Durante el paso por los diferentes niveles de educación, desde la educación básica hasta la educación superior, se capacitan a los estudiantes para realizar de manera eficaz sus labores y de esta manera lograr que sean profesionistas. En México se emplea muy frecuentemente el término profesionista como sinónimo de profesional, destacando que un profesionista cuenta con estudios y conocimientos, con una certificación que avala su capacidad para trabajar.
Debido a que se presentan fuertes problemas en torno al medio ambiente es indispensable que haya gente capacitada para hacer frente a esta problemática. Diferentes universidades de México han tenido la responsabilidad para incluir en sus programas la licenciatura de Ciencias Ambientales; esta licenciatura, incluso ingeniería, tiene el objetivo de solventar y prevenir el daño causado al ambiente, así como encontrar el equilibrio entre la producción industrial y el cuidado al ambiental. Las ciencias ambientales son multidisciplinarias, por lo tanto un ambientólogo debe estar apto para regirse entre todas las disciplinas que se manejan, como la geología, biología, reciclaje de residuos, tratamiento de aguas negras, etcétera.
A pesar de todo el conocimiento que se pueda conseguir, la vida cotidiana es más exigente. No basta tener conocimientos, sino que es preciso contar con actitudes amenas en el entorno laboral. Durante la etapa educativa de un individuo deben estar presentes siempre la moral y la ética, pues son estas las bases de una formación profesional, "entiéndase, por formación profesional un alto grado de conocimiento que se le inculca a un individuo de la sociedad, dotándolo de un interés particular en su profesión que se va a reflejar en su desempeño diario de la vida"1 (Rodríguez, 2014). El desempeño se ve estimulado por las creencias y los valores que tiene cada persona, pues cada quien hará lo que crea más «adecuado» para cada situación; empero hay un conjunto de acciones permitidas y no permitidas que se pueden hacer, estas recaen en la deontología o ética profesional.
La deontología "es una rama de la ética cuyo propósito es establecer los deberes, obligaciones y éticas que tienen que asumir quienes ejercen una determinada profesión"2 (wikipedia, 2015). Es gracias a los códigos deontológicos que un profesional puede tener una conducta apropiada que lo distingue en su profesión y de igual manera en su vida personal. El ambientólogo debe tener muy presente un «código de conducta», puesto que se encuentra laborando con seres vivos y su desarrollo, economía, política, ciencias exactas e incluso con temas religiosos; estos planos requieren de un manejo cuidadoso y muy acertado. Entre los valores que debe trabajar están los científicos, culturales, económicos, humanos, cívicos, religiosos.
El código ético del ambientólogo nace de los valores mencionados. Éste contiene, entonces, una gran calidad en cuanto a sus principios. El Código Deontológico de la Asociación de Ambientólogos de Madrid enumera cerca de 40 aspectos muy relevantes en torno:
"[ ] al servicio del hombre y de la sociedad. En consecuencia, en sus actividades procurarán el desarrollo del Medio Ambiente, la preservación del patrimonio natural, así como la calidad de vida, el bienestar de los individuos y de la sociedad en su conjunto a través de sus actos académicos y profesionales. Los ambientólogos deberán respetar la dignidad, cultura, religión y costumbres de las personas de la región donde desarrollen sus actividades" 3(Madrid, 2009).
Al igual que el Código Deontológico de la Asociación Profesional de Ambientólogos y Ambientológas de Andalucía, el cual incluye los mismos principios y agrega el decálogo del ambientólogo:
1. Velar por la sostenibilidad.
2. Respetar la cultura y la identidad de las personas.
3. Ser responsable del ejercicio de la profesión.
4. Respetar la legislación y las normas relativas a la profesión.
5. Respetar la dignidad personal y profesional de los compañeros/as.
6. No participar en actividades ilícitas.
7. Intervenir con independencia de juicio.
8. Ser competente y actualizar los conocimientos profesionales.
9. Colaborar con la Asociación.
10. Conocer, aplicar y difundir el Código deontológico.4 (Andalucía, 2011)
Estos aspectos basados primeramente en la axiología dan a entender que la labor del ambientólogo no queda en su persona, sino que los extiende más allá. La ética profesional busca sobretodo la aplicación de los valores.
En México se vive un constante rechazo interpersonal, creando personas insensibles y alejadas del entorno social, por consecuencia, personas sin actitudes adecuadas para ejercer apropiadamente una profesión. "Ser profesional [ ] implica un compromiso de vivir cada día los valores que nos guían a conseguir un alto rendimiento"5 (Águila, 2015), para lograr ser un profesional se tiene que empezar por una moralidad «fuerte» que demande el conocimiento de derechos, asumir responsabilidades y exigir soluciones.
El trabajo del ambientólogo es más complejo y relativo por la gran cantidad de disciplinas que se afianzan a su profesión, no hay que olvidar que el ambientólogo es un «científico ambiental» y "la falta de ética científica es totalmente inaceptable"6 (Águila, 2015), pues entre los valores que más sobresalen son los de racionalidad, veracidad, escepticismo y uno de los más significativos: universalidad, "es decir, que lo que es válido para uno es válido para todos, independientemente de la raza, la religión o la cultura"7 (Bornikt, 2010). La realidad domina sobre la ciencia, y sólo es una, tangible y acertada; la ética científica no puede definirse tan fácilmente, pues es exclusivamente subjetiva y cada quien formulará su propia opinión. Todo lo que expone es la ciencia es erróneo o acertado, no se puede encontrar si lo expuesto es bueno o malo; un profesional tiene muy en cuenta la ética y la aplica directamente en los procesos y en los resultados que tendrá su esfuerzo, cuidando que no afecte de manera grave o permanente a sus colegas de trabajo, a los sujetos a quienes va dirigido su labor e incluso a terceros que tienen o no relación con la labor del profesional.
La ciencia se considera como la verdad absoluta pero no siempre es así, y un científico no puede abusar de este margen de error para conseguir un estatus más elevado; de igual manera que un ambientólogo no debe guiarse por la remuneración económica que recibiría por consentir una obra que destruyera un bosque, un río que alimenta a comunidades, etcétera. Y es aquí donde entra una pieza muy frágil de la condición humana: la corrupción.
Por corrupción se entiende "todo acto ilegal y no ético que viene como consecuencia del abuso del poder"8 (Palafox). México es uno de los países más corruptos del mundo, se deduce que es por la falta de moral. Un profesional debe considerar siempre sus valores y normas de conducta antes de dejarse corromper. La corrupción en México ha generado que las asociaciones e instituciones públicas y no públicas perdieran su veracidad confiablidad; las asociaciones al cuidado del medio ambiente no están exentas de la corrupción ni de sus consecuencias. La corrupción presenta un reto para el país, las soluciones que presentan los ambientólogos es permanecer firmes en las legislaciones que hagan en beneficio del ambiente y de la industria, ser fieles al código deontológico y fundarse en valores como la empatía, solidaridad y honestidad.
Un profesional de las ciencias ambientales se distingue, además de su gran rango de conocimientos, por la agradable relación que mantiene consigo mismo y con los demás, con la naturaleza y la tecnología. La preguntas que resultan son ¿cómo se logra ser un profesional?, ¿qué características tiene un profesional?, ¿cómo puede un ambientólogo lograr relacionarse de maneras tan gratas?
En primer lugar, un profesional es consciente de lo que hace y le satisface su profesión, es decir, tiene vocación afín a sus gustos. Una mujer o un hombre tienen «naturalmente» un llamado a realizar algo, es una señal que lo guía y que abarca todas sus necesidades, pasiones, valores y actitudes. El catedrático de la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio y académico de las Ciencias Morales y Políticas, Juan Zaragüeta, hace la el siguiente comentario:
"Para una persona dormida, el timbre de su despertador es ante todo percibido como un hecho brutal, que saca a su espíritu de la inercia en que se hallaba sumido. Pero despertarse es algo más que reanudar con el recuerdo del día anterior una vida mental brevemente interrumpida; es disponerse a actuar de nuevo sobre el mundo que nos solicita; es preparar el porvenir de nuestra existencia en el germen de un presente previsor y fecundo. Por eso los llamados objetos externos, rara vez son acogidos por la conciencia a título de elementos extraños, de huéspedes indiferentes; las más de las veces provocan en el espíritu una reacción o respuesta propiamente activa, que a la larga se traduce en iniciativas de apariencia puramente espontánea, pero en el fondo verdaderas descargas de energía potencial acumulada en el incesante comercio de nuestro ser con el mundo exterior. Reacciones o iniciativas, los movimientos activos de nuestro ser, en su doble aspecto orgánico y mental, tienen su punto de partida, pero también su punto de llegada, respecto del cual bien puede decirse que responden a una «vocación»"9 (Zaragüeta, 1926).
La vocación es un impulso que induce a actuar de manera reflexiva y crítica, creando una actitud que no sólo se centra en el actuar al ejercer la profesión, sino que se transita a todos los aspectos de la vida. La vocación es un «llamado» múltiple, y como se ha expuesto con anterioridad, un ambientólogo tiene múltiples planos en los que se desenvuelve con eficiencia; por lo tanto ser ambientólogo implica estrictamente vocación. Y de la vocación deriva un atributo muy importante, el liderazgo.
El liderazgo ocupa de una base, de fundamentos fuertes y de autocontrol para que pueda darse como tal. A pesar de la discusión que existe acerca de si un líder nace o se hace, se puede notar claramente que todos son líderes en diferentes «niveles», sin importar su origen; ya que todos los seres humanos pueden compartir su experiencia personal para que los demás aprendan de ella. El papel que juega el liderazgo en las ciencias ambientales es mayor; un líder es competente para lidiar con todo tipo de situaciones, siempre guiado por la ética; la competitividad conduce a la posibilidad de aprender para mejorarse, el científico ambiental aprende no sólo para mejorarse, también lo hace para mejorar su entorno.
Un líder es influyente, es uno de los adjetivos que más resaltan. La relación que ejerce sobre los demás es dialéctica, es decir, "el arte de dialogar y de la discusión razonada"10 (Fouce, 2002), donde, además, se plantea el conocimiento de los sujetos a través del contacto con la realidad circundante. Los sujetos participantes se ven como entes cognoscentes que aportan ideas entre ellos; el líder usualmente es visto como un ejemplo a seguir, pues está lleno de valores y por ende, es seguido y admirado.
Un ambientólogo es líder tan sólo por todas las ideas que recibe y que lo evolucionan, puesto que entre todos los planos de estudio y trabajo conoce personas que lo alimentan con su moral.
Las expectativas que se tienen en cuanto al profesional de las ciencias ambientales están primordialmente basadas en la aplicación de valores y principios éticos, liderazgo y humanismo. En conclusión, es una tarea sencilla, pues la formación que se tiene es muy amplia y abarca desde el conocimiento de las ciencias naturales hasta el de las ciencias sociales. El perfil que tiene un estudiante de ciencias ambientales está basado en empatía, solidaridad, y racionalidad, deduciendo que puede aplicar todo esto tanto a la industria como a la naturaleza.
Bibliografía
Águila, R. (2 de Junio de 2015). PROFESIONALISMO ¿Profesional o profesionista?. Obtenido de BM Editores: http://bmeditores.mx/profesionalismo-profesional-profesionista
Andalucía, C. P. (12 de Marzo de 2011). Código Deontológico de Ambientólogos y Ambientólogas de Andalucía. Andalucía , España.
Bornikt, G. (6 de abril de 2010). Valores científicos. Obtenido de Karótico: https://kairotico.wordpress.com/
Fouce, J. M. (25 de Septiembre de 2002). Dialéctica. Obtenido de webdianoia: www.webdianonia.com
Madrid, A. d. (26 de Abril de 2009). Código Deontológico de la Asociación de Ambientólogs de Madrid. Madrid, Madrid, España.
Palafox, A. M. (s.f.). México Corrupto. Obtenido de Monografías: http://www.monografias.com/trabajos36/mexico-corrupto/mexico-corrupto
Rodríguez, A. (2014).Responsabilidad del profesional. Recuperado el 27 de Noviembre de 2015, de /trabajos14/respprof/respprof
Deontología (profesional). (26 de Noviembre de 2015). Obtenido de https://es.wikipedia.org/wiki/Deontolog%C3%ADa_(profesional)
Zaragüeta, J. (1926). La vocación profesional. Orientación Vocacional (pág. 44). Vitoria: Nueva Editorial.
Otros trabajos consultados
González, G. C. (2007). Los valores universitarios y su proyección. Nuevo León: UANL.
Jaime, F. A. (1 de Septiembre de 2011). La educación de los valores en México. Obtenido de gestiopolis: http://www.gestiopolis.com/educacion-valores-mexico/
Kawaka, P. A. (2009). Desarrollo del liderazgo. Washington, DC: National Minority AIDS Council.
Savater, F. (2001). Valores morales y valores científicos. Ciencias 63, 4-10.
Autor:
Alberto Alejandro Ramírez Ortega