Tradición y formas precapitalistas en las relaciones del sistema agrícola en el departamento del atlántico
Enviado por rosariojoaquin
- Presentación
- Introducción
- Una mirada retroprospectiva a la cotidianeidad cuasi rural
- Agricultura y capitalismo en colombia. La interpretación de las relaciones precapitalistas en las actividades agrícolas (1890-1983)
- Las actividades como resultado del lanzamiento de los pequeños propietarios de la tierra y la intromisión del capital
- Oficios y actividades actuales. La referencia de los problemas comunitarios: un análisis sociológico de la cuasi-ruralidad en localidades del departamento del atlántico
- Comunidades que se diluyen sin percibirlo. El retorno a la interpretación crítica
- Bibliografía
A los habitantes de todas las comunidades de la cuasi-ruralidad de la Región Costa Atlántica.
El trabajo de cada uno de ellos es el mayor esfuerzo y la más grande contribución en la historia de los pueblos.
Es frecuente la tendencia de persistir en la convicción de considerar que en la mayoría de las comunidades rurales -cuando no en todas-, la única actividad fundamental (la referencia es para las comunidades tradicionalmente agrícolas), de la cual sus habitantes obtienen los ingresos económicos, o el sustento diario, es la agricultura, y que a partir de ella se derivan una serie de ocupaciones denominadas secundarias o complementarias que, en ningún momento, revisten la característica de independientes y capaces de desarrollarse por sí solas, sin la dependencia exclusiva hacia la agricultura. Por ello, hasta ahora los estudios referidos al tema continúan mostrando sus planteamientos con énfasis en una cobertura generalizada y de por vida del carácter de dependencia económica de los habitantes de una comunidad, hacia la agricultura, al igual que cada una de sus actividades.
De esta forma, al interpretar las relaciones de fondo al interior de las actividades socioeconómicas de las comunidades con ascendencia rural, se ha heredado una visión general, que en algunos momentos confunde, sobre todo cuando se presentan conflictos cuya explicación requiere la utilización de diversas fuentes teóricas, apoyadas en la intervención de una heterogeneidad de interpretaciones e intereses disímiles que pocos investigadores del ámbito rural los han analizado con suficiencia. En la mayoría de los casos, los hechos surgidos han sido atribuidos a la ideología de los campesinos, sin tener en cuenta la participación de otros grupos que han dinamizado el fenómeno por su no representatividad. Al ignorar la presencia de otros grupos y su participación, dejan a un lado el interés por conocer la forma cómo éstos viven, cuáles son sus ideales, aspiraciones y problemática, pero sobre todo, su capacidad de gestión y estrategias para sobrevivir articulando su cultura a la de los demás actores que conforman el tejido de la comunidad: con expectativas que posiblemente marcan diferencias, de acuerdo a la interpretación de la vida y sus avatares. Sin embargo no se excluye la presencia de dependencia, solo que ésta tendría que enfocarse desde una perspectiva compleja, es decir, inherente a toda actividad humana cuyas relaciones de alguna manera encuentran en la agricultura el significado de su naturaleza primigenia.
Al decir que la manifiesta seguridad del origen netamente rural de las comunidades cuyas actividades se basan en la agricultura, es relativo, se está significando que en la medida que se diluyen las amarras demográficas, en las circunstancias que las innovaciones desplazan poco a poco lo tradicional y cuando los hechos denotan la presencia de factores antagónicos suscitados por algunos actores que luchan por conservar ciertas relaciones que en algún pasado histórico fueron las dominantes, por un lado, contra la penetración del capital y su fuerza innovadora que conlleva a realzar las desigualdades en sectores de la población, por otro lado, las actividades que surgen de la necesidad de ocupación y utilización de la mano de obra, y del despojo y desalojo por parte de un capitalismo irracional, mercantil y usurero, hacia los productores directos, contribuyen en afianzar la necesidad de una mirada profunda a las ocupaciones emergentes. Tal acercamiento posibilitaría minimizar el riesgo de pervertir su naturaleza y origen en el entorno rural.
Es a partir de las características específicas de cada actividad, cuando se establecen las diferencias significativas entre unas y otras. De acuerdo a sus funciones y, de acuerdo a la naturaleza particular de cada una, se propone el nivel de contribución en el desarrollo de las comunidades. Sobre el particular, existen suficientes referencias bibliográficas y experiencia en los trabajos de Orlando Fals Borda, que, aunque no establecen específicamente los aportes de una actividad, si dan cuenta de su relación con determinada clase social y la contribución en la formación de otros sectores de clase en un ámbito concreto como la Costa Atlántica. En ningún caso, estos trabajos tratan de describir los pormenores de una actividad específica (pues no constituían su objeto de estudio), sino que responden a una propuesta de interrelación de origen y desenvolvimiento del campesinado de una región, al lado de condiciones sociales generadas por la práctica de relaciones de producción.
Los aspectos de los cuales se ocupa el estudio sobre la Tradición y formas precapitalistas en las relaciones del sistema agrícola en el Departamento del Atlántico no es en modo alguno la descripción pormenorizada de una actividad específica, sino una propuesta de cruce entre ocupaciones y oficios, con el origen y desenvolvimiento de diversas manifestaciones agrícolas en el departamento del Atlántico, Costa Norte de Colombia, a partir de los hallazgos en las comunidades (el caso de las poblaciones surgidas por asentamiento de vecinos libres- pobres) que, con sus costumbres, tradiciones y saberes, le imprimieron una dinámica a las actividades del agro a partir de la presencia de capital incipiente, articulando nuevas relaciones que con fuerza persisten hoy día.
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