- Planteamiento y formulación del problema
- Objetivos de la investigación
- Marco referencial
- Marco teórico
- Conclusiones
- Bibliografía
La despenalización del aborto. Análisis y opiniones
INTRODUCCIÓN
En la concepción del mundo actual (y creo que en el fuero interno siempre ha sido así), la cultura ha hecho que la sexualidad y la procreación humana pierdan la "naturaleza" que biólogos, médicos, jerarcas de la iglesia, moralistas y hasta juristas insisten en asignarles, aún a sabiendas de la falsedad de sus pretensiones.
La realidad es que las relaciones sexuales entre los hombres y las mujeres no están destinadas exclusivamente, y ni siquiera primordialmente, a la reproducción de la especie, sino que privilegian el deseo y el placer (Freud, Tres ensayos de teoría sexual, 1905), y cada día tiende a crecer más la tendencia a reconocerlo así y expresarlo públicamente.
Es tan apremiante, sobre todo en el hombre, la necesidad de satisfacer la necesidad sexual (que es tan necesaria como cualquier otra de las funciones orgánicas) y disfrutarla como tal, sin que necesariamente se desee que de ella resulte un embarazo, que desde los tiempos bíblicos recurrió el hombre al coito interrumpido como forma de anticoncepción.
La más antigua referencia que tenemos de esta práctica de control de la natalidad se encuentra en la historia bíblica de Onán, quien según la tradición hebrea, al morir su hermano debía asumirse como marido de su cuñada, pero al no poder cohabitar con ella, "como Dios manda", expulsaba su semen en la tierra, lo que provocó su misteriosa muerte. Algunas personas procuran rescatar esta historia pero para deformar su esencia y contenido. El mensaje que pretenden dar es que Dios condena todo tipo de sexualidad que tenga otro destino que no sea la reproducción. Pero eso no es cierto, ni puede interpretarse de ese modo, al menos desde la perspectiva cultural actual (la cultura: arte, ciencia y religión según Nietzsche y Freud, pero también el amor, el trabajo, la política, el mito, la historia, la fiesta y el juego -Freud, Tótem y Tabú, 1913)17. No es verdad que Dios quiera imponer una reproducción en la que poco importa el deseo y el placer.
En cuanto al control de la natalidad se refiere, existe un escollo que hasta ahora se ha presentado como insalvable. No hemos podido comprender plenamente ni ponernos de acuerdo del todo sobre lo que es la vida humana y tampoco la anticoncepción, que siempre es interpretada por la iglesia católica, erróneamente, como asesinato.
Es preciso, sin embargo, precisar que el control de la natalidad y el derecho a mandar en el propio cuerpo, nada tiene que ver con otra ideología, que es el libertinaje, que defendiendo la libertad de hacer lo que se quiera con el cuerpo propio, termina paradójicamente permitiendo que los demás hagan lo que quieran con ese cuerpo, cuyas consecuencias no tienen nada qué ver con la responsabilidad del sujeto consciente de su libertad, es decir, capaz de reconocer y responder por sus propios deseos y acciones11.
El ejercicio irresponsable del derecho sexual sin la adopción de las medidas de anticoncepción adecuadas, hace que se produzcan embarazos no programados ni deseados, sobre todo en parejas de adolescentes y jóvenes que no cuentan con la madurez psicoemotiva necesaria ni con los recursos e independencia económica que les permita afrontar la situación. Pero también, el problema se da con una frecuencia considerable en parejas que viven en extrema pobreza y cuentan ya con un número de hijos al que no pueden mantener y, por consiguiente, la llegada de un nuevo vástago vendría, más que a traer alegría, a profundizar la tragedia familiar. Esto ha hecho que por décadas, las parejas afectadas por este problema recurran a la búsqueda de maniobras abortivas realizadas clandestinamente, casi siempre en situaciones carentes de higiene adecuada y en un buen número de casos, practicadas por empíricos que no cuentan con la preparación ni el entrenamiento necesario para ello, con la consecuente producción de accidentes, complicaciones, secuelas y muertes de mujeres jóvenes o en plenitud de vida.
La frecuencia de las maniobras abortivas que culminan con secuelas permanentes o la muerte de la embarazada hace que el problema trascienda lo personal, para convertirse en un inconveniente de carácter social y de salud, que debe enfrentarse con el concurso del gobierno y la sociedad plena.
I. PLANTEAMIENTO Y FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
Según datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se realizan 26 millones de abortos legales a nivel mundial y 20 millones más son realizados clandestinamente, por individuos sin la capacidad requerida o en lugares con condiciones por debajo de los estándares mínimos de salubridad. El 97% de los abortos inseguros se llevan a cabo en países subdesarrollados como el nuestro, y arrastran consigo la muerte de aproximadamente 68,000 mujeres; alrededor de ocho por hora, mientras que millones más resultan con complicaciones, que en muchas ocasiones dejan secuelas permanentes19.
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