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Selección del sexo: algunas reflexiones desde la ética

Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Introducción
    3. Desarrollo
    4. Reflexiones finales
    5. Referencias bibliográficas

    RESUMEN

    Las iniquidades y diferencias de género latentes en muchas sociedades, han potenciado la preferencia de los padres por tener descendencias de uno u otro sexo. Tal es el caso, que desde tiempos remotos la selección del sexo de los hijos se ha convertido en una práctica regular, pasando desde el infanticidio, hasta la propia selección de gametos masculinos; donde -indudablemente- el desarrollo tecnológico ha tenido un papel protagónico en dicha evolución. Lo cierto es, que como mismo las personas tienen derecho a escoger su descendencia, de igual manera no existen razones que sustenten la discriminación de las mujeres frente a los varones, por la razón que fuere. En este artículo pretendemos llamar la atención y reflexionar sobre la selección del sexo y el papel de la tecnología en este evento, desde una mirada ética y social.

    Palabras clave:

    SELECCION DEL SEXO, INFANTICIDIO, ABORTO INDUCIDO, ETICA, GÉNERO.

    Introducción

    El desarrollo creciente y acelerado de las nuevas tecnologías en salud reproductiva (SR), promete una mejor calidad de vida para sus usuarios(as) mediante una atención de excelencia, con la oferta de mejores servicios y al más alto nivel científico.

    Sin embargo, lamentablemente el desarrollo de estas tecnologías en SR, no ha marchado aparejada a las mejores praxis en términos éticos, tanto en la prestación de asistencia de salud, como en el plano científico. De hecho, a menudo se han podido observar problemas y situaciones de índole ética; que si bien se constituyen en un tema de derechos de las personas, como es -en términos de SR- elegir el número de hijos, cuándo tenerlos, y con quién tenerlos1, 2 no siempre se ha obrado de la manera correcta, particularmente en relación con el potencial de "abuso" y "mal uso" -por parte de los servicios de salud- de algunas de estas tecnologías.

    Específicamente queremos referirnos en este trabajo a dos aspectos más bien vinculados a la planificación familiar (PF): la elección del número de hijos, su espaciamiento y con quién tenerlos, y la elección del sexo de los hijos -con sus implicaciones de género- donde este último ha ganado popularidad con el avance tecnológico, aunque desde tiempos remotos ya se realizaban acciones en este sentido.

    De manera que nos hemos propuesto valorar el ordenamiento y los cambios de estos aspectos en el tiempo, y asimismo, su relación con el avance tecnológico; a fin de llamar a la reflexión de todos los prestadores e investigadores en SR, sobre el uso, abuso y/o mal uso de estas tecnologías, y las normas éticas que debemos seguir.

    Desarrollo

    Desde tiempos inmemorables, los seres humanos hemos acariciado la idea de desear y poder decidir el número de hijos, su espaciamiento en el tiempo, así como el sexo de los mismos, lo que se conoce como "selección del sexo". Prueba de ello, deja constancia en las culturas populares de cada nación; donde el uso de conjuros, ungüentos, pociones, fijar días y posiciones para el coito, entre otras, han sido algunas de las alternativas seguidas al efecto. Este deseo antes mencionado, ha tenido sus bases -fundamentalmente- ancladas al crecimiento y desarrollo de cada sociedad y sus poblaciones, donde la distribución de bienes y riquezas, se balancea de manera inequitativa y desigual, hacia minorías muy poderosas y mayorías en extrema pobreza. Todo esto provocó reordenamientos en las normas y políticas sociales de entonces, las cuales cruzaban -sin lugar a dudas- cuestiones éticas, donde las diferencias de género relucieron con ejercicio de la violencia hacia las mujeres.

    Un ejemplo de lo anterior se puede sustentar en las diferencias de géneros que -durante siglos- ha prevalecido en las sociedades patriarcales, donde el papel de la mujer ha estado subordinado al del varón; distribuyéndose la presencia femenina en el espacio privado, y la del varón en el espacio público.3 De manera que al aumentar las condiciones de pobreza de las familias, la necesidad de tener más hijos y varones, fundamentalmente, aumentaba la posibilidad de contar con un número mayor de mano de obra, toda vez que el aporte de la mujer tradicionalmente ha estado enmarcado en el cuidado y atención de la familia, al interior del hogar; y para el caso de las minorías con mejor solvencia económica, la posibilidad de perpetuar el apellido familiar, y el correspondiente poderío sobre las riquezas.4,5

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