Fred Hunter, uno de los tantos socios que Karpis tuvo, lo describió como alguien "demasiado inteligente". La amistad entre Karpis y Barker que compartía un método organizado y planeado para cada tarea, ayudó a la banda a ser tan prolífica como para ganar el suficiente dinero como para perder la cuenta de cuánto era la suma total. En 1932, ellos solos robaron once bancos que Karpis, podía recordar, aunque al parecer fueron muchos más
Según J. Edgar Hoover, en su libro el FBI en acción dice "la Señora Barker y sus hijos, y Alvin Karpis y sus secuaces, constituyeron la banda más despiadada de matones a la que el FBI se vio llamada a eliminar. Teniendo el record que estos criminales estaban logrando. Yo me sentí en repetidas ocasiones impresionado por la crueldad de sus actos. Asesinato de dos policías, acribillamiento de un ciudadano inocente que encontraron a la salida de un robo de banco, secuestro y extorsión, robos en trenes, en el correo… la protección de altos mandatarios de la policía, incluso la libertad bajo fianza, fue comprada por ellos con dinero sucio". Comenzó su carrera como criminal cuando tenía tan sólo diez años. Cuando Hoover escribe sobre "Ma Barker", la ilustra como la raíz misma de esos malvivientes: "Se ha dicho que "Ma" Barker introdujo a sus hijos en el mundo del hampa" y "por cierto, ella se convirtió en un monumento de los problemas que acarrea la indulgencia de los padres". No obstante, "Ma" Barker murió mientras resistía ser arrestada junto a su hijo.
Karpis y su compañero de andanzas Fred Barker (el hijo de "Ma" Barker)se conocieron en la prisión de Kansas.
Este sujeto no tenía la apariencia de ser una persona peligrosa. Aunque era letal. Un compañero de la niñez, lo recordaba a Fred como un violento que no sentía la menor compasión. Hacia 1931 habían comenzado a cometer robar desde joyerías hasta tiendas de ropa. Esta actividad era realizada por Karpis y Barker en la noche, pero pronto cayeron en la cuenta de lo que eran capaces, y comenzaron a planear sus robos no solo a plena luz del día sino que a los mismos bancos. "Mi profesión fue la de robar bancos, secuestrar ricos, y gastar el dinero. Fui bueno en esto. Quizás el mejor en Norte América entre los años 1931 y 1936. En otras circunstancias podría haber sido el mejor abogado o el empresario más exitoso, o haber conseguido alguna posición que demande inteligencia, estilo y frescura a la hora de manejarse."
Desde 1931 y 1933, saquearon bancos, lo que había pasado a ser una rutina. El dúo Karpis-Barker se aseguró de llevar más armas y municiones que la que la misma policía podía llevar. Esto lo lograban robando en las mismas comisarías, que muchas veces eran rurales. Como así también, jamás se quedaron en un solo lugar para sus operaciones. Solían rondar desde el Cuba pasando por Florida hasta Reno. El cambio de lugar como de alias fue una constante en la vida de estos sujetos.
El amor y el crimen
Por otra parte están las vidas de Bonnie Parker y Clyde Barrow. Estos dos eran pareja, y compartían, entre otras cosas, el amor, el amor por el robo, el asesinato y que recorrieron la zona central de Estados Unidos en épocas de la depresión, entre 1931 y 1935. Cuando estaba de moda robar bancos, Clyde Barrow prefirió robar estaciones de servicio o pequeñas tiendas perdidas en medio de la nada. Bonnie Elizabeth Parker nació en Rowena, Texas, el 1 de octubre de 1910. Clyde Barrow nació en Ellis County cerca de Dallas. El 24 de marzo de 1909.
Se cree que su esposa, Bonnie Parker, jamás tomó un arma y disparó contra nadie. Ella se encargaba de administrar la parte logística. El escritor Joseph Geringer, en un articulo llamado Bonnie & Clyde: Romeo y Julieta a la fuga en un auto, explicó la atracción que esta pareja ejercía en el publico, especialmente por Bonnie. Acorde a esto, un historiador llamado Jonathan Davis, en un programa Biography de la A&E Mundo, se refirió a estos dos bandidos: "Nadie que haya robado bancos o infligido la ley han despertado tantas fantasías en el publico".
Esta pareja era bien consciente de lo que su imagen producía. Joseph Geringer nos comenta que en su escape en auto, Clyde y Bonnie llevaban una Kodak, y se sacaban fotos empuñando armas. También les gustaba posar abrazados o besándose. Al cuando la policía los ultimó, encontraron en su automóvil, un rollo aun sin revelar, con imágenes de ellos dos juntos posando muy enamorados.
El 23 de mayo de 1934, ambos fueron asesinados en un lugar llamado Bienville Parish, en Lousiana. Seis policías, cuatro de Texas y dos de Lousiana fueron los ultimó en un tiroteo que ambos bandos sostuvieron.
El comienzo del fin fue en enero de ese mismo año, cuando Clyde quiso vengarse contra el Departamento Correccional de Texas. Clyde Barrow fue acusado de haber ayudado en el escape de muchos reclusos. Estos, sumado al asesinato de un oficial de ese mismo correccional por un sujeto llamado Joe Palmer, dieron lugar a que la justicia tejana persiguiera hasta la Bonnie y Clyde hasta las últimas consecuencias.
En mayo de 1934 Clyde y Henry Methvin, asesinaron a dos policías que inspeccionaban las rutas. Finalmente este último, al ser apresado nuevamente, admitió haber sido el único autor de este hecho. Pero las cosas se les estaban escapando de las manos a los representantes de la ley.
Bonnie Parker y Clyde Barrow son los primeros asesinos celebres en la era moderna. Bonnie Parker en una ocasión llegó a publicar un poema escrito por ella llamado La historia de Bonnie y Clyde.
Una tesis al respecto: los incentivos de la criminalidad
El crimen, uno de los flagelos de la civilización actual, tiene su lógica, ya en 1843, J. Bentham escribió que "la rentabilidad del crimen es la fuerza que incita al hombre a la delincuencia, y el dolor del castigo es la fuerza que lo inhibe de cometerlo. Si la primera de estas fuerzas domina a la otra, el crimen se cometerá; si la segunda fuerza domina a la otra, el crimen no se realizará".
Carlos Alberto Wilson Pérez, un estudiante de economía de la Universidad de Méjico, entre otros que han estudiado la delincuencia y el crimen. Una de las variables que ha considerado fue la automatización de las empresas. Lo cual, de acuerdo a Wilson Pérez, ha generado delincuencia. Otros aspectos interesantes a considerar en su tesis es:
a) Aunque el delincuente conoce o cree conocer la posibilidad de ser capturado y la severidad del castigo dependiendo de la infracción, pareciera que no tiene racionalidad, claro que con esto no queremos decir que no la tengan. Pero la racionalidad no quiere decir que un ladrón realiza un análisis elaborado con calculadora y ábaco sobre los costos y beneficios de robar una casa o no.
b) Un asaltante a mano armada no hace un análisis preciso sobre la esperanza matemática de cómo el matar a su víctima afecta las probabilidades de ser capturado (si las reduce en un 10 o 20%) pero si le queda claro que matar a su víctima reduce el riesgo de ser capturado sin aumentar el castigo (incluyendo los costos morales) entonces en base a lo anterior es muy probable que el delincuente jale el gatillo.
El crimen, uno de los flagelos de la civilización actual, tiene su lógica, ya en 1843, J. Bentham escribió que la rentabilidad del crimen es la fuerza que incita al hombre a la delincuencia, el dolor que despierta el castigo es la fuerza que lo inhibe de cometerlo. Si la primera de estas fuerzas domina a la otra, el crimen se cometerá; si la segunda fuerza domina a la otra, el crimen no se realizará". Más allá de las fórmulas, en esta nota repasamos los criminales de la Depresión del treinta, muchos de ellos están mencionados en A sangre fría, de Truman Capote.
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