como base fundamental del mismo al Profesor de Educación Física.
CAPÍTULO 1
1. 1. Descripción Anatómica
Ferriol (2008) se refiere a la composición del ligamento cruzado anterior y describe a las estructuras ligamentarias de la rodilla afirmando que son estructuras conformadas por colágeno distribuido de forma no homogénea. Los fascículos anteriores de todos los ligamentos contienen más colágeno por unidad de volumen que los fascículos posteriores y, además, en los ligamentos cruzados, la parte central posee más colágeno que la distal o proximal y su densidad es menor en el ligamento cruzado anterior (LCA) que en el resto de los ligamentos.
El contenido de colágeno tipo I es idéntico en ambos ligamentos cruzados mientras que se han encontrado algunas diferencias en la composición del colágeno Tipo III. También se han encontrado algunas diferencias entre el ligamento cruzado anterior del hombre y el de la mujer que podrían determinar la mayor frecuencia relativa de desgarros del mismo en la mujer. Como en la mayoría de los ligamentos, el ligamento objeto de este estudio presenta un comportamiento viscoelástico que muestra la capacidad del que posee este ligamento para atenuar las deformaciones bruscas, cuando es solicitado y es característica su relajación de la tensión para reducir el riesgo de lesión en el caso de una deformación prolongada.
Rouviére (1987) describe al ligamento cruzado anterior como dos cordones fibrosos cortos y muy gruesos que se extienden desde el espacio interglenoideo de la meseta tibial al espacio intercondíleo del fémur. Los ligamentos cruzados son los verdaderos ligamentos posteriores de la articulación, dado que ellos refuerzan, engrosando, la parte posterior o intercondílea de la capsula articular. Son dos ligamentos, uno anterior y otro posterior. A continuación se hará una descripción del ligamento objeto de esta investigación, el ligamento cruzado anterior:
El ligamento cruzado anterior se inserta hacia abajo en la superficie preespinal de la meseta tibial, en el espacio comprendido entre el tubérculo interno de la espina de la tibia hacia atrás, la inserción anterior del fibrocartílago externo hacia afuera y atrás, y la inserción anterior del fibrocartílago interno hacia adelante.
De ahí, el ligamento se dirige en forma ascendente, atrás y afuera, y se fija según una zona de inserción vertical sobre la mitad posterior de la cara intercondílea del cóndilo externo del fémur.
También se puede citar la descripción anatómica de tipo macroscópica que desarrolla Sanchiz Alfonzo (1992) en la que detalla al ligamento cruzado anterior como una estructura intraarticular y extrasinovial, situada en la escotadura intercondílea de la rodilla, que discurre oblicuamente, desde su inserción a nivel de la región anteromedial del platillo tibial, hacia la región posterior, arriba y afuera, hasta la porción medial del cóndilo femoral lateral (bien posterior y arriba, cerca de la superficie articular). La distancia máxima entre las superficies internas de ambos cóndilos femorales (anchura de la escotadura intercondílea) es de 21 + 3 mm.
El ligamento cruzado anterior (LCA) adopta una disposición helicoidal característica que proporciona una tensión adecuada del ligamento a través de todo su rango de movimiento. Está formado por múltiples fascículos, regular y sistemáticamente orientados. Cada una de las fibras posee un único punto de origen e inserción, no son paralelas ni tienen la misma longitud y tampoco están bajo la misma tensión a lo largo de todo el arco de flexión y extensión de la articulación de la rodilla. La longitud del ligamento es de 31 ᠳ mm, el espesor de 5 ᠱ mm y la anchura 10 + 2 mm, las dos últimas medidas es en el tercio medio del ligamento, siendo el volumen total de 2.3 ᠴ ml.
El LCA, al igual que el ligamento cruzado posterior (LCP) y el ligamento lateral externo, es un ligamento "cordonal" a diferencia de los ligamentos del complejo interno de la rodilla que son ligamentos "acintados". Esto tiene mucha importancia dado que los ligamentos cordonales, tras la rotura, sufren retracción de sus extremos y nunca restablecen su forma continua. Es por esto que se determina que el tratamiento de una rotura completa del ligamento cruzado anterior debe ser la cirugía.
El LCA posee a su alrededor una membrana sinovial que se hace más notoria por adelante del ligamento, formando un meso, conocido como ligamento mucoso, por el que discurren los vasos sanguíneos que se dirigen al ligamento cruzado anterior. Ésta estructura probablemente es un vestigio del "septum medio" que divide la articulación tibiofemoral en los estadios tempranos del desarrollo embrionario. Cuando este tabique persiste nos hallamos con un "pliegue sinovial infrapatelar". Dicho pliegue sinovial está anclado proximalmente al techo del espacio intercondíleo, inmediatamente por delante de la inserción del ligamento cruzado anterior y distalmente comunica con la grasa infrapatelar de Hoffa.
En la cara anterior del ligamento, traspasando su tercio distal, encontramos el ligamento yugal, transverso o intermeniscal anterior, interpuesto entre el ligamento y la almohadilla grasa infrapatelar de Hoffa, que cubre la mitad distal del ligamento cruzado. El ligamento yugal se extiende desde el cuerno anterior del menisco medial al límite anterior convexo del menisco lateral. Estas dos estructuras anatómicas, ligamento yugal y grasa infrapatelar, posiblemente sean el factor principal de observación de un mayor aumento sinovial en el extremo proximal del ligamento cruzado anterior o de los injertos que lo sustituyen.
El LCA está íntimamente relacionado con el ligamento cruzado posterior (LCP), en la zona en que ambos se cruzan, estando cubiertos ambos ligamentos por una capa sinovial que se extiende en forma continúa. El ligamento cruzado anterior se cruza en forma de X con el ligamento cruzado posterior en rotación tibial interna adoptando planos paralelos en rotación externa. En algunas ocasiones las fibras del ligamento cruzado anterior se extienden por detrás del ligamento cruzado posterior a la cara medial del surco intercondilar. El LCA, en combinación con el LCP, ligamento meniscofemoral posterior de Wrisberg y ligamento meniscofemoral anterior de Humphrey, constituyen el "Pivote central" o sistema ligamentoso central de la articulación de la rodilla. Ahora bien, la presencia de los ligamentos meniscofemorales no es constante, estando ausentes en el 30% de los casos.
Para continuar con las inserciones del ligamento cruzado anterior, el mismo se inserta en una fosita situada antero lateralmente respecto a la espina tibial anterior. Pasa por debajo del ligamento yugal y unos pocos fascículos se entrelazan con el cuerno anterior del menisco lateral.
Sanchiz Alfonzo (1992) describe que el ligamento cruzado anterior tiene fibras ancladas en la base de la espina tibial anterior pero no en el vértice.
El anclaje tibial es más fuerte y ancho que el anclaje femoral. Esto puede llegar a explicar que sea más probable y frecuente la desinserción en la zona del anclaje femoral que la desinserción del anclaje tibial.
El área de inserción tibial es de forma oval, con su eje mayor orientado en sentido antero-posterior. Su longitud es de 17 + 3 mm y su ancho de 11 ᠲ mm. El punto central de la inserción tibial se sitúa a 7 ᠱ mm del plano del borde anterior de la superficie articular del cóndilo tibial medial y a 23 + 4 mm de la unión meniscocapsular anterior en el cóndilo tibial medial.
Continuando con la inserción femoral, la misma se inserta en una fosita situada en la parte posterior de la superficie medial del cóndilo femoral lateral. El área de inserción femoral posee la forma de un segmento de círculo con su borde anterior recto y el posterior convexo, siendo este último de ubicación paralela al margen articular posterior del cóndilo femoral lateral.
1. 2. Anatomía Funcional
El ligamento cruzado anterior tiene dos fascículos funcionalmente independientes y distintos, tal como los distingue DeFranco (2009) uno es anteromedial, y el otro es posterolateral. La inserción femoral del fascículo anteromedial es el punto céntrico de rotación del ligamento cruzado anterior, lo que determina el comportamiento isométrico de este fascículo. La isometría permite que el fascículo anteromedial de mayor longitud, contribuya a la estabilidad en la rotación interna y externa. El fascículo posterolateral más voluminoso no es isométrico.
Weineck (2007) describe a los ligamentos cruzados como medios de sujeción de los dos cóndilos a articular; cuando se produce una posición de flexión inestable, en la cual se destensan los ligamentos laterales, evitan principalmente que la cabeza del fémur se deslice hacia adelante (ligamento cruzado anterior) o hacia atrás (ligamento cruzado posterior).
En toda posición de la rodilla, las diferentes partes de los ligamentos están en tensión. En la rotación interna de la pierna, ambos ligamentos se torsionan uno alrededor del otro produciéndose un veloz bloqueo del movimiento de rotación. Ya que en la rotación externa los ligamentos se descruzan se puede llevar a cabo una mayor rotación.
DeFranco (2009) afirma que el ligamento cruzado anterior genera una limitación en la traslación anterior, la hiperextensión y la rotación. La disposición en forma oblicua del fascículo posterolateral permite tener un mayor control del movimiento de rotación que el que nos brinda el fascículo anteromedial, que tiene una posición más axial. Éste tejido rota, en parte, debido a la forma de leva del cóndilo femoral externo.
En flexión, el fascículo anteromedial se tensa, mientras que el fascículo posterolateral se relaja. El fascículo posterolateral se tensa en extensión y rotación interna.
Este comportamiento de tensión recíproco sugiere que las rupturas parciales pueden comprometer fascículos individuales, lo que depende del ángulo de flexión de la rodilla. El fascículo anteromedial es más susceptible a lesiones con la rodilla en flexión.
La rotura del fascículo anteromedial puede generar un aumento de la traslación anterior en flexión, aumento escaso o nulo de la hiperextensión y aumento escaso o clínicamente no evidente de la inestabilidad en la rotación.
Los movimientos de hiperextensión y la rotación interna exponen a mayor riesgo de lesión al fascículo posterolateral. El desgarro de este fascículo puede generar un aumento de la hiperextensión, un aumento de la traslación anterior con la rodilla en extensión, un aumento de la rotación interna y externa con la rodilla en extensión y un aumento de la rotación externa con la rodilla en flexión de 45°.
En relación a la rotación externa, Rouviére (1987) sostiene que los ligamentos cruzados se descruzan en la rotación externa y se tensan en la rotación interna. Pero en razón de su oblicuidad, los ligamentos cruzados quedan tensos definitivamente tanto en la flexión como en la extensión; además, aplican fuerzas una contra otra las superficies articulares del fémur y de la tibia, sobre todo durante la flexión.
Cada uno de ellos tiene una función diferente: el ligamento cruzado anterior contribuye a la rotación terminal en la extensión.
Para analizar la tensión que sufre el ligamento cruzado anterior durante los movimientos de la rodilla se describirá lo investigado por Sanchiz Alfonzo (1992) que indica que la tensión del LCA se incrementa cuando se contrae el cuádriceps contra resistencia entre los 45° y 0°.
Esto tiene una gran relevancia clínica en el proceso de rehabilitación tras cirugía del LCA. Cualquier contracción del cuádriceps con la rodilla en 45° de flexión o menos tensa el LCA. La rehabilitación consistirá idealmente en ejercicios isométricos en 45° de flexión o más junto con ejercicios de isquiotibiales (antagonistas del cuádriceps).
En relación a su tensión se puede citar también a Dufour (2006) que afirma que ambos ligamentos cruzados están enrollados o torcidos, en diferentes haces de fibras a modo de un cable de acero.
Ello permite que mantengan la misma tensión con independencia del grado de flexión de la articulación, lo que se denomina isometría. Su elasticidad es del orden del 20% al 30 % para una tracción de 40 a 50 daN.
Para continuar con la descripción funcional del ligamento cruzado anterior es necesario la explicación de diferentes maniobras de resistencia, las cuales permitirán tener información en referencia a la función que desempeñan los fascículos del ligamento en la flexión, extensión, así como también la resistencia que ofrece el ligamento cruzado anterior a la rotación e hiperextensión de la rodilla. Estos métodos son: "Maniobra de Lachman", "maniobra del Pivot-shift positiva" y "cajón anterior".
1. 2. 1. Maniobras para identificar la lesión del LCA
A. Lachman
Debe hacerse en decúbito supino, en flexión de rodilla entre 15º-20º y en rotación neutra. Con una mano se sostiene firmemente el fémur mientras que con la otra se aplica a la tibia proximal una fuerza en dirección anterior. Traduce un avance global de los dos compartimentos.
Debe compararse siempre con el lado contralateral. La puesta en tensión del ligamento produce una sensación de parada brusca y dura de la tibia en su desplazamiento anterior. Se afirma entonces que la prueba de Lachman es negativa L.C.A. normal. La ausencia del ligamento se acompaña de una sensación "blanda", ocurriendo la parada de forma suave y más tarde, por la tensión de las estructuras posteriores. Decimos entonces que la prueba de Lachman es positiva L.C.A. roto.
B. Cajón anterior
Con la rodilla 90º de flexión, la cadera a 45º y el pie fijo, se valora el desplazamiento anteroposterior de la tibia sobre el fémur. Se imprime a la epífisis proximal de tibia movimientos de tracción en posiciones neutras y rotación interna y externa para poner a prueba las distintas estructuras capsuloligamentosas responsables de su estabilidad anteroposterior.
Es el signo más antiguo, mejor conocido y el menos fiable. Con rodilla entre 70º y 90º, el L.C.A. asume el 80% de la resistencia a la traslación anterior de la tibia.
DeFranco (2009) comenta que la prueba del cajón anterior se suele describir como un medio para evaluar la laxitud del ligamento cruzado anterior, pero puede ser un parámetro no confiable de laxitud anterior de la rodilla. Cuando un paciente presenta una lesión aguda, los espasmos de los tendones del hueco poplíteo y la flexión de la rodilla en 90° causan dolor que dificulta practicar un examen preciso. Los estabilizadores secundarios de la rodilla (el contorno óseo de la articulación, los cuernos posteriores de los meniscos y el ligamento lateral interno) también pueden interferir con la posibilidad de efectuar una verdadera evaluación de la traslación anterior de la rodilla. Por lo general, el resultado de la prueba del cajón anterior es anormal cuando también haya lesión de las sujeciones secundarias. Por estas razones, la prueba de Lachman es más sensible que la prueba del cajón anterior para detectar insuficiencia del ligamento cruzado anterior.
C. Pivote positiva:
Una prueba de desplazamiento del pivote positiva representa el fenómeno de subluxación-reducción asociado con una rodilla que tiene deficiencia funcional del ligamento cruzado anterior. La tibia se subluxa respecto del fémur, en extensión, y se reduce, en flexión.
Más específicamente, cuando la rodilla tiene un ligamento cruzado anterior deficiente, el fémur se subluxa respecto de la tibia por gravedad, y la banda iliotibial queda por delante del centro instantáneo de rotación de la rodilla.
Mientras la rodilla se flexiona hasta alrededor de 20°-25°, se produce el fenómeno de desplazamiento del pivote a medida que se reduce la rodilla.
El resultado de la prueba se califica como 1+ (deslizamiento), 2+ (salto) ó 3+ (bloqueo transitorio).
Kocher (citado por DeFranco, 2009) concluye afirmando que esta prueba es mejor que la del cajón anterior o la de Lachman para definir insuficiencia del ligamento cruzado anterior, y se considera que un resultado positivo indica deficiencia de este ligamento.
Tiene especial utilidad para determinar si la laxitud anterior será clínicamente relevante. Por lo tanto, la prueba de desplazamiento del pivote es la más útil para definir el grado de lesión del ligamento cruzado anterior, en especial, cuando se la practica con el paciente anestesiado.
El signo del cajón anterior, después de la sección del fascículo posterolateral, es positivo con la rodilla en extensión (Maniobra de Lachman positiva) y negativo con la rodilla en flexión (Cajón anterior negativo), puesto que en flexión está tenso el fascículo anteromedial.
En flexión el fascículo anteromedial constituye una barrera de primer orden para el desplazamiento anterior de la tibia respecto del fémur. Si se secciona el fascículo anteromedial, el posterolateral que permanece intacto se tensa indicando que es una barrera de segundo orden para el signo del cajón anterior en posición de flexión.
Si se secciona por completo el LCA el signo del cajón anterior es marcadamente positivo en todas las posiciones (Maniobra de Lachman positiva y Cajón anterior positivo).
La sección completa del LCA conduce a una inestabilidad rotacional evidente (Maniobra del Pivot-Shift positiva). La sección aislada de los fascículos no causa inestabilidad rotacional detectable clínicamente. El LCA es un estabilizador primario contra la inestabilidad rotatoria anterolateral.
Los dos fascículos se tensan al máximo cuando la rodilla extendida se rota internamente. Si se tiene en cuenta que la extensión de la rodilla tensa al máximo el fascículo posterolateral se explica que un mecanismo de hiperextensión más rotación interna sea causa de rotura aislada del LCA, lo cual ha sido comprobado clínicamente. También la hiperextensión aislada ("chut al vacío") es causa de rotura del ligamento cruzado anterior.
El movimiento de flexión de la rodilla es mixto: de rodadura y de deslizamiento antero-posterior de la tibia sobre el fémur, siendo la relación normal de ambos movimientos de 1:2 al principio de la flexión y de 1:4 con la flexión completa.
Para continuar con el análisis funcional y biomecánico del ligamento cruzado anterior se puede citar la opinión de Pinzon (S/D) en la que aclara que gran parte de la función de los ligamentos es resistir las tensiones, los estudios experimentales de las propiedades biomecánicas de estos tejidos, son generalmente hechos en tensión, dejando sus inserciones óseas intactas.
Cuando la evaluación es hecha de esta manera, medidas de carga y elongación (basadas en desplazamiento entre las mordazas se sujeción) son obtenidas.
Una típica curva no lineal, representa el comportamiento del complejo hueso-ligamento. En esta curva, se pueden diferenciar dos aspectos:
堕na región inicial, de baja rigidez, denominada "toe", en donde sólo pequeñas cargas son requeridas para que una elongación ocurra.
堕na segunda región, de alta rigidez donde cargas significativamente más altas son requeridas para continuar la elongación.
Este comportamiento es explicado por el patrón ondulante de las fibrillas de colágeno a lo largo de la longitud del tendón. Durante la carga inicial el patrón ondulante de las fibras es estirado por pequeñas cargas, después de lo cual, grandes cargas son necesarias para elongar estas fibras.
A medida que se incrementa la carga, un mayor número de fibrillas comienza a ser cargado (reclutamiento), mostrándose un incremento gradual en la rigidez del tejido, lo cual se demuestra como una curva carga – elongación no lineal.
Los valores obtenidos de la curva, carga – elongación del complejo hueso – ligamento – hueso, refleja una combinación de las propiedades de la sustancia del ligamento así como de sus sitios de inserción.
Estas son las llamadas propiedades estructurales y están representadas por la rigidez lineal, carga última, elongación última y energía absorbida para la falla (área bajo la curva carga – elongación).
Debido a que el hueso es considerablemente más rígido que el tejido ligamentario, para determinar las propiedades mecánicas del tejido ligamentario, es necesario excluir el comportamiento de la interface hueso – tendón.
Se puede concluir el análisis anatómico-funcional del ligamento cruzado anterior citando a Sanchiz Alfonzo que afirma que "el LCA actúa como barrera frente a la traslación anterior de la tibia respecto al fémur, frente a la hiperextensión y frente a la excesiva rotación interna.
Ahora bien, este efecto de barrera no es de la misma intensidad en todos los ángulos de flexo- extensión de la rodilla. Así, la traslación anterior de la tibia respecto al fémur es mayor cerca de los 30° de flexión." (1992: 45)
Además, como funciones secundarias tendría las siguientes: resistencia frente al varo y al valgo y guía de la tibia en el movimiento de autoatornillamiento final de la extensión de la rodilla. Por tensarse en la hiperextensión de rodilla, se trata de un antagonista del músculo cuádriceps, por lo que en las suturas o sustituciones de este ligamento se debe retrasar al máximo en ganar la extensión de rodilla.
1. 3. Lesión del ligamento cruzado anterior
En este punto se abordara la información de la rotura del ligamento cruzado anterior tanto en forma parcial como total; se detallará la información sin analizar el mecanismo de lesión, dado que el análisis del gesto que origina la lesión y el mecanismo de la misma se describirá en el siguiente capítulo.
En el análisis de esta lesión en fútbol Garret (2005) afirma que estas lesiones son frecuentes debido al elevado número de participantes y a los mecanismos específicos implicados en los chuts, los cruces y las entradas.
Estadísticamente, las lesiones en la rodilla representan entre el 18% y el 26% de todas las lesiones en el fútbol, y la mayoría afectan a los ligamentos o meniscos. En el caso de las lesiones en el ligamento cruzado anterior es la más perjudicial para un jugador de fútbol. La mitad de estas lesiones de rodilla afectan a este ligamento.
La lesión del ligamento cruzado se caracteriza generalmente por un sonido seco, acompañado de una incapacidad funcional de la rodilla lesionada, y edema articular dentro de las 24 hs luego del hecho traumático.
Sherry (2002) describe que la rodilla se lesiona con grandes fuerzas de torsión y desaceleración (en deportes de carrera y de contacto). El diagnóstico depende de la historia y la exploración clínica.
A menudo, el mecanismo de la lesión proporciona una clave útil para el diagnóstico una rodilla que se luxa o desliza con dolor y un "chasquido" sugieren un desgarro aislado del ligamento cruzado anterior.
Weineck (2007) considera que las roturas del ligamento cruzado anterior suelen estar en relación con lesiones de menisco interno, del ligamento lateral interno y de la cápsula articular, a causa de los mecanismos de unión.
Según DeFranco (2009), al igual que los pacientes que sufren un desgarro completo del ligamento cruzado anterior, los que presentan una lesión parcial pueden referir una sensación de desgarro o un estallido, dificultad para soportar peso, sensación de inestabilidad ("aflojamiento") e incapacidad para proseguir la actividad. Por lo general, el dolor en la rodilla está mal localizado.
Puede haber hemartrosis, pero su ausencia no descarta una lesión del ligamento cruzado anterior. El desgarro parcial del ligamento puede actuar como un bloqueo mecánico que impide la extensión completa de la rodilla. En otras palabras, se produce una obstrucción mecánica cuando el segmento desgarrado del ligamento queda atrapado entre el cóndilo femoral externo y el platillo tibial externo.
El diagnóstico clínico de un desgarro parcial del ligamento cruzado anterior se basa en el grado de laxitud detectado en el examen físico. Habitualmente, la mayor traslación anterior se define cuantificando el grado de aumento por encima de cierto umbral y comparándolo con el de la rodilla no lesionada. Las pruebas del cajón anterior, de Lachman, de desplazamiento del pivote y artrométricas son los métodos más comunes para efectuar esta evaluación.
Según Fernández Jaén (2002) con frecuencia el deportista suele describir la lesión como una sensación de chasquido; en las lesiones de tipo aguda todos los pacientes presentan hemartrosis de mayor o menor cuantía.
En el 75% de los casos existen lesiones asociadas, que van desde las fracturas trabeculares con edema óseo, hasta las lesiones de ligamento lateral interno y roturas meniscales. Existen patrones en la RM distintos según el sexo; en las mujeres aparece más frecuentemente la contusión posterolateral en el platillo tibial, mientras que en los hombres presentan más afectación del cóndilo femoral externo y de partes blandas. En la exploración, el test de Lachman es el examen más sensible en los casos agudos.
Muchas veces la lesión del ligamento cruzado anterior puede confundirse con laxitud de la articulación de la rodilla. Es importante el relato de la persona, si afirma que la rodilla se le va, que no tiene firmeza, son signos que denotan la lesión del ligamento en cuestión.
La rotura parcial de LCA puede darse, desde el punto de vista anatómico por la rotura de uno de los fascículos: fascículo anteromedial o fascículo posterolateral. Pero desde el punto de vista funcional no se da, la rodilla puede ser no laxa, laxa o inestable.
Sherry (2002) se refiere a la insuficiencia crónica del ligamento cruzado anterior afirmando que luego de un desgarro aislado de este ligamento, la mayoría de las rodillas se recuperan en un plazo de 6-12 semanas, si bien el ligamento no se cura. Un tercio de los pacientes son asintomáticos; otros sólo son sintomáticos cuando saltan o practican otros deportes; un grupo reducido se muestra significativamente sintomático con todo tipo de actividades. Los síntomas son, entre otros, sensación de que la rodilla cede (con dolor) y tumefacción recurrente. El acto de ceder la rodilla repetidas veces tal vez lesione los meniscos y provoque un traumatismo osteocondral con desarrollo posterior de osteoporosis.
Keats (2002) indica que un ligamento cruzado anterior roto altera las relaciones de la tibia y del fémur distal en el plano digital, lo que ocasiona a menudo manifestaciones visibles en relación al ligamento cruzado posterior. La anomalía principal es el desplazamiento posterior de la tibia con respecto al fémur distal, lo que genera un acortamiento de la distancia entre las inserciones del ligamento cruzado posterior.
Según Daniel (citado en Ferriol, 2008), luego de la lesión se producen alteraciones en la rodilla como son aumentos significativos de las amplitudes en todas las pruebas de laxitud articular a excepción de las rotaciones, interna y externa, a 90°. Como es lógico, el dato más significativo es la laxitud antero-posterior.
Según Grood (citado en Ferriol, 2008) describe el efecto de la fuerza de contracción del músculo cuádriceps depende del ángulo de flexión articular que, por medio del ligamento rotuliano, desplaza la tibia hacia delante en los primero 70° de flexión. Cuando el ligamento está roto el desplazamiento de la tibia hacia adelante es mayor a 20° de flexión, que se atribuye a la fuerza del músculo. Clínicamente, el promedio de desplazamiento anterior de la tibia resultante de una contracción aislada del musculo cuádriceps, en pacientes con lesión unilateral del LCA, es de 4,5 mm mayor en la rodilla lesionada que en la normal.
Ferriol (2008) señala que la rotura de uno o de los dos ligamentos cruzados también puede alterar el mecanismo extensor de la rodilla al cambiar el patrón de contacto tibio-femoral y la eficacia del mecanismo del músculo cuádriceps.
DeFranco (2009) da su posición acerca de la controversia que existe respecto de la definición de "desgarro parcial". Las descripciones varían de hemorragia en la inserción femoral del ligamento cruzado anterior a ruptura total del fascículo anteromedial o posterolateral.
Según el Sistema de Clasificación de Lesiones de la American Medical Association, un desgarro parcial corresponde a una lesión ligamentosa de grado II (segundo grado). Otra manera de describir el patrón de lesión es refiriéndose al fascículo específico del ligamento cruzado anterior (anteromedial o posterolateral) que está desgarrado.
Página siguiente |