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Apuntes sobre Juan Martini y los no lugares (página 2)

Enviado por Pablo Besar�n


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Héroes, relatos, naturaleza

En este sentido, de la novela se desprende que la posibilidad de construir una historia, de hacer un relato o de encontrar héroes se debe buscar o en la mitología griega, o en los sueños (Minelli en su sueño es un héroe), o en los relatos de la industria cultural como el personaje de Bogart en Casablanca : este relato, se podría decir, es, en el presente de la novela, un reducto de otra época, donde, aunque sea ingenuo, hay un héroe, hay retazos de naturaleza (la noche, el mar) como telón de fondo y causas históricas para posicionarse (la segunda guerra mundial). En las noticias de los medios masivos, en cambio, hay o resignificaciones del pasado histórico o destrucciones del presente.

Los sentidos y la institución represiva

La totalización, la posibilidad de construir relatos, en la novela es algo que hace la institución represiva : Minelli sólo ve fragmentos inconexos. Frente al Dupín del siglo diecinueve o al Marlowe de Chandler que pueden concatenar indicios y reconstruir la historia de un crimen y acercarse a la verdad en contraposición a las versiones fallidas de la policía, Minelli carece de esta cualidad de acercarse a la verdad.

Relato, experiencia y anonimato

La posibilidad de contar un relato está en los medios masivos o en lo autobiográfico (lo mismo ocurre en Chejfec en relación a los relatos en primera persona de las amigas de Benavente), como el relato de Judit Lem (ella, además, opera como cristalización de lo que le pasa a Minelli pero que no dice : la imposibilidad de amar : sería mas fácil aceptar la realidad si fuésemos capaces de amar en lugar de estar esperando siete horas en un aeropuerto, la felicidad no existe porque existe el pasado, el drama del regreso tras el exilio :cuando uno regresa no se sabe si se recupera un lugar o si se lo ha perdido, idea de la película de Jack : un viaje, un raro encuentro, un raro amor, el regreso, el sexo como una zona falsa para encontrar el placer).

El relato está justificado a partir de una experiencia, contar un relato en tanto contar una experiencia. Hecho justificado por el espacio del aeropuerto que bajo el status que da el anonimato, justifica las confesiones (como el caso de la española que le cuenta sobre su hermana que va a morir en poco tiempo), anonimato que también valida relaciones efímeras que condensan mucha intensidad, como el caso de la escena sexual de Minelli con Judit Lem en una cabina telefónica.

Los compartimentos, los hechos, el sentido

Aquello que sólo puede ocurrir en los espacios de los no lugares, parecería ser una de las improntas del relato, está vinculado al deseo condensado en "compartimentos", o a la muerte bajo la forma del complot, también en zonas acotadas : en uno de los "compartimentos" del baño, o la foto que lo reterritorializa también en una cabina.

La respuesta de Minelli

Minelli, si por un lado intenta construir una historia, posicionarse en un lugar, formar parte de una historia (las fotos que se saca en la cabina de fotos automáticas son una suerte de búsqueda de autoafirmarse), por otro lado, responde ante las experiencias que se le aparecen con una postal sin sobre para no desnaturalizar, elegir a Cellini en una tienda de basuras, dejar su reloj con dos horas menos, una mirada de los detalles, de los indicios mínimos como la ceniza del cigarrillo de Christine que se le cae o el vestido de un cantante en una imagen televisada de una misa en el vaticano (aquí la televisión, como los negocios de basura, operan como emblemas de la homogeneización de lo sublime y lo profano bajo un mismo patrón), o los pies sucios de la mujer de la escena sexual en la cabina del sex shop, o cómo se cruzan sus manos los policías que van por el pasillo, o los tacos de los zapatos de Christine, su modo de ver, focalizado en el detalle, es una estética del fragmento como para contrarrestar el peso de la totalización de los sentidos a lo Susan Sontag. Por otra parte busca indicios que le den la pauta de una totalidad pero no lo logra.

Lo sublime paranoico

Frederic Jameson señala que la experiencia de lo sublime en la época posmoderna, frente a lo sublime en tanto Dios o en tanto la naturaleza de épocas pasadas, tiene que ver con una suerte de paranoia de la totalidad en relación a la absorción por la tecnificación, la informática, las cámaras de video, la vigilancia que tienden a totalizar los sentidos, con el riesgo, para el sujeto, de no tener vida privada. La sensación de un complot inminente, el estado de sospecha constante, la prevención de Minelli ante las miradas de los otros es una instancia que da la pauta de esta experiencia de una totalidad sin puntos de fuga. El usuario del no lugar siempre está obligado a probar su inocencia, señala Marc Augé. Para acceder al anonimato hay un control de la identidad para probar la inocencia. Esa inocencia libera de determinaciones habituales.

La superficie

Todo transcurre en la superficie, podía ser uno de los slogan de la novela. Una "etnía de miradas" es el aeropuerto : Belloti lo convoca porque vió cosas que ellos no : la mirada, ser visto, cubrirse de miradas ajenas, pasar desapercibido, no quedar como sospechoso, es un valor y un modo de clasificar, catalogar al espacio. La industria cultural pone en la superficie todas las mercancías indiferenciadas. La televisión, los ordenadores, las pantallas y la superficie.

El exceso

Un tópico que caracteriza al mundo contemporáneo : el exceso. Esto a tres niveles : el espacio, el tiempo y el ego. Aquello que Marc Augé denomina sobremodernidad implica una transformación acelerada en estas tres instancias.

El exceso y el tiempo

Ante la aceleración de la historia, multiplicidad de acontecimientos que ocurren en breves lapsos de tiempo, la sobreabundancia de sentidos, la dificultad para concatenar infinidad de acontecimientos, producen en el sujeto, en Minelli, la duda sobre la historia como portadora de sentido. "Pensó en que había dormido diez minutos mientras le aplicaban fomentos en la peluquería, pensó en el futbolista irlandés que jugaba a los dados, recordó las uñas carcomidas del empleado que lo había atendido cuando el había llegado al aeropuerto [..], pensó en el suicidio de Jak, recordó la mirada triunfal de Asfa cuando había ganado al pase inglés con un siete, y se preguntó qué sentido tenía todo eso, o qué sería lo que reunía cosas tan diversas en una misma trama"(p.160-1). Esto implica una percepción y uso del tiempo como fragmentario : el tiempo como efímero, como cuando Minelli comprende en el sex shop que el empleado lo miraba con inquietud porque hacía mucho tiempo que estaba observando un mismo objeto ; y el tiempo como no progresivo ni inteligible, compuesto por momentos que no implican relación de causalidad entre ir primero al bar o al baño o a una cabina telefónica o a una tienda o a una isla de butacas.

El exceso y el espacio

El exceso de espacio se escenifica con una suerte de efecto de montaje de cosas que mezclan objetos que pertenecen a campos simbólicos y semánticos diferentes que han sido homogeneizados por la información, la publicidad y la ficción, descualificando a los objetos. Los espacios donde se encuentran estos objetos sin cualidad caracterizan a los no lugares. Lugares de tránsito, de pasaje, efímeros, no identificatorios.

El exceso y el ego

En cuanto al ego, se advierte una saturación de indiferenciación del individuo. "Nunca las historias individuales (por su necesaria relación con el espacio, la imagen y el consumo) han estado tan incluidas en la historia general, en la historia a secas". (M. Augé, p.122). A nivel de la espacialización del no lugar implica una relación contractual que es a la vez condición para ingresar a este espacio y marca de identidad individual : mostrar pasaporte, documento o billete para despachar equipaje o para comprar en el free shop). Tras mostrar esta insignia de identidad se accede al anonimato, es decir, a la similitud y ausencia de cualidad (simetría de Christine y Minelli sentados en el bar), a la etnia de las miradas. Como contrapartida del anonimato, Minelli comienza a ocupar un lugar, a "sentirse parte de una historia" cuando la policía aeronáutica, antes del interrogatorio, lo despoja de sus documentos.

Hipérbole

Entonces, como figura de exceso, es recurrente la hipérbole, la acumulación de detalles con que se registra lo insignificante, desde la descripción detallada de lo hecho por Minelli en el baño (p.16), la descripción de la hamburguesa y la coca cola que le traen al bar, la descripción de la basura (p.90), los cigarrillos de Bellotti. Minelli está condenado a mirar, no puede clasificar lo que ve.

Desterritorialización, ser héroe

La espacialización del no lugar desterritorializa a Minelli tanto bajo la lógica del anonimato como por ser alguien escindido de la historia. Minelli es un actante en voz pasiva : "El era un prisionero, el autor de la historia y su víctima perfecta"(p.147). Por ello Minelli comienza a hablar cuando se lo territorializa, cuando el inspector le asigna un lugar : "Usted es un testigo". Frente a la imposibilidad de concatenar sentidos Minelli se repliega en los sueños o en los mitos. En el sueño no es un testigo, es un héroe (p.171). La voz activa de los sujetos sólo ocurre en planos imaginarios (mito de Perseo, sueño de Minelli), en otra legalidad.

El fantasma

El fantasma del título nos remite al tópico del vacilar : aquello que a medias se inscribe en la realidad y otro poco en lo imaginario. La novela está saturada de vacilaciones : desde la desterritorialización como vacilar, las dudas de Minelli de si los hechos del aeropuerto fueron o no reales, Minelli historiógrafo fuera de la historia y circunscripto en una actualidad no histórica donde el momento es su unidad de tiempo, el espacio del no lugar como un espacio fantasma entre un antes clausurado y un después incierto y, como remate, la disyuntiva entre ser testigo o héroe que, como es resuelta por Minelli : ser testigo en la realidad, ser héroe en los sueños, marca un ideologema clave en la construcción de las individualidades en los no lugares y en la literatura de fin de siglo en nuestras tierras rioplatenses.

Bibliografía

Augé, Marc, Los "no lugares". Espacios del anonimato. (Una antropología de la sobremodernidad), Editorial Gedisa, Barcelona, 1996

Jameson, Fredric, Ensayos sobre el Posmodernismo, Buenos Aires: Ediciones Imago Mundi 1991

Martini, Juan, El fantasma imperfecto, Alfaguara, Buenos Aires, 1986.

Pablo Besarón

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