No sabemos qué instituciones habían regido la patria alemana. Éstas fueron llevadas a Inglaterra por los sajones y los demás pueblos que habían formado parte en la conquista de Britania.
La falta de un rey, la existencia de pequeños príncipes, el nombramiento de duques provisorios durante las guerras, demuestra que en lo esencial subsistió aquel estado de cosas común en todos los germanos de la época.
Las relaciones sociales de los sajones continentales siguen siendo las mismas durante el S VI. Había nobles, hombres libres, lites o lazzes (dentro de los cuales se encontraban las categorías de semilibres, libertos y siervos) y , por último, los esclavos. La separación de estas clases estaba rigurosamente mantenida, especialmente por la prohibición de casamiento entre las diferentes clases sociales.
El esfuerzo de la raza sajona por conservar sus primitivas instituciones justifica que los sajones y también los anglios y los jutos vivieran en su emigraciónen las mismas condiciones con que se describe a los germanos de su tiempo.
La circunstancia de pasar de constantes excursiones a empezar a asentarse gradualmente en Britania, donde se encontraron con territorios devastados y en su mayor parte despoblados y se colocaron en antagonismo con los restos de la población, dio a los conquistadores la posibilidad de implantar su nueva patria con organización política y civil, y con las instituciones con una fidelidad que solo pudieron turbar en algunos puntos el continuo estado de guerras y las consecuencias que de ellas se deducían.
Los anglosajones no solo tienen valor para los ingleses por haber sido la base de su Estado sino que también tienen valor para los alemanes por haber reflejado durante siglos el modo de ser de su patria aunque no se sabe mucho sobre ésta. La única diferencia es que el desarrollo de Inglaterra fue más rápido que el de Alemania porque en el S VIII mientras trataba de implantar la civilización de occidente y el cristianismo, y de fundar un buen sistema político y civil, en las islas británicas ya se tenía bien asentado todo esto. El sistema político y civil de Inglaterra era de carácter germánico de tal manera que solo estaba alterado por una organización eclesiástica romana.
Las instituciones e ideas jurídicas de los anglios y los sajones fueron de gran influencia para los pueblos germanos pero no hace falta detallar sus aportes. Aunque por un lado fue la emigración lo que los llevo a semejarse, también fue la repugnancia que sentían los sajones al mezclar su sangre con los extranjeros, por lo cual deducimos que cruzaron el mar todas las familias de los guerreros y no solo ellos.
Los anglios emigraron en su totalidad y aunque de los sajones no se conoce no se conoce mucha participación en esta emigración se supone que emigraron con todas sus familias porque los nombres de las nuevas tribus pertenecen a los de las tribus fundadoras. El parentesco entre las diferentes tribus no se disolvió sino que se reafirmó y tomó mas seguridad en sus leyes.
El parentesco tenía el deber de amparar y auxiliar a los individuos de las familias pero a la vez era un derecho respecto de los demás; pues protegía la herencia de cada uno y también imponía ciertas trabas a la disposición de bienes. Una ley del rey Athelstán (924-940), en la que se imponía que todo aquel que no tuviera campos podía elegir a un señor que fuera ante los tribunales por él, es una prueba de que en los trastornos sufridos en las relaciones posesorias se habían aflojado los lazos de parentesco y había que buscar una forma de sustituirlos, que en el transcurso del siglo se extendió desde los que no tenías campos hasta los propietarios libres.
Todas las clases habían emigrado. La antigua nobleza popular, cuyo origen se remontaba a los dioses, proporcionó los caudillos de las expediciones y los príncipes de las colonias que se fundaron. Los hombres libres formaron parte de los ejércitos; y los siervos y esclavos fueron transladados a los nuevos dominios con los demás objetos de propiedad. Por eso se repitió en la colonia la distinción de clases que ya existía en la metrópoli. El eorl, ceorl y el laete corresponden en el país de los sajones del S IX a la clasificación usual de ethelingos, frilingos y lazzes, o sea nobles, hombres libres y siervos.
La repartición de las tierras fue modificada. En sus comienzos los terrenos pertenecían a todos pero esto fue modificado por la propiedad privada que exigían algunos. Tampoco en los tiempos históricos hay una igualdad en la repartición de tierras, ya se notaba la diferencia según las clases. Los individuos recibían las tierras de acuerdo a las clases pertenecientes, los nobles tendrían más tierras que los demás. Aunque con el tiempo la cantidad de tierras se hizo muy irregular entre las clases por las herencias, las compras, ventas, deudas, etc.
La desigualdad influía en las relaciones entre las clases. Entre los esclavos algunos habían sido llevados como parte integrante de los bienes de la antigua patria, otros eran compatriotas reducidos por deuda a la esclavitud y otros eran britanos sojuzgados. El único derecho que tenían era el de ser alimentados y, durante la época cristiana, el de descansar durante el domingo. Todos transmitían eternamente la esclavitud a menos que el amo los liberase. El hombre libre, que no poseía bienes, se entregaba a un patrono en virtud de prácticas antiguas y con el tiempo la entrega fue una obligación impuesta por la ley. El patrono respondía ante el municipio y los particulares por el hombre. También algunos nobles se sumaban a este derecho por necesidad de protección.
Los libres y los nobles tenían su haber o wehrgeld que estaba determinado desde su nacimiento. En la mayor parte de los pueblos anglosajones este valor estaba fijado en proporciones muy exactas. El del libre ascendía a 200 chelines y el del arzobispo o del rey, que constituía el máximo, se elevaba a los 7.200. El thegn que poseía un mínimo de 40 hufes alcanzaba la dignidad de eorl con 2.400 chelines. Las diferencias entre la propiedad por un lado, y por otro el servicio del rey, se cruzaban con las diferencias de linaje y podían llegar a igualar a estas últimas.
No se sabe con seguridad si existió en Inglaterra la federación de distritos. Hay cosas que parecen demostrar la existencia de la federación en Inglaterra pero no son demasiadas como para demostrar que el distrito era toda la base de la constitución anglosajona, esto es tanto menos admisible en cuanto a que el distrito no fue, ni siquiera en Alemania, la unidad inferior de la constitución política.
Como tal unidad encontramos más bien al municipio rural, que en los territorios de los sajones occidentales tomó el nombre de decuria, por ser una subdivisión de la centuria. El municipio rural era la unión de los de los libres unidos por los lazos de afinidad en una colonia y constituía el grado ínfimo de la organización política. Estos hombres libres se encargaban de hacer sus propias leyes y cambiaban las prestaciones y perseguían los delitos. Lo mismo sucedía en las aldeas que dependían de un señor que había adquirido todo por causas legales y que en las cuales se nombraba a un presidente. La diferencia es que en estas el presidente era nombrado por el señor, en cambio en als otra por el municipio.
Desde el punto de vista constitucional apenas existía diferencia entre la aldea y la ciudad, buhr. Las ciudades fortificadas eran antiguas y tenían varios orígenes: unas eran continuación de las antiguas ciudades romanas o britanas, en las cuales entraron los germanos para defenderse, otras fueron consecuencia de campamentos fortificados, y otras se levantaron en residencias de príncipes y reyes. Estas buhr tenían sus bienes en común y su asamblea municipal, y también su jefe. Las grandes ciudades abarcaban varios municipios. A veces el número de municipios llegaba a formar una centuria. La centuria era el grado que le seguía al municipio en la organización del pueblo. La constituían cierto número de municipios rurales o townships. El origen de las centurias viene en los tiempos de colonización, porque es de carácter germánico y porque surgió de la necesidad de prestar defensa a los ejércitos populares próximos. También nos queda la duda de saber si fueron primero las centurias que aparecieron y se fueron dividiendo en municipios o fueron los pequeños municipios que se fueron uniendo. Donde llegaron grandes masas de conquistadores hubo de nacer la unidad superior, en cambio en donde se establecieron pequeñas colonias, la necesidad debió imponerles la agrupación de la forma que ya conocían en su patria. El tamaño y la cantidad de personas en las centurias era muy desigual, pues en las costas eran muy pequeñas y en el interior eran más extensas. El desembarque en común y la necesidad del mutuo auxilio obligaron a los inmigrantes a vivir más unidos, de ahí que las colonias de las costas sean más pequeñas pues cuando se lograron mayores extensiones de terreno el refuerzo de tierras fue subdividiéndose hasta que en las grandes comarcas hubiera tantos poseedores de hufes que pudieran ser considerados como una centuria.
Todos los que formaban parte de la centuria se reunían en plazos determinados que luego fueron mensuales en lugares abiertos como bajo árboles, junto a fuentes sagradas o en colinas. Luego estas asambleas empezaron a hacerse en las ciudades más importantes y cómodas y todos los hombres libres tenían el derecho y el deber de presentarse ahí y de tomar parte en el hundredesgemot o asamblea de los ciento, para tomar decisiones para el bien común. En las centurias anglosajonas la administración de justicia estaba exclusivamente confiada a doce hombres que vinieron a sustituir al antiguo tribunal popular. En los tiempos normandos, los gerefa o reeve y los cuatro hombres buenos de cada municipio estaban obligados a formar parte de la asamblea y los propietarios o sus administradores, así como los sacerdotes, tenían derecho pero no obligación.
La asamblea en su origen procedía con entera autonomía. La misma asamblea proclamaba por sí y ante sí misma la paz concertada para su defensa e imponía castigos a las violaciones de los conciertos y en los demás casos litigiosos. En suma, no había nada que la centuria no pudiera hacer objeto de sus discusiones, por lo menos para preparar lo que había de ser resuelto en otra esferas.
La unidad inmediatamente superior a las centurias eran los scires o shires (condados). La palabra shire parece haber correspondido a las formaciones de pequeños Estados nacionales, a los cuales se le agregaron pequeñas colonias y sus agrupaciones en centurias, en una manera y una época que hoy no conocemos. Essex constituyó por sí solo un reino sajón y Middlessex lo fue también, al menos temporalmente.
Así como la misión del municipio era principalmente social y administrativa y la del de la centuria era jurídica, la de la shire fue eminentemente política.
Su asamblea fue simplemente la asamblea del pueblo, folkesmot, el conjunto de hombres libres de todas las centurias que constituían una parte de la formación embrionaria de los Estados. El folkmot como corporación política tenía atribuciones sobre todo; tomaba disposiciones de fuerza obligatoria para todos, sobre modificaciones del derecho público, sobre cuestiones de paz y guerra y sobre los servicios que cada cual, dentro de la comunidad, debía prestar al folk, y que continuados en la trinoda necesitas, consistían en el servicio de las armas, en el mejoramiento de los puentes y en la manutención del ejército. También se elegía a un funcionario popular o príncipe, ealdorman, que convocaba y dirigía las asambleas, cuidaba el cumplimiento de sus acuerdos y mandaba los ejércitos en la guerra.
Las dificultades que ofrece la historia constitucional de los anglosajones se aumentan considerablemente por la circunstancia de que muchas palabras son aplicadas a diferentes cosas. Así, por ejemplo, la palabra gerefa se aplica a los funcionarios de todas las categorías, y de aquí que no pueda deducirse de ella nada concreto acerca de la posición de estos funcionarios; con el nombre de scire se designa una división del territorio, pero puede servir para designar demarcaciones de muy diversa extensión. Por ello el ealdorman es un presidente cuyas atribuciones no pueden marcarse con firmeza. En la institución de Shire-Earldorman tuvo a varios cambios y alteraciones. En sus comienzos, el shire podía extender su soberanía sobre un distrito vecino y llegar a ser rey de un reino mayor o menor.
La cuestión relativa a la importancia originaria del earldorman esta relacionada con lo que se refiere al advenimiento de la monarquía, institución desconocida por la patria sajona. La alta aristocracia fue uno de los elementos que hacían indispensable la monarquía, y el otro debe haber sido el éxito de los guerreros, que dieron a los príncipes una razón para que su posición se transmitiera a todos sus descendientes y familia. La proclamación de Ida, rey de Northumberland, nos da indicio para otros casos en los que los caudillos de las colonias renunciaron a su independencia y los distintos earldormanes se sometieron voluntariamente a uno de los de su clase. Pero la razón principal o central del nacimiento de la monarquía fue la violencia, o sea el derecho al más fuerte.
La monarquía anglosajona no era solo superior al gobierno de los earldormanes en punto de extensión de territorios sino que también lo era bajo el concepto del aumento de sus atribuciones, pues fue un poder que influyó sobre todos los aspectos de la vida pública. La familia que ocupaba el trono rara vez perdía el derecho a éste, sin embargo su poder era producto de usurpaciones y revoluciones generalmente. Los individuos no alcanzaban el trono por herencia (dentro de la familia), sino que eran elegidos por los magnates (witan), completada por la presencia del pueblo presente en el acto. Esta elección se reducía a una mera formalidad cuando el monarca dejaba un hijo capaz de ocupar el trono. Hasta fines del siglo VII, en Kent, en Mercia y aun en los dos reinos de Northumberland, era regla general proclamar al primogénito o heredero. En cambio en Wesséx no seguía una regla en cuanto a la elección de reyes, de modo que la elección se ejerció más ampliamente que en los otros pueblos.
En la proclamación de reyes siempre se hicieron ciertas ceremonias y se concedió a los elegidos ciertos honores. Se dice que el rey Edwin usó el tufa, el estandarte de los emperadores romanos, cosa poco común entre los monarcas anglosajones. En las Pontificales del arzobispo Egberto de York (muerto en 766) se dice que por primera vez que el rey solía ser elegido y coronado con un yelmo, y además tenía que cumplir tres promesas: dejar en paz a los cristianos y a sus instituciones, impedir la violencia y ser justo y misericordioso. La investidura eclesiástica era el principal deber de los reyes populares, también lo era el juramento de fidelidad del pueblo. Pues, así como el rey garantizaba la paz del pueblo, éste debía garantizársela a él concediéndole el grado supremo de wehrgeld, grado que también tenía el arzobispo y el earldorman de regia estirpe. Además de el concebimiento este para el caso de asesinato del rey una multa real (cynebot) de igual importe, que quedaba a favor suyo, pues siendo el rey la cabeza del pueblo, perjudicándose a aquella se dañaba a la totalidad.
La suma del wehrgeld y de la multa por asesinato era una cantidad muy elevada de dinero, por lo cual la familia real estaba muy favorecida. En la misma condición que el rey se encontraban todos los que estaban unidos a él por ciertos lazos, sus allegados y su servidumbre incluso. El robo de sus bienes era castigado con triple pena que el robo de bienes de uno de sus súbditos, el castigo que se daba por la violación de su domicilio y de su tranquilidad doméstica era diez veces mayor que lo común y se fue aumentando más con el tiempo. El que robaba un arma era castigado con la muerte además de perder sus bienes. Por eso dicen: "de la voluntad del rey depende su vida o su muerte".
Hubo muchos cambios con el advenimiento de la monarquía. La constitución de los municipios y de las centurias se resintió apenas con este cambio, pero es evidente que el shire tuvo que renunciar a sus atribuciones políticas cuando cesó la unidad política. El folkmot conservó su limitada competencia judicial, pero perdió el derecho de legislar, el de decidir acerca de las cuestiones de paz y guerra y el de decretar los impuestos necesarios para objetos públicos. El folkland de los distintos distritos paso a ser propiedad del reino y formó una grabn masa de bienes propios del Estado. Para la administración de estos privilegios fue necesario crear nuevos órganos.
Los funcionarios populares no fueron eliminados pero a su lado ejercían atribuciones los que nombraba el rey como representantes de su autoridad, que era la del Estado, y éstos supeditaban a los municipales en virtud del desenvolvimiento natural que en iguales condiciones encontramos en los Estados germánicos del continente. El shirgerefa o sherif era el administrador de los bienes del rey y de los ingresos públicos del distrito y representante de la supremacía judicial que había pasado al Estado. Al sherif correspondía la presidencia de los tribunales de las centurias y cuando el earldorman estaba ausente él ejecutaba las sentencias y retenía para el rey una parte de las costas del juicio con ayuda de los antiguos funcionarios populares. Probablemente estaba a sus órdenes el contingente militar como dux o heretoga.
El earldorman y el obispo siguieron siendo los presidentes normales de la asamblea del shire; el primero podía publicar disposiciones de paz y asegurarse de que estas fueran cumplidas, y recibía por esto una parte del folkland y por su wehrgeld era considerado como el individuo principal de la shire. Pero como dependía del rey, podía ser destituído cuando no cumplía con sus deberes. Cuando era necesario nombrar otro earldorman la elección no se hacía en virtud de la elección del folkmot, sino por el rey y por el Consejo de Estado (witán). Finalmente, este cargo se confirió después a los confortantes de la familia real.
Según parece no hubo una asamblea del Estado que reemplazara al shire, o folkmot. Pero si esta asamblea existió pronto perdió su importancia y tuvo la necesidad de limitarde como las asambleas de los francos. Nunca en los pueblos anglosajones se nos presenta el pueblo influyendo en la legislación, y los importantes acuerdos en cuanto a la adopción del cristianismo se tomaron sin tener en cuenta al pueblo. La única ciudad que se mantuvo fuera de toda descripción fue Kent que se mantenía con el antiguo shire.
La adopción del cristianismo en Northumberland por el rey Edwin se llevó a cabo con anuencia de los magnates seglares y eclesiásticos, los únicos consultados. Cuando el rey Oswin se decidió a abandonar la Iglesia escocesa y unirse a la romana, el acto de el voto de los magnates y hombres de inferior categoría fue la sanción legal de aquella decisión. El rey estaba obligado por el espíritu de la constitución y por consideraciones prácticas a pedir la cooperación y el consentimiento del pueblo, pero éstas no se daban inmediatamente sino que habían dado una representación del pueblo aquella institución en la que se encarnaban la tradición y la conciencia del derecho, donde sus integrantes eran llamados sabios (witan). No era más que el desarrollo de una de las centurias en donde el tribunal fue reducido a un comité, compuesto seguramente por los más respetables y ricos de la centuria.
Lo que sabemos sobre los reyes anglosajones nos enseñan que el witenagemot, asamblea de los witanes, se componía de tres clases: los obispos del reino, los consejeros espirituales del pueblo y por último, los que dependían del servicio que brindaban al rey, eran simplemente servidores, thegns o cyniges-thegns. Estos últimos se dividían en diversas categorías, desde los que acompañaban o seguían al rey (gesiths o comites) hasta los criados, siervos y esclavos que le pertenecían. Los anglosajones utilizaban a los siervos no solo como administradores de sus bienes y funcionarios del palacio sino como hasta gerefas. El servicio del rey participaba de la condición de los libres y de la de esclavos pues elevaba a éstos a superior categoría y quitaba a aquellos una parte de su libertad que era compensada por la importancia que gozaban los servidores del rey.
Los principales ministri del monarca llegaron a formar parte del witenagemot. En los documentos de los reyes mercios del siglo VIII que se publicaron con la ocasión de un witenagemot, aparecen delante de los cinco obispos y de los cinco o siete earldormanes, por regla general doce o catorce hombres de la confianza del rey. Otra cosa aconteció en los reinos unidos, en donde el número de witanes no aumentó notablemente, sinoq eu dentro de este número aumentaron los ministri. La causa de esto, más que en consideraciones políticas, se funda en la circunstancia de que la mayoría de los ministri estaban junto al rey y los integrantes de las otras dos clases estaban más lejos y se dejaban detener en sus respectivas residencias con más facilidad.
Los witenagemots se reunían en las grandes fiestas religiosas (Navidad, Pascua y Pentecostés) y además una durantes el otoño, siguiendo el ejemplo de los germanos continentales en donde se reunían los magnates de la corte y resolvían asuntos de diversa índole. También era indispensable la cooperación del witan para convertir el folkland en propiedad privada o blokland, porque todos los bienes de los distintos shires habían pasado a poder del Estado y se habían convertido en patrimonio de la corona.
Pero a pesar de todas estas concesiones del Estado el rey procedía con arreglo al consejo y a la voluntad de sus magnates, y nunca dejaba de pedir consentimiento aun cuando el trataba de apropiarse de los bienes, aunque nunca era negado, pues no era la comunidad sino el rey el que tenía el usufructo de su propiedad. Los witanes no tenían razones para dificultar la acción real pues a ellos los beneficiaba. Además el rey siempre, en cualquier forma que fuese, destinaba una parte del folkland para sus funcionarios y servidores.
La cooperación del witenagemot para convertir el folkland en bokland podía ser indispensable para que la disposición del rey fuera indiscutible, asi el acto del monarca no se fundaba en voluntad del witenagemot sino que la daba por sancionada y robustecida. Por miedo a que el folkland se extinguiera agregaban miembros, aumentándose el territorio del Estado con los bienes de los criminales.
Los witanes eran asesores y jurisconsultos del rey cuando tenía que hacer justicia en última instancia y sus consejeros cuando se trataba de la paz o la guerra. A ellos apelaba cuando tenía que firmar tratados y cuando la necesidad le obligaba a acudir a los impuestos, los decretaba previo consentimiento de los witanes. No había procedimiento público alguno en el cual por tradición no tuvieron éstos voto de consulta. El hecho de que el rey siguiera sus consejos dependía de varias circunstancias generales y relaciones personales. En los períodos en que el derecho a la corona era motivo de luchas y en la sucesión al trono tenía marcado carácter de irregularidad, se aumentó el poder de los witanes, de los cuales dependía la posición del cetro.
La antigua monarquía alemana era electiva. Desde fines del siglo VII hubo cambios notables aun en aquellos pueblos donde se había seguido una estricta sucesión hereditaria. Los witanes electores tomaron un vuelo y en vez de elegir al hijo, eligieron al hermano del rey difunto para que cuando éste muriese eligieran al sobrino, a quien le correspondía la corona en un principio. Algunas veces la elección cayó en parientes lejanos de líneas colaterales, cuyo parentesco es difícil de determinar. En el siglo VIII apareció una gran inseguridad debido a los cambios territoriales y por eso es pesada y difícil la historia de ese período. Esta inseguridad aumenta en la misma proporción en que las vacantes en el trono ocurren por medios distintos de los naturales, por abdicaciones motivadas por el deseo de ir a Roma o de ingresar en el estado eclesiástico, sobretodo por la violencia. Esta causa existió siempre, por ejemplo, en el siglo VII Sigeberto fue asesinado por excesiva bondad. De los quince reyes del siglo VIII que reinaron en Northumberland sólo uno murió en pacífica posesión de trono, dos abdicaron, cuatro fueron desterrados, seis asesinados y dos destituídos por decisión formal de los witanes. A veces los mismos súbditos del rey eran los que se deshacían de él porque había llegado a serles molesto, en otros casos eran los propios pareientes, o los earldormanes, o todos a la vez. Pero estos hechos fueron consecuencia de una época ruda y poco cuidadosa de las restricciones legales. La monarquía tampoco presentaba un carácter absoluto, por más que no estuviera ligada por leyes especiales y que dispusiera de medios de fuerza suficientes.
Mientras subsistieron las antiguas familias soberanas, el rey fue el más acaudalado y rico de su Estado. Tantos territorios tenía que desde muy antiguo comenzó a ceder parte de ellos a otras personas, aumentando así el número de sus deudores personales. A los productos de sus bienes reunía otros ingresos inherentes a su posición, como el usufructo de los dominios del Estado no distribuidos, cosas a las cuales los anteriores siglos atendían mucho menos que los calculadores normandos y Plantagenets, pues éstos debían atender las necesidades de sus soberanos. Albergar al monarca y a su séquito era un honor pero con el tiempo se convirtió en una obligación.
Esta preponderancia material tenía también cierta influencia política, porque además de tener un séquito análogo el que otros además de él tenían, sino mucho más numeroso que otros pudieran tenerlo. El honor y las ventajas que el servicio al rey traía hacía que el número de acompañantes o gesiths fuera mayor que el de otros y alcanzaran la cifra máxima de los que podía mantener. Cuando mayor era el número de los que estaban a su disposición más independiente era él y más podía hacer valer su poder y el de los hombres de su Estado, teniendo una fuerza máxima y un poder independiente de los witanes.
El poder de los monarcas en la constitución anglosajona con nada demuestra tanto como con el hecho de que la nobleza que nació de su servicio oprimió e hizo desaparecer poco a poco la nobleza popular y de sangre, hasta el punto de que el título de aetelingo (descendiente de nobles) acabo por darse a los servidores de la casa real. Las causas de este estado fueron las guerras por un lado y las ventajas del servicio al rey.
Como la nobleza de la sangre no tenía importancia alguna especial en el Estado es muy probable que hasta la propia nobleza procurase tener alguna relación con el rey y que este se la otorgase. No debió necesitarse mucho tiempo para que la antigua aristocracia y los grandes propietarios pudieran entrar en relaciones personales con el rey. Aunque el rey se encontraba en situación de dar a thegns y gesiths una posición igual a la de los propietarios y antiguos nobles. Los descendientes de los séquitos adquirieron el derecho de la nobleza de sangre. En el continente el sistema beneficial no se distingue mucho éste. Los séquitos eran reemplazados por el vasallaje y el than o thegn era hereditario tanto que el hijo gozaba de este derecho antes de la muerte del padre. Los gesiths que vivían en el palacio del rey poco a poco fueron descendiendo hasta convertirse en domésticos y criados que con el tiempo hasta perdieron su nombre hasta que en el siglo X no se distinguían. Aunque el gesiths que era propietario de tierras no vivía en el palacio, sin embargo sus obligaciones seguían siendo las mismas y hasta se exisgía su trabajo fuera del palacio.
Esta circunstancia es la que da al witan, o sea, que lo crea. Las decisiones del witan no vienen a ser más que la expresión de los deseos del monarca. La primera clase del witan había llegado a su sitio por la influencia y el nombramiento real.
La monarquía anglosajona en conclusión disponía de grandes medios de fuerza y el abuso de estos no tenía limites sino el temor de que los súbditos se sublevaran proclamando otro rey de la real estirpe, que sería otro rey con las mismas condiciones. Era una monarquía fuerte desde el punto de vista militar, hubo de pasar mucho tiempo hasta que un rey consiguiera unir todos aquellos territorios en una sola soberanía más duradera que la de los siglos VI y VII.
La crónica sajona del siglo IX les da el título de bretwalda o brytenwakda a algunos soberanos poderosos, pero de seguro solo significaba una relación de fuerza del momento que se iba debilitando y que alejaba a los Estados anglosajones de la unión.
Era una monarquía de poderes ilimitados desde mi punto de vista y por cierto llena de traiciones y cambios convenientes comunes en cualquier tipo de gobierno. El fin de los reyes por ahí era la unión en base a su conveniencia porque no obraban totalmente a favor del pueblo sino de "su pueblo" o el sector que a ellos refería.
Santiago