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La escuela moderna, construcción cultural sometida a la lógica del poder


    La escuela moderna, construcción cultural sometida a la lógica del poderMonografias.com

    El éxito del poder es que el individuo, aunque se sabe vigilado, se siente a gusto con esa situación.

    Michel Foucault

    En los últimos años las ideas de este pensador francés han ejercido una influencia fundamental en el campo educativo. Sus conocidas tesis respecto del surgimiento de una sociedad disciplinaria en la que existe un sujeto individual conformado de acuerdo a mecanismo de poder y de saber; sujeto este que es construido dócil, domesticado, castrado; en suma un sujeto normal; dejan ver como la modernidad que colocó a las instituciones como principio organizativo fundamental de la sociedad, sentó las bases al mismo tiempo para la vigilancia continua de los sujetos albergados en ellas. (Gigli y Casullo, 2000)

    La modernidad vuelve compleja la vida de las ciudades; la alta urbanización, la industrialización y los medios de comunicación las vuelven sociedades donde amplios espacios de la vida social operan a través de organizaciones; son sociedades que le otorgan un valor moral a la racionalidad, a la efectividad y a la eficiencia de estas organizaciones, y con este valor moral ellas legitiman la consecución de los fines que guían su actividad. Así, la sociedad moderna tiene una organización social más centralizada y burocrática, características de la formación del Estado moderno.

    Ahora bien, entre los siglos XVII y XVIII, siglo de las luces, denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón (ilustración), el poder del estado moderno implicó la construcción de saberes que permitieran coaccionar sobre el colectivo; es decir, encontrar una forma de enseñar a muchos a la vez, superando así el viejo método preceptorial de la enseñanza individual. Entonces, uno de los aciertos fundamentales de la Ilustración fue haber considerado la educación como uno de los derechos fundamentales e inalienables de la condición humana, y declararla vía insoslayable de progreso individual y social.

    De este modo, el estado moderno necesita un tipo de educación que se adecue a los nuevos tiempos: la lógica de la educación escolarizada se convierte en el formato necesario para funcionar como el instrumento que la sociedad necesita, al tiempo que la convierte progresivamente en una institución con identidad y fuerza propia. Así, la escuela surge como institución que salvaguarda el bien común. La enseñanza, sobre todo a partir de la Revolución Francesa, se convierte en un asunto de Estado derivado de la idea de que el hombre tiene derecho a la educación.

    Sin embargo, la comprensión de la escuela como la institución evolutivamente superior de difusión de la (única) cultura válida, conlleva a que se erija entonces como instancia de disciplinamiento social que permite tanto el desarrollo como el progreso ordenado de la humanidad.

    La escuela como organización moderna es una entidad social calificada, es una herramienta asociada al desarrollo de las ideas fundamentales de la sociedad.

    En ella, las diversas instituciones y los circuitos de poder encuentran su oficina de difusión ideológica más efectiva y más fiel. Ahora bien, ¿cómo se instituye la escuela en instrumento del poder? Este trabajo pretende reflexionar sobre las prácticas de dominación y poder en el campo educativo incorporando la disciplina y la corrección como practicas fundamentales en su análisis.

    Foucault define al poder como "una relación de fuerzas, o más bien toda relación de fuerzas es una relación de poder […] Toda fuerza ya es relación, es decir, poder: la fuerza no tiene otro objeto ni sujeto que la fuerza" (Deleuze, 1987). Cuando se analiza el poder, lo importante para el autor, es determinar cuáles son sus mecanismos, sus implicaciones, sus relaciones, los distintos dispositivos de poder que se utilizan en los distintos niveles de la sociedad.

    Este poder se ejerce más que se posee, y no es el "privilegio" adquirido o conservado de la clase dominante, sino el efecto de conjunto de sus posiciones estratégicas. Este poder, por otra parte, no se aplica pura y simplemente como una obligación o una prohibición, a quienes "no lo tienen". Este poder, los invade, pasa por ellos y a través de ellos; se apoya sobre ellos. Lo cual quiere decir que estas relaciones descienden hondamente en el espesor de la sociedad. Este poder, se ejerce sobre aquellos a quienes se domina, de una manera más general sobre aquellos a quienes se vigila, se educa y corrige (Foucault, 2002).

    Ahora bien, Foucault, (1979) afirma que el poder hace blanco en el cuerpo, y sobre el cuerpo mismo pretende ejercer control, dominarlo para obedezca, responda y se vuelva dócil a las fuerzas que lo manipulan:

    El dominio, la conciencia del cuerpo no han podido ser adquiridos más que por el efecto de la ocupación del cuerpo por el poder: la gimnasia, los ejercicios, el desarrollo muscular, la desnudez, la exaltación del cuerpo bello… todo está en la línea que conduce al deseo del propio cuerpo mediante un trabajo insistente, obstinado, meticuloso que el poder ha ejercido sobre el cuerpo de los niños, de los soldados, sobre el cuerpo sano. Pero desde el momento en que el poder ha producido este efecto, en la línea misma de sus conquistas, emerge inevitablemente la reivindicación del cuerpo contra el poder, la salud contra la economía, el placer contra las normas morales de la sexualidad, del matrimonio, del pudor. Y de golpe, aquello que hacía al poder fuerte se convierte en aquello por lo que es atacado…

    Es así, que la conciencia del cuerpo mismo, su autonomía, se convierte en un peligro para el orden y el progreso de la sociedad; la conducta libre es foco de inestabilidad y comporta un riesgo de conflictos y de luchas.

    La voluntad individual es sometida y el cuerpo es ocupado por el poder. Ahora bien, esa ocupación es calculada, organizada, técnicamente reflexiva, es sutil, sin hacer uso de las armas ni del terror. El poder para dominar el cuerpo lo disciplina, recurre al suplicio y al castigo para domesticarlo; lo explora, lo desarticula, lo recompone, lo vigila para hacerlo obediente.

    Para Foucault, (2002: 83). "…la disciplina fabrica cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos "dóciles": aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia)…"

    La disciplina está presente en las sociedades capitalistas, tanto en los "recintos de aplicación" como en los "recintos de explicación". Entre los primeros se encuentran las fábricas, manicomios y hospitales, y entre los recintos de explicación especialmente la escuela (Galván, 2011).

    La educación a través de la escuela constituyó un vehículo privilegiado en el marco de la estrategia de penetración ideológica del Estado.

    Las democracias modernas construyeron un sentido ascendente para el poder político cuando depositaron la soberanía en el ciudadano. Si el poder se origina en el pueblo y resulta de la voluntad contractual de los ciudadanos -tal como lo planteaban Hobbes, Locke y Rousseau– entonces estos mismos ciudadanos tienen la posibilidad de cuestionar tanto el orden social como el político. Así, el estado moderno necesitaba un aparato de inculcación ideológica que le asegurara el establecimiento de la gubernamentalidad (Foucault, 1981). A respecto, Giménez, S. (2012) afirma que: la escuela moderna es entonces conservadora en un doble sentido: asegura el orden social existente mediante la disciplina, pero garantiza al mismo tiempo la conservación del individuo, que será insertado en el sistema social y progresará gradualmente atravesando los distintos estadios de su formación.

    Este ejercicio del poder en el campo educativo da nacimiento a un cierto tipo de saber respecto de los sujetos vigilados (alumnos) que se registra cuidadosamente en archivos y documentos. Este saber de poca gloria que recoge la pequeña historia de vida de los individuos, no es un saber inocente sino que realimenta y hace más sutil el ejercicio del poder disciplinario.

    Si los individuos presentan comportamientos inadecuados o anormales y se rehúsan a modificarlos, la escuela, al igual que la familia y la prisión, está facultada por el poder para encauzar o reeducar su conducta, en otras palabras, corregirla.

    Althusser, (1976) asegura que la escuela es la expresión del poder dominante  y estratégica reproductora de los modelos ideológicos y socioeconómicos vigentes. Su continuidad y su vigencia tienden a profundizar las diferencias sociales en lugar de resolverlas.

    El sueño homogeneizador  y democrático del origen ha muerto definitivamente, transformado en instrumento de poder en manos de las clases hegemónicas. La escuela nunca fue concebida como un instrumento de transmisión de la cultura, ni de formación de la autonomía, sino que fue concebida como un poderoso e insustituible agente de socialización y de subordinación a las pautas sociales vigentes.  La tarea consistió en disciplinar a las nuevas generaciones para que se mostraran sumisas a las exigencias de los diversos modelos de gobierno. Sin embargo, hoy cuando los sujetos y las sociedades luchan por romper con esta "disciplina social", el instrumento ha perdido sentido y posibilidades, ya que no puede cumplir el objetivo para el que fue concebida… y no tiene fuerza agotado ese objetivo  para recuperar el sentido original que le dio origen y sentido.

    Siguiendo las ideas expuestas por Souto, M. (2001), se concluye afirmando que la escuela moderna nace y se consolida sobre la base de la autoridad y la sujeción: sus usuarios saben que es una institución que replica la autoridad de la sociedad e impone la obediencia, en la confianza absoluta en sus fines, en sus acciones y en sus procedimientos. Sin embargo, la sociedad de nuestros días ha fragmentado y discutido el concepto de autoridad: la misma no se posee ya por la función que posee, sino que siempre se demuestra, se conquista, se consolida y se defiende… y  más allá de la vigencia de la autoridad  no genera automáticamente la obediencia y la sujeción porque puede convertirse en un atentado contra la propia indeterminación.

    La escuela naturalmente entra en crisis porque todo puede ser objeto de discusión y sus actores han desarmado los antiguos contratos, sin lograr refundar una nueva trama de relaciones.

    Así, ante la complejidad de la sociedad actual, ya no podemos hacer referencia a un esquema de obreros frente a patronos, donde la escuela tenía una función básica de alfabetizar al "vulgo" y garantizar la obediencia de los individuos al poder.

    Hoy la educación es un derecho que alcanza a casi toda la población y además la escuela ya no es el lugar privilegiado de educación de las masas. Hoy existen otros medios de "adoctrinamiento"  y los profesores pierden su prestigio social como personas ilustradas que "someten y liberan" a los alumnos.

    Referencias bibliográficas

    Foucault, Michel. (2002). Vigilar y Castigar, Nacimiento de la Prisión. Argentina. Editorial Siglo XXI.

    Gigli, F. y Casullo, F. (2000). La escuela, ¿Operador de vigilancia? Aportes desde un caso particular. Cuadernos de materiales N° 13. Recuperado en 26 de junio de 2015, de http://www.filosofia.net/materiales/num/num13/num13g.htm

    Deleuze, Gilles. (1987). Foucault. Paidós. P. 99

    Foucault, Michel. (1979). Microfísica del Poder. Las Ediciones de La Piqueta: Madrid

    Galván, V. (2011). La influencia de Michel Foucault en el ámbito educativo español. Cuaderno de Materiales. Madrid.

    Althusser, Louis. (1976). "El Aparato Ideológico del Estado Escolar como Aparato Dominante", en Sociología de la Educación. Alain Grais, Editor. Narcea, S.A. de Ediciones. Madrid, España.

    Souto, X. (2001). CULTURA ACADÉMICA, FRACASO ESCOLAR Y REFORMA DE LAS HUMANIDADES. Scripta Nova REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona ISSN: 1138-9788.Depósito Legal: B. 21.741-98 Nº 96, FICHA 55.

    Noro, E. (2013). Crisis de la Escuela moderna. Universidad Tecnologica Nacional. Buenos Aires. Recuperado en 26 de junio de 2015, de http://www.academia.edu/11545998/40._CRISIS_DE_LA_ESCUELA_MODERNA._CRITICAS_Y_RAZONES

     

     

    Autor:

    Fausto Baquero Marimón