Percy Harrison Fawcett y su delirante universo esotérico (página 2)
Enviado por Fernando Jorge Soto Roland
Para principios de la década de 1920 ya tenía crecida y asentada la teoría en su cabeza. No iba a cambiarla. No podía cambiarla. De haberlo hecho, se habría quedado en su casa con su esposa Nina y sus hijos. Ya era demasiado tarde. El delirante difusionismo atlante se lo había fagocitado y creía ver pruebas de ello por todos lados. Cualquier comentario o rumor (por poco fiable que fuera) apuntalaba su onírica búsqueda. Además, hay otro dato interesante que Hermes Leal rescata en Coronel Fawcett, a verdadeira história do Indiana Jones, del que quisiéramos decir algo, puesto que no está consignado en ninguno de los demás libros serios sobre el tema y sí en algunas páginas esotéricas de Internet.
Según Leal, Fawcett y Nina Paterson (su esposa) estaban convencidos de que su hijo Jack (nacido en Ceilán) era una especie de mesías o avatar.
Poco tiempo después de contraer matrimonio, y mientras Nina despedía a su marido en el puerto de Londres, quien salía en una nueva expedición (corría el año 1903), fueron rodeados por cinco monjes budistas que se presentaron como astrónomos y solicitaron hablar con ellos. Sorprendida, la pareja británica escuchó a esos misteriosos y extraños personajes, quienes les dijeron que eran los "portadores de una profecía" y que habían viajado desde la India únicamente para comunicársela.[24] Entonces, esos magos les hablaron del niño que Nina llevaba en su vientre (Jack) y que un gran espíritu iba a renacer con ese hijo.
Uno de los monjes fue el más explícito cuando sentenció mirándolo a Fawcett:
"El día 19 de mayo, día de la fiesta del Buda, la señora dará a luz a un niño que será el padre de una nueva raza. Ese niño, cuando crezca, irá a acompañarlo en un viaje por tierras lejanas del sur, donde ambos desaparecerán juntos. Vuestro hijo volverá, por tanto, para señorear una nueva civilización".[25]
Desconozco de dónde extrajo el periodista H. Leal esta historia (no hay una sola cita a pie de página en todo su libro), pero me animaría a decir que (aún si fuera contada por Fawcett en documentos privados) es por completo apócrifa. Tal vez fue imaginada retrospectivamente por Nina, después de la desaparición en 1925, para darle sentido a un drama personal que, seguramente, le costó mucho digerir. Claro que el tono de la historia no resulta descabellado en medio de toda la construcción imaginaria que hemos venido explicitando hasta ahora.
Por lo visto, Nina Paterson no frenaba los delirios de su esposo. Todo lo contrario. Los alentaba. Y siguió alentando, después de la desaparición con vida de Fawcett.
Nina provenía de una típica familia victoriana de diplomáticos y también espiritistas. Tras el desvanecimiento de su marido, expuso claramente que mantenía con él contacto telepático y nunca admitió que había muerto. Trató por todos los medios místicos posibles que tuvo a su alcance de seguir relacionada con su esposo. No faltaron los médiums que decían estar en comunicación con él y, periódicamente, lee traían mensaje desde el Más Allá; informándole veces que seguía vivo y otras que ya estaba fallecido.
Por ende, si Percy H. Fawcett esperaba encontrar en su esposa un cable a tierra, estaba errando el camino. En ese sentido, ambos (Percy y Nina) fueron los arquitectos de la trama que condujo al explorador a su fin en la selva. Puede que se hayan potenciado mutuamente. No hay datos (al menos hasta hoy) que muestren que Nina le haya "parado el carro", bajándolo a la realidad. Ambos no concebían la idea de lo imposible. La señora Fawcett lo siguió por todo ese laberinto de ideas esotéricas, no dudando nunca de su historia. Ni siquiera de la premonitoria que citamos más arriba. O de otra historia parecida que, según contara el propio Fawcett, ocurriera a principios de 1886 y en la cual un hombre, vistiendo traje budista (otra vez los budistas) lo abordó para decirle algo importante y misterioso.
"El desconocido, alto y fuerte, traía una estatua budista en los brazos. Se aproximó al entonces teniente, le entregó la imagen y pidió que la guardara consigo, ara traerle suerte a él y su familia. Pidió que la imagen fuese colocada sobre un manto de seda amarilla y que nunca dejase que un extraño la tocara".
Fawcett guardó la imagen y poco tiempo después, a instancias de su hermano mayor, se convirtió al budismo, como dijimos más arriba.
Se sentía un predestinado. Un "elegido". Un hombre capaz de soportar los climas más duros y endémicos sin siquiera pescar una gripe. Un privilegiado al que, sectas budistas del otro lado del mundo y novelistas tan crédulos como él, se le acercaban para entregarle las piezas de un enorme rompecabezas, que supuestamente terminaría redefiniendo la historia misma de la humanidad.
Fawcett estaba convencido de que en Z, su soñada ciudad perdida, encontraría las respuestas a todas sus dudas. A la del origen antediluviano de los pueblos americanos; a la procedencia atlante de su enigmática estatuilla de piedra; a la suprema tarea que le tocaría desempeñar a Jack, su hijo primogénito. Es que en el origen estaban las soluciones; y sólo él se sentía capacitado para concretar semejante proeza. Por eso no compartió su proyecto con nadie. Ni siquiera hizo pública la ubicación real en donde él creía estaba emplazada la ciudad de piedra.[26] Temía a la competencia y no quería compartir con nadie esa gloria. Su ego era tan grande como sus fantasías. Su seguridad tan monolítica como su fe.
Locos por Fawcett
La selva en la que desapareció Fawcett ya no es lo que era. A casi ochenta año de su luctuosa desaparición, la Amazonía fue modificada por la acción del hombre y muchas zonas, antes verdes florestas impenetrables, son hoy campos dispuestos al ganado o al cultivo humano. El romanticismo de la selva virgen permanece sólo intermitentemente en algunas zonas desperdigadas, como si fueran lunares de vegetación prontos a ser extirpados por las máquinas.
Es triste. Triste y desconsolante advertir que muchas de las descripciones que Fawcett hiciera en su libro sean lo único que queda de su "infierno emponzoñado". Pero no sólo eso permanece. Su legado es muchísimo más profundo y duradero en otra áreas. En el de la renovada cultura esotérica, por ejemplo; que ve en el explorador inglés, no a un victoriano tardío, portador de un cosmovisión particularísima (compartida por muchos de su coetáneos), sino a un "iniciado" en las secretas artes de un espiritualismo místico que mezcla fantasmas, aventura, hermanos superiores, Apocalipsis antediluvianos, tesoros malditos, reinos perdidos y demás yerbas.
Las Sierras de Roncador (nordeste del Matto Grosso, Brasil) han sido sindicadas, desde hace décadas, como el sitio cercano en el que Fawcett, Jack y su amigo Rimmel desparecieron en 1925. Tal vez por eso se constituyeron en un centro de misticismo de fama internacional, generando en torno suyo, y a modo de satélite, toda una serie de historias desopilantes que se perpetúan en decenas de páginas de Internet o se venden en agencias de viajes, pretendiendo llevar a sus modernos turistas hacia umbrales de iluminación que, a la fecha, sólo Siddartha Gaumata ha alcanzado. A esta singular formación rocosa del Brasil la imaginación trasladó la ciudad Z que Fawcett buscaba y, adherida a ella, toda una cohorte de sabios atlantes y archivos secretos que únicamente personas con un alto y especial nivel de conciencia podrían, eventualmente, consultar.
Ningún "especialista" conocido, que se jacte de ser un erudito en estos temas, dejó de lado al explorador inglés a la hora de relacionarlo con esa milenaria sabiduría escondida en lo profundo de la selva o, aún más, en un reino subterráneo al que muy pocos ha podido entrar. Nuestro emblemático Fabio Zerpa no puedo quedar al margen y arriesgó, sin prueba alguna (como era de esperarse), que Fawcett habría alcanzado la ciudad perdida y que "los Superiores que la habitan, como premio a su coraje, tesón y autenticidad de objetivos, le habrían abierto sus puertas".[27] Y lo que es más: seguiría viviendo en ella, más allá del tiempo.[28]
El deseo de encontrar un espacio virgen, aislado, puro, esencia inmaculada de la alteridad absoluta, más allá de las geografías exploradas de nuestro planeta, condujo a muchos (desde los días en que los conquistadores buscaban el Paraíso Terrenal) a encontrar imaginariamente reservorios de pureza, sapiencia y humanismo prístino, incluso debajo de la tierra. Y cuando la geografía física, reconocida y explorada, resultó no ser tan maravillosa, entró en vigencia la quimera de las dimensiones paralelas o portales interdimencionales, detrás de los cuales no sólo se perpetúan "bibliotecas secretas" sino Hermanos Superiores que, más allá del bien y del mal, dirigen a escondidas los destinos conspirativos de toda la humanidad.
¿Seguirá siendo Fawcett parte de ese cenáculo de privilegiados y eternos dirigentes del mundo?
¿Con qué otros elegidos estará compartiendo semejante misión?
Udo Óscar Luckner arribó al Brasil en 1968 buscando datos acerca de la misteriosa desaparición de Fawcett. Estaba obsesionado con el explorador y sus teorías sobre la Atlántida y por ese motivo se instaló en la región de las Sierras del Roncador, al norte de Barra do Garças. Al poco tiempo develó "al mundo" un experiencia personal sorprendente, que dejó a muchos con la boca abierta (por lo incongruente) y a otros, convertidos en ciegos acólitos, que llegaron a considerar a este risueño personaje de origen sueco como una especie de nuevo Mesías.
Según el propio Luckner, mientras recorría las mencionadas sierras brasileñas se topó con una entrada secreta a través de la cual tuvo acceso a "las profundidades de la tierra" y a una ciudad subterránea en la encontró seres superiores, portadores de un gran avance espiritual y tecnológico. Esta raza de misteriosos dirigentes sería la encargada de tutelar el destino de los hombres e impartir sus sabias enseñanzas a través de iluminados que, como él mismo, les servían de mensajeros.
Con tal objetivo, fundó un singular culto. Una secta cuyo centro de operaciones era el Monasterio Teúrgico de Roncador, al pie de dichos cerros, y cuya misión no sería otra que la de difundir la esotérica sapiencia de los intraterrestres, con los que (supuestamente) Fawcett habría entrado en contacto en 1925.[29]
El mundo está loco. Y como entre locos se retroalimentan la locura, no puedo dejar de mencionar las disolutas teorías de J. J. Hurtak, otro personaje de antología, fundador de la Academia Para la Ciencia Futura, quien también considera que debajo de Roncador vive una civilización subterránea "conectada con la Atlántida, Lemuria y Mu".
Son legión.
Así, los largos brazos de madame Blavatsky y sus teósofos todavía nos alcanzan, y las sugerencias de Fawcett (quien no se privó de escribir en su tiempo en revistas de esoterismo, como Occult Review) siguen alimentando las elucubraciones más irracionales y faltas de fundamento que puedan imaginarse, elevándolo a la figura de iniciado y precursor de tendencias milenaristas.
Palabras finales
Sin proponérselo, Percy Harrison Fawcett no sólo arrastró a más de un centenar de exploradores en su búsqueda (muchos de los cuales siguieron su misma "mala" suerte, desapareciendo en la selva), sino a miles de aspirantes al status de "iniciados" o "iluminados" místicos, dispuestos a superar obstáculos físicos (montañas, junglas, pantanos), metafísicos (portales dimensionales, Hermandades Secretas dispuestas proteger misterios milenarios haciendo uso de la telepatía y otros recursos parapsicológicos) e históricos (yendo a contracorriente de todo lo que historiadores y arqueólogos han reconstruidos en el último siglo y medio, a partir de investigaciones serias, pruebas concretas y deducciones lógicas).
Como ningún otro explorador mediático (que lo fue), Fawcett y su herencia despertaron el interés de diversos grupos sectarios, buscadores de tesoros malditos, ilusionados rastreadores de ciudades perdidas, e incluso de mártires y bufones, partidarios de una supuesta "conjura de sabios" intraterrestres.
Con su misteriosa desaparición (que en realidad fue mucho menos misteriosa de lo que se elucubró por décadas), Fawcett se convirtió en el centro de un universo repleto de satélites, conformados por fantasmas, monstruos y razas "fuera de catálogo", estatuillas energéticas, espiritismo, teosofía, difícilmente creíbles, pero emocionalmente interesantes a la hora de analizar la mentalidad de una época o situación determinada (incluso la nuestra)
Las exageradas experiencias de Fawcett motivaron a muchos. Excitaron a otros. Y terminaron sacando de la realidad a muchos más, que todavía buscan imitarlo sin importarles terminar como él terminó.
En definitiva, una muerte así de romántica no deja de ser una muerte envidiada.
FJSR
Autor:
Fernando Jorge Soto Roland(
Buenos Aires, mayo 2013
[1] Publicado por su hijo menor, Brian Fawcett, a partir de los apuntes de su padre, en 1953. Véase: Fawcett, Percy Harrison, A Través de la Selva Amazónica, Editorial Rodas, Madrid, edición 1974.
[2] Véase el excelente ensayo de Oscar Guerín Martínez, Exploración, ciencia y espectáculo. La cinematografía en la Amazonía en la primera mitad del siglo XX. Disponible en Web: http://www.antropologiavisual.cl/o_guarin.html
[3] Si bien con África y las islas del Pacífico Sur pasó exactamente lo mismo, será la Amazonía la que en América los congregue exitosamente.
[4] Al respecto véase: disponible en WEB: http://lasvocesdebabel.blogspot.com.ar/2013/04/percy-harrison-fawcett.html
[5] Véase: Grann, David, La Ciudad Perdida de Z. La última expedición en busca de El Dorado, Editorial Plaza Janes, Argentina, 2010, pp. 79-87.
[6] Así la calificó el reconocido antropólogo sueco Erland Nordenskiöld, que había conocido a Fawcett en Bolivia. Citado por Rob Hawke, “The Making of legend: Colonel Fawcett in Bolivia (tesis, Universidad de Esse, s.f), p.41. Y Citado por Grann, David, op.cit. pág. 212.
[7] Como ejemplo de estas posturas véase en Web: http://www.grupoelron.org/fisicaastronomia/puertasdimensionales.htm
[8] Fawcett fue ascendido a Teniente Coronel en enero de 1916 y puesto al mando de 600 hombres (citado por David Grann op.cit. pág. 201).
[9] Citado por D. Grann op.cit. pág. 204.
[10] Ibídem, pág. 206.
[11] Si la razón occidental nació, como sostienen algunos autores, en el ágora de las polis, la misma fue posible discutiendo y poniendo en duda (entre muchos) los conceptos e ideas que se debatían.
[12] Citado por David Grann, op.cit., pág.128
[13] Fawcett, P.H., op.cit, Pág. 244-245
[14] Ibídem, pág. 245.
[15] Ibídem, pág. 246.
[16] Ibídem, pág. 286.
[17] Nota: En la esquina formada por las calles Charcas y Campero y con frente principal sobre la primera levántase una vieja edificación que es conocida en el pueblo con la curiosa y sugestiva denominación de "La Casa Santa". Construida al parecer hacia la segunda mitad del siglo pasado, conserva hasta hoy lo más sustancial del estilo característico de la antigua vivienda cruceña: Paredes lisas, alta techumbre, puertas de cuatro manos, ventanas con balaústres de madera y espacioso porche sostenido por columnas de ladrillo. Parte de su largo frente ha sido "modernizado" ha pocos años, demoliéndose las columnas que sostenían el porche y reduciendo este a la condición de un alero chato. A pesar del atentado, queda en pie todavía una buena porción de su exterior primitivo.Según refieren viejas consejas, esta casona tuvo la poco envidiable fortuna de que se adueñaran de su recinto bultos, fantasmas y seres de la otra vida, apenas su edificación fue terminada. Desde que se instalaron en ella los propietarios, dizque empezó una de ruidos, ayes y otras manifestaciones de lo sobrenatural, más tétricas aún, que obligaron a aquellos a abandonarla. Igual suerte corrieron inquilinos que vinieron sucesivamente.Con el transcurso del tiempo la casona ganó fama de inhabitable, y ni el más guapetón de los cruceños de entonces fue osado de ir a aposentarse allí, por mucho que el canon de alquiler fuese disminuyendo, a medida que los ocupantes intrusos crecían en insolencia. A tales extremos llegó ésta que dieron en espantar aun por fuera de los muros de su sombrío habitáculo. En lo cerrado de la noche los vecinos oían sordos rechinos y confusos estridores, que suscitaban largos aullidos de perros en varias cuadras a la redonda. Más de un solitario viandante nocturno que pasó por la esquina sintió como algo le trababa los pies o, pero aún, alguien le tomaba por el cuello de la chaqueta y le sacudía hórridamente.Llegó en eso a la ciudad un gringo de recia estampa, fornidos miembros y pinta de corajudo. Tomó la casa en alquiler y fue a ocuparla seguidamente, llevando consigo a un arriero cochabambino y un montón de valijas y petacas de ignoto contenido. Entre las razones que adujo para haberse decidido por la casa, cuya siniestra nombradía ignoraba, y no por el hotel sito en la plaza principal, fue la más convincente la de que en tal hotel abundaban los bebedores, bulliciosos y poco bien educados.Tratábase nada menos que del coronel Percy H. Fawcett, del ejército inglés, en cuyas filas había servido a su patria en Asia y África, mostrando energía, suficiencia de conocimientos y valor a toda prueba. Retirado de aquél, hízose viajero y explorador en América, y hallándose en Bolivia el gobierno requirió sus servicios para ocuparle en las jornadas de demarcación de fronteras con el Brasil. Alboreaba la segunda década del siglo XX. Disponible en Web: Véase: http://www.soysantacruz.com.bo/Contenidos/1/Leyendas/Textos/B01-LaCasaSanta.asp
[18] Ibídem, pág. 287-288.
[19] Grann, D. op.cit, pp. 207-208
[20] Fawcett, op.cit., Pág. 368.
[21] Ibídem, Pág. 369.
[22] Ibídem, op.cit., Pág. 369.
[23] Ibídem, op.cit., Pág. 32.
[24] Véase: Leal, Hermes, Coronel Fawcett. A verdadeira história do Indiana Jones, Geracaon Editorial, Sao Paulo,, 1997, pp. 12-13.
[25] Ibídem, Pág. 14.
[26] En su libro brinda las coordenadas en donde él creía estaba Z, pero eran falsas. Sólo una artimaña para despistar.
[27] Véase: Zerpa Fabio, Expedición Fawcett la leyenda continúa. Disponible en Web: http://www.fabiozerpa.com.ar/ElQuintoHombre/art_2013/febrero_expedientes.html
[28] El mejor receptáculo virtual en donde todas las teorías más delirantes sobre Fawcett quedan resumidas en una dirección de Internet llamada The Great Web of Percy Harrison Fawcett. Disponible en Web: http://fets3.freetranslation.com/?Sequence=core&Language=English%2FSpanish&Url=www.phfawcettsweb.org
[29] Véase al respeto: http://www.akasico.wanadoo.es/akasico/html/carticulos/67618_3.html
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