El ozono y sus fraudulentas terapias
Enviado por Arnaldo González Arias
- El ozono en la naturaleza
- El ozono como contaminante
- Obtención, almacenaje y capacidad desinfectante
- Antecedentes internacionales
- Resultados en Latinoamérica
Se puede engañar a todos algún tiempo, es posible engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.
Abraham Lincoln
El ozono en la naturaleza
El ozono es un compuesto inorgánico, gaseoso a la temperatura ambiente, formado por tres átomos de oxígeno (O3); se forma en la naturaleza a partir de la recombinación de las moléculas del oxígeno atmosférico (O2) bajo la acción de la luz solar (figura 1). El proceso ocurre de diversa manera según tenga lugar en la estratosfera, a decenas de kilómetros de altitud, o en la troposfera cercana a la superficie terrestre. El ozono que se encuentra en la conocida capa de ozono a unos 20-30 km de altura y concentración de 2 a 8 partes por millón, se forma por la absorción de la radiación solar con longitud de onda entre 200-240 nanómetros, en un proceso que se puede representar como: 3O2 + radiación solar = 2O3.
Figura 1. Moléculas de oxígeno y ozono
Este intervalo corresponde a la región ultravioleta de alta energía del espectro solar (UV), dañina a las personas y las plantas, que es absorbida durante el proceso. Por otra parte, la radiación UV menos energética y longitud de onda algo mayor, hasta los 280 nanómetros, es capaz de disgregar las moléculas de ozono convirtiéndolo en el oxígeno original. Esta radiación, también perjudicial a las personas, es asimismo absorbida durante el proceso. Se crea así un equilibrio beneficioso para las personas, donde se crea y destruye ozono continuamente a la vez que se absorbe la radiación UV perjudicial antes que llegue a tierra. La concentración del ozono en la estratosfera se mide con espectrofotómetros, el primero de ellos diseñado por G.M.B. Dobson en 1920.
En años recientes, el fino equilibrio entre la formación y descomposición del ozono estratosférico fue roto por la presencia de contaminantes, mayormente por los fluoruros de carbono empleados en la refrigeración, con una amenaza directa para la salud humana. Los convenios internacionales para evitar la proliferación de este mal han logrado limitar y hasta cierto punto comenzar a revertir el proceso.
El ozono cercano a la superficie terrestre se genera bajo la acción de la luz solar visible, correspondiente a una región con mayores longitudes de onda y menor energía que las anteriores, pero capaz de activar la reacción del oxígeno del aire con los hidrocarburos y óxidos de nitrógeno que provienen de la quema de combustibles. Otras fuentes de ozono ambiental son los talleres de soldadura por arco eléctrico, áreas donde se use ozono como desinfectante, cualquier fuente de radiación UV, faxes, impresoras láser y fotocopiadoras. Las impresoras y fotocopiadoras modernas vienen equipadas con filtros de ozono, que deben cambiarse regularmente. Como las chispas eléctricas también son capaces de generar ozono a partir de oxígeno atmosférico, se estima que los rayos producen anualmente una cantidad cercana al 10% del contenido de la capa de ozono.
Su olor recuerda el del cloro y existen personas con la capacidad de detectarlo en el aire en concentraciones tan pequeñas como de 10 partes por billón norteamericano.[1] (1 ppb = 1.96 &µg/m3; 1 billón de EE.UU. igual a mil millones).
El ozono como contaminante
El ozono es un oxidante mucho más potente que el oxígeno, por lo que tiene la habilidad de atacar y disgregar los enlaces de carbono de muchos compuestos orgánicos. La exposición a concentraciones tan pequeñas como 100 ppb es capaz de dañar los tejidos del sistema respiratorio y también los tejidos vegetales. Cantidades relativamente pequeñas pueden ocasionar dolor en el pecho, tos, falta de aire e irritaciones de la garganta. También puede empeorar las dolencias crónicas respiratorias como el asma, y compromete la habilidad del organismo para luchar con las infecciones respiratorias (ver Tabla 1).[2] Cuando la inhalación es breve, la desaparición de los efectos dañinos suele ocurrir un corto tiempo después, pero hay menos certidumbre acerca de la persistencia de los efectos de la exposición a niveles altos o durante la inhalación prolongada.[3],, Un estudio realizado en EE.UU. con 450 000 personas con un seguimiento de 18 años, dio por resultado que en las ciudades donde existen grandes concentraciones de ozono el incremento de muerte por alguna enfermedad pulmonar se eleva en un 30%.[4],
Tabla 1 Efectos del ozono sobre las personas | ||||
Concentración (&µg/m3) | Efectos | |||
30 | Perceptible al olfato, pero de rápida habituación | |||
70 | Irritaciones en la conjuntiva ocular | |||
100 | Probable dolor de cabeza | |||
160 | Reducción de la resistencia a infecciones pulmonares bacterianas (determinado en animales) | |||
160-200 | Disfunción pulmonar, principalmente cuando se hacen ejercicios | |||
200 | Aumenta la cantidad de leucocitos. Se inactiva el sistema de inmunidad. | |||
240-300 | Mayor frecuencia de ataques de asma | |||
240-700 | Reducción de la fuerza física | |||
400 | Tos, dolor torácico. Tras 4 horas de exposición aparecen cambios hormonales y enzimáticos | |||
800 | Reacción inflamatoria de los tejidos | |||
1000 | Tras 6-10 horas de exposición aparecen daños en los cromosomas humanos |
En muchos países la concentración del ozono atmosférico se mide regularmente junto a la de otros gases capaces de originarlo, principalmente en los lugares donde su formación es más propensa (figura 2). La figura 3 muestra la red de detección de contaminantes atmosféricos que existe en la Comunidad Valenciana. Como el ozono se crea y se descompone continuamente en la atmósfera, su concentración puede variar apreciablemente, por lo que es usual recoger los datos en breves intervalos de tiempo. En Valencia, los datos actualizados cada hora son de acceso público a través de internet, en el sitio http://www.cma.gva.es/atmosfera.
Figura 2. Aviso en sobre la situación local del ozono ambiental (Houston, Texas).
Obtención, almacenaje y capacidad desinfectante
Existen diversos métodos para obtener el ozono en el laboratorio, entre ellos la electrolisis, usando tubos de descarga en corona o por la acción de la luz ultravioleta. Se descompone espontáneamente a oxígeno ordinario, con un tiempo de vida medio de ½ hora a 25 ºC. Quiere decir que cada ½ hora la concentración de ozono se reduce a la mitad, lo que significa una reducción aproximada de su concentración en (½)48 veces al cabo de un día (una fracción con 15 ceros después del punto). Si hay humedad presente, el tiempo de vida medio disminuye notablemente; por ej., disuelto en agua a 25º C su tiempo de vida medio se reduce a ¼ de hora.[5] No obstante, hay reportes de que una vez formado en la atmósfera, los vestigios pueden perdurar hasta un máximo de 22 días, en dependencia de la temperatura.
Figura 3. Las marcas rojas indican los lugares donde radican puntos de control de la Red Valenciana de Vigilancia y Control de la Contaminación Atmosférica, en España (51 en total). Tomada de http://www.cma.gva.es/webdoc/documento.ashx?id=113900
Es por eso que el ozono no se puede almacenar y transportar como cualquier otro gas industrial; aun estando inicialmente puro su concentración se verá reducida a valores irrisorios en unos pocos días al convertirse en oxígeno, de aquí que resulta imprescindible producirlo en el sitio si desea usarse de algún modo. Cualquier producto que se promueva como "ozonizado" (sea un jabón, un aceite, o cualquiera otro) es un engaño al consumidor, porque cuando el producto llegue al mercado minorista no quedarán en él ni trazas de ozono original.
Producido en el lugar se usa como desinfectante y desodorizante en un sinnúmero de aplicaciones (alimentos, agua, ropa, instrumentos y piscinas). También en hospitales para descontaminar salones de operaciones. En este último caso, después de la desinfección usual, el salón se hermetiza y se llena de ozono para neutralizar las bacterias remanentes.[6]
En cuanto a la posibilidad de aplicarlo a las personas como desinfectante, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los EE.UU. (EPA, de sus siglas en inglés), ha expresado que hay "evidencias de que a concentraciones que no excedan los estándares de salud pública, el ozono no es efectivo en remover… virus, bacterias, hongos u otros contaminantes biológicos". Es decir, la concentración capaz de eliminar las bacterias también atacará los tejidos humanos. En 1998 un matrimonio que alegaba beneficios para la salud al comercializar generadores de ozono sin estudios científicos que los avalaran, resultó condenado a prisión por fraude en un jurado federal de EE.UU.[7] Las principales críticas internacionales sobre las terapias de ozono citan en esencia argumentos similares a los alegados por el tribunal norteamericano: la ausencia de estudios científicos que demuestren las propuestas de sus partidarios.[8],
Antecedentes internacionales
Quienes proponen las terapias de ozono atribuyen a este gas toda clase de beneficios, pero es habitual que no mencionen los posibles efectos dañinos que puede ocasionar. Por ejemplo, es usual aducir que el ozono es capaz de oxigenar los tejidos de forma beneficiosa. Pero un informe crítico publicado en internet en 2001, con 59 referencias de revistas científicas, reporta que cuando el ozono se introduce en la sangre reacciona con el agua en los glóbulos rojos generando agua oxigenada y también radicales libres bactericidas que causan daño en la membrana celular. Una búsqueda bibliográfica realizada en 1995 en las bases de datos Medline, Health, Aidsline and Cancerlit proporcionó más de 100 artículos, desde 1966 hasta esa fecha, reportando efectos adversos del ozono o de los productos de su reacción, tanto en humanos o como en animales experimentales.[9]
El informe también concluye que la ingestión, infusión o inyección de peróxido de hidrógeno no puede reoxigenar los tejidos del cuerpo por lo siguiente: el metabolismo de un adulto normal de 60 kg requiere de 200 a 250 ml de oxígeno por minuto, necesidad que resulta cubierta por la respiración normal.[10] Cada litro de sangre que sale de los pulmones en condiciones normales lleva unos 200 ml de oxígeno, de los cuales unos 50 ml son absorbidos cuando pasa a través de los capilares en los tejidos. Durante una sesión de ozonoterapia convencional la cantidad de oxígeno que proviene de la descomposición del ozono no sobrepasa los 4 ml por hora (unos 0.7 ml por minuto), por lo que la posible contribución a la oxigenación de los tejidos es insignificante al compararse con la del oxígeno que proviene de la respiración.[11]
Otro argumento empleado por los partidarios del ozono es que de alguna manera, no conocida y mucho menos demostrada, el ozono es capaz de estimular el organismo para que proporcione una respuesta curativa o de mejora al padecimiento que se desea tratar. Este argumento se emplea para tratar de justificar su aplicación a males muy disímiles. En el fondo, equivale a considerar que el gas es capaz de reconocer lo que no funciona de manera correcta, haciendo que los medios naturales de defensa del organismo sean más eficientes para combatir ese mal específico. No importa que el practicante no sepa el por qué algo no funciona bien. Confía en que el ozono será lo suficiente inteligente como para lograr identificar lo que él (o ella) no es capaz de hacer, y actuará en consecuencia. Como nadie ha demostrado la existencia del supuesto mecanismo de acción, es usual que con el fin de validar la propuesta se presente alguna suposición ilusoria como si fuera cierta, lo que es algo común en todas las pseudociencias. También lo son los argumentos difusos y las vagas generalizaciones como "mejora la calidad de vida" o "incrementa la respuesta inmune del organismo", sin explicar cómo lo hace.
Los partidarios de las terapias de ozono tienden a considerar como válidos artículos supuestamente científicos que no lo son. Reportan investigaciones que no cumplen los requisitos mínimos establecidos en la mayoría de los países para validar los ensayos clínicos, y es raro encontrar en esos reportes grupos de control que sirvan para comparar resultados, como es usual en cualquier investigación programada correctamente. Se alegan añejas y no comprobadas referencias favorables al ozono y las evidencias desfavorables posteriores nunca se mencionan.
Como ejemplo de las afirmaciones anteriores, más que citar y rebatir la infinita cantidad de reportes espurios o afirmaciones no demostradas, parece oportuno comentar un artículo reciente sobre el tema, que pretende ser un resumen científico donde se resaltan las supuestas bondades de la ozonoterapia (Elvis y Etka, 2011).[12] Al mencionar la eficacia del ozono para controlar infecciones en las personas junto a sus propiedades anti-inflamatorias se cita, ante todo, un artículo de hace más de 100 años, sin mencionar críticas posteriores.[13] El artículo alude al uso de "dosis terapéuticas precisas" pero no especifica cuáles son esas dosis ni como se miden, lo que en cierta forma resulta comprensible, pues las concentraciones y periodicidad de los tratamientos empleados por los terapeutas del ozono son datos que usualmente no aparecen reportados en sus publicaciones. De hecho, en una revisión realizada buscando artículos sobre estas terapias, no fue posible encontrar siquiera uno que describiera el método usado para medir la concentración o las dosis suministradas a los pacientes. Luego, resulta bastante obvio que determinar con precisión la cantidad de ozono en las pequeñísimas concentraciones empleadas, que supuestamente se encuentran por debajo del umbral de daño al paciente, no es algo priorizado por los terapistas del ozono. No obstante, al igual que ocurre con cualquier otro medicamento, la cantidad y concentración aplicadas son parámetros imprescindibles para evaluar la eficacia del tratamiento y determinar los niveles inocuos y dañinos, recomendaciones y contraindicaciones. Ese dato también es indispensable para que otros investigadores puedan reproducir el tratamiento y dar fe de su eficacia (o negarla).
Medición de la concentración de ozono. Los métodos de medición de este parámetro son bien conocidos. Un resumen del año 2000 sobre las técnicas empleadas para medir y monitorear la presencia de ozono contaminante en la atmósfera menciona la absorción ultravioleta, la espectroscopia óptica diferencial de absorción, la quimioluminiscencia, el LIDAR (del inglés Light Detection and Ranging) y diversos métodos químicos de valoración como el tubo colorimétrico.[14], Uno de estos instrumentos comerciales se basa en el azul índigo, que en presencia de ozono se oxida a isatina, de color blanco. Otro se basa en la oxidación del yoduro de potasio, que proporciona yodo e hidróxido al reaccionar con el ozono (ref. [2]). Estos instrumentos, compactos y de fácil manejo, funcionan introduciendo el aire a analizar en cápsulas medidoras calibradas y desechables; el aire se aspira mediante un émbolo y la cápsula posee rangos calibrados de coloración. Este tipo particular de medidor se emplea habitualmente para determinar la concentración de ozono en los lugares de trabajo.
Figura 4. Medición local del ozono ambiental. Tubos detectores de ozono Dräger y bomba de aspiración manual Accuro
No parece aconsejable improvisar métodos artesanales de medición en el laboratorio, pues diversos autores insisten en la necesidad de calibrar correctamente los instrumentos empleados para poder obtener valores confiables. El método estándar de comparación se basa en el Fotómetro Patrón de Referencia del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EE.UU (NIST). Este fotómetro se usa para calibrar, mediante patrones secundarios, el instrumental de numerosas redes de monitoreo del ozono ambiental en todo el mundo.
Referencias arbitradas y ensayos clínicos. La figura 1 que aparece en el resumen de Elvis y Etka, asociada a sus referencias 25, 26 y 27, intenta representar los mecanismos de acción del ozono en el organismo. Sin embargo, la referencia 26 se refiere a un sitio WEB titulado holisticbodyworker, obviamente divorciado de la ciencia y más bien asociado a creencias idealistas. En su versión original, el holismo es una corriente filosófica creada por el sudafricano Jan Smuts en la primera mitad del siglo pasado, que en ocasiones se deforma a lo esotérico.[15] Los otros dos artículos citados son, uno, sobre "consideraciones teóricas" sin nada de experimento; el otro está tomado de un sitio WEB particular, no de alguna revista arbitrada o centro de investigación conocido. De aquí que no es posible atribuir veracidad alguna a la figura 1, lo que además de inmediato pone en duda la confiabilidad científica de los autores y todo el contenido del resumen.
Otro aspecto muy dudoso es el siguiente. Los ensayos clínicos son conocidos y usados regularmente por quienes se dedican a la investigación médica en todo el mundo. En muchos países existen dependencias oficiales que regulan y fiscalizan las investigaciones en las personas con el fin de proteger los derechos de los pacientes. El Código de Núremberg, perfeccionado posteriormente en la Declaración de Helsinki y varias revisiones posteriores, se originó en 1947 después que un grupo de médicos nazis fueron puestos en prisión o ejecutados por los horrores cometidos con los prisioneros en los campos de concentración; también se les juzgó por exterminar ancianos, débiles mentales y otros grupos de impedidos físicos de su propio país, o abusar de ellos en diversos centros asistenciales.[16], La principal preocupación del código y la declaración tiene que ver con la protección al paciente, además de que promueve pasos firmes para evitar la pérdida de tiempo y recursos en ensayos dudosos que no conducirán a lugar alguno. Más recientemente, en 2010 y con el mismo objetivo general, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un libro que describe como se deben probar los medicamentos. El principio básico es la ética y el respeto al paciente.[17]
Elvis y Etka mencionan algunos ensayos clínicos en proceso, pero ni siquiera uno solo terminado que demuestre sin lugar a dudas los beneficios del ozono (referencias 30-35 en su resumen). No obstante, más adelante comentan las "ventajas de la terapia con ozono" (citando las referencias 36 a la 40). Pero al revisar esas referencias, se encuentra que sólo un artículo menciona supuestos beneficios para las personas. Los restantes se refieren a ensayos en animales, daño a los pulmones, hipótesis no demostradas, el efecto sobre virus aislados de SIDA o efectos antibacterianos, pero no específicamente en humanos.
En un reciente meta análisis estadístico de Magalhaes et. al., que intenta ser favorable a la ozonoterapia, se reporta una búsqueda exhaustiva sobre los efectos del ozono aplicado en la columna vertebral desde 1966 hasta 2011. [18]Pero también se reconoce que no existe siquiera un solo reporte donde, a la par de la aplicación del ozono, se tomase en cuenta el efecto de un placebo en un grupo de control. Por tanto, este meta análisis está realizado a partir de datos sesgados o imperfectos y no es capaz de discernir si la terapia proporcionó un beneficio superior al del placebo o si su aplicación en realidad retardó el proceso natural de mejoría del dolor o de curación de la enfermedad. Dado el carácter altamente agresivo del ozono sobre los tejidos, esta última posibilidad no puede descartarse. Lo que sí queda bien claro de la propia exposición de los autores es que el artículo de Magalhaes et al. es un ejemplo incuestionable del mal uso de las estadísticas para tratar de justificar lo que no tiene justificación.
Al revisar la bibliografía internacional favorable a las terapias de ozono se encuentra que padece del mismo mal que la dedicada a cualquier otra terapia alternativa: promociones comerciales engañosas, afirmaciones vagas de su eficacia adornadas con tergiversaciones y ocultamiento de datos, cifras adulteradas y artículos supuestamente científicos que dan fe de su validez, pero que cuando se analizan en detalle no demuestran de forma racional y reproducible ni una sola de esas afirmaciones.
Resultados en Latinoamérica
Cuba es el país del continente americano donde existe una mayor difusión de las terapias con ozono, con apoyo oficial. Una búsqueda bibliográfica acerca de referencias sobre el monitoreo del ozono ambiental en ese país, o incluso sobre determinaciones aisladas de la concentración del gas, no proporcionó resultado alguno.
Sin embargo, en lo que se refiere a la aplicación terapéutica, un editorial de 2013 en la Revista Cubana de Farmacia declara que "el primer centro de investigación de ozono del mundo fue fundado en Cuba", sin especificar la fecha. Pero resulta obvio que ese centro nunca mantuvo una estrecha colaboración con las correspondientes dependencias del Ministerio de Salud Pública encargadas de orientar y controlar los ensayos clínicos para garantizar su validez y protección del paciente, pues una búsqueda realizada en enero de 2014 en el Registro Cubano de Ensayos Clínicos no arrojó una sola inscripción donde se mencione el ozono.[19], El Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC) fue creado en 1991 para garantizar la evaluación clínica que se requiere para el registro y la comercialización de productos médico-farmacéuticos o biotecnológicos y equipos médicos.
No obstante, más adelante el mencionado editorial señala que los primeros trabajos experimentales con personas se realizaron en 1998, no antes, sino 7 años después de creado el CENCEC. Menciona lo que considera "éxitos en el tratamiento de la retinosis pigmentaria, glaucoma, retinopatías y conjuntivitis (…) publicados en Cuba por un grupo de investigadores liderados por los médicos Silvia Menéndez, Frank Hernández, Orfilio Peláez y otros" y cita la confusa afirmación de que "un agente oxidante como el ozono pueda inducir un efecto antioxidante", sin dar siquiera indicios del posible mecanismo o las supuestas reacciones redox que tendrían lugar para justificar esa hipótesis.[20],,
A pesar de la ausencia de inscripción en el registro y la aparente no validación por el Centro para el Control Estatal de la Calidad de los Medicamentos, Dispositivos y Equipos Médicos (CECMED),encargado de garantizar la seguridad, protección, derechos y beneficios a todos los sujetos que se involucran en las investigaciones biomédicas, una búsqueda en el sitio WEB INFOMED del Ministerio de Salud Pública[21]revela un libro y no menos de 20 artículos publicado sobre el ozono en investigaciones sobre personas, destacando el supuesto beneficio en muy diversas dolencias. Aparecen estudios sobre alveolitis,[22] activación plaquetaria,[23], glaucoma,[24], SIDA,[25] glomerulonefritis tóxica,[26] estomatitis,[27] degeneración macular,[28] injertos,[29] sordera súbita,[30] neuropatía,[31] infección ósea,[32] úlcera flebítica,[33] Giardia lamblia,[34] retinosis pigmentaria,[35] hernia de disco,[36] osteonecrosis en cadera,[37] efectos benéficos sobre el sistema inmune, y otros.[38], En la gran mayoría no se mencionan los grupos de control, por lo que los autores no tienen forma de haber determinado si en realidad hubo mejoras, o si los procesos de curación propios del organismo fueron en realidad retardados por el ozono, o si simplemente las concentraciones empleadas fueron tan pequeñas que no tuvieron efecto alguno. Tampoco se menciona el valor de esas concentraciones ni los métodos de medición utilizados para determinarlas, lo que sugiere que tampoco se tenía un control efectivo acerca de lo que se le estaba administrando a los pacientes. Suponiendo que la posible eficacia del tratamiento fuera cierta, la falta de información básica impide la reproducibilidad y verificación de esos resultados por parte de otros investigadores.
La carga sobre el erario público motivada por la aplicación generalizada de esta terapia no se puede despreciar, pues a pesar de no existir una demostración válida de la eficacia de la ozonoterapia, su uso se extendió por infinidad de centros asistenciales en todo el país. Sólo en uno de ellos, en un reporte cubriendo los años de 1993 a 1997, aparece que se atendieron 1960 pacientes por vía rectal, intravenosa o muscular, con un costo estimado de 660 000 pesos.[39]
En conclusión, la revisión de la literatura científica no muestra evidencias confiables del provecho de las terapias con ozono, sino más bien la posibilidad de perjuicios. Los artículos favorables que aparecen citan referencias de dudosa credibilidad, no aplican ensayos clínicos aleatorizados ni el método de la doble o triple ciega; tampoco mencionan la comparación con grupos de control, las dosis aplicadas o las mediciones precisas de las concentraciones empleadas. No obstante, los autores poseen información de que a finales de 2014 la ozonoterapia aún se seguía aplicando en Cuba de manera generalizada en el nivel primario de atención en todo el país, tanto por vía rectal como vaginal. Las dolencias tratadas incluyen desde el cáncer hasta dolores en la columna vertebral. No se advierte a los pacientes de que esa terapia carece de fundamento científico, y lo usual es que quienes la aplican no sepan con precisión las dosis aplicadas, pues carecen de los instrumentos necesarios para hacer las mediciones. Estadísticas que avalen su supuesta efectividad e inocuidad nunca se encuentran; tampoco los reportes de efectos negativos sobre los pacientes.
Como detalle curioso, vale la pena citar que no fueron los terapeutas del ozono los primeros en aplicar tratamientos rectales pseudocientíficos. Otras variantes ya habían sido propuestas hace casi 100 años, antes que a los partidarios del ozono se les ocurriera insuflar el gas por esa vía. En la figura 5 se muestran los dilatadores rectales del Dr. Young que, al parecer, lograban estimular un efecto placebo favorable en muchas personas. Se proporcionaban en 4 tamaños y tres diferentes materiales, gutta percha, vidrio y aluminio. Según el Dr. Young, todos los órganos podían ser afectados positivamente mediante su aplicación.
Figura 5. Dilatadores rectales del Dr. Young. Un antecedente de la pseudocientífica terapia rectal con ozono.
Autor:
A. González Arias y F.A. Horta Rangel
[1] eferencias Ozone. Accesible en http://en.wikipedia.org/wiki/Ozone
[2] Shirk Oliver. Las mediciones del ozono. Mapfre seguridad No. 77 – Primer Trimestre 2000, p.18. Accesible en http://www.cma.gva.es/webdoc/documento.ashx?id=113880
[3] U.S. Environmental Protection Agency (US EPA). 1996. Air Quality Criteria for Ozone and Related Photochemical Oxidants. Research Triangle Park, NC: National Center for Environmental Assessment-RTP Office; report nos. EPA/600/P-93/004aF-cF, 3v. NTIS, Springfield, VA; PB-185582, PB96-185590 and PB96-185608.
[4] U.S. Environmental Protection Agency (US EPA). 1996. Review of National Ambient Air Quality Standards for Ozone: Assessment of Scientific and Technical Information. OAQPS Staff Paper. Office of Air Quality Planning and Standards. Research Triangle Park. NC. EPA-452/R-96-007.
[5] Ozone Generators that are sold as Air Cleaners, EPA report on consumer ozone air purifiers, http://www.epa.gov/iaq/pubs/ozonegen.html). Epa.gov. Retrieved on 2012-02-01.
[6] Jerrett, Michael; Burnett, Richard T. and Pope, C. Arden, III and Ito, Kazuhiko and Thurston, George and Krewski, Daniel and Shi, Yuanli and Calle, Eugenia and Thun, Michael (March 12, 2009). "Long-Term Ozone Exposure and Mortality". N. Engl. J. Med. 360 (11): 1085–1095. doi:10.1056/NEJMoa0803894 (http://dx.doi.org/10.1056%2FNEJMoa0803894). PMID 19279340 (//www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19279340).
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[9] de Boer, Hero E. L.; Carla M. van Elzelingen-Dekker; Cora M. F. van Rheenen-Verberg; Lodewijk Spanjaard (2006). "Use of Gaseous Ozone for Eradication of Methicillin-Resistant Staphylococcus aureus From the Home Environment of a Colonized Hospital Employee". Infection Control and Hospital Epidemiology 27 (10): 1120–1122. (http://dx.doi.org/10.1086%2F507966). PMID 17006820 (//www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17006820).
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[13] http://www.quackwatch.org/01QuackeryRelatedTopics/Cancer/oxygen.html
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