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Salud familiar como una alternativa de atención integral en las unidades de atención primaria (página 2)


Partes: 1, 2

RESULTADOS

Primera fase. De un total de 235 familias que habitaban en El Hormiguero, se entrevistaron mediante muestreo sistemático 100 familias (42.5%). El promedio de personas por familia fue 4.5; 47% de las familias estaban conformadas por 4 personas; 46% de las familias tenían de 5 a 8 personas; y en 7% había 9 ó más personas. Todas las familias estudiadas eran de raza negra y pertenecían a un nivel socioeconómico bajo (Estrato 1. Clasificación del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE).

El funcionamiento familiar fue normal (APGAR familiar3 7-10 pts) en 57% de las familias. Se observó disfunción familiar (APGAR familiar3 <7 pts) en 43%, que fue severa (APGAR <4 pts) en 3% de las familias evaluadas. Al analizar el ciclo vital familiar, se observó que 76% de las familias se encontraban en el ciclo de crianza, 19% en el ciclo de plataforma de lanzamiento y 5% en el ciclo de nido vacío. A los niños los cuidaban sus padres en 49% de las familias, nadie los cuidaba en 25% y en 19% de las familias, otras personas los cuidaban, incluyendo los hogares infantiles.

Segunda fase. Se estudiaron 117 (11%) habitantes que correspondían a 26 familias de El Hormiguero; 13 familias (50%) presentaban disfunción familiar y en 13 (50%) la función familiar era normal.

Al evaluar la estructura del sistema familiar con el instrumento FACES III5 en la dimensión de lo percibido, se encontró que 100% de las familias disfuncionales eran disgregadas, con un nivel bajo de cohesión familiar, en comparación con las familias de funcionamiento familiar normal en las que ninguna mostraba este nivel. El nivel de adaptabilidad de las familias ante eventos de estrés situacional, fue rígido en 15.4% de las familias disfuncionales (Figura 1).

Figura 1. Modelo circunflejo del sistema marital y familiar. Adaptado de Olson et al.5

Al evaluar el sistema familiar con el instrumento FACES III5 en la dimensión de lo que las familias consideraban como ideal, se vio que 84.6% de las familias disfuncionales deseaban pertenecer a una familia con mayores posibilidades de cohesión entre sus miembros, en comparación con las familias de funcionamiento familiar normal, donde se observó que solamente 7.6% deseaban ese cambio (p<0.05). Además, 92.3% de las familias disfuncionales deseaban mejorar la capacidad de adaptabilidad para enfrentar las condiciones de estrés situacional, mientras que 7.6% en las familias con adecuado funcionamiento familiar, también deseaban mejorar la capacidad de adaptabilidad para enfrentar las mismas condiciones (p<0.05).

Al evaluar la comunicación del sistema familiar con el instrumento FACES III5 se encontró que la comunicación en las familias con disfunción familiar tenía una puntuación negativa (X = -11.7 DE= -5.9, rango -1.5-25) y en las familias con funcionamiento familiar normal la puntuación fue positiva (X = +9.4 DE = +4.3, rango -1.1 a +19).

Al evaluar el nivel de ansiedad de acuerdo con la escala de Hamilton4 se observó que las familias disfuncionales presentaban un mayor nivel de ansiedad (mediana: 25 pts, rango = 0-56 pts) en contraste con las familias de funcionamiento familiar normal (mediana = 10 pts, rango = 0-56 pts) (p<0.01).

Al evaluar las consultas médicas que realizaron los pacientes al puesto de salud para caracterizar su frecuencia, concentración de uso y entidades psicosociales asociadas, se encontró que las familias disfuncionales consultaron espontáneamente 4 veces más que las familias con funcionamiento familiar normal (4.3 consultas/mes/promedio versus 0.83 consultas/mes/promedio, respectivamente).

DISCUSION

El corregimiento de El Hormiguero por sus características demográficas es comparable con otras comunidades urbanas. En efecto, se vio un número de miembros por familia semejante al de la población general, con una pirámide poblacional que se concentra en la base, pues 76% de las familias se encuentran en el ciclo vital de crianza de los hijos.

La disfunción familiar3 observada en esta comunidad fue 43%, cifra 3 veces mayor a lo observado en otras comunidades6. Esta situación se podría explicar por un funcionamiento familiar que se evaluó como poco flexible y a una adaptación relativa a patrones sociales inmodificables que han permanecido en el tiempo sin ser cuestionados por la familia como sistema.

El cuidado de los hijos está a cargo de los padres; sin embargo, se observó un alto porcentaje de niños que quedan solos en casa, lo que implica un riesgo para su salud y su bienestar integral. Los procesos de socialización estaban mediados por la intervención de la familia extensa (abuela materna), lo que contribuye al alto índice de disfunción familiar en la medida que los padres no tomaban decisiones respecto de la educación de los hijos. En una investigación en una comunidad de Cali se observó que el hecho de convivir con la familia extensa aumentaba para la familia el riesgo de adoptar patrones de disfunción familiar3. Se vio lo mismo en el presente estudio.

Se ha demostrado en múltiples investigaciones que el estrés psicosocial aumenta la necesidad de acudir a consulta médica por sintomatización del estrés8,11,13 o porque el mismo estrés psicosocial facilita por mediación neuroendocrina e inmunológica la aparición de precursores de enfermedad8-10,14-16. La demanda de consulta médica fue 4 veces mayor entre los miembros de las familias con disfunción familiar, en comparación con las familias funcionales, lo que demuestra un empleo excesivo de los servicios de salud por grupos pequeños de personas. El estudio observó que los pacientes pertenecientes a familias disfuncionales tenían problemas en su cohesión, adaptabilidad y comunicación (Figura 1), lo que genera niveles altos de ansiedad. Dentro de un modelo de salud familiar es importante realizar acciones multidisciplinarias preventivas con este grupo de personas, para mejorar su bienestar biopsicosocial. Esto tendrá un impacto en la reducción de la demanda en los servicios de salud.

Se apreció que existe un alto grado de discrepancia entre la satisfacción de formar parte de un sistema familiar, las expectativas personales que se tienen sobre un sistema familiar y la satisfacción que derivan sus miembros de pertenecer a él cuando había disfunción familiar. Igualmente se observó que la comunicación no cumple sus funciones en la medida en que ni se expresa bien (nivel relacional) ni se entienden los mensajes transmitidos entre los miembros (nivel connativo), cuando hay disfunción familiar. La ansiedad es una expresión de la incapacidad para cambiar la percepción que tiene el sistema familiar y lo que se desea de él, e incide negativamente en el bienestar biopsicosocial del individuo y de la familia.

La salud integral se relaciona con la capacidad de la familia, como sistema, para mantenerse sana, en el sentido que como organismo se liga por reglas de comportamiento entre sus miembros. Existe la posibilidad que las familias con alto índice de disfunción familiar se hayan adaptado y hayan asumido esta situación como estilo de vida con las condiciones sociales y culturales, psicológicas educativas y los mismos planes trazados, lo que las hace más vulnerables a los procesos de salud y enfermedad. La salud, porque es la que regula y mantiene los procesos de salud-enfermedad tanto en el interior como en el exterior de sí y en relación con otros sistemas. A pesar de que este sistema está condicionado a las pautas sociales y a las políticas de desarrollo, refleja la adaptación del hombre al medio en que se mueve y por ello el proceso salud-enfermedad, está en torno y en función de la familia.

Se plantea la salud familiar como una alternativa de atención integral en las unidades primarias de atención en salud, a fin de aumentar los niveles de protección específica para los riesgos biológicos y psicosociales, con una adecuación y optimización del recurso existente, mediante el sistema de referencia en los casos que así lo ameritan.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen de una manera especial al profesor Hugo Hurtado G., Escuela de Salud Pública, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali, sus sugerencias y consejos para la realización del estudio.

REFERENCIAS

1. Kleinbaum D, Kupper L, Muller C. Classification of variables and the choice of analyses. In Applied regression analyses and other multivariable methods. 2nd ed. Boston; Plus-Kent, 1988.

2. Hutado H. Ficha familiar. Escuela de Salud Publica, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali.

3. Good MJD, Smilkstein G, Good BJ, et al. The family APGAR index: a study of construct validaty. J Fam Pract 1979; 8: 55.

4. Hamilton M. Anxiety tales by rating. Br J Med 1959.

5. Olson DH, Sprenkle DH, Russel CS. Circumplex model of marital and family systems: I. Cohesion and adptability dimensions, family types and clinical applications. Fam Proc 1979; 18: 3-28.

6. Arias L, Herrera JA. El APGAR familiar en el cuidado primario de salud. Colombia Med 1994; 25: 26-8.

7. Correa AI, Herrera JA. La familia extensa y la función familiar. Colombia Med 1993; 24: 134-36.

8. Ramsey CH. The realtionship between family functioning life events, family structure and the outcome of pregnancy. J Fam Pract 1986; 22: 521-25.

9. Clover RD, Abell TD, Becker LA, et al. Family functioning and stress as predictors or influenza B infection. J Fam Pract 1989; 28: 535-39.

10. Herrera JA, Herrera S, Arévalo M, et al. Stress and lambliasis in patients with respiratory allergic disease. Stress Med 1992; 8: 105-10.

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14. Meyer T, Haggerty RJ. Streptococcal infections in families. Pediatrics 1962; 29: 539-49.

15. Smilkstein G, Helsper-Lucas A, Ashworth C, et al. Prediction of pregnancy complications: an application of a biopsychosocial model. Soc Sci Med 1984; 18: 315-21.

16. Herrera JA, Hurtado H, Cáceres D. Antepartum biopsychosocial risk and perinatal outcome. Fam Pract Res J 1992; 12: 391-99.

Viviana C. DeFrancisco, Psic., M.Sc.1, Yolanda Cerón, T.S., M.Sc.2 ç; Julián A. Herrera, M.D.3 1. Psicóloga, Secretaría de Salud Pública Municipal, Cali, Colombia. 2. Trabajadora Social, Secretaría de Salud Pública Municipal, Cali, Colombia. 3. Profesor Titular, Departamento de Medicina Familiar, Facultad de Salud, Universidad del Valle.

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