Resultados del primer programa para la reducción del tabaquismo en los trabajadores del ayuntamiento de Salamanca, España (página 2)
Enviado por Antonio Calvete Oliva
SUJETOS Y MÉTODOS
El programa se diseñó para ser realizado en dos fases. La primera consistió en la realización de una encuesta mediante un formulario autoadministrable entre los 1.160 trabajadores del Ayuntamiento de Salamanca, en la que además de recoger los principales datos personales se interrogaba a los trabajadores acerca de su hábito tabáquico (fumar o no, número de cigarrillos, deseos de abandono del hábito, demanda de ayuda para dejar de fumar…). Los principales items de la misma se recogen en el anexo 1.
En la segunda fase se ofertó a los trabajadores que deseasen dejar de fumar un programa de tratamiento especializado del tabaquismo. Para la oferta y presentación del programa a los trabajadores se contó con el Comité de Empresa y con la Concejalía de Salud Pública del Ayuntamiento de Salamanca. El programa consistió en un diagnóstico preciso de las características de cada fumador (nivel de consumo, nivel de dependencia mediante el test de Fagerstrom10, nivel de motivación para dejar de fumar,…)11 seguido de tratamiento mediante apoyo psicológico individualizado de corte conductual con entrega de material escrito, tratamiento farmacológico con terapia sustitutiva con nicotina (TSN) en los casos en que estuviese indicado según las recomendaciones de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)12 y seguimiento a los 15, 30 y 90 días, así como a demanda si el trabajador lo estimaba oportuno. Al año se realizó un nuevo control para verificar la abstinencia y por tanto el éxito del programa.
En el anexo 2 se exponen las actividades que se desarrollaron en cada una de las visitas. Las consultas se realizaron en dependencias municipales, adaptando el horario de las mismas a la jornada laboral de las distintas categorías profesionales, con el apoyo administrativo de la Concejalía de Salud Pública, que realizaba las citaciones.
Como indicador de éxito en cada una de las revisiones se consideró la abstinencia puntual, confirmada mediante cooximetría, tomando como punto de corte 10 ppm de CO en aire espirado13. Al final del periodo de tratamiento (3 meses) se evaluó además la satisfacción de los trabajadores con el programa, mediante una escala de 0 a 3. Para valorar los resultados del programa al año de tratamiento, se contactó telefónicamente con los funcionarios abstinentes a los 90 días y se les citó para realizar una cooximetría. Los datos fueron recogidos en una hoja de cálculo Excel, codificados y analizados mediante el paquete estadístico SPSS 6.0 para Windows, utilizándose la prueba de Chi Cuadrado para comparar los resultados entre sexos.
RESULTADOS
Respondieron a la encuesta el 33,1% de los trabajadores (n=384), de los que 135 (35,6%) eran fumadores. La gran mayoría de éstos fumaba más de 11 cigarrillos al día y más de la mitad lo hacían en el medio laboral. Casi el 80% de los fumadores deseaban dejar de fumar y al 80,5% de ellos les gustaría recibir ayuda especializada para conseguirlo. En la tabla 1 se exponen los principales resultados de la encuesta.
Decidieron iniciar el tratamiento de deshabituación tabáquica 73 trabajadores municipales, 53 varones y 20 mujeres, con una edad media de 41,40±6,8 años (37,95±4,2 años las mujeres y 42,79±6,7 años los varones). Los trabajadores que iniciaron el programa consumían diariamente una media de 23±6,8 mg de nicotina, 17,3±5,3 las mujeres y 26,2±7,1 los varones. El nivel medio de dependencia nicotínica medido mediante el test de Fagerström fue de 4,38±2 (3,3±1,6 las mujeres y 4,8±2,1 los varones). El nivel medio de CO en aire espirado fue de 21 ppm, 24 ppm en varones y 16 ppm en mujeres. El 65% de las mujeres y el 68% de los varones habían hecho al menos un intento para abandonar el tabaco.
A los 15 días de iniciado el programa no fumaban 53 (72,6%) de los 73 trabajadores que lo iniciaron, 15 mujeres (75%) y 38 varones (71,7%). A los 30 días no fumaban 47 (64,38%), 34 varones (64,15%) y 13 mujeres (65%). A los 3 meses no fumaban 43 (58,9%), 31 varones (58,49%) y 12 mujeres (60%). Al año no fumaban 30 (41,09%), 22 varones (41,5%) y 8 mujeres (40%). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los sexos (p>0,05). En las figuras 2 y 3 se exponen gráficamente los porcentajes de fumadores abstinentes en cada una de las revisiones.
Los valores medios de CO en los no fumadores fueron de 5 ppm a los 30 días (n=53), 4 ppm a los 90 días (n=43) y de 5 ppm al año (n=30). En el grupo de trabajadores que continuaban fumando y acudieron a los respectivos controles, el consumo medio de cigarrillos fue de 12 a los 30 días, y 17 a los 90 días. El nivel medio de CO en estos trabajadores fue de 16 ppm a los 30 días y de 22 ppm a los 90 días.
Al finalizar los 3 meses del periodo de tratamiento la satisfacción con el programa de quienes acudieron a todas las revisiones, medida en una escala de 0 a 3 fue de una media de 2,90 en los trabajadores que no fumaban y de 1 en los trabajadores que habían vuelto a fumar.
Para poder determinar el éxito del programa al año de iniciado el tratamiento se citó telefónicamente para una entrevista y una determinación de cooximetría a los 43 trabajadores que a los 90 días estaban abstinentes, acudiendo a la citación 37 de ellos, de los que 30 no fumaban (se declaraban abstinentes y presentaban niveles de CO en aire espirado menores de 10 ppm). El nivel medio de CO en estos trabajadores fue de 6 ppm.
DISCUSIÓN
Según la encuesta previa que se realizó entre los trabajadores del Ayuntamiento de Salamanca, el porcentaje de trabajadores que eran fumadores es similar al observado en la población general en la última Encuesta Nacional de Salud de 199714. Es posible que el sesgo de selección producido al no poder contar con la opinión de toda la población de funcionarios municipales, sino únicamente con la de los que voluntariamente contestaron la encuesta, pueda enmascarar una mayor prevalencia de fumadores en nuestro estudio. Sin embargo, lo que más llama la atención es que la gran mayoría de los fumadores (casi el 80%) deseaban dejar de fumar y recibir ayuda especializada para conseguirlo, circunstancia ésta muy favorable, pues aunque finalmente muchos de los que declaraban que deseaban dejar de fumar no se incorporaron al programa de tratamiento, son fumadores disonantes que posiblemente se incorporarán a alguna de las sucesivas fases del programa en los próximos años si se les facilita la información suficiente y los medios terapéuticos necesarios para que progresen a lo largo de las sucesivas fases del proceso de abandono del tabaco.
La prevención y tratamiento del tabaquismo en las empresas o instituciones públicas ha demostrado ser útil y rentable para la propia empresa o institución. Los costes laborales medios generados por los trabajadores fumadores son superiores a los producidos por los no fumadores. El incremento de los costes de productividad se produce fundamentalmente por el mayor número de accidentes, la pérdida de concentración y el absentismo laboral, todos ellos mayores entre trabajadores fumadores que entre los no fumadores. Ello ha movido a diversas empresas a ofrecer programas de cesación tabáquica a sus empleados. En 1979 menos del 15% de las empresas de Estados Unidos ofertaban este tipo de programas a sus empleados15 y este porcentaje se ha incrementado en los últimos años, siendo del 36% en 199016. Recientemente Nielsen y Fiore6 han publicado los resultados de un programa de deshabituación tabáquica en el marco laboral, realizando un análisis coste/beneficio desde la perspectiva del empleador que permite concluir que, independientemente de la terapia utilizada, siempre se observó un beneficio neto.
La evaluación comparada de este tipo de programas resulta difícil debido a la gran variabilidad de situaciones y a las diferentes metodologías empleadas, pero parece indudable que estos programas resultan rentables y que permiten obtener una disminución de la prevalencia del tabaquismo entre los trabajadores17. La iniciativa por parte de las empresas o instituciones puede deberse a distintas motivaciones, desde las estrictamente económicas (mejorar el rendimiento o disminuir el absentismo), como las legales (garantizar espacios sin humo para cumplir las normativas de higiene y seguridad en el trabajo) o como respuesta a la demanda de empleados no fumadores o del propio comité de empresa. En nuestro caso, la iniciativa partió de la Concejalía de Salud Pública del Ayuntamiento de Salamanca, con el convencimiento de que era un programa beneficioso para todos los trabajadores y para la propia institución, así como una obligación moral, pues los organismos encargados de velar por la salud de la población deben ser pioneros y ejemplares en el cumplimiento de la legislación oficial antitabaco, objetivo final a largo plazo de este programa.
El programa fue presentado en primer lugar al comité de empresa del Ayuntamiento, que colaboró en la difusión del mismo entre los trabajadores, hecho que ha podido ser determinante en la gran acogida que ha tenido el programa por parte de los trabajadores. Es muy posible que el contemplar este aspecto en el desarrollo e implantación de este tipo de programas pueda contribuir a mejorar la percepción y aceptación del mismo por los trabajadores y contribuir así a mejorar al menos los resultados de participación.
Las restricciones al consumo de tabaco en el lugar de trabajo también se asocian a mayores tasas de abandono, menores tasas de recaídas en los fumadores que lo han abandonado y mayor reducción del consumo por los que continúan fumando18. Las medidas legislativas relacionadas con la prohibición de venta y consumo en el lugar de trabajo disminuyen el consumo un 10%19. Sin embargo, no pueden implantarse bruscamente medidas restrictivas sin esperar conflictos cuando un elevado porcentaje de los sujetos de la población diana no comparte la decisión. Si primero se reducen los porcentajes de fumadores y después progresivamente se introducen medidas restrictivas, éstas contarán con mayor apoyo y surtirán los efectos buscados. En la figura 4 se expone gráficamente nuestra propuesta de intervención sobre tabaquismo en las instituciones oficiales y empresas para lograr el objetivo final de espacios libres de humo.
Se eligió la abstinencia puntual como marcador de éxito por considerar que se adapta mejor que la abstinencia mantenida a la realidad de la deshabituación tabáquica, jalonada en muchos casos de deslices durante las primeras semanas. En nuestro programa la tasa de éxito al año de tratamiento fue del 41%, porcentaje superior a la mayoría de estudios de deshabituación tabáquica realizados con TSN20-26. Aunque no siempre es posible comparar estudios entre sí por la diferente metodología empleada, creemos que los excelentes resultados de nuestro programa se pueden deber a factores como la buena acogida general del programa con el consiguiente "corporativismo" y competitividad que se genera entre quienes siguen el programa o al diseño del mismo, que contemplaba aspectos como la flexibilidad de horario, tratamiento individualizado y seguimiento estrecho.
A pesar de las evidentes limitaciones metodológicas que presenta este estudio, como son el posible sesgo de selección debido a la inclusión de los trabajadores fumadores más motivados para abandonar el tabaco, o el hecho de no disponer de un grupo control que permitiera atribuir los resultados obtenidos a la intervención realizada, el programa ha presentado un porcentaje de éxito al año superior al 40%. Sin duda, la puesta en marcha en años sucesivos de las nuevas fases del programa reducirán más aún el porcentaje de trabajadores fumadores y facilitarán la implantación de marcos legislativos más restrictivos, acordes con los imperantes en los países más avanzados.
Salvo excepciones27, la mayoría de las empresas y organismos oficiales todavía no han asumido con decisión la lucha contra el hábito tabáquico de sus trabajadores y la defensa de los derechos de quienes no desean verse expuestos al humo ambiental del tabaco. En este aspecto existen claras diferencias entre Estados Unidos y los países europeos, condicionadas sin duda por un lado porque quien paga los costes de la asistencia sanitaria de los trabajadores en el caso de Estados Unidos son las propias empresas y en el caso europeo los sistemas públicos y, por otra parte, por la diferente jurisprudencia respecto a las demandas interpuestas por los fumadores pasivos en el medio laboral. Sin embargo, en el caso europeo y especialmente en España, al menos las instituciones oficiales deberían ser pioneras en el cumplimiento de la legislación antitabaco y en la protección de los trabajadores, actuando como empresas ejemplares al respecto. La valoración positiva de estos programas por parte de los responsables políticos de Salud Pública en las instituciones y su concienciación adquieren especial importancia, como ha sucedido en el Ayuntamiento de Salamanca que, en base a sus esfuerzos para reducir la prevalencia del tabaquismo y para lograr el cumplimiento efectivo de la legislación antitabaco, actualmente es uno de los pioneros a nivel nacional en materia de control del tabaquismo28.
La consecución de espacios e instituciones sin humo redundará en una mayor calidad de vida de toda la población. En conclusión, más allá de los resultados concretos de este estudio, los programas destinados a la información, prevención y tratamiento del tabaquismo en el medio laboral son bien acogidos por los trabajadores y constituyen una herramienta útil para la consecución en el futuro de nuevos espacios libres de humo.
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Miguel Barrueco Ferrero (1,2) Miguel Ángel Hernández-Mezquita (1,3), Antonio Calvo Sánchez (4), María José García Cirac (4), Montserrat Rodríguez Calderón (4), Miguel Torrecilla García (1,3), Mar González Bustos (1) y Carlos Jiménez Ruiz (5). (1) Asociación para la Prevención y Control del Tabaquismo en Castilla-León. (2) Hospital Universitario de Salamanca. (3) Centro de Salud San Juan, Salamanca. (4) Concejalía de Salud Pública del Ayuntamiento de Salamanca. (5) Unidad de Tabaquismo, Hospital de la Princesa, Madrid. Correspondencia: Miguel Barrueco Ferrero. Servicio de Neumología. Hospital Universitario de Salamanca. Paseo de San Vicente 58-182. 37007 Salamanca.
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