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Clase media (página 2)

Enviado por Gabriel Cocimano


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Esa formidable conmoción inmigratoria seguirá modificando la composición de los partidos políticos. Yrigoyen canalizará una parte de ella.

La Argentina criolla desaparece con el siglo. La antigua estirpe criolla fue reemplazada por un nuevo tipo que aun no está claramente definido. Según Gino Germani, se da un tránsito del campo a la ciudad: "A pesar de su origen rural, la mayoría de los inmigrantes se fue a las ciudades, y casi la mitad se concentró en la zona metropolitana de Buenos Aires". Estos extranjeros, establecidos en las grandes ciudades del país, se situaron preferentemente en los nuevos estratos que iban surgiendo a causa del desarrollo económico: "empresarios de la industria y el comercio, obreros y empleados predominaban sobre todo en la clase media en expansión y en el nuevo proletariado urbano industrial, ambas categorías correspondientes a las estructuras económicas que reemplazaban a las existentes en la sociedad tradicional".

El proceso de urbanización fue fundamental en la transformación social: los nuevos sectores medios van a encontrar precisamente en las grandes ciudades su razón de ser.

Podemos establecer un circuito inmigración-urbanización-estratificación social en el proceso de formación de las clases medias. Según Germani, "mientras los extranjeros llegaban a constituir hasta las tres cuartas partes de la burguesía urbana, comercial e industrial (…) eran muy pocos entre los grandes terratenientes".

Otro punto importante lo constituye el origen popular de casi dos tercios de la clase media constituida en el período de finales de siglo; muy pocos de los inmigrantes tenían antecedentes de clase media.

La gran expansión socio-política de los años ’20 favorece la movilidad social. La posibilidad de la movilidad va creando, incluso en los sectores que no logran ascender, la ideología del ascenso. Expansión y movilidad que consolida la creciente diferenciación interna de los sectores populares, como la idea de sus propios valores, o de una identidad clasista.

Un valor propio de clase media como tal es el de la casa propia, y que tiene que ver con la aspiración al ascenso social que tenían los sectores populares. Pero también tiene que ver con la psicología individualista pequeño-burguesa. "La historia no es para la clase media –dice Sebreli- una lucha de fuerzas entre grupos antagónicos que responden a necesidades objetivas, a intereses de clase, en una determinada situación social, sino una pugna de voluntades individuales (…) Una política es buena o mala según la ejerzan individuos con buenas o malas intenciones". Y sigue diciendo: "por eso el radicalismo yrigoyenista pretendía ser una política de carácter íntimo, casi doméstico, basada en contactos personales, cara a cara, de manos afectuosas y conversaciones individuales, de persuasión directa en rueda de correligionarios entre las cuatro paredes de un comité con calor de hogar". La política reformista y no revolucionaria que ofrecía el radicalismo fue causa y consecuencia de sus propias contradicciones sociales e ideológicas.

En suma, el proceso de ascensión de las clases medias es gradual. El término mismo de clase media es confuso: se define por su diferenciación con las demás clases. En el léxico marxista, la noción de clase media no existe: solo el término pequeña burguesía tiene algunas semejanzas concretas. Es ese sector que se va diferenciando de los demás, por estar en un espacio intermedio, en el proceso de complejización del sistema capitalista.

Con el tiempo, van apareciendo valores propios, y cierta conciencia diferencial, previas a la toma de conciencia como identidad de clase. La formación de las clases medias como tales es un fenómeno apenas previo al año 1930. Ubicar su aparición en el tiempo tiene sentido sólo si antes comprendemos el proceso socio-político-económico de la época: inmigración, urbanización, división del trabajo, movilidad social, aspiraciones de ascenso y otras condiciones, en un cóctel que modificará la estructura tradicional de la sociedad a lo largo de aquellos años.

"EN FAMILIA" (Florencio Sánchez)

"Constituimos nosotros, y es mucha la gente que nos acompaña, una clase social perfectamente definida que entre sus muchos inconvenientes tiene el que no se sale más de ella…"

En este apartado nos hemos valido de una pieza literaria para fundamentar, al tiempo que describir, situaciones, costumbres, valores de clase media. La literatura, aunque universal, muestra huellas de las épocas y los autores que la han creado, y nos permite conocer pinturas de época, culturas, hábitos, costumbres y acontecimientos.

Ninguna obra como "En Familia", de Florencio Sánchez, muestra tan a las claras la psicología y el perfil de esta clase a la que hacemos alusión. El autor vive entre los años 1875 y 1910, en pleno período de movilidad social, es decir, en plena transformación estructural de la sociedad. Sánchez construye un ambiente agobiante en el que los miembros de una familia característica de ciertas capas de la clase media desnudan su degradación. Todo está expresado en un lenguaje en el que alterna la lengua culta con modismos populares.

Rebelde, anarquista, el autor cuestiona los valores burgueses: hipocresía, convencionalismo, apariencia, inseguridad de clase. Pero lo hace con certero conocimiento de realidad, a pesar de su idealismo intelectual y espiritual.

Se trata de una familia que ha perdido sus bienes materiales, y con ellos los sentimientos nobles y las convicciones morales. El padre, don Jorge, es el cínico vividor, jugador y vago; su hijo Eduardo es abúlico y sus dos hijas sólo parecen estar preocupadas por conservar sus apariencias. Mercedes, la madre, es la pobre víctima y su hijo menor, Tomasito, ladrón. Solamente otro de los hijos, Damián, es moralmente sano. El padre, con sus contestaciones, fija la posición mental de los suyos, propia también de su clase:

  • (…) ¡Cavar la tierra! Andá vos que no has tenido una pala en las manos, a ganarte la vida de ese modo (…) El señor don Jorge Acuña (él mismo, irónicamente), resuelto a vivir decorosamente de ese trabajo, tiene que empezar a llevar a su familia a la pieza más barata de un conventillo. Pregúntale a la señora Acuña y a las distinguidas señoritas de Acuña si están dispuestas a cambiar la miseria vergonzosa de esta casa por la pobreza honrada de la habitación de un conventillo!

Estas "distinguidas señoritas", sus hijas, irónicas y mordaces, utilizan términos de origen plebeyo (la tana pretenciosa), diminutivos peyorativos (almacenerita, doctorcito) y frases que tienen que ver con el habla mujeril de una clase social con pretensiones de aristocracia ("Ya sale en la vida social", "El mozo es muy bien").

En el "Estudio Preliminar" a la obra se dice que "las convenciones de su clase social les impidieron -a los protagonistas- saltar el cerco. Es necesario mantener las apariencias aun a costa de los recursos más vergonzosos: la elección ha sido impuesta por un mundo que desprecia el trabajo humilde".

Damián, el único equilibrado de la familia, intenta vanamente ayudar al resto. Sólo él conserva económicamente su condición de clase media: trabaja como empleado, ha hecho tratos comerciales, algunos de los cuales no le resultaron muy positivos, pero en él aparece clara la idea de ascenso social. En éstas palabras suyas, hay mucho de ese sentimiento expuesto:

  • Pelear, luchar. Para un hombre, perder la fortuna no debe ser un contratiempo irreparable… Además, hay mil recursos en la vida. Si no son negocios, es un empleo.
  • ¿Y cuando ni eso se consigue? (replica Jorge)
  • Se agarra un pico y a cavar la tierra

Cada personaje se expresa de acuerdo con la verdad de su tipo: es por eso que al pintar distintas personalidades con problemáticas propias, el lenguaje está teñido tanto de modismos populares como de algún toque culto y también giros pintorescos de habla vulgar. Todos, en general, hablan la lengua informal de la clase media urbana de la primera década del siglo XX.

(Fragmento de "Ascenso de las Clases Medias", Gabriel D. Cocimano, 1992)

Notas:

ARTURO JAURETCHE: La colonización pedagógica y otros ensayos, Antología, Selección y Estudio Preliminar de Aníbal Ford, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, Colección "Capítulo", 1982.

MIGUEL A. SCENNA, Miseria: su cuna fue un conventillo, en "Historia del hambre y la miseria en la Argentina", Revista "El Porteño".

ADOLFO DORFMAN, en Miguel A. Scenna, ob.cit.-

JORGE A. RAMOS, Del Patriciado a la Oligarquía, 1862-1904, 6ta. Edición, Buenos Aires, Plus Ultra, 1976.

JUAN JOSE HERNÁNDEZ ARREGUI, La formación de la conciencia nacional.

GINO GERMANI, La asimilación de los inmigrantes en la Argentina y el fenómeno del regreso en la inmigración, en Jorge A. Ramos, ob.cit.-

JUAN JOSE SEBRELI, De Buenos Aires y su gente (Antología), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, Colección ‘Capítulo’, N° 146, 1982.

FLORENCIO SANCHEZ, En Familia, Buenos Aires, Kapelusz, 1965. Estudio preliminar y notas de Rosa Palma de Carpinetti.

 

Gabriel Cocimano

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