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Fundamentos bioecológicos de la jutía conga (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Partes: 1, , 4, 5

2.5. Manejo in situ de las poblaciones de jutía conga.

Las poblaciones de animales silvestres se manejan in situ o bien a través de la manipulación de sus poblaciones, o de sus hábitats. El manejo del hábitat se realiza a través de los recursos utilizados por la especie (alimento, condiciones de refugios y de reproducción) y/o de las condiciones que enfrentan (clima, depredadores, patógenos, competidores, actividades humanas y sus construcciones (Bookhout, 1994).

2.5.1. Base alimentaria de la jutía conga.

2.5.1.1. Especies vegetales utilizadas para la alimentación por la jutía conga en vida libre.

El inventario de las especies vegetales presentes en el área de estudio y que son utilizadas por la jutía conga para alimentarse y las partes que ingiere, se realizó mediante observaciones a la especie alimentándose (1482 reportes del Cuerpo de Guardabosques y 840 reportes de criadores), observaciones de los daños físicos a ramas y otras partes de las plantas y por conteo físico en las parcelas elegidas para los inventarios.

2.5.1.2. Índice de selectividad alimentaria.

Después de determinar las especies vegetales usadas por la jutía se procedió de igual modo en el orden de las preferencias alimentarias en vida libre. Estas observaciones se realizaron en los meses de diciembre del 2001 a mayo del 2002 y en junio a agosto del 2003, en las 100 parcelas de 0,25 ha, con la más alta densidad poblacional, repartidas en todas las formaciones vegetales (20 en cada una), todas con densidades mayores de 15,3 jutías/ha.

La vegetación de cada parcela, identificada previamente a este estudio por Rivera y Pimentel (2001), encontrando un total de 256 especies entre árboles, arbustos, hierbas, cultivos agrícolas y lianas; después se determinó la abundancia y frecuencia de cada especie de planta en cada parcela y estos datos se llevaron al croquis de la parcela.

A partir de aquí se colocaron los observadores, de forma tal que dominaran toda la parcela a la hora que los animales acostumbran a alimentarse y de este modo se determinó la afectación, utilizando prismáticos B-6 de 150 de aumento, marcando la planta visitada por las jutías, anotando la parte visitada (tronco, tallo, hojas, flores y frutos) y posteriormente al culminar el proceso de alimentación, se realizaron observaciones directas de las plantas marcadas, considerándose afectada la que presentaba huellas evidentes de uso en alguna de sus estructuras. Los resultados se dieron por formaciones vegetales y se resumieron por toda el área de estudio.

El grado de selectividad de la jutía hacia las plantas se determinó mediante el índice de Jacobs, utilizado por Comas et al. (1989b) y Linares (2005):

Donde:

S-Índice de utilización de la planta por la jutía.

ri- Frecuencia de la misma planta afectada por la jutía.

pi-Frecuencia de la misma especie de planta en el ambiente.

Los valores positivos de S indican sobreexplotación de la planta y los valores negativos indican subexplotación, en relación con su abundancia en el ambiente. Los valores ri y pi, se calculan a partir del uso de la planta en la dieta de las jutías (ri) y la abundancia de la planta en el ambiente (pi).

2.5.1.3. Grado de utilización en porcentaje de las especies de plantas en las formaciones vegetales estudiadas.

Posteriormente en las parcelas investigadas para el índice de selectividad alimentarias se procedió a determinar el grado de utilización en cada formación vegetal mediante la fórmula:

Donde:

GU- Grado de utilización de la planta por la jutía.

nu- Cantidad de plantas de la misma especie afectada por la jutía.

nt- Cantidad de la misma especie de planta en la parcela.

Los resultados de el porcentaje de utilización de las plantas por las jutías fueron agrupados en tres categorías: Especies más utilizadas (> 50%), especies medianamente utilizadas (entre un 25% y 50%) y especies poco utilizadas (<25%).

2.5.2. Depredadores autóctonos e introducidos.

Los depredadores fueron determinados por encuestas entre criadores, cazadores, campesinos y otros pobladores, que tienen o habían tenido relación con la actividad, utilizando en las encuestas el método de entrevista tipo "cara a cara", estandarizada y exploratoria (Ibarra et al., 2002), siguiendo los siguientes pasos:

Presentación.

Explicación de los propósitos y objetivos de la entrevista.

Explicación del método de selección de los encuestados.

Presentación de la entidad gestora de la entrevista.

Explicar que se garantizaba el anonimato.

Estas personas se eligieron en el área de estudio mediante investigaciones previas, realizadas por el autor a siete delegados del Poder Popular, 32 miembros de Cuerpo de Guardabosques, ocho técnicos de la EFI La Palma, EFI Costa Sur y Área Protegida Mil Cumbres, tres presidentes de Cooperativas de Producción Agropecuarias (CPA) y cinco presidentes de Cooperativas de Créditos y Servicios (CSC), todos residentes de las comunidades de Sagua, Burén, El Sitio, Jagua Vieja, Varía, San Andrés y San Diego. El objetivo fue determinar a los pobladores que tenían o habían tenido relación con la caza, compra y/o protección de la jutía.

2.5.3. Enfermedades y parásitos.

Durante el desarrollo del presente trabajo (1985-2003), se analizaron cinco animales completos y las vísceras (hígados, pulmones, corazón, páncreas, intestinos, estomago, bazo, lengua, riñones, esófago y tráqueas) de otras nueve jutías congas en el laboratorio provincial de Veterinaria de Pinar del Río. Para descubrir las causas de muerte, el autor analizó los reportes de muertes de jutías (n= 277; de ellos 56 adultos y 221 crías) en el área protegida Mil Cumbres, en el período de 1983-2003. La existencia de parásitos externos se determinó realizando análisis de campo mediante observación directa a 47 ejemplares de jutías congas capturadas y a 156 jutías en criaderos.

Para las investigaciones de endoparásitos se aplicaron varios métodos de semilaboratorio, los cuales no necesitan sofisticadas instalaciones. Estos métodos son descritos por Borchert (1967) y fueron utilizados en trabajos de campo por Dinnen y Donald (1965), Grizmek (1990) y Prokopenko (1992) en investigaciones en roedores de las estepas.

Los métodos de semilaboratorio usados fueron:

Método de Flotación (seis pruebas).

Método Migratorio (15 pruebas).

Método de Sedimentación (ocho pruebas) (Este método se usa especialmente para Tremátodos, Fasciola hepatica, Paramphistomum y acantocéfalos).

En total se realizaron 38 pruebas de semilaboratorio.

2.5.4. Propuestas de áreas destinadas a la protección de la jutía conga en el macizo forestal central de la cordillera de Guaniguanico.

Puesto que bajo las condiciones socioeconómicas actuales, no se puede objetivamente disminuir la presión de la actividad humana en el macizo forestal central de la cordillera de Guaniguanico, se analizaron varios factores con el objetivo de proponer áreas destinadas a la conservación de la especie, utilizando el criterio de su posible extirpación en el macizo, válido para propuestas de áreas protegidas (Gonzáles et al., 2003).

Para comenzar se dividieron las cinco formaciones vegetales del área de estudio en lotes y rodales, según la ordenación forestal (EFI La Palma (1980-2000), EFI Costa Sur (1980-2000) y Área Protegida Mil Cumbres (1980-2000), analizando en cada uno de los rodales los siguientes factores:

Alta densidad poblacional de jutías.

Poca accesibilidad para el hombre.

Bajo nivel de uso agrícola del suelo.

Alta densidad de plantas alimentarias.

Baja población de perros jíbaros.

Abundantes refugios.

Buena facilidad para su protección.

Pocas vías de comunicaciones.

No existencia de explotaciones de animales domésticos.

En base a los resultados del análisis de estos factores se realizó la propuesta de áreas destinadas a la conservación de la especie.

Los factores analizados, dificultan las acciones antrópicas que ejercen un mayor impacto negativo sobre la fauna silvestre y fueron mencionados también por De la Ossa y Sampedro (1999).

2.6. Análisis de impacto ambiental y social.

Para el análisis de impacto ambiental se necesita un equipo multidisciplinario, con el cual no se contó, por eso en esta investigación se realizó la valoración de los atributos del impacto de la aplicación de este trabajo, cuantificando las características y el efecto del impacto, mediante la asignación de valores numéricos a los atributos y se aplicó la fórmula de Harrison (1993).

La valoración de los atributos se realiza de la siguiente forma:

Signo: En dependencia del efecto del trabajo que se realiza, sobre la especie, puede ser negativo, positivo o previsible.

La magnitud: Este atributo incluye la extensión, que pude ser puntual (valor=1); parcial (valor=2) o total (valor=3), en dependencia de la extensión geográfica; también se incluye la persistencia, que puede ser temporal (valor=1) o permanente (valor=3), en dependencia de la duración del efecto en el tiempo sobre la especie, además aquí se incluye el momento, que puede ser: inmediato (valor=4), a corto plazo (valor=3), a mediano plazo (valor=2) y a corto plazo (valor=1), en dependencia del tiempo de realización de las medidas para corregir el impacto.

La importancia: Este atributo incluye la intensidad, que puede ser: baja (1), media (2) o alta (3); dependiendo de la intensidad del impacto sobre la especie y la reversibilidad, que puede ser imposible (4), a largo plazo (3), a medio plazo (2) o a corto plazo (1); en dependencia de la posibilidad de revertir el impacto causado.

Posibilidad de medidas correctoras: Este atributo depende de introducción de medidas correctoras y puede ser: durante el proyecto (1), en la obra (2), en funcionamiento (3) o imposible (4).

Y se aplica la fórmula de Harrison (1993): 3(intensidad) + 2(extensión) + momento + persistencia + reversibilidad + posibilidad de introducir medidas correctoras, y se compara el resultado con la escala dada por la metodología, cuyos valores oscilan entre 1 y 30; siendo los valores mayores un impacto ambiental significativo (Canter, 1998).

En cuanto al impacto social, se investigó entre las personas que de una forma u otra, tenían o habían tenido relación el manejo de las jutías, preguntando sobre la contribución social o económica que obtenían con esta actividad (anexo 1).

2.7. Análisis económico.

La valoración económica del presente trabajo se realizó utilizando el método de valoración contingente para determinar el precio de las jutías por no existir precios oficiales del comercio de la especie. Dicho método puede presentar los problemas siguientes:

Las personas que responden al cuestionario, son por lo general los que están preocupados por el medio ambiente y exageran el valor de este.

No responden los que no les interesa la protección del medio ambiente (Romero, 1994).

Se encuestaron 398 personas (anexo 1), mediante preguntas directas y sus resultados se utilizaron para la valoración económica de la especie estudiada, mediante la fórmula de David y Kerry (1992).

Valor económico total= valor de uso actual+valor de opción+valor de existencia.

El valor de uso actual se tomó por el precio de venta del mercado subterráneo, delimitado por el mecanismo de la oferta y la demanda.

El Valor de existencia y el valor de opción se tomaron por los resultados de las encuestas.

Otro método utilizado fue el de Costo de Reposición, para este se tomaron los costos de cría de las jutías en los cinco criaderos existentes en el área de estudio, entre estos se incluyeron la compra de pie de cría, salarios, alimentos, jaulas, cercado, refugios, medicinas y otros gastos.

La utilización de ambos métodos se realizó con el objetivo de reforzar la validez y fiabilidad de los resultados, en concordancia con los planteamientos de Mitchell y Carson (1989); estos autores plantean que la utilización de más de un método de valoración económica de los recursos naturales aumenta la confiabilidad de los resultados finales.

CAPÍTULO 3: RESULTADOS Y DISCUSIÓN.

Abundancia de la jutía conga.

El análisis de los valores medios de abundancia de la jutía conga, demostró que la densidad es mayor en el cuabal y la vegetación de mogotes, descendiendo en el semideciduo y en el pinar, hasta alcanzar la más baja en los encinares (tabla 3.1), estos resultados se corresponden con los obtenidos por Suárez (2001) y Hernández (2003); en la propia área de estudio.

Tabla 3.1. Evaluación de los diferentes parámetros estadísticos de la abundancia (j/ ha) de Capromys pilorides por formaciones vegetales, en el macizo forestal central de la cordillera de Guaniguanico.

Formación Vegetal

` X

S

XM

1,81 a

0,97

Cb

1,77 a

0,94

Scf

1,31 b

0,86

Pn

1,02 c

0,82

Enc

0,95 c

0,70

Medias con índices diferentes difieren a p<0,05 por una prueba de Studen-Newman-Keus (SNK).

Simbología: XM- Vegetación de mogotes; Cb- Material xeromorfo espinoso sobre serpentina (cuabal); Scf- Semideciduo; Pn- Pinares; Enc- Bosque siempreverde (encinar); S- Desviación Standard.

Al comparar los valores medios de la abundancia de jutía conga mediante una prueba de SNK se observa la formación de tres grupos de formaciones vegetales:

Vegetación de mogotes y Cuabal con los mayores valores de densidad.

Semideciduo con los valores intermedios de densidad.

Pinares y Encinares con los menores valores de densidad.

Las densidades de jutías reportadas para las áreas de bosques estudiadas (entre 1,81 y 0,95 jutías /ha) coinciden de modo general con los resultados obtenidos por Comas y Berovides (1997), (entre 0.30 y 8.00 jutías /ha) en otras localidades del país.

3.2. Comparación estadística de las densidades actuales (1997-2000) con las de 15 años atrás.

Las densidades de los años 1983-1985 y las de 1997-2004, se compararon por áreas, teniendo en cuenta el tipo de formación vegetal de cada una de estas, calculando en cada caso la tasa de decline (tabla 3.2).

Tabla 3.2. Densidad promedio (jutías/ ha) de la jutía conga en dos periodos.

Área estudiada

(Tipo de vegetación).

(jutías/ ha) Años 1983-1985

(jutías/ ha) Años 1997-2000

Tasa de decline %

El Orquideario (XM)

30,1

1,0

20,8

Nido de los Perros (XM)

19,5

2,9

12,0

Guacamaya (XM)

20,9

3,1

12,0

Pata del Pan (Scf).

30,0

0,9

20,8

Res. San Marcos (Scf).

30,0

1,0

20,2

El Majagual (Scf).

21,9

1,3

16,4

El Burèn II (Enc).

19,8

1,1

16,2

El Burèn I (Enc).

23,8

2,3

14,4

Los Pécaris (Enc).

23,9

2,1

14,6

El Coto II (Pn).

17,5

1,6

19,6

El Coto I (Pn).

27,2

2,1

15,7

Marcos Guerra (Pn).

19,0

1,5

15,6

Torre de TV (Cb).

16,6

0

19,3

El americano (Cb).

17,9

0,1

17,5

La Subida (Cb).

17,1

0,3

15,5

Simbología: XM- Vegetación de mogotes; Cb- Material xeromorfo sobre serpentina (cuabal); Scf- Semideciduo; Pn- Pinares; Enc- Bosque siempreverde (encinares).

Las diferencias entre las densidades de jutías por hábitats en los perίodos 1983-1985 y 1997-2000 son altamente significativas (U=507, P<0,05). Las mayores tasas de decline ocurrieron en El Orquideario, San Marcos y Pata del Pan de Guajaibón, en el resto varió poco (entre 12 y 17%).

Al analizar las localidades con mayores tasas de decline con sus posibles causas se observa que en el Orquideario la disminución coincide con las labores de construcción de una cría de gallos de lidia (gallos finos), que comenzó en el año 1985, realizándose construcciones, talas, micro presas y carreteras (Área Protegida Mil Cumbres, 1980-2000). En tanto en San Marcos área en la que no existía la actividad cinegética pues contaba con una protección estricta por estar categorizada como una reserva, el efecto perturbador se originó por el paso del ganado y el hombre, durante los trabajos pecuarios que fueron autorizados en el año 1985 y continuaron hasta que en el año 1996 el Ministerio de Agricultura retiró todo el ganado bovino del Área Protegida Mil Cumbres. Durante este período se mantuvo una densidad promedio de 0.50 cabezas de ganado bovino por hectárea, densidad esta considerada muy alta (Boada et al., 1996) para pastizales naturales (Área Protegida Mil Cumbres, 1980-2000).

En el Pan de Guajaibón, la reducción se observó asociada con las explosiones durante la construcción de obras de comunicaciones militares, hecho demostrado por los inventarios del grupo de trabajo, ya que se realizaron 228 inventarios antes y 302 después de ocurrir estas perturbaciones (Área Protegida Mil Cumbres, 1980-2000).

Estas disminuciones tan drásticas, coinciden con el aumento acelerado del grado de antropización del área, siendo estos resultados los que demuestran el peligro de extirpación de la jutía conga en dichas localidades.

Estos valores de reducción de densidad coinciden con los reportados por Berovides y Comas (1993) para la Isla de la Juventud y Cayo Saetía y con los de Suárez (2001) y Hernández (2003) para la propia área de estudio. Esto se debe a que en todas estas localidades, como se ha demostrado en los respectivos estudios, la reducción poblacional ha sido producida por el hombre durante sus actividades no cinegéticas (tala, actividades agrícolas, pastoreo del ganado, construcciones y vías de comunicación).

3.3. Determinación de los factores o variables del hábitat.

Se seleccionaron y caracterizaron los factores del hábitat que en el presente estudio influyeron en la abundancia de la jutía conga.

No

Variables

Tipo de variable

Simbología

1

Densidad de árboles

Continua

Dab

2

Densidad de arbustos

Continua

Darb

3

Cobertura vegetal

Continua

CV

4

Rocosidad del suelo

Continua

Roc

5

Actividad del hombre

Categórica

AH

6

Cantidad de plantas alimenticias

Continua

Alim

7

Caza furtiva o de subsistencia

Categórica

CS

Tabla 3.3. Caracterización de las variables.

Nota: La densidad de jutías (Dens) (variable dependiente) también constituye una variable continua.

 

Estos factores o variables fueron utilizadas por Berovides (1985), Comas et al. (1989d), Rosa (2004) y Linares (2005) para la propia especie y por Rodríguez de la Fuente (1985) y Prokopenko (1992), para especies de roedores sudamericanos y europeos.

Estos resultados sustentan el modelo de Barnes (1992) y Fredriksson (1995), que reconoce el papel de los factores bióticos y abióticos en la regulación de las poblaciones de animales silvestres.

3.4. Relación entre las variables.

A partir del análisis de comunalidades se pudo comprobar que todas las variables aportan significativamente al estudio, excepto alimentación. No obstante, esta variable se mantuvo por su relación con la vegetación. Los factores que más aportan son la rocosidad y la cobertura vegetal, estos resultados difieren de los obtenidos por Linares (2005) en Guanacahabibes, quien determinó que la rocosidad era el factor que menos aportaba a su estudio; pero coinciden con los de Comas et al. (1989d) quien en su estudio sobre los factores influyentes en las densidades de poblaciones de Capromys pilorides en Najasa, determinó que el factor más influyente era la rocosidad. Esto pudiera estar relacionado con las semejanzas de las condiciones de la zona de Najasa con este macizo y a las diferencias con las condiciones de Guanacahabibes.

Se seleccionaron dos componentes cuyos autovalores son superiores a 1 y explican más del 97% de la varianza total, válido en este caso si se tiene en cuenta la existencia de variables del tipo categóricas.

Tabla 3.4. Varianza total explicada.

Autovalores iniciales

Suma de Cuadrados Extraídos

Suma de Cuadrados Rotados

Co

Total

% de V.

Ac %

Total

% de V

Ac %

Total

% de V

Ac %

C1

778.38

80.63

80.63

778.37

80.63

80.63

4.133

51.66

51.66

C2

165.61

17.16

97.79

165.61

17.16

97.79

.688

8.60

60.26

Simbología: Co-Componentes, % de V- % de varianza; Ac- Acumulado.

En el análisis de componentes principales solo se consideraron los primeros dos componentes por tener valores propios mayores que 1, de acuerdo al procedimiento propuesto por Kaiser (1960). Los valores propios miden la importancia de cada uno de los componentes en términos de varianza absoluta. Los componentes elegidos explican el 97,79 % de la variación total, a la cual el primer componente (C1) contribuyó en un 80,63 % y el segundo (C2) en un 17,56 %, todo lo cual es ratificado en la suma de cuadrados de la extracción de componentes.

Para determinar la relación de las variables del hábitat con la densidad de jutías (variable dependiente), se realizó una matriz de correlación no paramétrica de Kendalls.

Tabla 3.5. Matriz de correlación entre las variables estudiadas.

* Correlación significativa para un nivel de .05.

** Correlación significativa para un nivel de .01.

Las variables se agrupan en dos componentes, el primero de estos comprende la actividad antrópica (AH), densidad de arbustos (Darb) y cobertura vegetal (CV). El incremento de la variable AH está en correspondencia con la disminución de la densidad de jutías, estos resultados refuerzan el criterio de que la acción del hombre durante sus actividades no cinegéticas influye negativamente en la población de la especie, convirtiéndose así en el factor que más fuertemente reduce esta. Con este resultado concuerda Hernández (2003), quien encontró que la actividad antrópica y la caza de subsistencia son los parámetros que más han impactado en la densidad de Capromys pilorides en el valle de San Andrés. También Linares (2005), señala al respecto que la fauna silvestre sigue siendo presionada por la expansión de las actividades humanas a regiones boscosas.

En tanto la Darb y la CV (variables muy relacionadas, ya que según Valdés (2003) en bosques muy antropizados, la cobertura vegetal está dada principalmente por los arbustos y la regeneración natural), están directamente relacionadas con la variable dependiente (Dens), es decir el incremento de la Darb y CV, dan un aumento de la densidad poblacional de jutías, esto pudiera deberse a que en los arbustos y demás cobertura vegetal el animal encuentra protección durante sus actividades; los resultados de Linares (2005) coinciden con estos planteamientos; este autor señala que en áreas de cobertura densa las especies animales encuentran mayor protección para escapar de los predadores y en climas severos proporciona sombra contra el calor o protección contra la pérdida del calor radiante que producen las noches frías, favoreciendo las condiciones propicias para el establecimiento y aumento de las poblaciones animales. Estos resultados son del mismo orden de los reportados por Hernández (2003), este autor también determinó que la cobertura vegetal es una de las variables de mayor incidencia en la densidad de jutía conga en el Valle de San Andrés.

El segundo grupo está compuesto por la rocosidad, la densidad de plantas alimenticias, la densidad de árboles y la caza de subsistencia, variables poco correlacionadas con la densidad de la especie, pero que si tienen correlación entre ellas; estos resultados difieren de los de Linares (2005), quien en su estudio en Guanacahabibes concluyó que la Alim y la Dab presentaba una correlación directa y significativa con la Dens, esto pudiera estar relacionad con las diferencias de las condiciones de cada una de las áreas de estudio.

Estos resultados son del mismo orden que los obtenidos por Hernández (2003) en el Valle de San Andrés, pero no coinciden con los de Linares (2005) en Guanacahabibes, debido a que en San Andrés la densidad de la especie es baja y en Guanacahabibes alta.

Los resultados del análisis de Cluster para establecer las semejanzas entre las formaciones estudiadas se presentan en el dendograma de la figura 3.1.

Figura 3.1. Dendrograma que representa la clasificación por formaciones vegetales en función de las variables estudiadas.

El resultado del dendográma confeccionado mediante el análisis de Cluster expresa la formación de tres grupos, el primero de ellos constituido por el bosque semideciduo y el encinar, un segundo grupo formado solo por los pinares y un tercer grupo en el que se incluye la vegetación de mogotes y el cuabal, siendo el primer grupo el que guarda una mayor relación, debido probablemente a las similitudes entre las principales especies que forman sus estratos, semejantes planteamientos realizó en sus trabajos Valdés (2003) en áreas con condiciones similares, además estas formaciones vegetales son similares en sus valores de actividad del hombre y densidad de plantas alimenticias.

El segundo grupo esta formado por formaciones con características xerofíticas en su vegetación y con mayor densidad de jutías junto a menores valores de actividad humana, estas son los mogotes y el material xeromorfo espinoso sobre serpentina (cuabal).

3.5. Análisis de las variables naturales, antrópicas y la densidad de jutía conga por formaciones vegetales.

Se analizaron los valores medios y la desviación estándar de las variables estudiadas en cada una de las formaciones vegetales presentes en el área de estudio (tabla 3.6 en anexos).

La densidad de jutías por hectárea fue mayor en los mogotes y en el cuabal, donde la actividad del hombre es menor que en el resto, en tanto que en los encinares y pinares la densidad fue menor y la actividad del hombre mayor. Resultados análogos fueron obtenidos por Hernández (2003), durante su trabajo en el valle de San Andrés.

Densidad de jutías (figura 3.2): Se distingue que posiblemente este gradiente de densidad está dado por la accesibilidad del medio, factor que posibilita la actividad humana, que en el cuabal y en la vegetación de mogotes es menor y en ambos existe abundancia de alimentos y refugios (dada por la alta rocosidad), en tanto el resto de las formaciones vegetales que también tienen refugios y alimentos, son muy accesibles y posibilitan la mayor actividad antrópica.

Figura 3.2: Valores de la densidad de jutía conga en cinco tipos de formaciones vegetales.

Simbología: XM- Vegetación de mogotes; Cb- Material xeromorfo espinoso sobre serpentina (cuabal); Scf- Semideciduo; Pn- Pinares; Enc- Bosque siempreverde (encinar).

Densidad de árboles (figura 3.3): El análisis distinguió que existe coincidencia parcial con el gradiente de densidad de jutías. Por ejemplo, los mogotes tienen alta Dens y alta Dab, pero el Cuabal, con alta densidad de jutías, tiene la menor densidad de árboles con la máxima densidad de arbustos, ya que el animal obtiene de los árboles y arbustos un mismo producto: el alimento. Lo cual se corresponde con los resultados expuestos por Hernández (2003) en esta misma área.

Figura 3.3. Valores de la densidad de árboles en cinco tipos de formaciones vegetales (Simbología como en la figura 3.2).

Densidad de arbustos, cobertura vegetal y rocosidad (figura 3.4; figura 3.5 y figura 3.6 respectivamente): Estas tres variables siguen prácticamente el mismo gradiente que la densidad de jutías, ya que estas poblaciones dependen de los arbustos como cubierta para sus refugios (considerando el refugio ideal el que está convenientemente cubierto), la rocosidad para la utilización de las cuevas para refugiarse y reproducirse y la cobertura vegetal del suelo para su protección y alimentación.

Figura 3.4. Valores de la densidad de arbustos en cinco tipos de formaciones vegetales (Simbología como en la figura 3.2).

Figura 3.5. Valores de la cobertura vegetal (CV) en cinco tipos de formaciones vegetales (Simbología como en la figura 3.2).

Figura 3.6. Valores de la rocosidad en cinco tipos de formaciones vegetales (Simbología como en la figura 3.2).

Alim (figura 3.7): La densidad de plantas alimenticias coincide parcialmente con la densidad de jutías, pero se desvía en el encinar y el bosque semideciduo, en los que con mayor cantidad de alimentos tienen menor cantidad de jutías, ocurriendo lo contrario en el cuabal, el que con menos alimentos tiene la mayor densidad de dicha especie.

Figura 3.7. Valores de la densidad de plantas alimenticias (Alim) en cinco tipos de formaciones vegetales (Simbología como en la figura 3.2).

AH (figura 3.8): Esta variable sigue la secuencia inversa de la densidad de jutías, y su coincidencia de correlación con la densidad de jutías es casi perfecta y negativa, indicando el fuerte efecto de este factor sobre su abundancia en el área. Esto demuestra una vez más que la disminución poblacional de esta especie en la zona, depende en primer lugar del efecto negativo de la actividad del hombre sobre el medio donde habita.

Los trabajos de Veselovsky (1973); Oliver (1977); Hicts y Elder (1979); Levenson y Kaplin (1984); Berovides y Comas (1993); Liu et al. (2000) y Coy et al. (2000); también destacan esta relación negativa de la actividad del hombre sobre especies animales, conllevando a su extirpación y extinción.

Figura 3.8. Valores de la actividad del hombre en cinco tipos de formaciones vegetales (Simbología como en la figura 3.2).

CS (figura 3.9): Los valores de esta variable no presentan coincidencia alguna con el resto de la variables, ni con la densidad de jutías, el mayor valor de la caza de subsistencia coincide con la formación de mogotes, esto se debe a que los cazadores van con mayor frecuencia a los lugares donde aún se puede encontrar con cierta seguridad a las jutías, donde no se ha visto el efecto de reducción de la densidad ya que la presión de caza es relativamente reciente.

Figura 3.9. Valores de la caza de subsistencia (CS) en cinco tipos de formaciones vegetales (Simbología como en la figura 3.2).

Los valores de las variables difieren de los obtenidos por Berovides y Comas (1993) y Berovides (1998), ya que son resultados de trabajos realizados en otras zonas del país, no obstante son similares a los de Hernández (2003), obtenidos en la misma área. Esto se explica por las condiciones especificas del área estudiada: naturales (baja densidad poblacional de la especie, abundancia de alimentos y refugios), sociales (alta presión demográfica, abundantes vías de comunicación) y económicas (son frecuentes las construcciones, las actividades militares, el manejo agrícola de la de la zona es intensivo y la población de ganado domestico es alta) (Suárez, 2001).

Coy et al. (2000), durante el estudio de las actividades antrópicas en la Sierra de los Órganos, asignaron un valor total de –24 a los efectos negativos cuantificados sobre fauna, en contraste con un valor de –8 para la caza ilegal, resultados que son similares a los del presente trabajo, ya que reflejan que la fauna resultó ser el elemento de la biodiversidad de la región más fuertemente impactado por las actividades humanas no cinegéticas.

La alta eficiencia de la caza en los mogotes pudiera explicarse por la mayor densidad de la especie, lo que permite una mayor probabilidad de encontrar jutías, en tanto en los bosques semideciduos la baja eficacia viene dada por la baja densidad de jutías y por la actividad humana en estos bosques degradados.

En su estudio sobre la fauna del Brasil, López y Ferrari (2000) también encontraron que los disturbios provocados por las actividades humanas (caza, tala, clareo, fragmentación) fueron las causas principales de las reducciones de la densidad de mamíferos. Estos dos últimos aspectos (clareo y fragmentación) también pudieran ocurrir en el presente caso, pero no pudieron evaluarse. En general, es criterio de varios investigadores (Bawa y Seidler, 1998), que el efecto de la tala sobre las poblaciones de mamíferos no está bien estudiado.

Al trabajar los puntajes de AH y CS como tratamientos y contrastar los valores medios de densidad de jutías, dentro de estos puntajes en diferentes hábitats (tabla 3.7), se observa la mayor presión de la actividad humana no cinegética para dos tipos de formaciones vegetales.

Tabla 3.7: Valores medios (` X) y desviaciones stándard (S) de las densidades de jutías (ind/ ha) por puntaje para la AH y CS, en dos formaciones vegetales.

 

Puntaje

Actividad humana

Caza de subsistencia

XM

Scf

XM

Scf

N

X

S

N

X

S

N

X

S

N

X

S

1

14

2,5a

0,5

5

1,4b

0,9

3

1,7a

0,1

4

1,7a

0,6

2

20

2,1b

0,4

34

1,5a

0,6

10

1,8a

0,8

30

1,6ª

0,6

3

41

1,4c

0,5

39

1,2b

0,4

26

1,5a

0,6

33

1,4ª

0,4

4

18

0,8d

0,4

22

1,1b

0,5

44

1,6a

0,8

28

0,9b

0,5

5

12

0,6d

0,5

10

0,6c

0,4

24

1,1b

0,8

15

1,0b

0,6

Simbología: XM- Vegetación de mogote; Scf- Semideciduo.

Medias con índices diferentes, difieren a P<0,05 por una prueba de SNK.

Estos resultados (tabla 3.7) demuestran que para las actividades humanas, tanto en la vegetación de mogotes como en el bosque semideciduo, las diferencias son estadísticamente significativas entre puntajes y el valor medio decrece con el aumento de dichos puntajes. Estas pruebas distinguieron cuatro grupos de medias (las de los puntajes 1, 2, 3 y 4-5) en la vegetación de mogotes y tres grupos (1-2, 3-4 y 5) en el semideciduo.

Para la actividad específica de la caza, también se detectaron diferencias significativas entre densidades medias para los puntajes en ambos hábitats, pero las pruebas de SNK evidencian que estas diferencias las provocan solo los puntajes externos (el grupo 5 en la vegetación de mogotes y el 4-5 en semideciduo).

3.6. Manejo in situ de las poblaciones de jutías.

3.6.1. Utilización de la base alimentaria.

Se constató que el espectro de especies vegetales de las cuales se alimentan las jutías congas es amplio (79 especies vegetales), resultado similar a los obtenidos por Comas et al. (1989b); Comas et al. (1989c) y Manójina et al. (1989), en otras localidades del país con esta especie. Para otros roedores como el capibara (Rodríguez de la Fuente, 1985), también se ha determinado una amplia utilizaron de especies vegetales.

Figura 3.10. Resumen por grupos de las especies vegetales, utilizadas por la jutía conga en el área de estudio.

Los mayores porcentajes de utilización correspondieron a los árboles (25, para un 32%), los arbustos (19, para un 24%) y los cultivos agrícolas (15, para un 19%) (tablas 3.8 (A-E) en anexos y figura 3.11). Estos resultados difieren de los obtenidos por Comas et al. (1989b), considerando que la causa pudiera ser las diferencias de la estructura y composición de especies de la vegetación autóctona y la inclusión de siembras de boniato, cafeto, hortalizas, fríjol, maíz, sorgo, soya, pastos y forrajes en pequeñas áreas dentro de los bosques, que alcanzan cientos de hectáreas todos los años, por ejemplo en el 2001 tuvieron una extensión de 562 ha en el área de estudio (Área Protegida Mil Cumbres, 2002).

Tabla 3.9. Partes consumidas por las jutías de las especies vegetales.

Partes consumidas

Total de utilización

Porcentaje de utilización

Hojas

30

38,0

Frutos

29

36,7

Frutos y Hojas

11

13,9

Corteza y hojas

3

3,8

Raíces y Hojas

3

3,8

Hojas, Frutos y corteza

2

2,5

Raíces, Tallos y hojas

1

1,3

Total

79

100

En cuanto a las partes consumidas por la jutía conga se observa que la jutía hizo un uso diferenciado de los recursos que las especies de plantas les ofrecen, destacándose entre estas las hojas y los frutos y las hojas + frutos, lo que denota un alto grado de preferencia por estas partes, pero en general consumen todas las partes de las plantas.

Estos resultados coinciden con los criterios de Comas et al. (1989b) y Manójina et al. (1989), quienes plantean que las preferencias alimentarias de la jutía conga parecen ser amplias, no solo en lo referente a las especies de plantas que consume, sino también a las partes del vegetal que prefieren. En tanto Rodríguez de la Fuente (1985) y Ajayi (1977) obtuvieron resultados similares con el capibara y la rata gigante africana respectivamente. Esto pudiera deberse a que todos pertenecen al orden rodentia.

3.6.2. Preferencias (selectividad) alimentarias de la jutía conga en vida libre.

Un análisis de las especies a las cuales se le pudo determinar el índice de selectividad, en cada una de las formaciones vegetales estudiadas (tabla 3.10 en anexos) revela que en la formación vegetal de mogotes, de un total de 15 especies fueron sobreexplotadas siete (46,6 % del total), en el cuabal de un total de 14, siete (50 %), en el semideciduo de un total de 15, una (6,6 %), en los pinares de 12, una (8,3 %) y en el encinar de 13, una (7,6 %).

En el mogote la especie más sobreexplotada fue la Palma Real (S=0,1244) y la Guasima (S=0,1222), pero otras especies estuvieron muy cerca de su valor (Baría y Haba de Lima), en cuabal la de mayor índice fue la Guayaba (S=0,1291), después la Palma Real, Caimitillo y Aroma; en el semideciduo la jutía sobreexplotó solo la Leucaena (S=0,0975); en los pinares, el Boniato (S=0,1185) y en el encinar, el Aroma (S=0,1011). En tanto la Guayaba en el cuabal (S=0,86106), resultó ser la planta más sobreexplotada de las 47 especies registradas en las cuatro formaciones vegetales.

Solo a dos especies de árboles se les pudo determinar el índice de selectividad en todas las formaciones vegetales y mantuvieron un índice alto (Guasima y Palma Real), una especie (Hierba de Guinea) estuvo representada en cuatro de las formaciones (Xm, Cu, Pn, Enc), con altos índices en tres de ellas y bajo en el encinar; el aroma estuvo presente en tres formaciones con altos índices.

El caimitillo es la única especie con cambios apreciables en sus índices, variando de S=0,1151 en el cuabal a S=00,0744 en el pinar, aunque esta variación es insignificante comparada con los resultados de Linares (2005) en Guanacahabibes donde la Jocuma presentó considerables variaciones en sus índices ya que aumento desde -0,0742 en el semideciduo hasta 0,2787 en el de ciénaga; esto puede estar dado por las diferencias en la distribución de especies vegetales en ambas áreas de estudio y también por la gran diferencia de densidad de jutìas.

Criterios similares fueron dados por Comas et al. (1989b).

De modo general se apreció que la jutía hizo un uso diferenciado de las distintas especies vegetales en las cinco formaciones vegetales estudiadas, ello pudiera guardar relación con la frecuencia en que estas se distribuyen en cada una de ellas o al grado de selectividad con que estas son incluidas en su dieta. En este sentido se destaca el hecho de que la Guasima y la Palma Real hayan sido las únicas especies que tengan índices altos en las cuatro formaciones vegetales y a su vez sean sobreexplotadas en dos de las formaciones. Al parecer ello puede estar relacionado con la disponibilidad de estas especies en estas formaciones o a la presencia en ella de determinado tipo de sustancia que la hace particularmente atrayente o palatable para la jutía.

Este resultado difiere de los obtenidos por Comas et al. (1989b), en el Área Protegida Sierra del Chorrillo, la causa pudiera ser que la composición de plantas donde ellos realizaron su trabajo son completamente diferentes a los sitios donde este se realizó.

El resumen del grado de selectividad de las jutías al alimentarse (índice de Jacobs), tuvo los siguientes resultados:

Figura 3.11. Porcentaje de especies vegetales por grupos, a las que se les determinó el grado de selectividad (Total 47).

Los resultados de las pruebas de selectividad (Tabla 3.10 y 3.11 en anexos y figura 3.11), mostraron la subutilización de las plantas, ya que de 256 especies vegetales inventariadas, solamente a 47 (18,3%) se les pudo determinar el índice de selectividad. Los resultados obtenidos difieren apreciablemente de los obtenidos por Comas et al. (1989b), en la Sierra del Chorrillo, donde fueron preferidas 33 especies de árboles (vs 24 en el área de estudio) y 38 especies de arbustos (vs 12 en esta área). En total las especies seleccionadas en aquella área, constituyen casi el doble que las del área estudiada. Estas diferencias pudieran deberse a la mayor competencia por los alimentos en la Sierra del Chorrillo, cuya densidad de jutías es mucho mayor.

Las especies de mayor índice de selectividad fueron:

-Árboles: Guásima cochinera, Algarrobo, Baría, Encino, Palma Real.

-Arbustos: Caimitillo, Leucaena, Guayaba, Aroma.

-Lianas: Bejuco leñatero, Haba Lima, Parra.

-Cultivos agrícolas: Boniato, Cafeto.

-Hierbas: Hierba de Guinea.

De estas plantas la jutía utilizó mayormente las hojas y los frutos; solo en el caso de la Guásima cochinera, Aroma y Peralejo ingirió también la corteza y del Boniato, Maní, Rábano y Yuca se alimentaron de las raíces, estos valores son similares a los obtenidos por Comas et al. (1989b).

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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