En 1987 el movimiento popular de oposición fuerza el llamado a elecciones presidenciales directas. Asume la presidencia el candidato del partido gobernante, Roh Tae-woo, debido a que los dos Kim (Kim Young Sam y Kim Dae Jung, las alternativas "democráticas") disuelven la coalición y se presentan por separado en las elecciones, por una división regional. Este suceso llevó a la desilusión en el electorado que deseaba el cambio y, como efecto secundario, a la radicalización de las generaciones más jóvenes, quienes comenzaron a ver la estrategia centrista para la democracia como un vehículo para fundamentar el poder de los conservadores.
Esta radicalización limitó la capacidad de la política institucional. Las siguientes elecciones presidenciales se llevaron a cabo en 1992. Las contiendas dieron la victoria a Kim Young Sam, quien se alió al estrato medio y alto conservador.
De esta manera, se vislumbra cómo continuó la política moderada y centrista ya que, si bien con este hecho Kim marcó una continuidad con los gobiernos anteriores, también se ejecutaron numerosas medidas reformistas (reforma militar, política, reformas sociales, búsqueda de transparencia y lucha contra la corrupción). Kim Dae Young gana las elecciones en el año 1998 y esta es la primer ocasión en que se produce un traspaso de poder en forma pacífica entre dos partidos políticos. Actualmente, Corea del Sur es gobernada por el presidente, Roh Moo-hyun, pero todavía persisten viejos problemas.
Al presente, el sistema político de Corea esta padeciendo la falta de liderazgo y la erosión de las instituciones representativas, que están sufriendo a costa del aumento del poder del presidente quien, a pesar de impulsar numerosas reformas políticas en principio beneficiosas para el proceso de democratización, lo hace a través de decisiones personalistas y decretos, que liman el poder de las estas instituciones, como ser los partidos políticos desde un lugar de oposición y el parlamento.
Así, vemos cómo a pesar de la influencia positiva que han tenido la mayor autonomía de la sociedad civil y el rol más protagónico de los movimientos sociales en la política coreana y en el proceso de apertura democrática, este proceso encuentra sus límites en la continuidad de prácticas tradicionales en la historia y cultura coreanas, como ser el personalismo, regionalismo, corrupción y falta de partidos políticos que canalicen exhaustivamente las demandas populares.
También se observa la persistencia de patrones de obediencia a la autoridad y a la tradición, característicos de la cultura confuciana, que comenzó recién en las ultimas décadas de este siglo a asimilar valores e instituciones importados de una cultura ajena.
Según Sang-Jin, los límites a una profundización de la democracia vienen del aumento del poder de los conservadores y de los conglomerados de negocios, en desmedro del poder de los trabajadores.
Con lo que respecta al desarrollo económico y basándonos en las posiciones de dos autores vistos, López Aymes y Sang-Jin Han, podemos establecer la siguiente relación: para ambos los movimientos sociales y el aumento de su participación en el sistema político influyeron positivamente en el proceso democrático, sin embargo, esta democratización "a la coreana" no influyó de igual manera en el desarrollo económico. San-Jin encuentra como límite al poder democrático, el aumento del poder de los conglomerados de negocios, bajo cuya gravitación se produjo el desarrollo económico coreano de los últimos tiempos.
López Aymes, centrándose en el crecimiento económico, sostiene que los límites a éste provienen de una mayor democratización. Esto queda claro cuando dice que en el caso coreano, "…la transición (política) no proveyó de mecanismos de ajuste suficientemente eficientes que mantuvieran el crecimiento económico…"
Al menos en el caso surcoreano, donde el desarrollo económico se dio en una fase tardía, éste no hubiera sido posible, según el citado autor, en un marco de apertura política y por ello ocurrió, de hecho, con un gobierno fuerte con un regio control sobre la economía.
CONCLUSIÓN
Según el presente análisis, ambos autores sostienen la incongruencia entre la transición democrática y el modelo de desarrollo económico, de la manera específica en que ocurrieron en Corea del Sur, si bien desde perspectivas diferentes y con énfasis diferentes. Al respecto podemos traer a colación el trabajo de Samuel Huntington.
Este autor sostiene que cuando en un país ocurre un proceso de rápida modernización (económica o política), aumentan las fuerzas sociales y la movilización y, de no existir instituciones políticas suficientemente fuertes, se producirá la inestabilidad política y la consiguiente crisis del régimen. En Corea, como ya señalamos, la creciente movilización social (consecuencia del desarrollo económico y de la prosperidad de numerosos sectores de la sociedad) no es efectivamente canalizada por el sistema de partidos, y donde la rapidez de los cambios y de la apertura democrática, en una cultura ajena a sus instituciones, están minando la legitimidad y el poder de las instituciones representativas.
Bibliografía
HAN Sang-Jin La República de Corea hoy: economía, sociedad, relaciones internacionales. Ed. Silbert
HUNTINGTON, Samuel P. El orden político en las sociedades en cambio, Buenos Aires, 1980
KIM, Yong-Ho Los partidos políticos y el proceso de democratización en Corea del Sur
LÓPEZ AYMES, Juan Felipe Crisis y transiciones políticas en Asia del Este, México, 2002
PAZ, Gonzalo Sebastián "Cambio político y democratización en Corea del Sur". En Estudios coreanos en América Latina, Carolina Mera (comp..)
Wertheimer Marina
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