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Padres y madres en casa y en la escuela

Enviado por Carla Santaella


  1. Introducción
  2. Implicación de los padres en la educación de los hijos
  3. Participación de padres y madres en la escuela
  4. Valoración personal

1. INTRODUCCIÓN

La educación de los hijos es una de las funciones sociales básicas que cumplen las familias en todas las sociedades y en todos los tiempos, aunque lógicamente con contenidos y formas distintas según sea el tiempo y el lugar. Sin embargo, muchas familias delegan al colegio buena parte de esa educación.

Los principales entornos de desarrollo infantil y adolescente los constituyen el contexto familiar y el contexto escolar, por ello, las relaciones existentes entre ambos son muy importantes.

En las últimas décadas la familia ha sufrido importantes cambios, relacionados, por una parte, con los nuevos roles sociales y laborales de los padres, y, por otra, con un contexto de cambio social y de nuevos estilos de vida, generándose así nuevos modelos de relaciones familiares. La convivencia entre padres e hijos se ve facilitada, pues muchos de los padres actuales vivieron como adolescentes situaciones de enfrentamiento con sus propios padres, que ahora ahorran a sus hijos. Estos padres han sustituido la norma del "respeto", que regulaba las respuestas de los hijos, entendida sobre todo como obediencia y "temor" a la reacción de los padres, por otra en la que se busca, sobre todo, tener una buena comunicación, fomentar las potencialidades y capacidades de los hijos y comprender sus necesidades y sus puntos de vista.

Otros aspectos a tener en cuenta son:

edu.redEl aumento de las familias monoparentales (un cabeza de familia con hijos como consecuencia de viudedad, adopción, madre soltera, separaciones, divorcios, hospitalización, etc).

edu.redLa incorporación de las madres al mercado laboral, ya que hasta hace "poco" era la madre la que se quedaba en casa y por tanto, dedicaba más tiempo a los hijos.

Estos aspectos dificultan la conciliación de la vida familiar y laboral, afectando al tiempo dedicado a los hijos, ya que hoy en día es frecuente que el niño salga del colegio y al volver a casa no se encuentre a ningún padre que se haga cargo de su cuidado y atención.

2. IMPLICACIÓN DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

2.1. VALORES A TRANSMITIR POR LOS PADRES

Los padres tratan de fomentar la asunción de responsabilidades por parte de los hijos a través de algunas tareas domésticas (recoger la habitación, hacer la cama, recoger la ropa, los libros,…)

Los valores se transmiten también a través de los propios comportamientos, gestos y actitudes de los padres, que son observados, imitados y/o interpretados, normalmente de forma inconsciente, por los propios hijos. También se transmiten a través de los comportamientos que explícitamente se promueven en los hijos, de los premios y castigos que se utilizan y de las visiones del mundo que los padres presentan a sus hijos,

La gran mayoría de los padres en la actualidad tratan de transmitir, sobre todo, valores que posibiliten una convivencia en paz en el futuro (tolerancia, responsabilidad) y el «éxito social», entendido como una inserción satisfactoria en la sociedad a través del esfuerzo individual y el trabajo.

Los padres en la actualidad, como en el pasado reciente, siguen concediendo, en general, una gran importancia a la educación formal de sus hijos, lo que contrasta con la habitual queja de los docentes de la falta de apoyo de los padres y de su escasa implicación en el proceso educativo en la escuela.

Los padres tratan de fomentar a sus hijos valores como la honradez, la responsabilidad, la tolerancia o la solidaridad. Valores que no están muy alejados de los que los jóvenes dan importancia, pues las cuestiones que ellos consideran importantes son en primer lugar, la familia, la amistad, el amor y las relaciones personales, y en segundo lugar, el ocio, los estudios o el trabajo.

2.2. INCENTIVO AL ESTUDIO

Fomentar el estudio y la adquisición de conocimientos por parte de los hijos requiere, en general, que los padres se preocupen por ello y vigilen si estudian lo necesario, además de ayudarles más o menos puntualmente si es preciso.

La supervisión de los padres depende de los resultados educativos de los hijos y de la propia valoración que hacen los padres del rendimiento educativo de sus hijos. Esta supervisión disminuye con la edad, al igual que los rendimientos escolares también tienden a disminuir con la edad. En la adolescencia hay padres que consideran que sus hijos ya no necesitan supervisión y apoyo, y dejan de incentivarlos y vigilarlos, a pesar de que es en esta etapa cuando más lo necesitan.

La vigilancia e incentivación al estudio debe ser continúa y no esporádica, como es en la mayoría de los casos.

2.3. IMPLICACIÓN DE LOS PADRES EN EL RENDIMIENTO ESCOLAR

Un aspecto complementario en la implicación de los padres en la educación formal de los hijos es la ayuda con los deberes. Los deberes son una tarea que, en principio, deberían realizar los chicos/as solos y sin ayuda, puesto que se trata de practicar y dominar lo que ya se les ha explicado en clase, pero la realidad es que normalmente surgen dudas y, en un momento u otro, con mayor o menor frecuencia, necesitan la ayuda de alguien, normalmente del entorno familiar. La ayuda con los deberes se convierte, así, en un indicador adicional de la implicación de los padres en la educación de sus hijos.

Las circunstancias de las que depende que los padres presten ayuda con los deberes no son las mismas que las condicionan el que se controle e inste a los hijos a que estudien. Pero no todos los padres pueden proporcionarla; en este caso, el nivel educativo de los padres juega un papel importante. Los padres con mayor nivel de estudios tienen también mayor renta, y es probable también que contraten a un profesor particular o paguen una academia si consideran que el hijo la necesita.

Cuando ambos padres trabajan es más probable que no vigilen ni estén tan detrás de los hijos para que estudien como cuando sólo trabaja uno de ellos.

Aunque muchos padres que trabajan también supervisan estrechamente el estudio de sus hijos.

La mayor capital cultural de las familias en las que trabajan ambos, se traduce en una mayor probabilidad de prestar apoyo a sus hijos con los deberes o preguntarles la lección. Por tanto, no puede atribuirse a las familias en las que los padres trabajan ni un menor interés en la educación formal de sus hijos, ni tampoco una menor implicación real en la misma.

2.4. RECURSOS EDUCATIVOS

Aunque los padres delegan en la escuela la mayor parte de la educación formal de sus hijos, contribuyen a ésta por otros medios, como por ejemplo:

edu.redActividades extraescolares: Muchos padres completan la formación

de sus hijos con actividades como los idiomas, deportes, música,…

edu.redRecursos educativos y culturales en el hogar:

o Biblioteca: libros, enciclopedias, colecciones, revistas…

o Televisión: programas educativos, documentales, informativos…Aunque su consumo excesivo se relaciona negativamente con el rendimiento escolar.

o Ordenadores personales e Internet: web educativas, programas didácticos…

3. PARTICIPACION DE PADRES Y MADRES EN LA ESCUELA

Los padres recaban información acerca de la educación de sus hijos por diversas vías, la principal, observando los progresos (o ausencia de ellos) del niño en cuestión a través de las calificaciones de sus asignaturas, que los padres reciben periódicamente. Esta es la principal vía que utilizan los padres no sólo para hacerse una idea de la marcha escolar de su hijo sino de lo bien o lo mal que funciona su colegio, de la preparación de sus profesores, o de cuánto contribuye el colegio a formar los hábitos esperados en el niño. Este conocimiento condiciona en gran medida una variedad de actitudes hacia la educación de su hijo, hacia la escuela y hacia el sistema educativo en su conjunto.

Además, hay otras vías de recogida de información acerca del rendimiento de los hijos, de su conducta en el colegio, del rendimiento y conducta de sus compañeros, y de otros aspectos relevantes de la vida escolar. Estas otras vías son el trato personal o telefónico con tutores, profesores o la dirección del centro y las variadas informaciones que se transmiten por escrito (por lo pronto, las calificaciones).

Muchos padres asisten a las reuniones a lo largo del curso, con el tutor y/o profesores de sus hijos.

En dichas reuniones el tema principal que se trata son las calificaciones, el rendimiento y el comportamiento de los hijos. Mostrándose los padres, en general, bastantes satisfechos tanto con la preparación de los profesores como con la atención que ofrecen a sus hijos.

Cabe destacar que no hay diferencias significativas entre los centros concertados y privados, aunque los padres perciban en los últimos una mayor preparación y atención de los profesores.

Otro aspecto a destacar, es que cuanto mejores sean los resultados académicos de sus hijos, mejor será la opinión que los padres tengan de los profesores y de su formación. Da la impresión de que en la medida que su hijo vaya aprobando las asignaturas el padre tiende a no cuestionar la valía del profesor y a dar por supuesto que ésta es elevada, y a pensar que los suspensos de los hijos es algo que cabe achacar, en parte, a fallos de los profesores. El número de aprobados se convierte, otra vez, en un criterio principal de juicio acerca del funcionamiento de la educación escolar.

El problema no es que los padres utilicen las calificaciones de sus hijos o el número de asignaturas suspendidas como síntesis del conjunto de la relación colegio-hijo, pues es normal que ocurra así en gran medida. La alternativa sería una mucha mayor implicación en el seguimiento cotidiano de la marcha del niño en el colegio, más conversaciones con éste, más seguimiento de sus deberes, más conversaciones con sus profesores, etc., etc. Muchos padres no tienen tiempo para tanto.

El problema es, por el contrario, que las notas no significan siempre lo mismo y que pueden desorientar a quienes se guían por ellas. El sistema educativo podría estar funcionando peor (de cara al mundo del trabajo y la empresa, la formación de ciudadanos o el cultivo espiritual individual) sin que eso tuviera un correlato ni en las calificaciones ni en la proporción de repetidores. Eso ocurriría si fuera cierta la idea de que los estándares han caído y la de que los criterios de paso de un curso a otro son ahora más laxos que, digamos, hace diez o quince años. En este caso, el nivel de satisfacción de los padres podría seguir siendo muy elevado, pero estar construido sobre fundamentos frágiles: en cuanto los criterios fueran un poco más estrictos, la insatisfacción de los padres aumentaría.

Respecto a las aportaciones de la escuela, los padres destacan en primer lugar la promoción de la generosidad, la capacidad de observación, la capacidad de escribir bien y en formación de hábitos de educación y urbanidad en el trato con los demás. En segundo lugar estaría su contribución a cualidades como la capacidad de juicio, confianza en uno mismo, capacidad de adaptación, capacidad para exponer en público el punto de vista propio, los hábitos de orden y autodisciplina, la fuerza de voluntad, la capacidad de experimentación y el deseo de superación. En tercer lugar estarían el sentido estético, la fantasía y el espíritu de riesgo y aventura.

Todo esto sugiere que la escuela estaría formando, en primer lugar, individuos de carácter sociable, propensos a la simpatía y la compasión por los demás. En segundo lugar quedaría el carácter más autoasertivo. Por último, promovería mucho menos individuos creativos, en los que predominaría el sentido estético.

3.1. LOS PADRES COMO PARTÍCIPES EN LA COMUNIDAD ESCOLAR

Podemos observar los comportamientos y las actitudes de los padres a través de su participación directa en la vida pública de la comunidad escolar del colegio de sus hijos. Dos son las instancias principales que se consideran: la participación en el gobierno de los centros, y la participación en la organización

y/o realización de actividades colectivas varias o como espectador de éstas.

edu.redParticipación en el gobierno de los centros: El mecanismo básico de participación formal de los padres en el gobierno del colegio o instituto de sus hijos es el consejo escolar, presente en centros públicos y privados concertados, pero no en los privados puros.

En el consejo escolar están representados profesores, padres, alumnos y personal no docente, y cumple funciones tan relevantes como el nombramiento del equipo directivo en los centros públicos. Como es sabido, además de consejos escolares en cada centro, funcionan consejos escolares a escala de comunidad autónoma (en las que tenían las competencias de educación transferidas) y a escala estatal (Consejo Escolar del Estado).

Participan más los padres que se implican más en la educación de sus hijos, bien a través de su pertenencia al AMPA y la asistencia a sus reuniones, bien mediante la ayuda cotidiana en los deberes que lleva a

casa.

En general, los padres que conocen en cierto modo el consejo escolar del centro, tienen una opinión muy positiva de este.

Cuanto mejor valoran al tutor, mejor impresión tienen de la actividad del consejo escolar. Quizá piensen muchos que el consejo escolar es, sobre todo, cosa de los profesores; luego, si tienen una opinión favorable de éstos individualmente, también la tendrán del órgano en el que están representados.

edu.redParticipación en asociaciones de padres de alumnos y otras actividades: Las asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA) tienen una doble vertiente. Por una parte, son una institución por la que, indirectamente, los padres participan en el gobierno de los centros. El AMPA de un centro puede ser foro y agente principal de la discusión pública en la escuela, y, por tanto, parte informal del sistema de gobierno de ésta. Por otra, actúan como cualquier asociación voluntaria que presta servicios a sus miembros, en este caso, a los hijos de sus miembros (con o sin el sostén financiero del centro escolar).

Una vez más, los padres albergan una opinión bastante positiva de un elemento de la parte del sistema educativo con la que tienen más trato, la escuela de su hijo, en este caso, del AMPA.

4. VALORACIÓN PERSONAL

En mi opinión las familias han sufrido cambios significativos en los últimos años, ya sea por motivos de introducción de la mujer en el mundo laboral como por las distintas tipologías que existen actualmente. Esto se traduce a que los padres pasan menos tiempo con sus hijos y quieren delegar gran parte de la educación de sus hijos en los colegios.

Sin embargo bajo mi punto de vista la educación de los niños y los adolescentes se debe basar en dos grandes pilares que tienen que ir de la mano: la educación que reciben en sus casas mediante su familia y la recibida en el aula por el personal docente y educadores.

De nada serviría que en su casa un chico aprenda unos valores y una forma de vida para tomar ejemplo si luego en la escuela no se encuentra con la misma educación. Y de la misma forma si en la escuela aprende valores positivos y cuando llega a su casa no los ve reflejados, se le va a generar una gran confusión y no va a seguir un buen modelo.

Desde mi punto de vista el ejemplo que un niño coge desde su infancia es el de sus padres: un fuerte núcleo familiar con unos valores basados en la educación, el respeto, la tolerancia, etc. hace posible que se inicie un correcto desarrollo de la persona humana, ya que es lo que está viendo a diario. ¿Y dónde va a fortalecer ese niño todo lo aprendido en su casa? En la escuela. Aquí entra en juego la colaboración de los centros educativos, para seguir inculcándole los valores mencionados anteriormente; la escuela no está solo para aprender conocimientos sino también para educar. Hay que destacar que los valores que los padres tratan de transmitir a los hijos son valores a los que los hijos también consideran importantes

Muchos padres intentan motivar a sus hijos en los estudios y supervisan los resultados académicos de éstos. Pero dicha supervisión debería ser más continua y no esporádica ya que a medida que los hijos crecen y son más mayores los padres se desentienden un poco más de esta labor. En gran medida esto depende de que los padres tengan tiempo para dedicar a los hijos pero a veces, como ambos trabajan, les ofrecen otros recursos como clases particulares, actividades extraescolares o incluso otros recursos como internet, bibliotecas , la televisión etc. También depende del capital cultural que tiene una familia, ya que cuanto mayor capital cultural tenga, mayor posibilidad tiene de ofrecer ayuda externa a sus hijos en los estudios.

Una manera de analizar las relaciones familia-escuela es a través del grado de participación de los padres en el centro escolar de sus hijos. Padres y madres piensan que deben tener un papel activo en la educación de sus hijos, pero la realidad es que en los centros escolares son meros observadores en lugar de participantes.

Una forma de demostrar la implicación de los padres en la educación de sus hijos se ve reflejada en las reuniones que tienen con el tutor a lo largo de un curso académico. En estas reuniones se les informa de la evolución de sus hijos, de sus calificaciones, etc. Se da la paradoja que cuanto mejor van los hijos académicamente hablando, mejor concepto tienen los padres de los profesores.

Otra forma de demostrar la involucración de los padres en la educación de sus hijos padres es mediante la participación en la comunidad escolar del colegio de sus hijos, ya sea participando en el gobierno de los centros por medio del consejo escolar como participando en asociaciones de padres de alumnos y otras actividades.

Como conclusión final destacar que la educación de los jóvenes no puede tratarse de forma unilateral, o bien desde las escuelas, o bien desde los hogares; ya que si conseguimos una estrecha colaboración entre estas dos entidades vamos a observar grandísimos resultados tanto a nivel educativo como a nivel social.

 

 

Autor:

Carla Santaella