Introducción
En la época de Jesús, el pueblo judío estaba sometido al poder romano que ejercía su dominio a través de su procurador o gobernador. Las autoridades romanas exigían tributos personales y territoriales para el César, y aportes en especie para el mantenimiento de sus tropas de ocupación.
Las primeras comunidades cristianas vivieron en este mundo judío-romano, o simplemente pagano. La actuación de Jesús de Nazaret afectó de un modo u otro la vida palestinense, sus instituciones, sus distintos grupos sociales, religiosos, y la política por entonces ligada con la religión.
Jesús estaba en contra de las «inmoralidades, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraudes, desenfreno» (Marcos 7,20-23) que existían en Palestina.
No aprobó que los romanos opriman al pueblo judío. Pero en esos tiempos, quienes imponían cargas más pesadas al pueblo, desasistiéndolo y arrojándolo a la pobreza, impotencia y desesperanza eran los jefes religiosos-políticos de su pueblo que, según Jesús, en lugar de ser pastores eran «ladrones y bandidos asalariados». Jesús escuchó los clamores de los marginados por la religión y sociedad de su pueblo, y optó por ellos aún a costa de su vida.
Valores que identifican a Jesús en su tiempo de judío
Entre los judíos y samaritanos se había desarrollado un odio mutuo, ya que en el 107 antes de Cristo, el judío Juan Hircano se apodero de Siquén capital de Samaría y destruyó el templo de Garizím, Herodes el Grande lo restauró en el año 30 antes de Cristo y se casó con una samaritana. En el año 6 después de Cristo, los samaritanos profanaron gravemente el templo de Jerusalén arrojando en él por la noche huesos humanos, precisamente en el día de Pascua. Desde entonces se creó una hostilidad implacable. Los samaritanos negaban la importancia religiosa de Jerusalén. Los judíos tenían a los samaritanos como herejes y no querían ningún trato con ellos. Cuando los samaritanos iban a Jerusalén, los judíos no les permitían pasar del sitio reservado a los paganos, ni siquiera les aceptaban sacrificios expiatorios, ni penitenciales, ya que consideraban que no adoraban a Dios como era debido.
Los Saduceos, toman su nombre de Sadoc, sumo sacerdote del tiempo de Salomón que vivió en el siglo II a. C Integraban este grupo las familias sacerdotales dirigentes, las principales familias de los grandes comerciantes de la ciudad y los hacendados más ricos del campo Los jefes de esa aristocracia sacerdotal y laica (los ancianos) formaban parte del Sanedrín. Era, pues, un partido aristocrático que reunía a los ricos y los poderosos. Formaban una "clase aparte", eran escasos en número y estaban fuertemente organizados. Su influencia en la política y la administración de justicia fue muy importante entre el periodo asmoneo y la guerra judáica.
Algunos de los saduceos "seglares" eran los arrendatarios de los impuestos, los procuradores y recaudadores romanos. Los romanos les concedieron el monopolio del cobro de los impuestos. En materia de religión admitían únicamente la "Torá" o Ley de Moisés, que está formada exclusivamente por los cinco primeros libros de la Biblia o Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
Se atienen estrictamente a la letra de lo que dicen esos libros, son pues fundamentalistas y por eso, rechazan todo desarrollo posterior de esa doctrina. En política, favorecieron un nacional-judaísmo y fueron acérrimos defensores del Estado del Templo, y procuraron llevarse bien con los romanos.
Los Ancianos Eran también llamados "Senadores del pueblo" y los encontramos con frecuencia en el Nuevo Testamento, siempre aliados con los Sumos Sacerdotes (Mt.21,23; 26,3.47), normalmente unidos bajo una única expresión "los sumos sacerdotes y los ancianos" (Lc.22,52). La palabra anciano no se refiere a persona de más edad, a viejos de Jerusalén, en sentido estricto los "ancianos" son el grupo del Sanedrín distinto de los sacerdotes-jefes y de los escribas fariseos. Está compuesto por los jefes de las familias más ricas e influyentes de Jerusalén. En algún momento Lucas los llama "los notables el pueblo" (19,47), son la aristocracia seglar, los poderosos, esto por el dinero ya que eran los propietarios de grandes haciendas y los comerciantes más ricos.
Estos ancianos están relacionados con la fuente principal productora de riqueza que es el Templo de Jerusalén y con sus dirigentes, los sacerdotes jefes. También están ligados al poder romano que ha sabido atraérselos entregándoles en arriendo el cobro de impuestos, así los romanos dominan, por su medio, el Sanedrín. La fortuna de los ancianos es la garantía de que el impuesto de los judíos ingresará en el tesoro del Imperio romano. Para estos "ancianos", jefes del sistema de recaudación de impuestos, las cantidades recolectadas bien administradas, son una buena fuente de ingresos suplementarios, porque entregan a los romanos los impuestos por ellos exigidos, pero se los cobran con creces al pueblo por intermedio de los "publicanos". Están muy interesados en defender el orden establecido, pues en él se basa la conservación y mejora de su posición, dinero e intereses.
Los Fariseos era un grupo religioso caracterizado por su estricta observancia de la Ley. Provenían del movimiento asideo (siglo II). Aunque tenían sacerdotes era en esencia un movimiento laico. El movimiento asideo se separó en dos ramas: los fariseos y los esenios. El nombre fariseo es la forma griega de perusim que significa "los santos", los separados, la verdadera comunidad de Israel. Eran gente religiosa y piadosa. En el Nuevo Testamento los fariseos son presentados como hipócritas, pero no se corresponde con lo que se sabe de ellos. Los fariseos se preocupan mucho por cumplir todas las leyes y tradiciones religiosas, también en que otros las cumplan. Para ellos lo más importante en su relación con Dios es la Ley religiosa, ella es el verdadero tesoro de Israel, más importante que el Templo. Ellos son el "pueblo de la Ley", generalmente son artesanos, pequeños comerciantes, campesinos, pero, aunque proceden del pueblo, quieren estar separados de él; les parece demasiado ignorante de la Ley y, sobre todo, impuro, que no la cumple; "maldito" (Jn.7,45-49). Son legalistas, pues ellos mismos habían añadido muchas leyes y tradiciones a la Ley. Formularon 613 leyes complementarias (248 mandatos y 365 prohibiciones), difíciles de aprender y sobre todo difíciles de cumplir, estas reglamentaban minuciosamente la vida, especialmente la observancia del sábado y la pureza necesaria para el culto.
Los Escribas En tiempos de Jesús, cada comunidad judía tiene su sinagoga. La sinagoga era el sitio de reunión para la oración y el estudio de la Ley. El templo era sobre todo para las fiestas y quedaba lejos para la mayoría. En la sinagoga la ceremonia se dividía en dos partes: primero el Shemá, que terminaba con una bendición, luego se hacía la lectura de la Ley, iluminada por un texto de los profetas, y seguida por una homilía. Los escribas, en hebreo sofer, son los "especialistas de la Ley", los que estudian, conocen, explican e interpretan la Ley. Son al mismo tiempo, teólogos, profesores, jueces, enseñan lo que hay que hacer para cumplir con la Ley, resuelven las dudas que sobre la observancia se presentan. Ejercen también la justicia, según la Ley. En un principio los escribas eran un grupo laico pero, dada su apertura a nuevas interpretaciones, muchos de ellos eran también fariseos o saduceos.
Los Publicanos Estos eran agentes de aduana o recaudadores de impuestos, para aquel tiempo no eran funcionarios del Estado, sino comerciantes que adquirían del Estado, en arriendo, el derecho a la recaudación de impuestos. Para ello pagaban determinada suma de dinero al erario público, quedándose con todo lo que podían sacar por encima de esa suma. Entre ellos se distinguían dos clases:
Los jefes del sistema de recaudación de impuestos: Eran gente rica, generalmente jefes de las familias de la alta sociedad de Jerusalén, algunos de ellos miembros del Sanedrín (ancianos o senadores del pueblo).
Los cobradores locales a quienes se les llamaba publicanos. La mayor parte de los que hacían este trabajo eran pobres o esclavos empleados por una agencia de recaudación de algún gran arrendatario, a su vez los despedían al menor problema.
La actuación de Jesús y de sus seguidores, fue sencillamente escandalosa, iban contra toda regla de comportamiento social y religioso. Son muchos ejemplos que hay de tal situación; cuando llamó al publicano Leví a ser discípulo íntimo suyo, al frecuentar la compañía de publicanos y pecadores y comer con ellos, Leví le ofreció en su casa un gran banquete, y estaban recostados a la mesa con ellos un gran número de recaudadores y otra gente Lc.5,29. Para los piadosos judíos era escandaloso que Jesús y sus seguidores comieran con ellos en la misma mesa. Cuando se enfrenta con los fariseos mostrándoles que, salir al encuentro de un pecador, expresa mayor fidelidad al Dios Santo, que no buscar aislarse para alardear de su propia perfección: Los fariseos y los letrados de su partido (los fariseos que eran escribas) protestaban diciendo a los discípulos: ¿Se puede saber por qué comen y beben con recaudadores y pecadores?. Jesús les replicó: No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a invitar a justos, sino a pecadores, a que se arrepientan Lc.530-32. Esta forma de actuar de Jesús, le valió una especie de sobrenombre, más bien una acusación malévola: ¡Vaya glotón y borracho, amigo de recaudadores y pecadores! Mt.11,19.
Jesús justifica su conducta con tres parábolas que vienen a decir: así es Dios, así es mi Padre, y esto se puede comprobar en la lectura del evangelio de Lucas 15,1 al versículo 32. Más allá todavía, y de un modo desconcertante y provocador dice que los publicanos son preferidos a los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo: Los recaudadores y las prostitutas se dirigen, en lugar de ustedes, al reino de Dios Mt.21,23-32).
Los Zelotas Estos eran hombres ardientes, "llenos de celo", de deseos por cumplir la Ley, sobre todo su primer mandato: para ellos "sólo Dios reina en Israel", y por eso están dispuestos a sacrificar hasta la propia vida. Como ideología o partido no hay documentación cierta de ellos hasta el 44 después de Cristo. Los zelotas con su insurrección del año 66 provocan la represión romana y la caída de Jerusalén.
Los ricos En el aspecto socio-económico, en tiempos de Jesús, había en Palestina estratos sociales extremos: los ricos y los pobres. Los ricos eran pocos en número, pero muy poderosos, conservadores en religión y también en política, generalmente pertenecían al grupo de los saduceos. Las familias de los sumos sacerdotes se contaban entre las más ricas del país. Los grandes comerciantes y terratenientes eran normalmente saduceos como los jefes sacerdotes, varios de ellos eran ancianos, miembros del Sanedrín.
La mayor parte de la población eran gente pobre: Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas, proclamando la buena noticia del reino y curando toda dolencia y enfermedad. Viendo el gentío, le dio lástima de ellos porque andaban fatigados y decaídos como ovejas sin pastor (Mt.9,35-36). Entre ésta gente se encontraban:
Los jornaleros, asalariados que ganaban el sustento con el trabajo, se les pagaba por días y el abono era diario, trabajaban de sol a sol por un denario y la comida.
Los escribas no tenían un oficio ni ejercían el comercio, como la enseñanza de la Ley debía ser gratuita, estos escribas eran generalmente pobres y vivían de las ayudas que recibían de sus admiradores y seguidores, de la hospitalidad espontánea que les ofrecían, de las invitaciones a tomar parte en los banquetes celebrados en otras casas.
Los esclavos, la mayoría de ellos estaban en el palacio de Herodes, venían a ser como criados domésticos no libres.
Los mendigos, eran los que no trabajaban y no podían trabajar: Se le acercó un gran gentío llevándole cojos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros muchos enfermos (Mt.15,29). Jerusalén era ya en tiempos de Jesús un centro de mendicidad.
" Am ha' aretz= pueblo de la tierra". Eran campesinos, considerados por los sacerdotes como ignorantes de la ley e incapaces de cumplirla, sobre todo la ley del sàbado, la pureza ritual y el pago de los impuestos.
La clase media apenas existía y sólo había en Jerusalén, pertenecían a ella pequeños comerciantes, artesanos propietarios de sus talleres, y los dueños de las hospederías de Jerusalén.
Jesús desenmascaró el poder alienante que se encierra en las riquezas, para él, las cosas materiales son buenas, necesarias y debemos disfrutarlas como regalo de Dios, por eso Jesús condena tan duramente a los ricos y reprocha a los que acaparan y poseen más de lo que necesitan para vivir, sin preocuparse de sus hermanos. Los evangelios traen muestras de las llamadas de atención que hace a todos.
La situación social de Palestina es patriarcal. La familia hebrea es una familia grande, amplia. La poligamia sigue siendo lícita, aunque no esté más que al alcance de los que tienen suficientes medios económicos. Y en la casa de familia viven la esposa principal y las secundarias, los hijos e hijas de todas, juntamente con los criados y criadas, esclavos y esclavas. A la familia se le llama "casa del padre". Él padre gobierna en ella como señor absoluto. Él es el dueño responsable de los bienes de la familia. Los hijos varones son sus herederos. Las hijas aumentan el patrimonio con el precio que los pretendientes pagan al padre al comprarlas.
La mujer judía de Palestina, en tiempos de Jesús era considerada inferior al varón por tener menos ventajas que él. La mujer se debía por completo a su dueño: al padre si era soltera, al marido, si era casada; al cuñado si era viuda sin hijo (Dt|25,5-10). El marido es el dueño de la mujer, y ésta no puede disponer ni de los ingresos de su trabajo, ni de lo que se encuentra.
Los primeros seguidores de Jesús fueron judíos, hombres y mujeres, estaban invitados todos sin miramientos de vida, no importaba si eran pecadores, prostitutas o publicanos, nadie está excluido al llamado del Reino de Dios. La afirmación de Jesús: Pero todos, aunque sean primeros, serán últimos, y esos últimos serán primeros, Mc.10,31, se aplica también a las mujeres y a su situación de inferioridad en las estructuras dominadas por los varones, en las estructuras patriarcales. Jesús con su comportamiento en la vida diaria se alzó contra el sistema socio-religioso, dominante y opresivo para la mujer. Pero Él con su actuación concreta, da a la mujer su lugar en la vida social y religiosa. Para Jesús la mujer tiene la misma dignidad, categoría y derechos que el varón, por eso, abiertamente rechaza las leyes y costumbres discriminatorias que menoscaban esa dignidad, categoría y derechos, arriesgando en ello su prestigio y su vida. Jesús rechaza el matrimonio patriarcal, (Mc.10,6-9), se observa en ésta pregunta: "¿Le está permitido a un hombre despedir a su mujer?, presupone el matrimonio patriarcal judío que permite sólo al hombre repudiar a su mujer.
Jesús no fue ajeno durante su niñez de aquella marginación de parte de los adultos, porque él lo vivió en carne propia. "Dejad a los niños venid a mí y no se lo impidáis". luego agrega "…y no se lo impidáis" como una advertencia ¿De qué manera en nuestro contexto se impide que los niños lleguen hacía Jesús? "De los tales es el reino de los cielos". Echemos un vistazo al texto de Mr. 9:37 en el texto original griego se usa el verbo "dejetai" que significa "acoger", que tiene una connotación de cuidar, guardar, proteger, defender, etc.
Conclusión
La actuación de Jesús y de sus seguidores, fue sencillamente escandalosa, iban contra toda regla de comportamiento social y religioso. Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas, proclamando la buena noticia del reino y curando toda dolencia y enfermedad.
Jesús desenmascaró el poder alienante que se encierra en las riquezas, para él, las cosas materiales son buenas, necesarias y debemos disfrutarlas como regalo de Dios, por eso Jesús condena tan duramente a los ricos y reprocha a los que acaparan y poseen más de lo que necesitan para vivir, sin preocuparse de sus hermanos.
Jesús con su comportamiento en la vida diaria se alzó contra el sistema socio-religioso, dominante y opresivo para la mujer. Pero Él con su actuación concreta, da a la mujer su lugar en la vida social y religiosa. Para Jesús la mujer tiene la misma dignidad, categoría y derechos que el varón, por eso, abiertamente rechaza las leyes y costumbres discriminatorias que menoscaban esa dignidad, categoría y derechos, arriesgando en ello su prestigio y su vida. Jesús rechaza el matrimonio patriarcal, y no fue ajeno durante su niñez de aquella marginación de parte de los adultos, porque él lo vivío en carne propia.
Bibliografía
http://es.wikipedia.org/wiki/Palestina_en_tiempos_de_Jes%C3%BAs
http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_de_Nazaret
http://www.monografias.com/trabajos82/cultura-hebrea-tiempos-jesus/cultura-hebrea-tiempos-jesus2
http://www.monografias.com/trabajos93/vida-cotidiana-judia-tiempos-biblicos/vida-cotidiana-judia-tiempos-biblicos
http://verory.blogspot.com/2009/07/los-ninos-en-los-tiempos-de-jesus.html
Autor:
Maria de los A.Pérez