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Clase media

Enviado por Gabriel Cocimano

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    PSICOLOGÍA Y VALORES Y ANÁLISIS DE "EN FAMILIA", DE FLORENCIO SANCHEZ

    No es objetivo de este trabajo definir específicamente a esa imprecisa y vaga franja social que denominamos CLASE MEDIA. Es necesario sí establecer someramente los factores políticos, sociales y económicos que confluyeron para darle forma. En principio, una serie de sucesos y factores acaecidos a lo largo de los años 1880/1930 fueron delineando el perfil de este sector social en la Argentina:

    *entre 1895 y 1914, según los censos respectivos, la población del país pasa de cuatro a ocho millones de habitantes.

    *aumento en el número de inmigrantes, que fue en crecimiento progresivo hasta la primera guerra mundial (durante su transcurso, la inmigración se cierra).

    *proceso de urbanización en continuo ascenso, no limitado al Litoral del país, ya que abarca a todo el territorio.

    *marcado crecimiento de los grupos dedicados a actividades secundarias y terciarias: personal afectado a la industria, jornaleros, profesionales, comerciantes, funcionarios de la administración pública, etc.-

    *duplicación de las líneas ferroviarias y consecuente creación de un mercado interno.

    *expansión cerealera –fundamentalmente en el Litoral y Córdoba- en contraste con un estancamiento en el Interior (exceptuando algunos centros dinámicos).

    *durante la guerra, se acentúa el vuelco operado hacia la ganadería. A principios de siglo se producen inversiones extranjeras -esencialmente norteamericanas- de grupos financieros en los frigoríficos.

    *en el plano político concreto, algunos de los hechos registrados (fundación del Radicalismo y su posterior llegada al poder, la Reforma Universitaria y la formación de los Sindicatos y las primeras huelgas) van a acelerar y producir el ascenso de las clases medias. Otros, serán consecuencia directa de su emergencia social.

    Parecería un hecho seguro que la filiación de esa aleatoria clase social que nos ocupa es consecuencia de la gran corriente inmigratoria de fines del siglo XIX en nuestro país. "Conviene además señalar –expresa Arturo Jauretche- cómo el radicalismo de Yrigoyen recogió en el mismo cauce que a las muchedumbres criollas de ascendencia federal, a las nuevas promociones procedentes de la inmigración cuyos hijos, constituyentes de una nueva clase media, no tenían cabida en los cuadros de la política contemporánea".

    En efecto, esa importante masa inmigratoria constituiría, en un principio, la base y elemento del pobrerío. La mayor parte de esos primeros inmigrantes eran obreros no calificados o artesanos, mucho menos frecuentemente comerciantes o profesionales. Pero hacia fines de siglo, "ya habrá una poderosa clase media, que le dará un rostro propio a la Argentina, y cuyos componentes serán los hijos de la inmigración".

    Antes de la crisis del año 1890 (caída de los precios internacionales de productos como el trigo, maíz, lana, carne y cuero, aumento de los precios de los productos importados, agudo proceso inflacionario, deterioro de salarios) y luego, cerca del Centenario, se dieron circunstancias favorables para los trabajadores, que fueron creando incipientemente las condiciones de ascenso de los sectores medios. Según Adolfo Dorfman, "las condiciones particulares de escasez de los obreros calificados en que se desarrolla la primitiva industria nacional, obligó a los empresarios a hacer, en un principio, importantes concesiones. Ese estado de cosas condujo a la formación de un gran número de artesanos independientes, que más tarde se transformaron en fabricantes".

    Sobre este tipo de inmigrantes y el obrero calificado, más sus hijos, se fue estructurando la categoría social que nos ocupa. "Fue muy frecuente –prosigue Scenna- el caso de abuelo inmigrante-hijo comerciante-nieto profesional". Es decir que, a partir de la segunda o tercera generación de inmigrantes de la primera gran oleada, es que podemos hablar de una clase media en creciente ascenso.

    Hay algunos síntomas, ya en años próximos al Centenario, que prueban la existencia de una nueva clase en proceso de formación: entre ellos, la disminución del índice de analfabetismo, en un país donde seguían llegando inmigrantes analfabetos. No sólo aumentaba la población de las escuelas primarias, sino que también lo hacía la concurrencia a colegios secundarios. Otro indicio fue la disminución del número de conventillos: muchos de sus inquilinos pasaron a ser propietarios adquiriendo un lote en la periferia de la ciudad. Para el caso, ayudó la extensión de vías del tranvía eléctrico, transporte económico que extendió sus rieles a las afueras de la gran ciudad.

    Aquella imponente masa inmigratoria habrá generado una sensación de rechazo en el habitante local: analfabetos y malolientes, muchos de ellos se exhibían por las calles ante la sorpresa y el desprecio nativo. Como contrapartida, muchos de esos inmigrantes también se mostraron indiferentes y hostiles al terruño que los acogía. En tanto, el país se transformaba vertiginosamente. "El salto que dará el país desde la guerra civil de 1880 –dice Ramos- al eufórico 90, es un salto que da vértigo. Nadie que no hubiera vivido en la Argentina antes de 1880 podrá entender al país una década más tarde. Esos inmigrantes legaron a sus descendientes su incomprensión de una historia que no habían padecido".

    Deberán pasar muchos años "para que se evidenciaran los factores positivos, sobre todo la creación de una poderosa clase media que llegó a vertebrar a la sociedad americana".

    Factores positivos que, para otros autores como Hernández Arregui, no se evidenciaron, al menos desde el punto de vista cultural: "La inmigración debe valorarse en sus diversas etapas históricas. Durante el siglo XIX fue beneficiosa como hecho demográfico y económico, pero su asimilación al país y aporte cultural fueron negativos en tanto resistencia a la cultura nativa más antigua".

    En los últimos años del siglo se plantean agudos conflictos obreros. Tanto el proletario como los patrones son, en su mayoría, extranjeros. "Según el censo de 1895 –cita Gino Germani- la gestión de la industria y el comercio se hallaba en alrededor de un 80 % a manos de extranjeros que la ejercen como propietarios". Estos artesanos y pequeños patrones serán luego la base fundamental del Partido Socialista de la Argentina.

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